14 octubre 1986

La mala salud de Rosenthal (que dirigía el periódico desde 1966) había despertado rumores desde 1983 sobre su inminente relevo

Relevo en THE NEW YORK TIMES: el veterano periodista judío Abe Rosenthal cede la dirección a su rival, Max Frankel, también judío

Hechos

El 14.10.1986 la prensa española informó del nombramiento de Max Frankel como nuevo editor ejecutivo de THE NEW YORK TIMES.

Lecturas

Una nueva etapa en el más influyente y poderoso periódico de Estados Unidos y tal vez del mundo, el THE NEW YORK TIMES (circulación media diaria superior al millón de ejemplares), se abre a partir del 1 de noviembre, cuando en la tercera planta de este legendario edificio empiece a gobernar Max Frankel, de cincuenta y seis años. ‘Los cimientos podrían temblar’.

La lucha por el poder de esta institución ha sido feroz y soterrada. Los candidatos eran muchos y la ambición por lograr el control del diario se iba desvelando a medida que se aproximaba una fecha crucial: el próximo 2 de mayo, el hasta ahora director del THE NEW YORK TIMES, Abe Rosenthal, cumplirá la edad de jubilación, que es, infaliblemente, 65 años.

Rosenthal no ha querido apurar el plazo. Cuado nadie lo esperaba, el mismo Rosenthal envió a los talleres de impresión la bomba informativa: para evitar los cambios bruscos y garantizar una transición ordenada, era prudente adelantar el nombre del elegido. Y en la primera página del diario, edición dominical del pasado 12 de octubre, se daba a conocer el nombramiento de Max Frankel, un hombre fiel a la empresa durante 34 años de servicio profesional en el THE NEW YORK TIMES.

La dirección que ejerció Rosenthal a lo largo de 17 años pasará a la historia del periódico en letras de oro Se hizo cargo de este mastodóntico medio cuanto estaba casi al borde ce su cierre con graves problemas económicos  y una crisis, paralela a éstos, de imagen.

Pero Rosenthal se comportó con decisión, prudencia y sobre todo energía: «Tenía que cambiar el periódico sin cambiarlo realmente», dijo recordando aquella etapa, y se avino a introducir cuatro cuadernillos monográficos que, dudoso al principio de su éxito, fueron en cierto modo la clave de la superación de la crisis en la que se debatía angustiosamente el THE NEW YORK TIMES. Anunciantes y lectores acogieron essta innovación con entusiasmo.

La personalidad de Rosenthal le permitió un estilo autoritario de dirección. Hij ode un pintor que emigró a los Estados Unidos, Abe Rosenthal empezó su larga carrera desde el escalón más bajo. Su primer sueldo en el TIMES era de 12 dólares semanales, cuando actuaba como stringer (colaborador a un tanto la pieza) en el campus universitario de Nueva York. Pero su capacidad de trabajo y su talento como periodista le facilitaron el éxito cuando se le nombró corresponsal en La India, Polonia y Japón. Sus cróncias merecieron el premio Pulitzer de 1960.

Firme y pausado, el ascenso era imparable. La empresa necesitaba prestigio y Rosenthal iba a ser el encargado de suministrarlo.

temblar_nytimes Según la prensa española el periódico norteamericano THE NEW YORK TIMES que hasta ahora dirigía Rosenthal, era un medio de comunicación que ‘hacía temblar’ al presidente Ronald Reagan.

La llegada del nuevo director, Max Frankel, se ve como la del profesional que recibe un buen patrimonio y debe administrarlo con buen juicio y ecuanimidad en tiempos en los que la Prensa escrita lucha contra enemigos muy poderosos e infatigables: desde estaciones de televisión que emiten noticias y reportajes las 24 horas del día, hasta una ingeniosa variedad de canales especializados que devoran el tiempo de los cada día más escasos y perezosos lectores.

El nuevo director también ganó un premio Pulitzer, lo cuál parece convertirse en requisito para alcanzar el cargo. El histórico viaje de Richard Nizon a China fue relatado por Max Frankel con una extrema calidad y la plataforma en la que dichas crónicas se publicaron – el THE NEW YORK TIMES – le permitieron cosechar el premio en el año 1973.

Frankel nació en una familia judía (como Rosenthal) en Gera, Alemania, en 1930. Su biografía también es la de un esforzado luchador: expulsada su familia por la Gestapo en 1938, Max tuvo que emigrar a los Estados Unidos con su madre. Su padre fue arrestado y encarcelado por los soviéticos bajo la acusación de ser espía alemán. Le condenaron a quince años de trabajos forzados en Siberia. Pero al cumplir esta pena acudió a reunirse a su familia en Nueva York.

Su andadura como periodista se inició como editor y se hizo famoso entre sus compañeros por su excelente información sobre el hundimiento del ‘Andre Doria’, cuando se encontraba prácticamente solo en la redacción.

Como responsable de la influyente sección editorial del periódico, Frankel dosificó durante los últimos nueve años la hiel y la miel destilada por un espíritu liberal y abierto, aunque en ocasiones mediatizado por ciertas presiones llegadas de lo alto, es decir, de los propietarios y editores de la empresa. Pero el tono liberal, moderado y ecuánime de esa página, en la que muy opuestas opiniones podían expresarse dio al diario y a su responsable directo un prestigio muy merecido.