21 mayo 2019

Los diputados de Vox patelaron para que los medios que las cámaras no pudieran captar sus soflamas independentistas

El Congreso permite a los diputados encarcelados por ‘El Procès’ recoger sus actas para suspendérselas cuatro días después

Hechos

  • El 21.05.2019 toman posesión de sus actas los diputados D. Oriol Junqueras Vies (ERC), D. Jordi Sánchez (Junts), D. Jordi Turull Negre (Junts) y D. Josep Rull Andreu (Junts) en situación de prisión preventiva.

Lecturas

El 20 de mayo de 2019 los cuatro diputados del Congreso electos por ERC y Junts per Catalunya que se encontraban en prisión preventiva por ‘el Procés’ – el intento de secesión del 1 de octubre de 2017 – D. Oriol Junqueras Vies (ERC), D. Jordi Sánchez (Junts), D. Jordi Turull Negre (Junts) y D. Josep Rull Andreu (Junts) son trasladados de la prisión al Congreso, al tiempo que el Sr. Romeva acude al Senado para que recogieran sus actas.

El día 21 de mayo de 2019 entran en el Congreso al formarse la cámara en la que es elegida presidenta de la cámara Dña. Meritxel Batet Lamaña, los diputados presos acuden nuevamente para tomar posesión de sus cargos. Todos ellos los hacen tratando de proclamar a voz en grito que son “presos políticos”, pero sus frases apenas se oyen porque durante sus intervenciones los diputados de Vox aporrean sus asientos haciendo inescuchables sus palabras.

El 24 de junio de 2019 la presidenta del Congreso decidió suspender a los cuatro diputados presos como parlamentarios siguiendo el requerimiento del Tribunal Supremo dada su situación de encarcelados.

21 Mayo 2019

El separatismo sigue pisoteando las instituciones

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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AUNQUE se llenen la boca con la palabra democracia, una de las características principales que definen la toxicidad nacionalista es el escaso o nulo respeto por las instituciones, que son los pilares en los que se asienta un Estado de derecho consolidado. Esta razón explica por qué los políticos independentistas presos por la asonada del procés no tuvieron ningún empacho en convertir la recogida de sus actas en un grotesco e inadmisible espectáculo partidista, incluido el lanzamiento de mensajes políticos en clave electoral. En realidad, fue un oprobio para la sede de la soberanía nacional, que preludia lo que hoy puede ocurrir en la sesión constitutiva de las Cámaras. Todo ello debe servir de advertencia tanto al Congreso como al Senado, cuyo deber exige garantizar el cumplimiento estricto del mandato del Tribunal Supremo con relación a las limitaciones impuestas en el Parlamento a los políticos que actualmente se sientan en el banquillo acusados de rebelión.

Tanto Oriol Junqueras como el resto de presos aprovecharon su estancia en la Cámara Baja para difundir discursos políticos. Con la ayuda de sus compañeros de partido, grabaron diversos vídeos en los que de viva voz lanzaron sus mensajes en favor de la independencia y la inexistente república catalana. A estas alturas ya no sorprende la retórica cínica y populista de los líderes separatistas, que han hecho de la mentira un recurso permanente. Lo que sí sorprende es la incapacidad de las autoridades para respetar la orden del Tribunal Supremo, que les prohibía expresamente realizar declaraciones a la prensa durante su visita al Palacio de las Cortes.

Preservar el garantismo propio de cualquier democracia asentada constituye una exigencia insoslayable para el Estado. Los cabecillas del proceso soberanista tienen sus derechos políticos intactos mientras no medie una condena con inhabilitación. Y dado que les asiste el derecho de sufragio pasivo, todos ellos pudieron presentarse a los comicios como candidatos. Sin embargo, el Supremo autorizó a los presos a asistir a la sesión de investidura pero rechazó que debiera pedir permiso a las Cortes –mediante el suplicatorio– para continuar con el juicio. La Sala presidida por Marchena señaló que los presos deben ser suspendidos de sus funciones, aunque entiende que debe ser la Mesa del Congreso la que adopte esta medida para evitar injerencias del Poder Judicial sobre el Legislativo. Por tanto, el órgano rector de la Cámara debe suspender de sus funciones de los acusados en prisión preventiva que obtuvieron escaño, tal como ampara el artículo 21.2 del Reglamento del Congreso. Lo contrario se traduciría en una burla permanente por parte de los diputados electos. No caben ya componendas al albur del tacticismo ni de los equilibrios parlamentarios.

La Mesa del Congreso debe suspender a los políticos presos

Por sus pasos

EL PAÍS (Director: Soledad Gallego Díaz)

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La suspensión de los electos secesionistas no puede ser banalizada

Ayer quedaron formalmente constituidas bajo la presidencia de los socialistas catalanes Meritxell Batet y Manuel Cruz las dos Cámaras legislativas configuradas por las elecciones generales celebradas el pasado 28 de abril. Ambas sesiones estuvieron marcadas por la presencia en los escaños de diputados y senadores independentistas en prisión preventiva mientras se sustancia el proceso penal que se sigue contra ellos en el Tribunal Supremo. La expectación que despertaba su presencia hacía innecesaria la sobreactuación en que incurrieron al acatar la Constitución, realizándola bajo fórmulas exuberantes que nada parecieron aportar al hecho esencial de que finalmente la juraron o la prometieron. Entre la sobriedad que exige representar a los ciudadanos en un parlamento democrático y el espectáculo que solo aspira a jalear al propio electorado durante un instante de autosatisfacción, los electos independentistas se inclinaron por esto último, y no siempre evitando la vergüenza ajena.

Más que la protesta que pretendían, su gesto no pasó de una estéril algarabía para disimular ante sus partidarios que fueron las libertades y las garantías establecidas por la Constitución, cuya existencia no cesan de negar, las que han amparado su derecho a concurrir en unas elecciones, recoger sus actas de diputados y senadores, y adquirir la condición plena de parlamentarios. Lejos de constituir el despropósito que afirmaron los líderes del Partido Popular y Ciudadanos, la presencia en ambas Cámaras de los dirigentes independentistas encausados es una prueba concluyente de la manipulación en la que incurren al sostener que en España se persigue el programa de la secesión. De lo que están respondiendo ante el Tribunal Supremo no es de promoverlo, como han hecho durante la campaña electoral y es de suponer que seguirán haciendo sus correligionarios en el Congreso y el Senado, sino de tratar de imponerlo por vías de hecho a una mayoría de ciudadanos de Cataluña que lo rechaza.

El Partido Popular y Ciudadanos quisieron dejar claro desde la sesión inaugural que su intención durante la nueva legislatura no es alcanzar ninguna política común frente a la crisis en Cataluña. Antes por el contrario, la búsqueda de diferencias con el partido socialista llegó ayer al extremo de exigirle con desplazada solemnidad el cumplimiento de aquello a lo que la ley obliga, cuando ni siquiera su candidato a la presidencia ha recibido el respaldo para formar Gobierno. Esta estéril precipitación por mostrar severidad frente al independentismo, en lugar de por articular un consenso que permita revelar su auténtica naturaleza tanto interna como internacionalmente, puede precipitar errores a la hora de abordar el primer problema al que se enfrentan las Cámaras recién constituidas: la suspensión de los diputados y senadores secesionistas procesados en el Tribunal Supremo.

La decisión no puede ser banalizada en un sentido ni en otro puesto que involucra principios esenciales del sistema democrático como la separación de poderes, el derecho de sufragio pasivo o la seguridad jurídica. El Tribunal Supremo ha cumplido su deber al remitir el auto de suspensión a la Mesa del Congreso; es el momento de que esta cumpla el suyo recabando los dictámenes jurídicos que considere necesarios para hacerlo por sus pasos, y rigurosamente conforme a derecho.

22 Mayo 2022

O juran o perjuran

EL MUNDO (Director: Federico Jiménez Losantos)

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EL ESPECTÁCULO de perjurio soez que vimos ayer en el Congreso de los Diputados mostró en toda su sórdida desnudez al Bloque social-comunista-separatista, que, si este domingo no lo remedian las urnas, piensa volvernos la cabeza del revés y poner a España patas arriba durante, al menos, cuatro años. Meritxell Batet dejó por embustero a Pedro Sánchez, que poco antes de empezar el grotesco pleno de constitución de las Cortes, en un discurso para desmemoriados, insultó llamando «grandes españoles» a la nacionalista Batet y a Cruz, ese Iceta desteñido que preside el Senado.

Ya sé que dejar por embustero a Sánchez es descubrir la luz del día, pero es que hace dos años el PSOE de Javier Fernández multó tres veces a Batet por alinearse con los separatistas y romper la disciplina de voto del partido, planteándose públicamente la ruptura con el PSC y la refundación del PSOE en Cataluña como solución contra el cáncer antiespañol del partido. Sánchez ya no recuerda cuando bailoteaba con Iceta delante una bandera española de catorce metros. Pero los grandes blanqueadores del golpismo catalán, los del PSC, sí. Y ayer mostraron que esta legislatura lo será a coces contra la soberanía nacional. Española, claro. Cualquier otra, si es hostil, estará protegida.

En su afán puerperal por abrazarse al delito, a Iglesias le faltó ayer aquel morreo con Doménech en mitad del Hemiciclo, homenaje al Muro de Berlín cuya voluntad de permanencia sellaron fotográficamente ante el mundo intercambiando fluidos bucales Breznev y Honecker, el jefe de la KGB de Andropov y el de la Stasi de Wolff. A Pablenin sólo le faltó babearle en la teñida tonsura al golpista Junqueras. Esa es la diferencia con el fallido golpe del 23-F: ningún diputado se abrazó a Tejero, e Iglesias se quedó con las ganas de sacar a hombros al Chávez catalán, otro «demócrata con agallas». Por eso el del 1-O no es un golpe fallido: lo mantienen vivo el PSOE y Podemos, el partido de los boligrandes ZP, Bono y Morodo y el de los bolichicos Iglesias y Monedero.

El juramento como representantes de la soberanía nacional está claro, aunque el Prostitucional lo enturbió y ayer lo disfrutó Batet: o juran la Constitución o perjuran. ¿No juran? Ni escaño, ni sueldo: a la cola del INEM. Si no prometen o juran, sin latiguillos, no nos representan. Y no cobran.

22 Mayo 2019

Por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero

Luz Sánchez Mellado

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Las frases que usaron los diputados para tomar posesión fueron un catálogo de credos, patrias, santos y señas

Si uno promete o jura por lo que cree más sagrado, los juramentos y promesas de sus señorías para acatar la Constitución fueron un catálogo de credos, patrias, santos y señas. En esencia, este martes cada uno juró o prometió por él y por todos sus compañeros de grupo parlamentario, como hacen los críos cuando llegan a la meta y se salvan ellos mismos y a los de su equipo. Ocurre, a veces, que las consignas de los adultos son acaso más infantiles. Empezó su señoría Abascal, el primero por orden alfabético. “Por España, juro”, clamó voz en cuello, como luego sus 23 colegas de siglas, dejando claro que ni él ni Ortega-Smith precisan micrófono. Los “por la democracia y los derechos sociales” de los parlamentarios de Unidas Podemos pusieron la nota redundante. Pero no fue hasta los “per la llibertat dels presos i exiliats polítics” de los diputados independentistas y los presos propiamente dichos cuando empezó la bronca de Vox y Cs, únicos sorprendidos por tan previsible numerito, al que dieron, si cabe, más realce con su pataleta. Todo es opinable, de acuerdo. Lo que nadie pudo negarle a Juan López de Uralde, de la rama verde de Unidas Podemos, fue el premio al más inclusivo —“por la democracia y por todo el planeta”— ni el posterior y unánime choteo, esta vez sí, del hemiciclo en pleno.

El día amaneció literario. Quiso el azar, a veces puro algoritmo, que el presidente de la Mesa de Edad, don Agustín Javier Zamarrón, diputado por Burgos de 73 años y primoroso en su desempeño, se diera más que un aire a don Ramón María del Valle-Inclán, que en paz descanse. Mataba Zamarrón dos pájaros de un tiro. Encarnar en su figura el espíritu de la jornada. Y facilitar la tarea de los cronistas con tan golosa metáfora. Había que estar ciego para no ver el esperpento en la apertura de la legislatura. La inefable mezcla entre la grandeza y lo grotesco que tan bien nos retrata. Eso, aderezado con una dosis de García Berlanga.

Solo había que imaginar a Junqueras, Rull, Turull y Sànchez levantarse en la prisión de Soto del Real, ponerse la camisa planchada por sus colegas de trena y subir al furgón policial rumbo a sus escaños de padres de la patria —española— para revivir el espíritu de Todos a la cárcelLa escopeta nacional estaba representada por sus señorías de Vox que, con un enhiesto Abascal a la cabeza, llegaron los primeros y se atrincheraron tras el banco del Gobierno con ánimo de echarle el aliento en la nuca al presidente Sánchez. Había que ver a José Zaragoza, número dos del PSC, encajonadito vivo entre Abascal y Espinosa de los Monteros como preguntándole a la Moreneta por qué le había abandonado.

Los puntos más morbosos del orden del día, más allá de la elección de Batet como presidenta en segunda y tediosísima vuelta, fueron satisfechos a su debido tiempo. El saludo de Junqueras y el presidente Sánchez, un apretón al vuelo, fue la foto más esperada, aunque por el rato que el primero estuvo departiendo con los ministros Borrell y Delgado de vuelta a su escaño tras depositar sus votos se diría que estaban puenteando a Marchena. También pudo comprobarse la libre circulación de los presos por la sala, pero eso fue en los ratos que les dejaba su desaforada actividad con los móviles que aporrearon toda la jornada. Y, por supuesto, se certificó la frialdad entre los populares y los presos, Cs y los presos, y Vox y los presos, quienes, a cambio, se deshacían en sonrisas con quien fuera que les dirigía la mirada, presos quizá de la soledad del talego al que volvieron en cuanto acataron la Constitución que violentaron.

Por lo demás, vuelta al cole. Besos, risas, recelo con los nuevos, compadreo con los repetidores, toma de posiciones —Rivera comiéndole el donut a Casado— y cálculo de posibilidades. ¿Uniforme? Los ternos ganan de calle entre los señores. Y la mayoría absoluta de las madres de la patria parece haber hecho aún más rico a Amancio Ortega, dada la profusión de chaquetas blancas y rojas que cuelgan en sus perchas.