2 julio 1997

El periodista y asesor político asegura que nunca se llevó bien con el polémico financiero catalán durante su etapa al frente de la edición catalana del periódico de Prensa Española

El diario EL PAÍS asegura que el Jefe de Gabinete de Rajoy, Francisco Marhuenda, defendió a Javier de la Rosa desde ABC

Hechos

El 2.07.1997 el diario EL PAÍS publicó un artículo sin firmar titulado ‘El jefe de gabinete de Rajoy defendió a De la Rosa en ABC’.

Lecturas

Javier_De_la_Rosa D. Javier de la Rosa, empresario y financiero acusado de delitos de fraude y estafa.

02 Julio 1997

El jefe de gabinete de Rajoy defendió a De la Rosa en 'Abc'

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Francisco Marhuenda, jefe de gabinete del ministro para las Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, escribó en enero de 1995 un artículo de opinión en la edición catalana del diario ABC titulado ‘La resurrección de Lázaro’. En esa columna, Marhuenda hace interpretar a De la Rosa el papel de muerto resucitado y le invita a explicar todo lo que sabe: «Lo mejor sería que De la Rosa hable, ante el magistrado, ante la prensa o la comisión que el Parlament [de Cataluña] no quiere crear, porque su situación nunca será peor».¿De qué debería hablar el financiero entonces encarcelado por el caso Grand Tibidabo? En opinión de Marhuenda, «los dirigentes de los principales partidos no tenían ningún deseo de que compareciera en una comisión de investigación. Ni aquí ni en Madrid. El papel que le habían asignado era el de mudo [ …] Durante unas semanas se mantuvo en silencio y todos respiraron tranquilos. El susto de los telegramas [que, De la Rosa envió desde la prisión a varios dirigentes políticos] fue suficiente, y bastante desconcierto hay en el país como para añadir a un De la Rosa dispuesto a contar su auge y caída con luces y taquígrafos».

La resurrección de Lázaro formaba parte de una serie de escritos por Marhuenda en apenas tres meses, defendiendo a De la Rosa mientras éste estaba en prisión, En ellos se refiere a los fiscales del caso, el fiscal Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, y el fiscal jefe de Cataluña, José María Mena, como «los mismos que han perseguido con empeño a empresarios y políticos catalanes» y compara el asunto de De la Rosa con el de Banca Catalana: «Qué le hubiera sucedido a Pujol de no contar con la inmunidad que acertadamente establece el Estatuto».

Para Marhuenda, el caso Tibidabo es «una conspiración en la que confluyen fiscales justicieros, periodistas resentidos, políticos con oscuros intereses y otros que quieren esconder sus vergüenzas».

31 Enero 1995

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

Francisco Marhuenda

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El preso preventivo Javier de la Rosa cumplió la pasada semana sus primeros cien días de cárcel. En la soledad de su celda en Can Brians ha podido comprobar cuán frágil es el favor de los poderosos, porque no hace tanto tiempo que era considerado uno de ellos y le acogían en su Parnaso del dinero. Los políticos reclamaban sus favores y parecía, incluso, que con algunos mediaba una cómplice amistad. La opresiva monotonía de la prisión, siempre sórdida, desagradable y vejatoria, le ha permitido comprobar que el espejismo del poder es efímero, porque cuando las cosas van mal los poderosos dan la espalda al caído o le ofrecen, como máximo, el consuelo de alguna promesa. En un primer momento, después del duro trago que comporta convertirse en un ciudadanos con la libertad restringida y prácticamente sin derechos, pensó que estaría unos pocos días. No sólo superó  a Mariano Rubio, sino, incluso a Manuel de la Concha.

¿Dónde estaban sus amigos? Lo que resultó evidente es que los dirigentes de los principales partidos, no tenían ningún deseo de que compareciera en una comisión de investigación. Ni aquí, ni en Madrid. El papel que le había asignado era el del mudo y el análisis era muy simple: “Si Javier habla, perderá los amigos que le quedan”. Durante unas semanas se mantuvo en silencio y todos respiraron tranquilos. El susto de los telegramas fue suficiente y bastante desconcierto hay en el país como para añadir a un De la Rosa dispuesto a contar su auge y caída con luces y taquígrafos. El financiero es, además, una víctima propiciatoria, por el mismo precio, sus muertos y los de los demás.

Era fácil de descalificar porque basta recordar que ha hundido el Garriga Nogués, aunque curiosamente nunca fue inhabilitado como banquero y los presuntos perjudicados se mantuvieron en silencio; ha hundido el grupo Torras, aunque nadie recuerda cómo estaban antes sus compañías, las consecuencias de la Guerra del Golfo y, sobre todo, las luchas intestinas en el seno de un Estado impresentable y feudal como es Kuwait; y, como colofón final, lo sucedido en Grand Tibidabo, aunque quizá resulte que una buena parte de la ‘pasta’, una vez más, fue el bolsillo de otros y el resto fueron inversiones muy desacertadas, algo no tan inhabitual en el tráfico mercantil especulativo.

No le dejaron celebrar entrevistas con periodistas y mucho menos convocar una rueda de Prensa, pero comprobó que ese criterio no se aplicaba con Sancristobal. Y ahora resulta que su amigo Mario Conde sale en libertad bajo fianza de dos mil millones, cando el presunto agujero creado por su gestión ha sido de seiscientos mil millones. Y Lázaro resucitó hace unos días y comenzó hablar. Resultó que no era mucho y que, incluso, las amenazas veladas se podían concretar en incómodas informaciones. La caprichosa utilización que se realiza en nuestra país de la alarma social, como elemento para amedrentar a los inculpados en procesos por dolos mercantiles, vulnera el espíritu constitucional. Después de cien días en una injusticia, sobre todos si se compara con Rubio, De las Concha, Conde y Romaní. Lo mejor sería que De La Rosa hable, ante el magistrado, la Prensa o la comisión que el Parlament no quiere crear, porque su situación nunca será peor.

Francisco Marhuenda