19 junio 1988

Han constituido el Partido Regionalista Independiente Madrileño (PRIM)

Dos diputados de Alianza Popular en la Asamblea de Madrid se pasan al Grupo Mixo y se les premia con 8 millones de pesetas

Hechos

  • El 19.06.1987 D. Nicolás Piñeiro Cuesta y D. José Luis Ortiz abandonaron el grupo parlamentario de Alianza Popular para pasarse al Grupo Mixto.

Lecturas

Dos diputados elegidos en las listas de Alianza Popular han abandonado esta formación y se han pasado al Grupo Mixto que hasta ahora era inexistente en la Asamblea de Madrid (sólo había cuatro grupos parlamentarios, Grupo Socialista con 40 escaños, Grupo Popular con 32 escaños, Grupo CDS con 17 escaños y Grupo Izquierda Unida con 7 escaños), ahora el Grupo Popular baja a 30 escaños y habrá grupo mixto con 2 escaños al que la Cámara les asignará una dotación parlamentaria en una posición muy rentable para ambos, pues sólo deberán repartirla entre dos.

LOS DOS DIPUTADOS TRÁNSFUGAS

D. José Luis Ortiz será el portavoz del Grupo Mixto, mientras que D. Nicolás Piñeiro Cuesta será el presidente del nuevo partido que crearán ambos: el Partido Regionalista Independiente Madrileño (PRIM) que cobrará  un salario de ocho millones de pesetas anuales por ser un «grupo parlamentario» propio por acuerdo de la Asamblea defendido por el Grupo Socialista.

ALIANZA POPULAR LO CONSIDERA «UNA INDIGNIDAD»

LuisEduardoCortes

Para el presidente de Alianza Popular en la comunidad de Madrid, D. Luis Eduardo Cortés, lo sucedido es ‘una indignidad’. El Sr. Cortés considera que la actitud de los Sres. Piñeiro y Ortiz forma parte de «un mínimo de diputados que están dando una visión torcida de la clase política».

¿BENEFICIO PARA LEGUINA?

El más beneficiado de esta situación podría ser el presidente de la Comunidad de Madrid, D. Joaquín Leguina, que gobierna en minoría Madrid desde las elecciones autonómicas del 10 de junio de 1987 en las que, aunque fue la fuerza mas votada, es consciente que Alianza Popular y CDS suman mayoría absoluta [49 escaños], por lo que si se pusieran de acuerdo, podrían reemplazarle por D. Alberto Ruiz Gallardón, líder de AP en Madrid. Sin embargo, si no contaran con la fuga de esos dos diputados de AP, Sres. Piñeiro y Ortiz, ya no disponen de la mayoría absoluta que el reglamento exige para apoyar una moción de censura. El Sr. Ortiz asegurará que mantiene su oposición al PSOE del Sr. Leguina, pero el Sr. Piñeiro será la tabla de salvación del presidente madrileño.

12 Mayo 1989

Un tal Piñeiro

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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Bochornoso espectáculo el de esos diputados autonómicos madrileños que han subastado sus escaños. Pero no menos vergonzoso el de quienes han pujado en la subasta. Quienes se quejan, muchas veces con razón, de ese reduccionismo tan familiar al amarillismo o al pasado autoritario que consiste en afirmar que todos los políticos son iguales, sin distinción de ideologías, se han quedado mudos de estupefacción con este sinsentido. Parece ser que la oferta del presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, ha superado a la de sus rivales, consiguiendo así quedarse con la prenda. Peor para él. Pero también para los ciudadanos, que asisten atónitos a una función en la que su opinión no cuenta en absoluto.Tal como las cosas se han planteado en la práctica, y cualquiera que haya sido el precio pagado, tan amoral resulta el vendedor como el comprador. El vendedor: un par de sujetos que utilizaron el escaflo obtenido en las listas de Alianza Popular para montar un tinglado semifamiliar llamado PRIM (Partido Regionalista Independiente de Madrid, o algo así) y cuya única virtualidad consistía en permitirles llevarse la .subvención del Grupo Mixto de la Asamblea de Madrid. El comprador: un presidente de la Comunidad de Madrid, socialista en las señas de identidad, que había dicho que para defender la continuidad de su Gobierno estaba dispuesto a todo, «excepto a perder la cara o la dignidad», y que ha pactado con ese invento del PRIM, o una parte de él, dentro del sentido de la utilidad más vibrante. Con un tal Piñeiro, figura señera del regionalismo madrileño, del que Leguina queda reo para seguir en el poder.

Podría argumentarse que también los patrocinadores de la moción, encabezados por Ruiz Gallardón, han intentado pactar con esos sujetos e incluso especularse sobre el precio que llegaron a ofrecer para ganarse su voluntad. Pero hay una diferencia: Piñeiro y Ortiz obtuvieron sus votos en la misma lista que encabezaba Ruiz Gallardón. Por tanto, al intentar recuperarlos para la operación de descabalgamiento del PSOE, no se violenta la voluntad de los electores. Y éste es el aspecto principal de la cuestión. Mientras los electores se vean obligados a votar listas cerradas y bloqueadas, sólo hay una actitud decente cuando, por el motivo que sea, surjan diferencias entre alguien elegido para un cargo representativo y el partido que lo presentó: la renuncia voluntaria al escaño o cargo de que se trate, de tal forma que pueda ser sustituido por la persona que ocupaba el puesto siguiente en la candidatura. Ésa es la única actitud digna incluso si la ley, que no admite el mandato imperativo, ampara el derecho a conservar el escaño.

También es cierto que, en este terreno, nadie puede elevar demasiado la voz: ahí está, por poner un ejemplo bien actual, Ramón Tamames, elegido concejal por Izquierda Unida y dispuesto ahora, tras apuntarse al liberalismo nouveau style de Suárez, a unir su voto al de la derecha fraguista para desbancar a Barranco de la alcaldía de la capital. Y tantos otros, en prácticamente todos los partidos. Pero nunca la generalización del abuso hizo a éste menos odioso

El Análisis

Dos por el precio de uno... y algo más

JF Lamata

En la Asamblea de Madrid, donde los escaños valen oro y las mayorías se tambalean, dos diputados de Alianza Popular han decidido que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león. José Luis Ortiz y Nicolás Piñeiro han debutado como el dúo dinámico del recién estrenado Grupo Mixto, que hasta ahora no existía y, por lo visto, tampoco hacía falta. Pero, claro, cuando la dotación parlamentaria permite repartir una jugosa partida entre dos, ¿quién puede resistirse?

El estreno incluye hasta nombre para su tinglado: el Partido Regionalista Independiente Madrileño (PRIM), que suena más a club de ajedrez de barrio que a alternativa política seria. Entre bochornos, indignidades y cálculos parlamentarios, el verdadero ganador parece ser Joaquín Leguina, que ahora respira aliviado con una moción de censura menos en el horizonte. Eso sí, mientras Ortiz y Piñeiro disfrutan de su «grupo privado», los ciudadanos miran este espectáculo con una mezcla de risa y resignación. ¿Es esto política? ¡Pues sí, con un toque de sainete madrileño incluido!

J. F. Lamata