- Los jugadores de fútbol D. Patrick Kluivert, D. Phillip Cocu, D. Gabri García, D. Gerard López y D. Dani García demandaron al diario digital MICANOA y al canal de televisión TELEMADRID después de los vincularan con una «juerga» en el hotel Hesperia de Madrid.
Caso Hesperia: Condena millonaria contra TELEMADRID y el digital MICANOA.COM por acusar a jugadores del Barça de una orgia
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LA INFORMACIÓN DADA POR TELEMADRID:
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PENALTI INJUSTO CONTRA LA PRENSA
EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)
El periodista Fernando Jáuregui, director de micanoa.com, y los representantes legales de Telemadrid comparecerán hoy en el juzgado de Primera Instancia número 43 de Barcelona, donde se dilucida si estos medios vulneraron el honor de cinco jugadores del Fútbol Club Barcelona. Estos piden una indemnización de 2,5 millones de euros a cada medio por haber divulgado que habían participado en una fiesta con prostitutas en un hotel de Madrid, horas antes del partido con el Rayo Vallecano en febrero de 2002.
La peculiaridad de este juicio contra dos medios de comunicación reside en que la Ley de Enjuiciamiento Civil, reformada hace dos años, permite a los demandantes exigir la ejecución inmediata de la sentencia. Ello significa que estos dos medios -si son condenados- tendrían que desembolsar de forma inmediata la indemnización fijada por el juez, con indepedencia de que decidan recurrir o no el fallo. Ello no ocurre en la legislación penal, donde existe el precepto de que las sanciones no se ejecutan hasta que son firmes; es decir, hasta que son confirmadas por el tribunal superior.
La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil es inconveniente, ya que podría darse el caso de que micanoa.com y Telemadrid fueran condenados en primera instancia y, por tanto, tuvieran que pagar y luego fueran absueltos. El daño sería irreparable para una pequeña empresa informativa como la de Fernando Jáuregui -a quien se le exigen responsabilidades personales en base a la anacrónica Ley de Prensa de 1966- la cual no podría afrontar la indemnización que exigen los demandantes. Algo semejante le sucedió a una revista cántabra que tuvo que cerrar y al semanario El Siglo, que tiene pendiente el pago de una indemnización de 120.000 euros por denunciar la actuación irregular de un alto funcionario del Gobierno de Murcia.
El juzgado tendrá que dilucidar si estos medios hicieron todo lo posible para corroborar la veracidad de las informaciones difundidas. Pero la indemnización que exigen estos profesionales es, en todo caso, absolutamente desmesurada, sobre todo, en el caso de micanoa.com, cuya difusión y cuyos recursos son muy inferiores a los de una cadena como Telemadrid. Aplicar el mismo rasero a uno y otro sería una injusticia.
La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil es no sólo desacertada porque quiebra el principio de seguridad jurídica sino además porque deja al poder político y económico una formidable arma -una especie de fulminante penalti injusto en el último minuto- para acabar con las publicaciones molestas. Tan solo por ello la reforma debería ser reformada.


Intimidad contante y sonante
Víctor de la Serna Arenillas
La agencia Reuters dedicaba ayer más espacio, en un despacho desde Londres, a describir la vestimenta de Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones -ambos de riguroso luto… perdón, de negro- que a explicar la defensa de las revistas Hello! y ¡Hola! y de su editor Eduardo Sánchez-Junco frente a la saladita demanda civil de los famosos actores por el reportaje dedicado a su boda. Era de temer: todo el mundo, o casi, trivializa o glamuriza el caso. Y detrás de él vienen consecuencias con mucho menos glamour.
Los Douglas vendieron la exclusiva a la competencia, OK!, pero tres días antes de aparecer ésta salía Hello! con fotos tomadas sin autorización de la pareja. Esta se lamenta de la invasión de su vida privada, del daño sufrido en sus carreras por la mala calidad de las imágenes y del sufrimiento que les provocó todo ello. Piden 800.000 euros. La revista indica que los evidentes esfuerzos de Douglas y Zeta-Jones por publicitar el festejo antes de producirse le quitan cualquier carácter privado.
Veremos cómo acaba el juicio, incluidos los previsibles recursos.Si un enorme festejo religioso y laico -recepción en el Hotel Plaza de Nueva York-, anunciado por los contrayentes a bombo y platillo en todas las tertulias y programas del corazón televisados, acaba siendo considerado como parte de la intimidad por parte de los tribunales británicos, quedará reforzada una inquietante tendencia a ampliar el campo de lo íntimo a círculos cada vez más amplios, con lo que quedará cada vez más perjudicado el derecho del público a la información.
La presencia de OK! junto a los Douglas en la demanda es bastante patética, porque la revista ya ha hecho en el pasado exactamente lo mismo que ahora reprocha a Hello! Por otra parte, la defensa de la revista de Sánchez-Junco ha sido muy contundente al situar los verdaderos límites de la privacidad. Deseémosle suerte, porque un mundo en el que la única información disponible sea aquélla suministrada por los poderosos o por quienes cobran a cambio resultaría bastante orwelliano. Que a estas alturas Douglas y Zeta-Jones vengan a decir que esas fotos borrosas tomadas por un hábil paparazzo han dañado sus carreras resulta risible. Quien comercia con la intimidad renuncia a esa misma intimidad.
No es nada seguro que la pareja hollywoodiense pierda, sin embargo.En Gran Bretaña como en España, la mercantilización del honor y la intimidad es una tendencia bastante galopante. Y cuando se hace por la vía civil, en busca de compensaciones tan millonarias como las de ciertas publicaciones, el peligro es aún más patente: si los jueces son cómplices y colocan un precio exorbitante a ese honor, el resultado puede ser la ruina de la publicación multada, su cierre y una pérdida dramática para el público.
Lo estamos viendo aquí con el fallo contra Micanoa.com, como antes contra La Realidad. Qué triste…


Jueces y Prensa
Federico Jiménez Losantos
Cada año, coincidiendo con la gripe otoñal o las alergias primaverales, sale algún colegio periodístico amancebado con el poder y pide la creación de un código deontológico para la prensa, a fin de limitar sus excesos. Normalmente, lo piden desde Barcelona, donde si algún exceso cultiva la prensa es el de alfombrar los designios políticos, y lo jalean en Madrid los disciplinados comisarios prisaicos y los que aspiran a integrar sus filas o a disfrutar de su benevolencia. Entonces, con la misma falta de originalidad, respondemos algunos que el mejor código deontológico es el Código Penal y que los periodistas debemos atenernos a la Ley como los demás ciudadanos. Este año está tardando un poco la jeremiada barcelonesa, quizá porque entre las generosas donaciones a CiU y el PSC que ha denunciado el Tribunal de Cuentas hay empresas que parecen periodistas, balanceándose entre el favor político y la suspensión de pagos.
Sin embargo, se están produciendo últimamente algunos fenómenos de tipo judicial que van más allá de estas ya viejas justas de moros y cristianos, controlados e incontrolados. El episodio más sonado es el del embargo de cuentas corrientes de los responsables de Diario Directo, que, siendo Micanoa.com y antes de naufragar, publicó que algunos jugadores del Barça tenían una orgía no sé dónde. En el área, desde luego que no, porque la frecuentan poco.Si se faltó al honor de los futbolistas y, sobre todo, a la verdad, los periodistas deben pagarlo. Cosa bien distinta es que un juez ponga tales fianzas a un medio y que lo cierre sin sentencia firme. Y aunque luego salga absuelto, a ver quién lo reabre.Ni que decir tiene que hay jueces y hasta asociaciones judiciales que se relamen de gusto ante la perspectiva de cerrar ciertos medios y callar a ciertos periodistas. Parece que Michavila está dispuesto a impedir tales fechorías. Veremos.
Pero hay otra fechoría por cauce judicial que tuvo días de gloria cuando el 23-F y que creíamos enterrada desde el gorigori del felipismo, pero que retoña con fuerza. Los golpistas de hoy, que son los nacionalistas del PNV y sus secuaces de Estella, han dado en acudir sistemáticamente a los tribunales aprovechando los rebaños jurídicos que apacientan con dinero público, y bombardean con demandas y querellas a los medios antipáticos, a ver si se amedrentan. Y como hay jueces que, por sectarismo, miedo o pereza, admiten cualquier cosa a trámite pensando que otro la resolverá, vamos camino de que Ibarretxe siente al Rey en el banquillo por faltarle al respeto. Quien dice el Rey, dice los defensores de la Constitución a pies de sus enemigos, que algunos son jueces.A lo mejor el CGPJ no se ha enterado; y la opinión pública, tampoco.Pues a enterarse.
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