23 mayo 1945
Máximo responsable de los campos de exterminio a los judíos era el símbolo de terror de la dictadura nazi
El líder de las SS alemanas, el genocida Heinrich Himmler, se suicida tras haber sido hecho prisionero por los ingleses
Hechos
El 23.05.1945 Heinrich Himmler, que fuera Jefe de las Fuerzas alemanas de Interior, ministro de Interior de Alemania y Jefe de las SS, se suicidó tras haber sido detenido el día 21 con una ampolla de veneno que tenía oculta en la boca.
Lecturas
26 Mayo 1945
El suicidio de Himmler, la poca suerte de los jefes nazis y una carta de Hitler a Mussolini
Con un apellido – Hizinger – que tanto recuerda el del también difunto general francés, que tuvo que firmar el armisticio de Compiegne, Himmler, sin gafas, sin bigote, con el pelo más corto, aparecía más joven que de ordinario o quizá tan joven como en realidad era: cuarenta y cuatro años.
Se saben aquí bastantes detalles sobre la muerte tan borgiana, provocada en el último segundo en que un doctor iban a comprobar si tenía en la boca el veneno que no le había encontrado escondido en otras partes del cuerpo. Pero se ignora dónde iba y por qué no se proponía escapar, tan desamparado, quien durante años tuvo en sus manos los servicios del interior, a pesar de que las redes aliadas están en realidad tendidas sobre una tan enorme y abigarrada población, en aguas innegablemente revueltas. Quien tuvo en sus manos todos los servicios del interior, a pesar de que las redas aliadas están en realidad tendidas sobre una tan enorme y abigarrada población, en aguas innegablemente revueltas. Quien tuvo en sus manos todos los servicios policiacos del Reich, tan experto en fugitivos, ha caído como un aficionado.
Es evidente que Himmler intentaba huir de verdad, pues como lo demostró, sólo pensaba suicidarse en el caso de no encontrar otra escapatoria, tal como lo hizo después de cercar de tres días de ir enredándose, ya detenido, entre las finas mallas de los servicios ingleses. Ya que Himmler no se proponía suicidarse ‘a priori’, como Goebbels, ¿por qué el especializado en servicios secretos no encontró, por los menos, un medio tan eficaz como el de Ribbentrop, que por el momento es, de todo el primer equipo, el único que ha dado con las necesarias sutilezas? Aquí se cree que quizá haya sido eso debido a que Ribbentrop, ex embajador alemán en Inglaterra, es de todos ellos el que más o el único que verdaderamente había viajado. Algunos periódicos de aquí publican una lista con el paradero de los grandes jefes nazis y realmente impresiona la poca suerte que han tenido en el último acto de su lucha. Esta rescensión, bajo el título “El ocaso de los dioses”, viene así: Muertos: Hitler, fallecido en Berlín durante un asalto. Tres versiones pueden creerse: muerto en combate; por haber tomado un activo veneno, que, por lo visto, llevaban todos ocnsigo, o después de una inyección administrada por su médico por orden propia. Martín Bormann, muerto junto con Hitler.
Prisioneros: Goering, Ley, Rossemberg, Von Papen, Julius Streicher, Darre Frank, Seys Inquart, Ditten Von Epp, Doenitz, Jold y Speer. De los del segundo equipo no se habla.
Casi todos los periódicos dan las primeras páginas una foto de Himmler caracterizado tal como iba al ser detenido. Pero no son fotografía auténticas. Están compuestas por los fotógrafos en las propias Redacciones sobre su fotografía de siempre quitándole y añadiéndole las características del disfraz. Las primeras páginas de los periódicos de información no podían dejar de dar ilustración a sus titulares enormes, anunciando la muerte de Himmler. Pero han tenido que inventarla, Himmler ha dejado, sin que se comprenda demasiado su cuerpo en poder de los aliados, incluso vestido con camisa y pantalones de soldado británico, ropa que lo prestaron para presentarse a un comandante; pero no ha dejado su imagen de derrotado tal como profusamente hizo Goering.
Si todo los periódicos se lanzan tras de la muerte de Himmler, uno sólo el ‘Times’, publica en exclusiva una crónica de su corresponsal en Milán, dando cuenta de que entre los documentos que Mussolini ha dejado en manos de los guerrilleros italianos figura una carta a Hitler a Mussolini, fechada en 1944, donde le acusa de la catastrófica campaña de Italia contra Grecia, hecha a sus espaldas, añadiendo que esto provocó la ya imposibilidad de cerrar el Mediterráneo por Gibraltar, porque España se aferró decididamente y enérgicamente a un argumento militar, que manejó para desoír los requerimientos posteriores que Hitler le hizo para hacerla entrar en la guerra.
Carlos Sentís