- En julio de 2011 los medios de comunicación se hicieron amplio eco de la investigación policial a periodistas de la revista News of the World que cerraba definitivamente el 10.07.2011. Los responsables de la publicación tuvieron que comparecer ante el Parlamento Británico el 19 y 20 de julio de 2011.
El escándalo de espionaje destruye ‘News of the World’ y sacude toda la estructura empresarial de Rupert Murdoch
El 15 de junio de 2010 la News Corporation lanzó una oferta pública de adquisición de la British Sky Broadcasting (BSkyB), tras un amplio debate empresarial y social la Cámara de los Comunes debía debatir si aceptaba o no la compra en julio de 2011, el estallido del escándalo de los espías forzó a los Murdoch a renunciar a la compra el 13 de julio de 2011.
El escándalo de los espionajes masivos realizados por periodistas y detectives privados para desvelar sus conversaciones en News of the World desata una ola de indignación que llevan a News Corp a anunciar el 7 de julio de 2011 el cierre de la histórica revista. El escándalo supondrá la dimisión de Andy Coulson (ex directivo de News of the World) como Director de Comunicación del primer ministro británico David Cameron y también la de Rebekah Brooks como máxima directiva de News Corp en Reino Unido. También dimitirá los jefes de Scotland Yard, Paul Stephenson y John Yates, acusado de ser cómplice de los espionajes de News of the Worl
El 19 de julio de 2011 el principal propietario de News Corp, Rupert Murdoch, y su hijo James Murdoch, comparecerán ante la Cámara de los Comunes del Reino Unido para pedir disculpas y asegurar haber sido traicionado por sus empleados.
El escándalo del método del espionajes en la revista News of the World (propiedad del grupo News Corporation) provenía del año 2006. Pero fue en julio de 2011 cuando estalló toda su intensidad al saberse – publicado por el The Guardian – que entre las personas espiadas estaba Milly Dowler, una estudiante de 13 años que había sido secuestrada en marzo de 2002 y que en realidad había sido asesinada cuando el diario espiaba el buzón de voz de su teléfono móvil. El diario llegó incluso a borrar algnos mensajes cuando el buzón estaba lleno para permitir la entrada de nuevos mensajes, lo que hizo creer a la familia que Milly estaba aún viva y pudo destruir pruebas quizás vitales para los investigadores.


Periodismo sin dignidad
EL PAÍS (Director: Javier Moreno)
Las revelaciones de que el tabloide dominical británico News of the World interceptó el buzón de voz de una niña secuestrada, cuyo asesinato se convirtió en destacada noticia en 2002, han catapultado a una inusual crispación pública y política las prácticas de determinada prensa sensacionalista en Reino Unido, controlada básicamente por Rupert Murdoch. El primer ministro David Cameron afrontó ayer una agitada sesión en los Comunes, donde prometió una investigación hasta el final para esclarecer los hechos.
News of the World, que tira casi tres millones de ejemplares, ha sido desde hace años el estandarte -no el único- de una perversión informativa que abarca la interceptación de comunicaciones privadas, familia real incluida, en busca de la exclusiva. Los directivos de Murdoch aseguraban hasta muy recientemente que se trataba de prácticas aisladas de redactores sin escrúpulos. El crecimiento exponencial de los espiados, sin embargo, revela sin asomo de duda un comportamiento a gran escala.
El amarillismo periodístico no es novedad, y el magnate australiano, dueño también de cabeceras muy respetables, lo ha explotado valiéndose de relaciones privilegiadas con el mundo de la política y la policía y aprovechando la debilidad del organismo regulador británico. En el caso de la niña Milly Dowler, raptada y asesinada, su contestador no solo estaba interceptado por periodistas del semanario, sino que era regularmente vaciado para dar cabida a nuevos mensajes, lo que alentó en sus padres la idea de que estaba viva y confundió la investigación policial. La directora entonces del dominical, Rebekah Brooks, ahora máxima ejecutiva de Murdoch en Gran Bretaña, asegura insosteniblemente desconocer todo sobre el sórdido asunto.
La situación creada compromete a Murdoch -a punto de convertirse en titán de los medios británicos a través del control de la cadena de televisión Sky, obligado a sanear sin contemplaciones sus periódicos- y perjudica a la prensa inglesa en general. Pero constituye también una advertencia para elpremier conservador Cameron, que hasta comienzos de año mantuvo como jefe de Prensa a Andy Coulson, un exdirector de News of the World que se vio obligado a dimitir en 2007, cuando se conoció el primer escándalo de escuchas. Y que tuvo que dejar Downing Street por nuevas alegaciones sobre su etapa al frente del dominical sensacionalista.


La audacia y el interés
Víctor de la Serna Arenillas
Nadie esperaba ayer que Rupert Murdoch – el comunicado lo firmó su hijo James, pero todos sabemos quién manda – cerrara fulminantemente el NEWS OF THE WORLD, el mayor dominical británico, en respuesta al escándalo desbocado de sus detestables práctias profesionales, de sus miles de pinchazos telefónicos ilegales. El caso del buzón de voz de la niña secuestrada y asesinada en 2002, revelado esta misma semana por THE GUARDIAN, ha sido la proverbial gota de agua. La opinión pública ya había sobrepasado la mera indignación. Y hay que reconocer que el polémico y brillante editor, capaz de confundir a sus enemigos con jugadas audaces, lo ha vuelto a lograr. Todos boquiabiertos.
Este escándalo marca sin duda el fin de una era de vergonzosas prácticas, en aras de una competencia feroz, por parte de los tabloides británicos. Eso es positivo. Además, Murdoch se está gastando millones en compensar a las víctimas y abriendo todos sus archivos a la policía: más periodistas podrían acabar en la cárcel.
Pero no creamos que el editor se ha convertido de sopetón en un benefactor de la humanidad. Defiende con celo sus intereses: por un lado, casi todos esperan que en pocos días su diario popular THE SUN, saque una edición dominical que cubra el hueco del NotW. Por otra, con estos gestos pretende preservar las posibilidades de su grupo, News Corporation, de comrpar la totalidad de la cadena de TV por satélite BSkyB de la que ahora controla el 39%. Es para él una prioridad estratégica. Por las implicaciones monopolísticas, necesita permiso de la UCE (ya lo ha dado) y ahra del Gobierno de Londres. Desde hoy será más fácil.
Víctor de la Serna


Goodbye
Juan Roldán
Muy en el carácter británico de pasar página cuanto antes a las malas noticias, el dominical NEWS OF THE WORLD de Rupert Murdoch titula su portada de despedida: ‘Thank You & Goodbye”.
Probablemente pocos profesionales del periodismo, a pesar de la crisis económica que viven las publicaciones de todo el mundo, habrán derramado lágrimas por el cierre definitivo de un periódico que representaba el lado más oscuro y amarillo del tratamiento informativo de noticias.
Murdoch tiene ahora un largo camino por delante para recomponer los muebles rotos con la profesión periodística, con la Justicia y con el Gobierno de David Cameron. El magnate posee en Gran Bretaña el mayor trozo de la tarta de su imperio en medio de comunicación y, por eso, se ha trasladado a Londres para obtener la autorización para terminar de comprarla la principal televisión privada del país.
El ambiente poco propicio que va a encontrar está a la vista, a tenor de las declaraciones de las autoridades en las últimas 48 horas. La profesión, contraria al sensacionalismo, descansará durante una temporada.
Juan Roldán


Otra guerra mediática
Víctor de la Serna
Que si en España los medios estamos a la greña, que si El País odia a EL MUNDO y viceversa, que si Telecinco y La Sexta se hacen jugarretas innombrables… En fin: lo de la guerra mediática está de actualidad desde hace un cuarto de siglo, cuando los que empezaron a tocar las narices con los GAL fueron tildados de sindicato del crimen por los colegas que estaban felices con la versión oficial.
Lo que, con nuestro ombliguismo, pasamos por alto es que las guerras mediáticas son un fenómeno constante en todos los países con libertad de prensa y competencia de empresas… y no digamos en tiempos de crisis como los actuales.
La batalla de The Guardian, el admirado -pero deficitario y en plenas dudas sobre el futuro entre el papel e internet- periódico socialdemócrata londinense, contra el imperio conservador de Rupert Murdoch es quizá el ejemplo actual más notable. Guerra con armas de destrucción masiva.
Hace tiempo que The Guardian pilló cacho con la detestable práctica del News of the World, el dominical amarillista de Murdoch, de interceptar llamadas telefónicas y buzones de voz de todo tipo de personas: desde el príncipe William (¿por qué traducimos su nombre y no, por ejemplo, el de Dominique Strauss-Kahn?) hasta ciudadanos anónimos, pero de interés por sucesos más o menos truculentos.
Ahora, el Guardian tiene cogido por la garganta al NoW por un episodio particularmente atroz: parece que sus reporteros y adláteres no sólo interceptaron las grabaciones en el buzón de voz de la familia de una niña de 13 años desaparecida, Milly Dowler, sino que borraron algunos mensajes, interfiriendo en la investigación policial. La niña nunca más ha aparecido.
Lo que confiere un carácter peculiar a la serie de informaciones y opiniones publicadas por el Guardian es que los hechos se remontan a 2002, que ya han ido a la cárcel un periodista y el detective especialista en pinchazos, y que el grupo News International ha sido castigado y vilipendiado. Eso sí, la gravedad de este caso ahora detallado, la evidencia de que News International no reveló en su momento toda la verdad, y el hecho de que la actual directora editorial de todas las publicaciones británicas de Murdoch, Rebekah Brooks, dirigiese entonces el NoW, redoblan la ferocidad de los ataques.
Si en España un importante columnista llamara explícita y detalladamente al boicot de lectores y anunciantes contra el medio rival, como hoy hace Roy Greenslade en el Guardian, sería arrastrado por los tribunales y ferozmente castigado: por mucho menos le sucedió eso a Federico Jiménez Losantos. Pero en Gran Bretaña competencia y libertad de expresión siguen valiendo algo más que aquí, parece.


Culpables, ma non troppo
Alfonso Merlos
¿Marca la comparecencia un antes y un después?
- En absoluto. La noticia es que no hay noticia. Lejos de acelerarse su resolución o de entrar en una situación de efervescencia o incandescencia, el caso pasa a una fase de punto muerto, más allá del morbo, los flashes y la espuma informativa del momento. El escándalo ni adelgaza ni engorda. Serán las proactiva investigaciones que están en marcha, de forma complementaria y en diferentes planos, las que delimiten hasta qué punto llega la envergadura de los delitos que presumiblemente se han perpetrado y hasta qué punto llega la envergadura de los delitos que presumiblemente se han perpetrado y hasta qué extremos se puede escalar en los niveles de responsabilidad por la comisión, colaboración o complicidad en los mismos.
¿Salen los Murdoch, padre e hijo, reforzado o debilidades en lo personal o debilitados en lo personal y lo empresarial por el escándalo de las escuchas ilegales?
- Más bien reforzados en lo personal y más bien debilitados en lo empresarial. De un lado, el reconocimiento de humildad, de fracaso, de tristeza, de fiasco, de engaño, de consternación y, sobre todo, de vergüenza humanizan a un magnate al que sacan de una urna revelando su fragilidad y sus limitaciones. De otro lado, queda erosionada la imagen de un imperio incapaz de establecer desde su cúspide unos mecanismos de control que garanticen la transparencia en los métodos y la ética en los comportamientos de sus profesionales.
¿Recae sobre padre e hijo la culpabilidad del caso?
- Sí y no. Estamos ante un dosier vidrioso de ‘responsabilidad in vigilando’. En efecto, recaía sobre los hacedores del imperio el deber de escrutar los actos que llevaban a cabo aquellos subordinados llevaban a cabo aquellos subordinados llevaban a cabo aquellos subordinados sobre los que tenían una especial obligación de control, por sus competencias y sus cometidos. Operan como agravante las dimensiones materiales y humanas del daño generado por no haberse instruido una fiscalización diligentes quienes han cometido horribles aún por determinar en sus más extensos detalles.
Alfonso Merlos


Polvorín Murdoch
EL PAÍS (Director: Javier Moreno)
El escándalo de las escuchas ilegales realizadas por una de las cabeceras más importantes del imperio editorial de Rupert Murdoch se ha convertido en un polvorín. Apenas 15 días después de las revelaciones que conmocionaron a la opinión pública de que el News of the World había interceptado en 2002 el móvil de una niña de 13 años, Milly Dowler, secuestrada y asesinada, el conglomerado mediático de Murdoch está contra las cuerdas, pero las repercusiones del caso son de mayores dimensiones.
El escándalo está poniendo al descubierto unas connivencias políticas y policiales que dejan en precaria situación a varios inquilinos de Downing Street y a mandos de los investigadores. Dos de ellos ya han dimitido, no sin antes -el comisario jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson- apuntar con dedo acusador al primer ministro David Cameron, que mantuvo durante varios meses como portavoz al exdirector del News of the World, Andy Coulson. Que los Murdoch hayan sido llamados a declarar hoy ante la Cámara de los Comunes, cita para la que Cameron ha interrumpido un viaje oficial, es parte de la rápida y amplia escalada que está cobrando el caso.
El imperio de Rupert Murdoch, News Corporation, uno de los más influyentes del mundo, ha afrontado escándalos similares en el pasado por su predilección por el periodismo sin escrúpulos. Ahora, sin embargo, está acorralado. De poco ha servido el cierre del News of the World, la renuncia a comprar la plataforma televisiva BSkyB y las excusas pedidas con grandes caracteres en los periódicos británicos. Si Murdoch creyó alguna vez que con tales gestos y sacrificios zanjaba el asunto estaba equivocado. El domingo tuvo que encajar uno de sus golpes más duros: el arresto de Rebekah Brooks, ahora en libertad bajo fianza, exresponsable del grupo en el Reino Unido. Con ella, ya son una decena los directivos detenidos.
Las investigaciones apuntan directamente hacia presuntas prácticas delictivas y el conglomerado de Murdoch está seriamente amenazado también al otro lado del Atlántico, donde posee The Wall Street Journal y la cadena de televisión Fox. El fiscal general, Eric H. Holder, ha abierto una investigación paralela sobre las operaciones de News Corporation en suelo estadounidense.
La quiebra de Lehman Brothers en 2008 ha demostrado que ya no hay vacas sagradas, y que lo que en otros tiempos podría haber sido tratado con muestras de repulsa pero pocas consecuencias es hoy una bomba de elevada potencia con petición de responsabilidades penales y políticas a ambos lados del Atlántico. El imperio Murdoch se tambalea y no es precisamente por una laxa aplicación del código deontológico del periodismo, sino algo mucho más grave. El laborista Ed Miliband, antes errático e inseguro, ha consolidado su liderazgo al frente de la oposición británica con esta crisis, pero está fuera de lugar su petición de una nueva regulación para la prensa. En este caso basta con aplicar el código penal.


El día más humillante en la vida de Murdoch
EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)
«ES EL día de mi vida en que me he sentido más humilde». Así empezó Rupert Murdoch su comparecencia en el Parlamento británico para dar explicaciones por el caso de las escuchas ilegales del News of the World. Y debió serlo, porque el magnate de la prensa y su hijo James se tuvieron que someter a un interrogatorio abrumador por parte de los diputados sobre el escándalo. Los Murdoch pidieron perdón, pero su versión de que no conocían los hechos resulta difícil de creer si tenemos en cuenta que dedicaron dos millones de libras a pagar a personas que habían sido espiadas. En la misma línea se manifestó Rebekah Brooks, ex directora del semanario y mano derecha de Murdoch hasta la semana pasada, en una declaración que resultó menos creíble. La sesión fue interrumpida después de que un activista intentara agredir a Murdoch en un fallo inexplicable de la policía. El caso sigue su curso y está afectando a la reputación del empresario pero el News of the World supone una pequeña parte de su grupo y, de momento, no se han descubierto prácticas similares en ningún otro medio


Cameron, vulnerable
EL PAÍS (Director: Javier Moreno)
El primer ministro británico ha sorteado en el Parlamento con daños menores el primer capítulo del ultraje nacional provocado por los métodos periodísticos del grupo Murdoch, su connivencia inquietante con la policía y su excesiva proximidad a la clase política. En dos semanas pletóricas de drama se ha echado el cierre el periódico sensacionalista de mayor tirada de Reino Unido, la probidad y los métodos de Scotland Yard han quedado por los suelos y Rupert Murdoch, magnate planetario de la comunicación, en una medida actuación, se ha avergonzado ante un comité parlamentario del News of the World, ha pedido perdón en todos los tonos y argumentado que su cargo es demasiado importante para estar al tanto de las carencias éticas de alguna de sus redacciones.
David Cameron debería haber sido más tajante en esta saga de periódicos sin escrúpulos, policías sobornados y políticos y periodistas demasiado revueltos para la salud del sistema democrático. No se disculpa de momento (hasta que no se pronuncie la justicia) por su calamitosa decisión de poner al frente de la comunicación gubernamental a un exdirector de News of the World, aparentemente al control de las sentinas del tabloide. Y no ha sido demasiado convincente sobre sus encuentros con directivos de News Corporation a propósito de la abortada compra de la cadena de televisión BSkyB. Pero el líder opositor Ed Miliband, en un debate de rampante partidismo, tampoco ha conseguido socavar seriamente la credibilidad del primer ministro. Entre otras razones porque Cameron es un aprendiz comparado con sus antecesores laboristas -Brown, Blair- en el cortejo de las élites mediáticas, especialmente del clan Murdoch.
El escándalo dista de haberse zanjado con Westminster de vacaciones. Cameron sigue siendo vulnerable. El daño a los tories puede tardar todavía en manifestarse, al compás de las investigaciones en marcha encargadas por el propio Gobierno.
LA COMPETENCIA SE REGOCIJA DE LOS PROBLEMAS DE MURDOCH
PERIODISMO PATÉTICO

Patético periodismo, lamentable periodismo. No, no me refiero al Grupo Murdoch, me refiero al resto de la prensa que se lanzó al cuello del emperador austrialiano y su grupo. ¿Nadie preguntó si era casualidad que el escándalo saliera justo cuando News Corporation había presentado una oferta para comprar el 61% de acciones de BSkyB, la muy rentable televisión por satélite, dueña de los derechos del fútbol?
En España todos los periódicos – en especial los de Madrid – encabezados por EL PAÍS, EL MUNDO – se apresuraron a condenar al grupo Murdoch como si fuera lo peor de lo peor, una infamia, que, prácticamente merecía desaparecer. ¿Y quiénes eran ellos? ¿Hermanitas de la caridad? ¿Todas las ‘investigaciones’ de EL PAÍS y EL MUNDO provienen de limpios trabajos de investigación? Por lo general ‘limpio’ e ‘investigación periodística’ no suelen ir de la mano. ¿No ha pagado EL MUNDO a ningún investigador por datos suministrados (véase, caso Filesa, caso GAL…etc.). ¿No ha obtenido el Grupo PRISA información de pinchazos telefónicos? (véase ‘cintas de Benegas’ o ‘caso Ibercorp’).
Una de las cosas más patéticas de los periodistas españoles es su suma hipocresía. Por cierto, el 13.07.2011 el grupo News Corporation se veía forzado a retirar su oferta de compra de la BSkyB.
J. F. Lamata
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