Boda del tertuliano Alessandro Lequio con María Palacios en presencia de figuras tanto de TELECINCO como de ANTENA 3 TV

Boda atípica sin llegar a informal con señorío de otros tiempos. No hubo despedida de soltero, ni tarta nupcial, aunque en España instauró tal costumbre Alfonso XIII, bisabuelo del contrayente. Tampoco brindis ni vals. A Alessandro Lequio le parecen vulgaridades, aunque recurrió a hacer lista de bodas, si bien ya tiene la casa puesta. «Sustituye elegantemente el antiguo sobre con dinerito’, ironizó bajó un chaqué hecho hace cuarenta años ‘que fue de mi padre, muerto en el 71’. No perdió de vista a su ya nada pequeño de 17 años. Álex lleva camino de emular a su abuelo Torlonía que medió dos metros de estatura.

Ana Obregón se hizo notar, como siempre, con su aparatoso tocado-parmela sobre abrigo rojo tomate con multiplisado vestido que le llegaba por encima de su rodillita. «¡Cómo se atrevió! Una señora de verdad nunca lo haría», censuraban a Ana cerca de la dulce Giovanna Marone. Verla causó sonrojo y pitorreo.

Al conde se le caía la baba y su niño, desde un extremo del altar, lanzaba piropos a Sandra Torlonia,la nonna italiana: «¡Guapa, guapa, que guapa eres!». Eso sí es un hijo y no el primogénito Clemente que, hasta última hora, aconsejado por mamá Dell´Atte, negoció con ¡HOLA! y puso precio de 100.000 euros a su concurrencia, algo inaudito en un hijo. Sabían que producía morbo ya que a sus 21 años sólo vio en cinco ocasiones fugaces a su progenitor. ‘La última fue en abril de 2007’, lamentaba Lequio, casi atribulado pero no sorprendido, aunque sí dolido.

Modelo línea imperio.

Mientras, Sandra Torlonia recordaba risueña la infancia y adolescencia de Dado. Nostalgias disipadas por una otoñal mañana luminosa remarcadora de la monumentalidad de la Sacramenia, que pertenece al dueño de ¡HOLA!, Eduardo Sánchez-Junco. Rosa Clará no parecía muy convencida de vestir de gris perla a una novia ni de las guedejas arregladas por Cheska. Era modelo línea imperio y hubiera exigido un tocado alto a lo Josefina.

Pero María Palacios tiene claro su estilismo y por eso desechó los tres pares de zapatos forrados en seda natural con bordado italiano. Optó por unas botas hasta las rodillas. Parecía heroína wagneriana con el ramo en hortnesias azul intenso de tallo largo desechando el otro bouquet, también listo, con una sola. «Pues dicen que da mala suerte», advertían.

Pero nada empañó tan irregular casorio donde el tradicionalismo reunió a Borbones – ningún representante de la Familia Real – con María Patiño, Ana Rosa Quintana, Javier Saavedra, Belén Rodríguez. El clan italiano se emocionó ante nuestro Himno Nacional que sonó en la consagración. De ahí lo atípico de un bodón cuasi reglo pero bien tradicional.