El cruce entre Pedro Ruiz y María Antonia Iglesias acaba en insultos: «¿Es puta o no es puta usted?»

El enfrentamiento dramatizado en ‘La Noria’ del sábado entre la tertuliana espectáculo, María Antonia Iglesias y Pedro Ruiz – «¿Es puta o no es puta usted? – funcionó como un excelente prólogo viviente a esa mesa de debate entre las dos Españas que, más que dejar el corazón helado, facilita la disidencia a quienes no nos sentimos cercanos a ninguno de esos dos frentes. 

Qué cosas. Nos quedamos, al final, sin conocer la respuesta. «¿Es puta o no es puta, usted?» E hizo mutis por el foro. Indignada. Echando pestes a la salud de un invitado pequeñito pero respondón y holgadamente tocapelotas. Pedro Ruiz. Ahí es nadie. Han tenido que descongelar al bueno de Pedro Ruiz de esa criogenización televisiva que padecía para que alguien, por fin, ponga en su sitio a María ‘Guau’ Iglesias. Lo de la bronca barriobajera en ‘La Noria’ mientras Jordi ‘Risitas’ González se relamía de gusto no hay por dónde cogerlo. En cualquier recreo de una clase de preescolar se supera con creces el nivel intelectual de todos estos pájaros de mal agüero telecinqueño.

Ver para creer con los ojos como platos. La cosa sucedió así. Ella le llamó fascista y él le hizo la pregunta: «¿Es puta o no es puta, usted?» Con un par y ese ‘usted’, puntillazo final que denota haber ido a un colegio de pago. Y María Antonia Iglesias, demostrando tener menos encaje que Jordi ‘Risitas’ González capacidad para moderar un debate, se fue indignada del plató. Se llevan las ‘espantás’ en la noria desnoriada últimamente. Eso sí, un 17,2% de ‘share’ bien vale una bronca similar con ‘espantá’ al mejor estilo ‘Sálvame diario’.

Prueba María ‘Pitbull’ Iglesias una cucharadita de su propia medicina. Y no cabe más que congratularse por ello. Felicitamos a ese pequeño gran hombre que, en la noche del sábado, logró protagonizar un acto de justicia poética con final peripatético. Se lo tenía merecido María Antonia, maleducada, chillona y verbenera, que se limita a encadenar sartas de insultos desde que se sienta en la mesa de debate. No en vano la sectaria de Isabel Durán se vio obligada a abandonar el plató hará cosa de dos años cuando María Antonia Iglesias y Enric Sopena se cebaron con ella llamándola de todo menos guapa. Iglesias, Sopena. Qué pareja.

Resulta irónico. Se sube Pedro Ruiz a ‘La Noria’ para presentar su último libro, un infumable tocho titulado ‘Al hijo que no tengo’, y acaba sacando a María Antonia de madre. Cualquier cosa vale con tal de vender el producto. Bienvenidos a la España del exabrupto, de la grosería, de la incorrección. Basta con encender Telecinco para recibir en plena cara, cual bofetada, las pésimas maneras y las salidas de tono de un excepcional plantel de ganapanes. Se ganan la vida barritando. No son más que eso, elefantes que tratan de llamar nuestra atención en medio de la selva televisiva y por eso se ponen verdes unos a los otros.