30 abril 1981

DIARIO16 logra la filtración del sumario del 23-F y el diario EL PAÍS cree que eso puede favorecer a los golpistas

Hechos

  • El 30.04.1981 con el título ‘La Conspiración’ el periódico DIARIO16 publicó parte del sumario del 23-F que incluía las diligencias de la instrucción sobre como los principales acusados, General Jaime Milans del Bosch, Coronel Antonio Tejero, habían planeado el intento de Golpe de Estado.

Lecturas

A partir del 30 de abril el periódico Diario16 dirigido por D. Pedro José Ramírez Codina difundió las declaraciones sumariales de los primeros interrogatorios a los acusados por el 23-F. Pueblo acusó Diario16 de hacer amarillismo anti-militar y El País, a través de Miguel Ángel Aguilar Tremoya, de estar favoreciendo con ello a los golpistas. José Luis Gutiérrez Suárez publica una columna en Diario16 para replicar a ambos. En el caso de El País se dirige con respeto a sus directivos – D. Juan Luis Cebrián Echarri, Javier Pradera Gortázar y José Luis Martín Prieto – para discrepar de ellos. En el caso de Pueblo, lo califica de ‘bazofia fascistoide’.

01 Mayo 1981

La filtración de las declaraciones sumariales, de Tejero, intento e desprestigiar al Rey y mandos militares constitucionales

Miguel Ángel Aguilar

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La filtración a la Prensa de las declaraciones sumariales del teniente coronel Tejero es un intento de desprestigiar y presentar como implicados en la intentona del 23 de febrero al Rey y mandos militares de inequívoca lealtad constitucional, según fuentes de toda solvencia.

Medidas especiales de seguridad en la I Región

En torno al presidente CaIvo Sotelo, los ministros políticos del Gobierno -titulares de las carteras de Presidencia, Pío Cabanillas; Justicia, Fernández Ordóñez; Defensa, Alberto Oliart, e Interior, Juan José Rosón- se reunieron ayer por la mañana en la Moncloa para evaluar la situación creada tras las últimas filtraciones del sumario que se instruye a los golpistas del 23 de febrero, recogidas en parte por Diario 16, y que hoy publica en su totalidad EL PAIS.Medios militares estiman que el relato de la conspiración ofrecido por el diario madrileño se basa en las declaraciones del teniente coronel Tejero al juez instructor, general togado José María García Escudero. Recuerdan el reiterado quebrantamiento de la palabra de honor empeñada por Tejero cuan do trataba de esclarecerse la operación Galaxia. Entonces, Tejero negó una y otra vez lo que después pudo probarse inequívocamente: su encuentro con el coronel Quintero. Ahora los medios castrenses recelan de cuantos relatos se extraigan de una sola fuente que consideran escasamente fiable y muy propensa a los montajes fantasiosos.

Otras revelaciones recientes aparecidas en el mismo soporte -los papeles secretos de la División Acorazada- no tuvieron una acogida tan controvertida. En aquel momento hubo una amplia coincidencia en que la publicidad prestaba una valiosa cooperación y esclarecía actitudes y alertaba sobre los graves peligros residuales que debían combatirse.

Algunos oficiales de la División Acorazada Brunete manifestaron en esa ocasión el sentimiento de vergüenza nacido entre ellos ante la lectura de unos informes que, en lugar de describir el estado de opinión de las unidades, respondían más bien a los puntos de vista personales de los jefes que los suscribieron. A ello se sumaba la pobreza conceptual de unos textos cuya redacción rayaba con frecuencia en el simplismo más absoluto.

El relato de la conspiración que ahora se ha hecho es muy sesgado, tiene su origen en la versión interesada de Tejero y parte de una filtración muy determinada dentro de la implacable guerra que se ha entablado entre diferentes servicios de información, que, según los hombres del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), busca inutilizar dicho centro.

Los datos recogidos por EL PAIS podrían apuntar a un antiguo miembro de los Servicios de Documentación de la Presidencia (SECED), organizados por el entonces comandante San Martín en tiempos de Carrero, como fuente de la filtración.

El director de la agencia Europa Press y el presidente de la misma, José Mario Armero, mantuvieron contacto con los oficiales más destacados del SECED. Por ese canal parece que ha llegado el texto hasta Diario 16.

El acuerdo de cooperación que une a Diario 16 con la agencia Col pisa fue utilizado en esta ocasión para distribuir a través suyo la primera entrega de los datos que han servido de base al capítulo inicial de la serie. De esta forma se perdía el carácter de exclusiva, pero se ganaba seguridad con la difusión del riesgo. Los directores de los periódicos de la cadena Colpisa en Bilbao y Valencia consultaron in formalmente con los titulares de los gobiernos civiles de las respectivas provincias, que hablaron con Madrid para dar la novedad.

Los hombres del antiguo SECED que adelantaron a Europa Press en la madrugada del 20 de noviembre de 1975 la muerte de Franco, los mismos que le dieron el scoop de la dimisión del presidente Suárez, le facilitaron el pasado día 14 de abril estos nuevos papeles. Son párrafos textuales del sumario.

Otro comandante, José Luis Cortina, también procedente del SECED, que ha sido baja reciente en el Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), se considera perjudicado por la mención que de su persona hace el relato de la conspiración. En conversación con un redactor de EL PAIS, el comandante Cortina manifestó que ha interpuesto querella criminal contra los responsables de la publicación en Diario 16 de una información sobre los preparativos del frustrado golpe de Estado.

En una carta que dirigió ayer al colega madrileño, José Luis Cortina califica el informe de «cúmulo de falsedades», entendiendo que «constituye una intolerable difamación que atenta gravemente a mi prestigio profesional y a mi honor personal».

La intención final de la filtración, según las evaluaciones militares a que tuvo acceso EL PAIS, busca debilitar la autoridad del juez instructor de la causa, dificultar la labor que aún tiene pendiente, enrarecer el clima en que ha de celebrarse el consejo de guerra y esparcir al máximo las responsabilidades golpistas, que así encontrarían la impunidad del número.

Ahora que se exhuman detalles sobre la conspiración, se ha recordado que el primer antecedente de estos movimientos fue coordinado por Torcuato Fernández Miranda.

Miguel Ángel Aguilar

01 Mayo 1981

AMARILLISMO CONTRA LA LIBERTAD

PUEBLO (Director: José Ramón Alonso)

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Han aflorado a las páginas de un diario los folletones tipo Dumas, con menos calidad. Con el propósito de difamar al mundo militar español, que un periodismo amarillo y sin principios haga mangas y capirotes de la sensibilidad española, es algo que ha de repugnar al periodismo sensato que busca en su difícil oficio estar al servicio de la libertad y de la verdad.

Hace aún pocos días publicábamos con el antetítulo de este mismo texto un editorial sobre las campañas, unas veces interesadas, otras simplemente  innobles, que desde algunos órganos de desinformación se están realiando en contra de la institución militar. Ahora han aflorado las páginas de un diario los folletones tipo Alejandro Dumas o Eugenio Sue – pero con mucha menos calidad – sobre las posibles entrevistas de quienes de una forma o de otra han tenido alguna relación con el golpe del 23 de febrero, cómpleja historia en la cual y con un juez especial a la cabeza -que es el general togado e historiador José María García Escudero – se trata de devanar la madeja de cuanto sucedió antes del golpe y durante el golpe, para que en su día, y ante el inevitable Consejo de Guerra, se establezca ni más ni menos que la verdad. Quiere esto decir que cuanto sea prejuzgar esa verdad, o es saltarse a la torera la justicia o es anticipar por cuenta propia la sentencia que en su día habrá de ser pronunciada por el Consejo Supremo de Justicia Militar . En esta materia cualquier indiscreción, cualquier temeridad, cualquier hipótesis, rozan temerariamente la ilegalidad y pueden infligir un duro golpe a la nada fácil convivencia de los españoles innecesario es decir que en ninguna gran democracia está permitido especular sobre lo qeu se encuentra reservado a la justicia y cuando así sucede democracia y justicia sufren al tiempo lo que parece ni más ni menos que una violación. Máxime cuando se utiliza sectariamente una parte del secreto de sumario, se olvida el resto,y se condena de antemano a quienes pueden estar implicados o no en el golpe del 23 de febrero. No queremos ni podemos olvidarlos un golpe espectacular que fue condenado en estas mismas páginas desde el día mismo de su realización

El tema es aún más grave si todo esto, que puede suponer infracción de secreto y grave vulneración de la ley, se hace no sólo para conseguir una publicidad sensacionalista, sea cual sea su coste y caiga quien caiga-  y en esta aventura podemos caer todos – sino con el propósito de difamar al mundo militar español, sobre el cual no ha pasado en vano la gravísima marea interna provocada por el putsch. Que un periodismo amarillo y sin principios haga mangas y capirotes de la sensibilidad española, poniéndolo todo al servicio de su libro de caja y de sus escasas posibilidades de difusión, es algo que ha de repugnar al periodismo sensato que busca en su difícil oficio estar al servicio de la libertad y de la verdad. Cierto es que aquí y ahora se han mezclaro arteramente dos cosas: por una parte, el derecho de un periódico a editarse y ser difundido salvo orden en contrario del juez competente – el único que puede según la ley ordenar un secuestro – la otra, el impacto sensacionalista conseguido sobre la opinión.  En cuanto a lo primero, creemos que es necesario cumplir la ley y que sólo el juez tiene facultades para secuestrar. Sobre lo segundo, culpable sería no denunciar con indignación unas maniobras periodísticas infimas y rastreras, que dejan chiquita aquella frase de Hearst durante nuestra guerra de Cuba de ‘ponga usted las informaciones, que yo pondré la guerra’. Venga encima el diluvio, si hace falta, con tal de que ese periodismo menos obtenga el beneficio propagandístico que desea. Y conste que partimos del hecho de que el periodismo libre es indispensable para la libertad, pero que el periodismo tipo Pájaro Loco puede dar al traste simultánemanete con la democracia y con la liberad. Lo que llamó Unamuno ‘poner la turbina en la cloaca’ jamás a contribuido a la aclaración de nada. Es una grave sensación de asco lo que provoca el amarillismo en la información.

(…)

La historia de nuestro último siglo y medio ha sido no pocas veces una pugna entre los libertarios y los liberticidas, los primeros haciendo de la libertad absoluta un dogma, los segundos tratando de acabar con ella para que marchemos hacia la tribu desde el orden constitucional. Siempre que han dominado los libertarios hemos caido en el caos, y cuando han triunfado los liberticidas hemos asistido al sepelio del entendimiento entre los españoles y a que sobre nosotros pase de nuevo la sombra de Caín. El Ejército ha sido muchas veces el factor decisivo para combatir ambos extremos, y ya decía Ganivet que ‘antes de alegrarse infantilmente del hundimiento de un Poder hay que pensar en el Poder que va a sustituirle’. En otras épocas de nuestra historia el amarillismo periodístico llevó al caos que siguió a la muerte de Prim, más modernamente, a la ley de Jurisdicciones de 1906 y a la dictadura paternalista de 1923. ¿Vamos a caer en lo mismo y confundir a la libertad con sus excesos y su descarada prostitución? Desde 1808 hasta hoy, sólo la serenidad y el coraje del Ejérito han garantizado la libertad de España, combativa por quienes falseando la libertad de España, combatida por quienes falseando la libertad provocan de alguna manera el excesivo protagonismo militar. Cuando a un pueblo se le saca de sus casillas, es fácil que a un Ejército se le saque de sus cuarteles. No serán ni la calumnia, ni el sensacionalismo, ni el amarillismo informativo, lo que nos proporcione esa democracia estable por la cual luchan hoy tantos españoles de buena voluntad. Pinchando al galdosiano ‘Santo Ejército’ sólo se siembran las flores del mal.

02 Mayo 1981

EL PAÍS

José Luis Gutiérrez

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El secuestro de DIARIO16 – vamos a llamar las cosas por su nombre y soslayar el piadoso eufemismo del Gobierno: ‘la retención – ha ocasionado algunas reacciones de lo más curioso entre los colegas madrileños, y la más sorprendente de todas ha sido la del matutino EL PAÍS. Janli, ‘Eme Pe’, Pradera y demás repsonsables del admirado vecino. Ya sábeis que os adoro, pero lo de ayer en vuestro periódico nos ha entristecido muchísimo a la gente de esta casa.

El sostener que la información procedía de una filtración del sumario, provocada por sectores afines a los golpistas, en una clara maniobra de ‘intoxicación’, no es justo, pero, sobre todo, es incierto.

Por otra parte, el diario incurre en una tenue contradicción: habla reiteradamente de intoxicación y acto seguido, publica prácticamente íntegra la declaración de Tejero, incluidas las intoxicaciones que denuncia y que DIARIO16  – que, insistimos, aportó a su relato informaciones contrastadas procedentes de numerosas fuentes – nunca ha utilizado. Las deformaciones, las falsedades, las intoxicaciones en suma, cuando se sabe o se supone que lo son, no hay que publicarlas aunque se las quiera rebajar con el sifón de la denuncia.

Finalmente – y esto es quizá la consecuencia más seria y grave que se extrae de la lectura de la amplia información de EL PAÍS – se obtiene una vaga y casi subliminal sensación – aunque sé que en los responsables del colega no existía ni por asomo tal intención – de que DIARIO16, ha actuado, involuntariamente, en la misma dirección que los intereses de los golpistas. Aquí yo podría también decir que EL PAÍS habría sido intoxicado con tal versión, procedente de los oscuros despachos del Ministerio del Interior, que la distribuyó machaconamente durante las dramáticas horas del pasado jueves.

Se agradece, finalmente – al igual que el estupendo texto del diario ABC – el apoyo editorial de EL PAÍS contra la agresión sufrida por este periódico. Ah, y felicidades por vuestro cibernético, esplendoroso y opulento V aniversario.

Otra cosa son los bazofias del diario PUEBLO – que diría lo mismo del ‘N. Y. Times’ – hablando insidiosamente de campañas contra la institución militar, que no merecen más atención que el oscuro pelaje fascistoide del panfleto.