22 febrero 2010

José María Izquierdo funda un blog en la edición digital de EL PAÍS para criticar a diariamente a la prensa de derechas

Demoledor reportaje de EL PAÍS contra INTERECONOMÍA, VEO7 y LIBERTAD DIGITAL: «Los ultras conquistan la TDT»

Hechos

  • El 22.02.2010 el diario EL PAÍS publicó un reportaje titulado ‘Los Ultras conquistan la TDT’ sobre las tertulias de las 22.00 que se emitían en INTERECONOMÍA (‘El Gato al Agua’ de D. Antonio Jiménez) y en VEO7 (‘La Vuelta al Mundo’ de D. Carlos Cuesta).

Lecturas

El 8 de febrero de 2010 el canal CNN Plus del operador Sogecable (en proceso de integración en Mediaset) estrena la tertulia ‘Hoy’ conducida por D. Iñaki Gabilondo Pujol, que se emitirá a las 22.00 de la noche, es decir, a la misma hora que ‘El Gato al Agua’ en Intereconomía TV y, de acuerdo a los datos de audiencia de Barlovent Comunicacón y Kantar Media reflejados el 18 de febrero de 2010 el programa de CNN Plus logró una media de 151.000 espectadores (0,8%) frente a los 424.000 espectadores de Intereconomía TV (2,2%), es decir más del doble.

A los pocos días de conocerse el dato, el 22 de febrero de 2010, el diario El País publica un reportaje contundente titulado ‘Los Ultras dominan la TDT’ en el que critica la televisión digital terrestre estén tomando fuerza tertulias políticos de línea editorial anti-izquierdista como eran ‘El Gato al Agua’ en Intereconomía TV de D. Antonio Jiménez Martínez, ‘La Vuelta al Mundo’ en Veo7 de D. Carlos Cuesta Arce y ‘La Tertulia de César Vidal’ en Libertad Digital Televisión de D. César Vidal Manzanares. El País es propiedad de PRISA, la misma empresa propietaria de Sogecable / CNN Plus.

El País acompaña su reportaje con artículos críticos de D. Berna González Harbour el día 22 y de D. Antoni Gutiérrez-Rubi el día 23. Y anuncia la creación de una sección en ElPaís.com que llevara D. José María Izquierdo Rodríguez con la misión de denunciar todos los excesos de los medios anti-izquierdistas llamado ‘el cata-venenos’.

Ese mismo día 22 de febrero de 2010 los tres programas aludidos dedican un amplio espacio a descalificar al diario El País y a todo el Grupo PRISA.

‘El Gato al Agua’ replica a EL PAÍS

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En su programa del 22.02.2010 los tertulianos de ‘El Gato al Agua’ cargaron contra el diario EL PAÍS. ‘Ladran, luego cabalgamos’, comenzó el presentador, D. Antonio Jiménez. Los periodistas D. Javier Nart, D. Carlos Dávila, Dña. Alicia Sánchez Camacho, D. Manuel Cerdán y D. Juan Manuel de Prada criticaron duramente al periódico de PRISA. El Sr. Nart recordó el pasado franquista el Consejero Delegado de PRISA, D. Juan Luis Cebrián, mientras que los Sres. Cerdán y Nart recordaron que la sentencia contra la fusión de las emisoras de la Cadena ANTENA 3 RADIO por parte de la cadena de emisoras de la Cadena SER. El Sr. Dávila también bromeó por la publicidad gratuita que les había hecho EL PAÍS.

«La Vuelta al Mundo» replica a EL PAÍS

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En ‘La Vuelta al Mundo’  de D. Carlos Cuesta mostraron el reportaje del diario EL PAÍS, emitiendo una pieza en la que cargaban especialmente contra el Consejero Delegado de PRISA, D. Juan Luis Cebrián, al que definían como un antiguo franquista, que actuaba únicamente por sus negocios y que era un sectario que atacaba a todos los que no pensaban como él.  El director VEO7, D. Melchor Miralles, intervino en el programa en directo para asegurar que mientras él luchó contra el franquismo, el Sr. Cebrián colaboró con él. Además en VEO7 también criticaron al bloguero de EL PAÍS, D. José María Izquierdo, que les había trabajado.

EL PAÍS CREA EL BLOG ‘OJO IZQUIERDO’ PARA CRITICAR A TODA LA PRENSA DE DERECHAS

jose_maria_izquierdo El mismo día en que EL PAÍS publicaba el reportaje contra INTERECONOMÍA y VEO7, la edición digital de EL PAÍS inauguraba una nueva sección, ‘El Ojo Izquierdo’, en el que el periodista de izquierdas D. José María Izquierdo, criticaría a todos los columnistas de la prensa de derechas (EL MUNDO, ABC, LA RAZÓN y LA GACETA), en clara imitación al estilo de lo que hacía D. Javier Vizcaino tanto en el diario PÚBLICO como en Radio Euskadi.

22 Febrero 2010

Los 'ultras' conquistan la TDT

Rosario G. Gómez

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La TDT (televisión digital terrestre) ha multiplicado el número de canales, pero la variedad de la oferta no ha crecido en la misma proporción. Muchas de las nuevas emisoras han optado por refritar los contenidos de las cadenas generalistas o rellenar la parrilla con retransmisiones de programas de radio. La TDT fomenta también un género con una potente carga ideológica: las tertulias de contenido político. Coloquios monocolor en los que se destilan los argumentos más reaccionarios y ultras han conquistado las pantallas de la nueva televisión. El gato al agua (Intereconomía), La vuelta al mundo (Veo 7) o La tertulia de César Vidal (Libertad Digital) son ejemplos de cómo la derecha se ha hecho fuerte en la TDT con debates que poco tienen de plurales. Al otro lado del arco político el panorama está casi yermo. Tan sólo el recién estrenado Hoy (CNN +), conducido por Iñaki Gabilondo, apuesta por un discurso progresista de izquierda.

La puesta en escena marca también las diferencias entre unas tertulias y otras. En Intereconomía reina el vocerío y las trapatiestas entre los contertulios mientras que en CNN+ se impone el análisis y la reflexión más sosegada. Los debates de la televisión pública (59 segundos, de TVE-1, o La noche en 24 horas, del Canal 24 Horas) tienen sus propias normas: buscan un milimétrico equilibrio entre las distintas tendencias políticas, aunque hay formatos (Madrid opina, en Telemadrid) que a veces caen en el guirigay que tanto abunda en las TDT comerciales.

El modelo de televisión que ofrecen algunos operadores dista mucho del que propusieron al optar a una licencia. Para evaluar el cumplimiento de los compromisos adquiridos, PSOE e IU reclaman que un organismo neutral (el futuro Consejo Audiovisual estatal, por ejemplo) tenga capacidad para revocar las licencias de aquellos canales cuyos contenidos no se ajusten a las condiciones de la concesión. Los socialistas madrileños han lanzado esta propuesta ante el «indignante» concurso que en 2005 resolvió la Comunidad de Madrid. «Las licencias se otorgaron pensando en grupos y personas que estaban apoyando a Esperanza Aguirre», asegura Eduardo Sotillos, dirigente del PSM.

La petición es apoyada por IU. «En Madrid hubo una operación coordinada de la derecha mediática, política y económica para el reparto de licencias. El resultado es que existe un gran pluralismo ideológico que va de la derecha a la ultraderecha pasando por la derecha extrema», dice José Francisco Mendi, colaborador en materia audiovisual del grupo parlamentario de IU. A la izquierda, domina «un sentimiento de orfandad». Para Mendi, existe una desproporción «brutal» entre las televisiones que dan voz a los grupos de izquierda y de derecha, circunstancia que el Consejo Audiovisual (cuya creación está prevista en la Ley General Audiovisual, que se tramita en el Senado) debería corregir. «De la misma manera que las autoridades regulan la calidad alimentaria, el Consejo debería regular la salud informativa», dice Mendi. Las tertulias políticas son un buen termómetro de esa salud. «Ni son plurales ni tienen intención de serlo», apunta. «A veces tienen un toque de color (rojo) pero eso no implica que sean neutrales». Sotillos abunda en esta idea: «Somos la guinda».

La TDT bien podría significar «televisión de tertulias». La nueva tecnología ha puesto en el aire canales temáticos low cost que responden a una doble lógica: la económica y la ideológica. Los debates de opinión se ajustan como un guante a esa exigencia. Salen baratos, requieren una producción mínima y son el mejor vehículo para que los mensajes calen entre el público. En los contenidos de la TDT no hay signos de innovación.

«En materia audiovisual, el Gobierno ha ido de ocurrencia en ocurrencia», se queja el portavoz del PP en la comisión de Industria, Miguel Ángel Cortés. «No se puede decir que da más canales para aumentar el pluralismo y luego decir que autoriza fusiones para favorecer el pluralismo. En uno de los dos casos, la realidad no coincide», añade. Cortés pronostica que con la Ley Audiovisual, la TDT de pago «se llevará los contenidos más atractivos, mientras que los que se emitan en abierto tendrán mucho menos interés y calidad».

Muchas TDT están teñidas por el color político que les otorgó la concesión. En 2000, el Gobierno de José María Aznar adjudicó dos licencias nacionales a sendos consorcios encabezados por los diarios El Mundo y Abc (ganador también de una autonómica en Madrid). En 2005, las 30 emisoras locales concedidas por el Ejecutivo de Esperanza Aguirre fueron a parar a la Iglesia y a grupos de comunicación afines al PP (Cope, Libertad Digital, Intereconomía, El Mundo y Onda Cero).

Operadores como Intereconomía, Veo 7, Libertad Digital o Popular TV han nacido «con intenciones ideológicas muy claras», comenta el director del Grado de Comunicación Audiovisual de la Universidad San Jorge (Zaragoza), Joseba Bonaut. De todos ellos, el ejemplo más relevante es Intereconomía: «Tiene un patrón muy particular, con una ideología muy clara y programas de debate que le han provocado no pocos conflictos», agrega Bonaut.

Antonio Jiménez, director y presentador de El gato al agua, no se anda con rodeos. «Hemos definido muy bien nuestro objetivo. Vamos a un público de centro-derecha que estaba ayuno de programas de opinión». Desde que en marzo de 2008 dio el salto a la televisión nacional (utiliza una frecuencia de Net TV, donde comparte accionariado con Vocento), su audiencia se ha disparado.

Nacido en la radio, es un ejemplo de cómo con sólo poner una cámara en un estudio se construye una televisión. La misma fórmula que aplica Federico Jiménez Losantos. Emite simultáneamente su magacín a través de esRadio, Libertad Digital y Veo 7 (de 8.00 a 10.00)Tres frecuencias distintas para un mismo mensaje.

Canales como éstos se han expandido al abrigo de la TDT. Aunque en términos globales sus registros son modestos (no llegan al 1%) han conseguido abrirse paso en el prime time gracias a las tertulias. «Son productos de bajo coste, no requieren una gran infraestructura y permiten ajustar los contenidos a la línea editorial del operador», comenta Ricardo Vaca Berdayes, presidente de la consultora Barlovento Comunicación. «Estos canales, vinculados a medios de comunicación, optan por un género afín. Es lógico que trasladen su línea editorial a la pantalla. No tendría mucho sentido que se dedicaran a los programas de humor», agrega.

Liderada por el ex diputado del PP Julio Ariza, Intereconomía combina información y opinión con un barniz claramente conservador. «Vamos al centro-derecha y la gente quiere que opinemos en esa dirección. Hemos conectado con ese sector de la sociedad porque no somos tibios, ni sobre el aborto, ni sobre la educación ni sobre la memoria histórica», dice el director de El gato… Con este estilo han conseguido la fidelidad de más de 400.000 espectadores cada noche.

El socialista Antonio Miguel Carmona es uno de los políticos que con asiduidad frecuentan las tertulias. A menudo, es la cuota de la izquierda en debates en los que la derecha gana por goleada (cinco a uno, las más de las veces). No se considera un sparring ni un tertuliano tipo. «Soy profesor de macroeconomía en la Universidad San Pablo CEU y voy donde me dice mi partido». Reconoce que la asimetría en el plató obedece «al desequilibrio que existió a la hora de otorgar las concesiones de TDT, sobre todo, en comunidades como Madrid».

Esta descompensación tiene su origen, según Carmona, en la industria de la televisión, que ha generado una «profusión de representantes de la derecha» en los debates de los canales de TDT. «El centro-izquierda está en una posición mucho más minoritaria de lo que refleja la sociedad». Pese a todo, el dirigente socialista dice no sentirse incómodo. «El uno, si mantiene la educación, puede tener una situación ventajosa. El espectador nota el desequilibrio». Antonio Jiménez admite que no busca el equilibrio entre opciones políticas ni persigue un pluralismo a rajatabla. Con ironía, sostiene que Carmona está «como gallo en corral ajeno». «La gente no comparte sus opiniones, porque defiende a Zapatero, pero forma parte del paisaje. Los espectadores le tienen respeto y cariño».

Otras televisiones hacen un esfuerzo por buscar una ponderación política. Ernesto Sáenz de Buruaga, director y presentador de Madrid opina, considera que hay un exceso de tertulias compitiendo en un mismo horario pero apunta que «el espectador puede elegir si quiere griterío, virulencia o reflexión educada». Y recalca que «la línea editorial de los medios privados es muy definida y pueden escorarse, pero en la empresa pública hay un Consejo de Administración, que nace del Parlamento, y todo el mundo está representado». De hecho, por su tertulia han pasado 180 comentaristas, aunque hubo un tiempo en el que los socialistas dejaron de pisar Telemadrid por la «manipulación informativa».

Juan Pedro Valentín, director de Informativos de Cuatro y CNN+, explica que los medios buscan «nichos de mercado, bien a través del escoramiento político, o bien a través de los contenidos, buscando sucesos, noticias frívolas o del corazón». Pero insiste en que lo importante es trabajar «sin apriorismos». «No nos planteamos hacer programas de izquierda o de derecha, sino hacer un informativo sin sesgar la información. El problema en esta profesión es poner sellos».

Zapear por la TDT en horario de máxima audiencia es saltar de tertulia en tertulia junto a comentaristas (periodistas o políticos) que van rotando de un canal a otro. Y es también escuchar argumentos clónicos. A veces, un mismo comentarista aparece en dos televisiones simultáneamente. Le ocurrió a Esther Esteban hace pocas semanas en La vuelta al mundo (Veo 7) y en 59 segundos (TVE), que se emite grabado.

Pregonar ideología es más barato que hacer series. Los canales de TDT ajustan los costes al milímetro. «Han ido a perder poco y a reponer producto viejo», asegura el catedrático de Empresa Informativa, vicerrector de la Universidad de Navarra y experto en dirección estratégica de empresas de comunicación Alfonso Sánchez Tabernero. En este escenario, «lo que está triunfando es Jiménez Losantos con cámara, productos baratos, que si son exagerados y gritones tienen su público. Los canales generalistas no pueden escorarse tanto en una dirección política». «El éxito de Intereconomía tiene que ver con la elección de un nicho. Tiene más valor emitir una tertulia política de superdederechas que reponer Los vigilantes de la playa por vigesimoséptima vez. Al fin y al cabo, implica interés por hacer algo, aunque sea barato, y no recurrir a la nevera», apunta Sánchez Tabernero.

Pero la TDT también tiene su lado positivo. «De los 14 nuevos programas de ámbito estatal, algunos no aportan nada, pero otros han permitido a los ciudadanos disfrutar de programas que sólo se podían ver en pago», afirma Eladio Gutiérrez, presidente de Impulsa TDT, la entidad liderada por los operadores para desarrollar la nueva tecnología. Entre esos canales cita Disney Channel o CNN+, a los cuales sólo se podía acceder mediante plataformas de pago. «Es una manera de ver la botella medio llena», dice al tiempo que recuerda que muchos canales generalistas rellenan sus parrillas de madrugada con formatos basados en concursos de los llamados cool TV. Ésa es la botella medio vacía.

Fabricando bulos y falsedades

Javier Gómez Bermúdez no es sólo el magistrado que sentó en el banquillo a los culpables del 11-M. En su histórica sentencia, el juez definió con precisión y sello de la Audiencia Nacional los métodos que habían llevado a la derecha y sus medios afines a fabricar teorías conspirativas sobre el mayor atentado de la historia española, una manipulación que intentaba desestabilizar instituciones, arrojando la sombra de duda sobre la legitimidad del Gobierno de Zapatero. Decía la sentencia: «Como en muchas otras ocasiones a lo largo de este proceso, se aísla un dato -se descontextualiza- y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos -prueba- que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia».

El retrato de esa prensa en esos días reflejaba un precedente de los métodos que hoy se dan en ciertos programas de la TDT. La vuelta al mundo (Veo 7) emitió recientemente un reportaje «terrorífico y espeluznante» que ilustraba los efectos de la crisis económica sobre España: «Mientras que nos dicen que esto no va a costar ningún sacrificio, que esta subida de impuestos la paga cualquier persona con la gorra, tenemos más de dos millones de parados y más de ocho millones de personas que tienen que vivir con menos de 500 euros al mes», anunciaba el presentador. Después, un vídeo mostraba imágenes de mendigos en las calles y en el metro de Madrid. Era un reportaje grabado en el año 2000.

Los informativos de Intereconomía quisieron exponer «razones científicas» para apuntalar las declaraciones del Papa en las que aseguraba que el uso del preservativo en África no frena el sida. «Si nos atenemos al prospecto de una caja de profilácticos, vemos que da las siguientes instrucciones: mantener en un lugar fresco y seco -algo imposible con el clima del continente-, también tener cuidado con no rasgar el producto con las manos -la manicura en África no destaca-. Si a esto sumamos que los ciudadanos del Tercer Mundo no saben leer, el uso del preservativo puede ser un peligro».

22 Febrero 2010

Ojo con la derecha sin complejos

Berna González Harbour

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Hay algo peor que tertulias radicales: los políticos que se dejan contagiar

El periodismo suele consistir en el arte y el deber de reflejar la realidad con datos contrastados con el fin de dar al ciudadano herramientas para formarse una opinión fundada de lo que ocurre y de cómo le puede afectar. Y a ello nos dedicamos muchos que, con más o menos acierto, con más honestidad que reputación, intentamos dibujar esa foto del presente. Qué tontería parece recordar a estas alturas algo tan elemental, ¿verdad? Pero no lo es, sigan leyendo.

Un director polaco contaba en un congreso que, durante mucho tiempo, los medios de su país habían dedicado cada día sus portadas a hablar del Gobierno, mientras nadie se daba cuenta de que sus ciudadanos estaban huyendo en masa hacia Londres en busca de un futuro mejor. Un día captaron el mensaje al saber que ¡un millón de polacos! había emigrado gracias a la ampliación. Y por fin titularon con ello en primera página. Pero, ¿cuántos polacos se habían ido cada día sin llegar a ser noticia? Y por el camino, ¿cuánto se había distanciado el periódico de la sociedad a la que pretendía retratar? «El foco puesto en la minucia de cada día nos había impedido ver el bosque, el éxodo que se estaba produciendo en nuestro país», contaba.

Y vamos ya al grano. Hoy, una novedad se ha abierto paso en el bosque nacional sin que hayamos olido ni los árboles. De repente, nos hemos encontrado una colección de supuestos programas informativos donde la ultraderecha que parecía escondida ha hallado un hábitat no muy natural, pero sí fértil. No hablamos de ideología, del justo combate entre ideas opuestas a partir de argumentos y puntos de vista diferentes. En ese sentido, los debates sólo pueden ser bienvenidos como herramienta de acercamiento entre la política y el sofá. Hablamos de supuestos periodistas y políticos que, azuzados por moderadores para los que la verdad es un obstáculo más que salvable, van ensartando sus proclamas sin base en los hechos y sin el bendito ritmo que la lógica impuso hace siglos en el discurso racional y que debe cimentar la democracia.

Así que:

1. Preocupa esta técnica, el fin de la lógica y el ataque a la verdad.

2. Preocupa el mensaje.

Hemos oído a un representante del PP defender el fin de la era Zapatero, aunque no por la vía de la moción de censura -porque las mayorías, ya se sabe lo complicadas que son… venía a decir- sino por otras vías. Hemos oído acusaciones al Gobierno de cometer un delito de colaboración con banda armada. Hemos oído a varios tertulianos, no uno ni dos, hacer la siguiente jugada dialéctica en tres tiempos en torno al desgraciado incidente que postró al periodista Hermann Tertsch en un hospital: Primero: desmarcarse de las palabras de Tertsch en las que éste, al frente de un informativo nocturno, se declaraba partidario de matar a varios terroristas para salvar a españoles. Segundo: desmarcarse de la acusación a Wyoming que flotó esos días en el ambiente. Pero tercero y más importante: hechas las prevenciones, arrancarse con acusaciones al Gobierno por un supuesto ambiente del todo vale en el que la violencia germina bien. (Disculpen si yerro, era tan alambicada la argumentación que la precisión es esencialmente difícil.)

Todo esto es zafio y hasta ridículo. Pero cómo Esperanza Aguirre trabó la salsa es lo más preocupante de todo. La presidenta de la Comunidad de Madrid casi sentenció a Wyoming antes de que la investigación colocara el incidente en el lugar del que nunca debió salir: una pelea de bar de ámbito privado.

Entonces, decíamos, preocupa la técnica, preocupa el mensaje, y aún mucho más sus consecuencias políticas.

La revuelta fraguada por la ultraderecha en la cadena Fox contra Obama ha jugado un papel en el cambio de fuerzas que acaba de producirse en EE UU en contra de los demócratas. Y es el mismo patrón inquietante que se repite en España: mentiras en boca de seudoperiodistas, descalificación masiva de las instituciones y el contagio de la política.

¿O acaso el cuestionamiento repentino del PP del empadronamiento de inmigrantes no tiene nada que ver con el tono xenófobo que impregna estas tertulias? ¿O la renacida cadena perpetua? ¿O la batalla contra la ley del aborto, que ni tocaron en sus años de Gobierno? Y la lengua en las escuelas, y Educación para Ciudadanía, y la memoria histórica… La lista crece al ritmo de las tertulias. Cuando el populismo y el radicalismo contagian la política convencional, llega el verdadero peligro. Y es que hay algo peor que unos programas ultras que incendian los peores instintos y envenenan a la sociedad: unos partidos sin líderes capaces de mantenerse fríos y defender la racionalidad.

La ausencia de ese liderazgo sereno y claro en los dos grandes partidos en estos tiempos de crisis, unido a la guerra contra la verdad y la lógica como armas de la democracia trae, reconozcámoslo, malos augurios.

23 Febrero 2010

TDT: Trinchera Digital Terrestre

Antoni Gutiérrez-Rubi

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Hay un tipo de oferta informativa o de entretenimiento que ofrece un falso y artificial formato de debate, con gran éxito de audiencia. Se adultera la confrontación propia de una tertulia para mostrar, sin más, un espectáculo bélico de palabras y gestos, una guerra sin cuartel de trincheras estéticas e ideológicas, donde las personas se convierten en personajes bajo guión y sin reflexiones propias.

En estos espacios, la participación de los ciudadanos carece de valor demoscópico y se reduce a un carrusel degradante de opiniones insultantes, injuriosas o de mal gusto. Impera el ruido cacofónico, el prejuicio hostil y la forma gruesa que inhibe a sensatos y moderados. Alimentando las pasiones se les expulsa, ya sea en la Red, en la radio o en la televisión, con una propuesta que combina lo soez con lo ruin y el morbo con el bochorno.

Aunque parezca increíble, esta propuesta resulta atractiva y eficaz para determinados discursos y posicionamientos con cuotas de audiencia crecientes y con consecuencias políticas y sociológicas muy precisas. Es una oferta formal que deviene estrategia de fondo y que otorga a los duros el papel de liderazgo de los bloques sociológicos, en especial, en el espacio ultraconservador. Y para ello, no se duda en utilizar técnicas precisas de adoctrinamiento inconsciente que bloquean, como inhibidores, a la razón, y estimulan las más bajas pulsiones de millones de personas que, renunciando a pensar o razonar por sí mismas, sólo pueden repetir consignas inflamadas de desprecio inicial y que suelen acabar, la mayoría de las veces, en odio irracional hacia el adversario, el distinto, el opositor.

En este contexto, el aumento de cadenas de televisión ultraconservadoras no es algo nuevo y se apoya en una tupida red de redes que retroalimentan la emisión audiovisual desde el activismo digital. En Estados Unidos, por ejemplo, triunfa la cadena FOX, que incluso convoca manifestaciones anti-Obama (a quien llaman comunista). Todo ello, con el apoyo inestimable de redes como FreedomWorks, Tea Party Patriots y ResistNet. El mayor emblema conservador, Bill O’Reilly, ha sido desbordado por extremistas como Glenn Beck o Sean Hannity. Sus diatribas, insultos y mentiras generan opiniones radicales que, dada su fuerza expresiva y su capacidad de zumbido propias del rumor y del libelo, están haciendo que el mensaje ultraconservador salga a la luz, persuadiendo a muchos republicanos para que radicalicen su postura y su ideología. Y ése es el objetivo. No sólo quieren destruir al adversario político, sino que quieren ocupar ese espacio conservador y hacerlo suyo. Es la técnica de «ocupar y expulsar».

El odio se propaga bien en la Red (también en televisión). Su carácter viral, junto con una cierta pasividad individual a la violencia retórica de algunos fanatismos online, son un excelente caldo de cultivo para el virus del odio social, cultural o político. En la Red los más radicales suelen ser los más fuertes. En mayo de 2009, un informe del Simon Wiesenthal Center afirmaba que se ha registrado un incremento del 25% en el número de grupos «problemáticos» en las redes sociales en Internet durante el último año.

La derecha democrática, articulada alrededor de partidos políticos, puede quedar secuestrada o condicionada por los agitadores radicales. Ya sucede en Internet, donde la fuerza de las redes radicales ha fragmentado el espacio civil democrático, ha demonizado a los adversarios y ha encuadrado, con disciplina militar y férrea, a un nutrido -y creciente- ejército de activistas que actúa sin dudar. Frente a ellos, la mayoría democrática y progresista, se retira, inconsciente del progresivo avance de este nuevo radicalismo, y se cobija en confortables espacios menos exigentes y dados a la confrontación pero que, aislados y descoordinados, ofrecen poca capacidad de resistencia organizada ante tanto alboroto y destrozo.

Hoy, de los diez espacios digitales más importantes en España (que no sean versiones online de prensa escrita), ocho son de pensamiento abiertamente conservador. Y sus estrategias, ahora, empiezan a desplegarse en la TDT (Televisión Digital Terrestre) como un nuevo escenario de batalla que no ha hecho nada más que comenzar. La irrupción de programas exclusivamente ideologizados hacia posiciones políticas ultraconservadoras, como los que se emiten, ha hecho aparecer nuevos relatos que configuran e influyen en la opinión pública y que antes eran simples mensajes reproducidos en algunos diarios, emisoras o páginas web.

La finalidad de la propaganda radical no es tanto la de informar sino la de hacer un uso sistemático de símbolos y palabras (incluso de violencia verbal) con la intención de alterar y controlar las opiniones públicas. Esta oferta audiovisual sólo suministra a sus espectadores lo que quieren escuchar, redoblando las dosis de adoctrinamiento que generan dependencia emocional, al tiempo que construye una comunidad de pensamiento uniforme y exalta los sentimientos. El objetivo de la comunicación es, entonces, exaltar esas emociones para radicalizarlas en forma de pasiones… digitales y muy terrestres.

02 Marzo 2010

Descalifica, que algo queda, o así

Víctor de la Serna Arenillas

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Una columna, con su titularcito en letra cursiva o itálica, y no en redonda, es lo que están leyendo ustedes ahora: un artículo de opinión con firma, que es lo que nos suelen dejar publicar a los viejos que ya no servimos como reporteros. En ella se vierten juicios de valor cuya responsabilidad incumbe al autor (y, si incurren en la difamación y demás delitos similares, posiblemente al propio diario). Un texto informativo, una noticia, es un animal de muy distinto pelaje. Ofrece datos contrastados, cuyas fuentes se mencionan e incluso se detallan con nombres y apellidos salvo en los casos -que deben ser excepcionales- en que hayan solicitado el anonimato. Toda valoración debe circunscribirse, en este caso, a un análisis, a la colocación en su contexto de esos datos.

En una columna, el adjetivo y la frase calificativa son frecuentes, a veces floridos y hasta rugientes; valgan como ejemplo los que le solemos dedicar al impar corresponsal del Financial Times, Victor Mallet. En una información, el calificativo se destila con cuentagotas: vale el descriptivo (el terremoto de Chile es «devastador»), pero no el que entraña un juicio de valor (la mirada de Rubalcaba a la bancada de la oposición no puede nunca ser «torva»).

Eso es lo que enseñan a los alumnos de reporterismo y redacción en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, en la de Unidad Editorial-CEU y, al menos cuando la pusimos en marcha hace 24 años, en la de EL PAÍS-UAM.

Si nos asalta la duda en este último caso es porque de vez en cuando, leyendo a Carlos E. Cué o, ahora, a Berna González Harbour y Rosario G. Gómez, nos parece que han variado las normas en EL PAÍS. Estas dos últimas perpetraban hace una semana esa doble página infame pidiendo la retirada de licencias a las mendaces televisiones de derechas, con un apartado titulado Fabricando bulos y falsedades (desaparecido, por cierto, de la hemeroteca de EL PAÍS en internet), cuyo titular ya era un puro editorial, en el que el único bulo o falsedad que las intrépidas tribuletas eran capaces de endilgar a VEO7, la emisora de Unidad Editorial, fueron esas imágenes de un reportaje viejo que por error ilustraron un comentario sobre los efectos de la crisis, error inmediatamente reconocido por la emisora, que emitió luego las imágenes actuales. (Muy similares, claro: hay una crisis tremenda). Portentoso, EL PAÍS.

¡Ah! Y Mallet, bien, gracias. También es de esa escuela. El día 25 se despachaba definiendo como «radical» el plan de ahorro presupuestario de Zapatero. Y a partir de ahí lo único que ha seguido han sido críticas y descalificaciones por parte de los economistas sobre ese supuesto plan. ¿Con que «radical», eh, señor Mallet?

El Análisis

ACTITUDES PERIODÍSTICAS PATÉTICAS

JF Lamata

Patético que el Grupo PRISA promocione el programa ‘Hoy’ a base de provocar a la competencia. Patético que INTERECONOMÍA y VEO7, no tengan mejor argumento para criticar al mandamás franquista que algo tan manido como que fue franquista… ¡cuarenta años antes del reportaje! Y patético que en sus referencias al artículo tanto INTERECONOMÍA como VEO7 se ignoraron mutuamente. Ni una sola mención en ‘La Vuelta al Mundo’ a ‘El Gato al Agua’, ni una sola mención en ‘El Gato al Agua’ a ‘La Vuelta al Mundo’. Ambos habían sido atacados en EL PAÍS, pero como eran competencia, no podían ni citarse. Una vez más, patético.

J. F. Lamata