18 octubre 2012

La emisora del Grupo PRISA intentó negar que Carnicero - al que había reemplazado Ignacio Escolar en 'Hora 25' - fuera trabajador de plantilla suyo, sino mero colaborador. Este ha aportado pruebas de su vinculación total con la emisora

Carlos Carnicero gana la demanda por despido improcedente contra la Cadena SER, Hernández Rodicio y Angels Barceló

Hechos

El 18 de octubre de 2010 D. Carlos Carnicero anunció en su blog que había ganado su demanda contra la directora del programa ‘Hora 25’ de la Cadena SER por haberle despedido.

Lecturas

D. Carlos Carnicero habla con J. F. Lamata sobre Dña. Angels Barceló y su despido:

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NUESTRA VICTORIA CONTRA LA CADENA SER

Carlos Carnicero, 18-10-2012

Ha sido una enorme satisfacción personal porque el Tribunal Superior de Justicia de Madrid establece que mi relación con la Cadena SER era de índole laboral. Anula completamente la Sentencia del Juzgado nº 32 de Madrid que negaba dicha relación laboral y remitía las reclamaciones formuladas por mi a la jurisdicción mercantil.

Sólo unas cuantas consideraciones íntimas que tienen una dimensión política.

Primera, utilizo el plural en el titular de este post porque nunca lo hubiera conseguido sin el excelente trabajo de mi abogada, Cruz Sánchez Lara Sorzano, que ha sido capaz de ganar esta batalla legal a los poderosos servicios jurídicos de la Cadena SER. Excelente abogada y además excelente amiga que se ha dejado la piel en este empeño.

Segunda, utilizo el plural porque la sentencia establece jurisdicción que favorecerá a muchos compañeros de todos los medios de comunicación y especialmente a quienes trabajan en situaciones precarias en la Cadena SER –que son muchos- y a quienes se enfrentan a un ERE cruel como mis compañeros de EL PAÍS, en donde Juan Luis Cebrían cobró el año pasado 13 millones de euros y despide a los periodistas con veinte días por año y 12 mensualidades como máximo. Mi solidaridad más cariñosa con los compañeros de EL PAÍS que levantaron el mejor periódico en lengua española que ahora arruinan quienes han vaciado sus arcas.

Tercero. Día para recuerdos. Algunos muy bellos. Muchos compañeros se arriesgaron a trasladarme su solidaridad en el momento del despido.

Me acuerdo de la actitud indigna de Ángels Barceló, que se quiso apuntar el tanto de la responsabilidad sobre mi despido y ni siquiera tuvo el coraje de llamarme para comunicármelo personalmente. De Gemma Nierga, que tampoco me llamó para explicarme mi salida de su programa, La Ventana.

Las dos fueron a declarar contra mi al juicio, defendiendo las tesis hoy derrotadas de la empresa contra un compañero y trabajador como ellas.

Me acuerdo de la enorme deslealtad y cobardía de Marta González Novo. Le ayudé dos veranos ante su falta de seguridad en La Ventana del verano estando yo de vacaciones pagadas. Lo hice por solidaridad con ella y sin ninguna gratificación ni obligación. Fue a declarar al juicio y mintió afirmando todo lo contrario: que yo tenía obligación de trabajar en el mes de agosto y que además en vez de participar en mi programa haciendo información sobre Literatura y viajes, que era lo que hice, proseguí con mi actividad de analista político. Probablemente fue coaccionada; se doblegó y mintió.

Ahora toca resolver al juzgado de lo social. Las opciones son readmitirme como trabajador de la Cadena Ser o fijar la indemnización correspondiente y la liquidación de la seguridad social que no fue pagada durante diecisiete años.

Vivimos tiempos de atropellos en las empresas contra los derechos de los trabajadores.

Vivimos tiempos en que se quiere silenciar a los  periodistas que son incomodos al poder y a los intereses económicos de los poderosos.

Vivimos tiempos de complicidad entre políticos y periodistas, como es el caso del director de informativos de la Cadena SER, Antonio Hernández Rodicio que daba cuenta en tiempo real a Alfredo Pérez Rubalcaba de todo lo relacionado con mi despido. Ellos sabrán las componendas entre la Cadena Ser y este agónico PSOE.

Dije en el momento de mi despido que había vida fuera de la Cadena SER. No solo la ha habido sino que además he mantenido inalterable mi posición intelectual en momentos muy difíciles para mi. Lo seguiré haciendo.

Agradezco a los muchos y muchas que me han hecho llegar su simpatía en estos momentos y, sobre todo, en aquellos, en los que un poderoso grupo de comunicación mandó a un lacayo que ni siquiera yo conocía, Antonio Hernández Rodicio,  para que me despidiera en un bar de la Gran Vía de Madrid, después de diecisiete años de trabajo con gente tan formidable como Carlos Llamas y Carlos Mendo.  Algunos de los que están ahora no les llegan ni a la altura de los zapatos.

PD. Me acuerdo especialmente de los oyentes de la Cadena SER. Muchas gracias por 17 años de complicidad…

Carlos Carnicero