27 octubre 2003

Mila Ximénez en 'Crónicas Marcianas': "Me acosté con Encarna Sánchez, sí"

Polémica por cartas sexuales de la difunta Encarna Sánchez a Mila Ximénez: ¿Montaje de Rodríguez Menéndez y Coto Matamoros?

Hechos

D. Jaime Peñafiel protestó, en artículos de EL MUNDO publicados el 14.09.2003 y el 21.09.2003 por la actitud de Dña. Milagros Ximénez en el programa ‘Crónicas Marcianas’ (Gestmusic) de TELECINCO.

Lecturas

encarna_sanchez_2 Dña. Encarna Sánchez, fallecida en 1996, era un ‘blanco’ atractivo para los periodistas de cotilleos que buscaban cualquier escusa para cargar contra su memoria. D. Jaime Peñafiel le reprochó en el diario EL MUNDO su actitud.

MILA XIMÉNEZ A JAVIER SARDÁ: «ME ACOSTÉ CON ENCARNA, SÍ»

En el programa de ‘Crónicas Marcianas’ del 25.05.2004 Dña. Milagros Ximénez de Cisneros reconoció abiertamente ‘haberse acostado’ con la difunta Dña. Encarna Sánchez.

sarda_ximenez D. Javier Sardá y Dña. Milagros Ximénez.

21 Septiembre 2003

¿QUIÉN DEFIENDE LA MEMORIA DE ENCARNA?

Jaime Peñafiel

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Eran las cuatro de la madrugada de una de esas noches cuyas sombras transparentes parecen tener miedo de una luna llena como sólo lo está entre un viernes y un sábado de Pasión. Era la Semana Santa de 1996. Concretamente un 6 de abril. Y a esa hora de la amanecida sonaron unos fuertes golpes en el portón de mi retiro toledano. Con más pánico que miedo en el cuerpo, me eché una bata sobre el pijama y, linterna en mano, descendí temblando monte abajo por un camino de encinas hasta el portón tras el que seguían golpeando.

-¿Quién es? -pregunté con temblorosa voz.

-¡Abra! ¡Somos la Guardia Civil! Perdone que le hayamos despertado a esta hora, pero hemos recibido de Madrid la orden de buscarle para darle la noticia de que Encarna Sánchez ha muerto.

Hoy, todo esto puede parecer extraño y ridículo. Pero en 1996 no existían móviles y, además, en mi retiro yo no tenía ni teléfono.Por ello, cuando Encarna murió, José María García, sabedor del afecto y respeto que mutuamente nos profesábamos, -yo venía colaborando ininterrumpidamente, todos los días, desde hacía 10 años en un espacio de 30 minutos- pidió que me avisaran.

A las cinco de la madrugada yo llegaba al madrileño Tanatorio de la M-30, donde Encarna ya se encontraba en su ataúd, amortajada y acompañada por sus más íntimos colaboradores y algunos escasos amigos. No es cierto ni justo decir, como ha dicho Mila Ximénez, que Encarna murió sola. No, señora mía. Tuvo la desgracia de morirse y, además, en Viernes Santo, con Cristo muerto y todo dios de vacaciones.

Mientras contemplaba el cadáver de Encarna, fallecida de un cáncer de pulmón que le afectó el hígado y las funciones renales, me pareció oír las palabras, las últimas, que, sabedora de su final, mujer querida y admirada en la misma proporción que temida y odiada, había grabado cinco días antes de morir. «El médico me ha recomendado unos días de descanso. Por una vez, estoy haciendo caso. Lo hago para estar muy pronto con todos vosotros. Pronto volveréis a sonreír, pronto volveréis a mi encuentro, pronto podré decir, con toda la valentía del mundo, a los charlatanes que quieren ganarse el pan con el sudor de mi frente: «Temblad, pedazo de sinvergüenzas»».

Parecen dirigidas a quienes estos días están utilizando sin vergüenza, sin respeto y sin pudor su nombre. Siete años después de aquella muerte, Mila Ximénez (¡qué cruz, Manolo Santana!), para agredir y descalificar, por motivos que sólo ella sabe, a Isabel Pantoja y, posiblemente, porque la pobreza tiene sus debilidades, desentierra el nombre y la memoria de Encarna, a quien tanto la ex de Santana como la famosa tonadillera estuvieron unidas por lazos de una profunda amistad. La ruptura debió de dejar heridas que el dinero fácil y abundante de la televisión ha abierto estos días, permitiendo que los platós se hayan reconvertido en auténticos quirófanos donde se ha hecho la disección más descarnada de la imagen, la memoria y la vida íntima de Encarna Sánchez a base de medias verdades y medias mentiras, cuando no falsedades. Como decir que Isabel Pantoja «arruinó», económicamente hablando, a Encarna Sánchez. Afectivamente pudo.

Se desconoce la cuantía de la fortuna dejada por la periodista radiofónica a su muerte. Que era muy importante aunque, según Diego Ortiz Zambrano, el abogado de la heredera universal, (por sorpresa), Pilar Cebrián, nada de los miles de millones de los que se habló. Cientos, sí. Lo de más valor: la mansión de La Moraleja y la villa Las Gaviotas de Marbella, amén de alguna que otra propiedad, un restaurante llamado El Camino, joyas y cuentas corrientes.

Resulta curioso que Encarna, que había viajado en 1968 a México para probar fortuna, regresara en 1970 a Madrid para visitar a su madre y, también, para redactar un testamento cuya lectura sorprende por la escasez de bienes. Dicho testamento, ante un notario de Madrid, sólo contiene tres cláusulas que textualmente dicen así:

-Primera. Encarna Sánchez Jiménez lega, en pleno dominio de sus facultades, a doña Juana María del Pilar Cebrián Morenilla, soltera, actriz, nacida en Caravaca (Murcia) el 5 de junio de 1942 y actualmente vecina de Madrid, calle Pez Austral, torre 14, barrio de La Estrella, un piso bajo de la casa número 8 de la calle Marbella de la colonia Mirasierra.

-Segunda. En el remanente de su herencia, instituye heredera, en pleno dominio de sus facultades, a su madre, doña Encarnación Jiménez López y designa, como sustituta vulgar, a doña Juana María del Pilar Cebrián Morenilla.

-Tercera. Revoca sus anteriores testamentos y así lo dice, otorga y firma ante mí y testigos…

No se sabe si por ignorancia jurídica al respecto o por olvido, Encarna no revocó el testamento citado ni otorgó ningún otro.Ni siquiera cuando falleció su madre, en 1978. Por eso a su muerte, en Últimas Voluntades del Ministerio de Justicia, sólo existía el de 1970. Con Pilar Cebrián como heredera universal. Pero no de un piso bajo en Mirasierra, sino de una inmensa fortuna amasada como líder indiscutible de la radio.

Muchos lectores se preguntarán quién era y qué habrá sido de Juana María del Pilar Cebrián Morenilla, más conocida por «la heredera», una joven que, en 1970, con 28 años, era la amiga más íntima de Encarna Sánchez hasta el extremo de legarle todos sus bienes. Y no porque Encarna careciera de familia -tenía varios hermanos, amén de su madre-, sino porque Pilar era algo muy especial.En este terreno se entregaba por completo, sin reservas y con generosidad. Para ella los lazos de la amistad eran más estrechos que los de la sangre y la familia.

Pilar era una actriz de radio que trabajaba con el seudónimo de Clara Suñer en una emisora de Radio Nacional en Alicante.Ese mundo radiofónico puso en contacto a ambas mujeres cuando Encarna luchaba por labrarse un porvenir profesional. La distancia, la ausencia, y sobre todo el tiempo, enfriaron aquella profunda amistad. Cuando la Sánchez regresó a España en 1975, Pilar vivía ya en Alicante, donde se convirtió en profesora de arte radiofónico.

Lo esperado no sucede casi nunca. Es lo inesperado lo que acontece, que dijo alguien con experiencia. Y lo inesperado fue que en Alicante, en 1996, cuando el recuerdo de Encarna hacía ya muchos años que no volaba por su vida, Pilar se convirtió en multimillonaria, en heredera de mansiones, coches de lujo -entre ellos un Rolls Royce por el que Encarna había pagado, meses antes de su muerte, 45 millones de pesetas-, un restaurante, joyas y cuentas corrientes.

¿Qué hacer con aquel fortunón que necesitaría de administradores, chóferes, secretarias y servicio? Muy sencillo: convertirlo todo en dinero contante y sonante, y a vivir, que son dos días. Yo quise comprarle el citado coche, aunque no conduzco. Pero era una joya. Me pidió 10.300.000 pesetas. No llegamos a un acuerdo porque el tema de la venta de alguna de las partidas no era tan fácil.

Pero aceptar tan fabuloso legado conlleva aceptar también sus servidumbres: obligaciones legales y, sobre todo, una obligación moral que estos días se está echando en falta: defender la memoria de quien, aun por accidente, te ha convertido en multimillonario.

A pesar de lo que se ha dicho y, lo que es peor, insinuado, nadie intentó forzar la voluntad póstuma de Encarna para que hiciera testamento desconociendo, como todo el mundo, incluso ella, que ya existía uno. De no haber existido éste, la familia, hermana y sobrinos, hubieran sido los legítimos herederos naturales.Y aquel supuesto vacío testamentario se respetó por quienes le acompañaron durante la enfermedad y a la hora de la muerte.

También es cierto que toda esta fortuna podría haber ido a parar a manos de Isabel Pantoja. Fue otra de las grandes amigas en la vida de Encarna y la ruptura con ella, a diferencia de lo que ocurrió con Pilar, le causó los dolores más verdaderos. Posiblemente porque la pasión de aquella amistad, mientras duró, le produjo los placeres más falsos.

Jaime Peñafiel

23 Octubre 2003

Se venden cartas

Ferrán Monegal

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Sobre la mesa de los forenses televisivos más acreditados hay ahora mismo tremendas y sangrantes cartas. Esperan ser abiertas en breve. La masa aguarda expectante. En Crónicas marcianas (TELECINCO) llevan una semana escalfando el ambiente sobre unas misivas eróticas e inflamadas que supuesta mente mandó la difunta Encarna Sánchez a Mila Ximénez, hace 10 años. En la madrugada de ayer, Sardà montó un tremendo aquelarre con todos los implicados. A saber: el abogado Rodríguez Menéndez, depositario tenedor de las epístolas; Coto Matamoros, en cargado de ponerlas a la venta y hacerlas circular, y Mila, supuesta destinataria, que asegura no haber las recibido jamás. Notamos nerviosismo en las partes implicadas. Parece que no se perfila todavía un comprador claro –se habla de 500.000 euros– y eso ha puesto de muy mal humor a los vendedores y comisionistas del caso. Sardà, por ejemplo, expulsó a Coto del plató porque la temperatura subía demasiado. Pero con estas sesiones de Marte se está consiguiendo que no decline la gramática de las car tas. Estamos convencidos de que, expuestas en tan fenomenal aparador, alguien enseguida picará. Hay otro hatillo de cartas que también aguardan. Las enseñó el otro día Antonio David Flores en Salsa rosa (TELECINCO). Unas son de Rociíto Carrasco, y alguna otra de Rocío Jurado. O sea, cartas de su exesposa y de su exsuegra para tener un completo panorama familiar. Amenazó Antonio David con publicarlas cuando llamó al programa, furioso, Ortega Cano. Y el ex guardia civil, dirigiéndose a los periodistas, preguntó: «¿Cuánto pueden valer si las saco, eh? ¿Cuánto?», y una enorme satis facción se dibujó en su cara. Es bien sabido que todo lo que se anuncia en la tele se vende a gran velocidad, o sea, que va a ser fantástico: los gusanos de la tumba de Encarna, con tan literario festín a dos bandas, serán gusanos doblemente ilustrados.

27 Octubre 2003

El fraude de las cartas de Encarna

INTERVIÚ (Directora: Teresa Viejo)

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Cualquiera en su sano juicio podía pensar que una falsa polémica no se sustenta de un par de días. Pero cuando se juntan las fuerzas y la creatividad de personajes del tamaño del tertuliano Coto Matamoros, el abogado Emilio Rodríguez Menéndez y el socio de éste y, según Matamoros, propietario de una de las más importantes agencias de comunicación de España, Fernando J. Muniesa, se puede torcer el pulso a la lógica.

Los tres personajes, maestros en la creación y explotación de polémicas, consiguieron la semana pasada mantener el asunto de las supuestas cartas escritas por la fallecida Encarna Sánchez en prácticamente todos los programas televisivos dedicados al mundo del famoseo. Y lo hicieron con tal habilidad que ni las cadenas ni los responsables de esos espacios les exigieron la demostración de la veracidad de las supuestas cartas y ni siquiera que enseñaran su contenido.

Alrededor de las misivas, durante toda la semana, se generó un montón de actividad, que comenzó desde el mismo lunes, cuando Coto Matamoros, sin hacer distingos de cadenas o de presentadores maltratados otrora por su verborrea, se paseaba telefónicamente por los platós sin decir ni pío del contenido de las supuestas cartas y sólo cumpliendo con el Plan B previsto para el caso de que esta revista no picara en la compra: provocar la polémica y sacar de ella el mayor rendimiento posible.

Eso fue desde la mañana hasta la noche, cuando le tocó el turno a la gran puesta en escena de dos de los principales protagonistas: Rodríguez Menéndez, propietario de las cartas, y Matamoros, el comercial del operativo. El primero, que se mostraba encantado de que le permitieran esos minutos de gloria, fue incapaz de explicar de forma convincente cómo le llegaron los textos supuestamente escritos por Encarna Sánchez. El segundo usó su condición lenguaraz para alimentar la falsa polémica; y allí sentaron a la presunta receptora de las epístolas, Mila Ximénez, que tuvo que reconocer su desconocimiento absoluto del tema, aunque colaboró con Matamoros en su intentó de atacar a INTERVIÚ.

El montaje se repitió día a día, pero las teles, sus presentadores y los espectadores no pudieron conocer el contenido de las supuestas cartas. Mientras, aumentaban las llamadas a esta revista de periodistas y lectores indignados por la campaña desatada por la extraña pareja formada por el abogado y el tertuliano con la ayuda de algunos espontáneos.

El Análisis

PATÉTICO PEÑAFIEL

JF Lamata

¿Que la señora Ximénez quiere decir que se cepilló a la difunta Encarna en un programa de madrugada para ganarse cuatro ‘perras’? Psche… no parece demasiado digno, pero si se trata de elegir entre la Sra. Ximénez y el Sr. Peñafiel me quedo con la primera. El Sr. Peñafiel salió en defensa entonces de ‘su amiga’ doña Encarna Sánchez. Años después (me imagino que también por algunas ‘perras’) cambia de blanco a negro y se une al linchamiento a la difunta Encarna. Patético. Por eso prefiero a la primera, entre dos expertos en repartir basura, prefiero a la que reconoce que lo hace, que al que lo hace y encima pretende dárselas de digno.

J. F. lamata