La Hemeroteca del Buitre

La baronesa Carmen Thyssen habla y su hijo no otorga. Parece más que acostumbrado a los que considera ataques  de su madre hacia él y su esposa Blanca Cuesta. De ahí su reacción cuando ayer LA RAZÓN recogía la preocupación de una Tita que denunciaba que ‘Borja forma parte de una secta que le reclama dinero, con muchos gastos, con gente extraña a su alrededor. Ha contratado una asesora de imagen, me impiden verle, poder hablar con él… Está abducido’. Borja le responde con ironía. ¿Quieres unirte a la secta?’, comenta a todo aquel que le pregunta por el titular de la baronesa. Las personas más cercana al heredero comentan además que tanto él como su mujer ‘pasan del tema y les provoca risa’ la nueva entrega de la coleccionista de arte, que no duda en amenazarle una vez más con no darle la paga quinquenal – unos 300.000 euros – que tendría que cobrar en 2010 ni devolverte cuadro alguno de los que reclama.

Navidad en Barcelona.

Hasta anteayer, Borja dice que estaba dispuesto a pasar la Navidad con su madre, pero a raíz de estas acusaciones, ha visto ‘que es imposible’ el reencuentro. De hecho, permanecerá en Barcelona durante las fiestas y no será hasta el inicio del nuevo año cuando se le pueda ver de nuevo por Madrid.

Mientras los Thyssen siguen enfrascados en una guerra sin cuartel, el Teatro Español se quedó en corto en localidades y escenario, ya que los cien intérpretes tuvieron que apretujarse y fue necesario habilitar pantallas para el homenaje musical a Manuel Gas. La celebración evocaba a uno de los grandes de la música, que en los 70 grabó junto a Víctor Manuel ‘Quiero abrazarte tanto». Serrat y Miguel Ríos recrearon una nostalgia exenta de melancolía, ya que ‘Manolo eternamente pegado a su puro’ no lo hubieran permitido como recordó su hermano Mario. Fue una lección magistral de solidaridad entre las gentes del teatro como Encarna Paso – que sorprendió con nuevo compañero – y Carmen Bernardos que presumió de 82 años al igual que Ángela Molina de 54. Esta me confesó que por eso le dan personajes de señoras mayores. Y cuando me ven con mi hija pequeña que tiene seis años, le dicen que qué abuela más guapa tiene.