9 junio 2015

El ABC no pierde el tiempo y ficha al polémico escritor mientras en EL MUNDO Carmen Rigalt expresa su satisfacción

El nuevo director de EL MUNDO, David Jiménez, despide a Salvador Sostres como columnista del diario de Unidad Editorial

Hechos

El 2.06.2015 D. Salvador Sostres corroboró que había dejado de ser columnista del diario EL MUNDO. El 4.06.2015 anunció que pasaba a ser columnista del diario ABC.

 

Lecturas

El diario El Mundo, dirigido por D. David Jiménez García, opta por prescindir de la colaboración de Salvador Sostres Tarrida como columnista diario de El Mundo el 1 de junio de 2015. Tras este despido varios periodistas expresaron su alegría como fue el caso de D. Ignacio Escolar (director de ElDiario.es), D. Javier Gallego Crudo, el presentador D. Risto Mejide o Dña. Mónica G. Prieto.

En una actitud poco habitual, el 10 de junio de 2015 la columnista Dña. Carmen Rigalt Tarragó publica un artículo celebrando el despido de Sostres Tarrida.

CELEBRACIONES DE PERIODISTAS DE EL MUNDO POR EL DESPIDO DE SU ‘COMPAÑERO’

suanzes El Periodista de EL MUNDO, D. Pablo Rodríguez Suances, fue uno de los que más exhibió su alegría por el despido de su ‘compañero’ D. Salvador Sostres, lo que le valió un agrio enfrentamiento en redes con el Sr. John Müller, también veterano periodista de EL MUNDO, ahora en EL ESPAÑOL.

02 Junio 2015

Me ha echado

Salvador Sostres

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El reciente director de EL MUNDO, David Jiménez, ha decidido no contar conmigo y el jefe de Opinión, Pedro García Cuartango, me lo comunicó el lunes a mediodía. Sí. Me han echado. 

No me lo esperaba y estoy triste. Pero entiendo que la mayor prerrogativa de un director es elegir a sus columnistas, y David está en su derecho de considerar que lo que yo escribo no encaja con la idea de periódico que quiere transmitir. Me habría gustado que me hubiera dado una oportunidad, la oportunidad de entendernos trabajando juntos, pero no ha querido dármela. Está en su perfecto derecho también, y yo soy de derechas y jerárquico.

Ni es censura, ni es un ataque a la libertad de expresión. Es una decisión del director perfectamente legítima, y aunque algunos dicen que tendría que haber tenido el valor de comunicármela él, yo preferí escuchar tan mala noticia de una voz amiga, y al fin y al cabo David y yo ni nos conocíamos. 

Además, cuando te dejan o te echan, es algo patético quejarte de “las formas”, porque no hay forma que no hiera de comunicarte algo tan desagradable.

Continúo pensando que EL MUNDO acierta poniendo a un director joven, integrado a las redes sociales, con experiencia como corresponsal, y capaz de abrir el periódico a nuevas sensibilidades. Continúo pensando que haber nombrado a David es audaz, y que dentro de unos años la mayor parte de los directores de periódico de Europa se parecerán más a él que al modelo de lo que hasta ahora ha sido el director clásico. 

Me sabe mal, muy mal, que no me quiera en su proyecto. El lunes fue para mí un día de derrota y no puedo ocultar que uno de mis dos grandes sentimientos es ahora la tristeza. La tristeza de tener que marcharme de la que durante cinco años y medio ha sido mi casa, y mi gente, la gente con la que estoy orgulloso de haber hecho un gran periódico. Mis amigos, los que no me quieren tanto, los que no me quieren nada, y dos grandes directores como Pedrojota y Casimiro, hemos presentado todos juntos un periódico valiente y valioso. Tener que irme me entristece y me duele. 

Y precisamente por ello mi otro gran sentimiento es el amor. El amor a los colores de EL MUNDO, a la libertad que el periódico esencialmente es y permite a sus articulistas, el amor a las Secretarias de Redacción que tan eficazmente hacen posible lo imposible, el amor a unos jefes de sección siempre dispuestos y generosos, y el amor a una redacción que cada día da a luz un periódico en el que es para mí un honor haber podido colaborar. Mi amor a Pedrojota, que me fichó, y me defendió cuando estuvimos casi solos contra todos; y mi amor también a Casimiro, que confió en mi, me protegió cuando me hizo falta y me trató con una delicadeza que siempre llevaré en el corazón. El amor a Antonio Fernández Galiano, a Aurelio Fernández y a Javier Cabrerizo por haber creído en mí, por haberme ayudado siempre, y por al final haber recogido los trozos con tanto cariño.

Por mucho que el nuevo director no me quiera en ella, siempre consideraré que EL MUNDO es mi casa. No hay reproche ni rabia. Ni indemnización, por cierto, porque siempre he pensado y he escrito que el trabajo que uno hace hay que cobrarlo sólo una vez. 

Me voy triste pero el agradecimiento y el amor son mis dos grandes sentimientos. De ninguna manera podría enfadarme con una de las mejores épocas de mi vida, durante la que nació mi hija Maria. Yo sólo puedo desearle a EL MUNDO la mejor suerte, que estoy seguro de que la tendrá, y con David al frente.

Razonablemente el miércoles no muy tarde, espero poder estar en condiciones de explicar dónde voy a escribir a partir de ahora, y lo único que puedo avanzar es que el proyecto es muy ilusionante, que la oportunidad, de confirmarse, es una bendición, y que espero que mi incorporación sea inmediata.

Mis cinco años y medio de EL MUNDO han sido para mí extraordinarios, me entristece que me hayan echado, pero la vida avanza. Y con ella nuevos retos, nuevas esperanzas, y las inmensas ganas de contarlas.

Salvador Sostres

10 Junio 2015

La elegancia que no existe

Carmen Rigalt

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Cuando a los periodistas no se nos ocurre nada para escribir hurgamos en los artículos que publican otros, a ver si nos brindan una polémica. Durante años ha ocupado esta columna alguien que solía obtener éxitos de crítica y público por ese procedimiento, el de hurgar en los artículos ajenos y echar la meada en sus argumentos.

El tipo disfrutaba con la provocación. Era escatológico (pipí, caca, culo) y sexual, o más concretamente, pajillero. Ambos distintivos son propios de personalidades tímidas o acomplejadas, pero siempre garantizan unas risas. Al compañero, desde pequeñito le había gustado escandalizar. Y en ello seguía. Cuando la cosa era sonada, escribía en catalán, pues en catalán tenía menos lectores y estaba más amparado. Precisamente en catalán escribió Cómo sodomizar a una socialista (catalana) y luego brindarle el relato al respetable. El título no era así, pero así se entiende el argumentario. Lo contó con pelos y señales, pero antes de publicarlo se lo leyó a los amigotes para procurarles el alivio. Las vejaciones se le daban muy bien. En realidad todo lo hacía para contarlo después en el periódico y que alguien le pasara la mano por el ego.

Otro día se metió conmigo. A la mitad de las mujeres las llamaba zorras o putas, y a la otra mitad las despreciaba por su edad

Le faltaba la coherencia, el sentido más elemental de todos, también el más estético. Sin coherencia no puedes sostener una cosa y la contraria. Sin coherencia no puedes hablar del amor de dios y cagarte en tu semejante. Tampoco puedes defender la elegancia del cachemir y carecer de elegancia moral.

Un día se vio en la necesidad de justificarse por escribir en catalán. Muchos no lo habíamos leído entonces y él lo sabía. Sabía que no lo habíamos leído y estaba furioso. Por eso aquel día escribió que el castellano era un idioma de chachas. No recuerdo si dijo castellano o español, pero da igual. El caso es que lo dijo. Se refería a la lengua en que solía dirigirse al servicio. Pobre infeliz.

Otro día se metió conmigo. A la mitad de las mujeres las llamaba zorras o putas, y a la otra mitad las despreciaba por su edad y aludía a ellas hablando de la incontinencia, o de las pérdidas, como ocurrió aquel día. A media tarde, un subdirector cayó en la cuenta de las lindezas que me dedicaba y ordenó levantar el artículo. Me cabreé y le pedí que restituyera el post. No lo hizo y no pasó nada. Sigue igual de faltón.

Por lo demás, De cada 30 artículos que escribe, hay uno que merece un premio (y no precisamente el Cavia). Desde aquí se lo digo: a mamarla, a Parla.

Carmen Rigalt