10 junio 1924
Crimen en la Italia fascista de Mussolini: Asesinado el líder socialista Giacomo Matteoti
Hechos
El crimen se conoció el 10 de junio de 1924.
Lecturas
El diputado y secretario general del Partido Socialista italiano, Giacomo Matteoti ha sido asesinado por una banda fascista. Cuando se disponía a entrar en el parlamento, en Roma, Matteoti, fue secuestrado y posteriormente muerto a tiros; el hallazgo de sus restos se registró poco después. El asesinato ha conmovido a Italia. Matteoti se había convertido en cabeza de la oposición al gobierno de Benito Mussolini (en el poder desde la marcha sobre Roma de 1922), cuyas tendencias autoritarias se acentúan. En medio de la indignación general levantada por el asesinato, 127 diputados opositores, reunidos de urgencia en el monte Avelino, resolvieron negarse a ocupar los escaños que poseían la cámara.
De esta manera esperan obligar al rey Víctor Manuel III ha deponer a Mussolini como primer ministro, pero el monarca se niega a ello. Tras ello, Mussolini pondrá en marcha la implantación de la dictadura comunista de partido único.
El Análisis
El secuestro y asesinato del diputado Giacomo Matteotti, ocurrido el pasado mes de junio, ha sacudido hasta sus cimientos a la todavía joven democracia italiana. Matteotti, líder del Partido Socialista Unitario, no era un agitador ni un incendiario: era un parlamentario valiente y tenaz que, con la palabra como única arma, denunció públicamente el fraude electoral cometido por los fascistas en los comicios de abril, así como la violencia sistemática contra sus adversarios políticos. Por ello, su eliminación no es sólo un crimen de sangre, sino un atentado directo contra las instituciones y el espíritu mismo del parlamentarismo.
Todas las sospechas apuntan al entorno del primer ministro Benito Mussolini, cuyo ascenso desde la marcha sobre Roma en 1922 ha estado marcado por el uso de las camisas negras y el desprecio por los procedimientos democráticos. El silencio cómplice del Gobierno ante este crimen, cuando no su intento de desviar responsabilidades, confirma el camino emprendido hacia una dictadura. El Parlamento ha quedado paralizado, los partidos de la oposición abandonan el hemiciclo, la prensa crítica es asfixiada, y la ciudadanía teme que el fascismo ya no aspire a gobernar, sino a someter.
La muerte de Matteotti ha dejado una herida abierta en el alma de Italia. Fue asesinado por hablar claro y por pedir algo tan básico como respeto a la ley. Su martirio ha sembrado la semilla del recuerdo, pero también nos advierte del precio de la pasividad. Si Italia no reacciona, si el Rey permanece en silencio, si Europa mira hacia otro lado, pronto podría no quedar rastro del pluralismo político en Roma. En Matteotti se ha intentado silenciar una voz, pero puede que su silencio clame con más fuerza que nunca: la libertad está en peligro.
J. F. Lamata