Pedro J. Ramírez pide que se eche al presidente del Banco Español de Crédito, Aguirre Gonzalo, por criticar la deriva de la democracia

El presidente de Banesto, José María Aguirre Gonzalo, ha declrado en ABC que la dictadura aseguraría al menos las lentejas, recordando que en grecia las tiranáis levantaban la economía y las demcracias la bajaban.

Si tales afirmaciones van precedidas de una visión catastrofista de la situación y tienen como corolario la sugerencia de que la libertad se reduce en España a la posibilidad de ver cine porno, parece legítimo catalogar la entrevista como una clara incitación al golpismo.

La orientación reaccionaria del máximo rector de un banco, que tras mantener tan estrechos lazos con el franquismo, constituye hoy en día el principal anunciante del diario EL ALCÁZAR, no supondría ninguna novedad.

Una lectura detenida de sus declaraciones indica sin embargo que el móvil de sus desvaríos no es solamente ideológico. Al presentar al personaje, el periodista [José Luis Carrascosa] recuerda que Aguirre Gonzalo tiene ochenta y cuatro años y cuanto sigue después lo demuestra.

Pocos espectáculos resultan tan deprimentes como el ver a la cabeza visible de una de las principales instituciones financieras del país chocheando en sus manifestaciones públicas, como si del abuelo de la familia Cebolleta se tratara. ‘Yo ya le dije a Carrero que lo del País Vasco’… comenta el veterano de la Guerra de Cuba. ‘Un país en el que nadie se atreve a dar una orden a la chacha…’ rezonga el insufrible cascarrabias.

Hace tiempo que en áreas afines a la Administración viene planteándose la conveniencia de limitar por ley la edad de los presidentes de los bancos, argumentando que la propia Iglesia católica ha hecho otro tanto con su colegio cardenalicio.

La medida de entrada no nos resulta simpática, pues paradójicamente se estaría trabajando en favor de la liberalización de la Banca – Aguirre Gonzalo es uno de sus más enconados opositores – con una iniciativa intervencionista.

Es preciso reconocer, sin embargo, que si no lo hacen los accionistas de Banesto, debe ser el legislador quien proteja al sistema del efecto pernicioso que los achaques de la edad pueden producir cuando se cimentan en una alta plataforma institucional.

Si DIARIO16 no nos tuviese habituados a la diaria sorpresa, el editorial con el que ayer intenta vapulear a una de las más prestigiosas personalidades de nuestra vida económica nacional habría sido más que suficiente para colmar nuestro asombro y el de cualquier ade sus propios lectores. Desgraciadamente, DIARIO16 es uno de esos diarios que, tal vez por inexperiencia suele confundir el noble afán por vender ejemplares con el arte del volatinero que necesita llamar la atención cada día sin percibir que, para lograrlo, pasa con frecuencia por encima del honor de las personas y de las reglas más elementales de la convivencia.

Ayer, como decíamos, batía su propio récord en un editorial sobre don José María Aguirre Gonzalo que era indigno de un periódico, porque la Prensa no es un cauce para los insultos y porque sólo insultan quienes carecen de razones.

El deber de la más elemental justicia junto al hecho de que las declaraciones atacadas hubieran sido acogidas – y con mucho honor – en nuestra páginas, nos obligan a formular varias puntualizaciones, que no quieren ser una réplica porque loos textos insultantes se replican a sí mismos.

La primera puntualización sea para recordar que debiera haber bastado el simple nombre del así atacado para congelar la pluma del editorialista. Don José María Aguirre Gonzalo ha acomulado a lo largo de sus ochenta y cuatro años tal cantidad de prestigio de ervicio apasionado al país, de nobleza en su tarea, como jamás podrán reunir juntos todos cuantos hoy hacen DIARIO16. Defender hoy a un hombre así resulta simplemente ridículo, por innecesario. Nos sólo ha demostrado sobradamente su valía hasta ser una de las más altas personalidades de la Banca nacional, sino que su aguda inteligencia, una larga sabiduría acumulada a lo largo de los años, le convierten en una de las voces más escuchadas y respetadas del país.

La segunda puntualización es que se ataca al señor Aguirre Gonzalo por el ‘terrible’ delito de haber usado de su libertad de expresión, precisamente de esa libertad de expresión que tanto dice defender DIARIO16. ¡Curiosa línea la de ciertos diarios que quizá presumen de lo que más carecen y que hablan mucho de un liberalismo que a la hora de la verdad traducen por la más radical intolerancia.
Porque, naturalmente, reconocemos a DIARIO16 su pleno derehco a discrepar de las ideas expuestas poor el señor Aguirre Gonzalo, pero ni a ese periódico ni a nadie le reconocemos el derecho a confundir diálogo y discrepancia con agresión y varapalo gratuito.

La tercera puntualización es más grave: porque el editorial de referencia es una simple cadena de calumnias. Para mejor zarandear al agredido se falsifica su pensamiento, se fabrica al fariseo y se golpea a un monigote sacando frases del contexto, haciéndolas decir lo que no dicen, mintiendo, calumniando, en definitiva. Hay en la entrevista del señor Aguirre Gonzalo ideas discutibles, evidentemente. Hay en toda ella un encantador y casi juvenil desgarro que le lleva a llamar a las cosas por su nombre. Pero dice con ese lenguaje verdades de a puño que buena falta hacía que fueran dichas en nuestra democracia de hoy. Más querer ver en esa entrevista una clara incitación al golpismo’ es, incluso como broma, demasiado.

La cuarta y última puntualización es aún más triste: el centro del ataque se apoya en la edad de su atacado. Por lo visto, tener ochenta y cuatro años es un delito. Curiosamente, todos los comentarios que hemos recibido sobre esta entrevista decían exactamente lo contrario: estaban asombrado de la juventud que en ella se reflejaba. La gracia casi pícara de muchas de sus expresiones refleja exactamente lo contrario de lo que DIARIO16 quiere encontrar en ellas: una envidiable frecura intelectual, una nobilísima sinceridad de quien habla sin guardarse la ropa, exponiéndose incluso a que incomprensivos como el autor de ese editorial, soltasen sus perros.

No vamos a airear aquí las tangibles razones que han empujado al diario ABC a salir apresuradamente en defensa del presidente de Banesto, José María Aguirre Gonzalo, perdiendo su habitual mesura expositiva y colmándonos de insultos.

El ‘resumen de lo publicado’ es bien sencillo. Acto primero: Aguirre Gonzalo declara en ABC que la dictadura aseguraría al menos las lentejas, y sintetiza la situación de España alegando que en este país no obedece ni la chacha y que sólo hay libertad para ver cine porno.

Acto segundo: DIARIO16 dice que este hombre chochea, lo cual no tiene nada de particular a sus ochenta y cuatro años, y recuerda los deseos de diversos sectores políticos de limitar la edad de los presidentes de la Banca Privada, sugiriendo que la responsabilidad de los accionistas debe hacer innesearia esa intervención legislativa.

Acto tercero: ABC, contra el que nada habíamos escrito, saca los pies del tiesto, se convierte en cruzado del hombre fuerte del Banesto y afirma, junto a otras agresivas lindezas, que entre todos los que hacemos este periódico jamás le llegaremos a la suela del zapato a tan insigne prócer.

ABC se merecería una respuesta mucho más contundente que esta, pero no vamos a caer en la trampa de proporcionar ni una sola baza dialéctica a los sectores reaccionarios enquistados junto a una dirección que pugna por mantener al periódico de Serrano en una valiosa posición a la vez conservadora y democrática.

Queremos reafirmarnos, eso sí, en nuestra crítica al anciano banquero, cuya esforzada trayectoria tan preñada de méritos como de suculentas recompensas – no le da patente de impunidad para erosionar el sistema democrático. No hemos visto malicia en sus palabras, pero ni el más conspicuo editorialista de ABC logrará convencernos de que es un encantador y casi juvenil desgarro – eso se afirmaba ayer – lo que le ha empujado a decir lo de las lentejas, lo de la chacha y lo del cine porno.

Tampoco demuestra una envidiable frecura intelectual – seguimos citando a ABC – quien argumenta que la economía funcionaría mejor sin libertades. Por algo los países más prósperos son los democráticos y por algo la mayoría de las personalidades con relevancia coinciden en señalar que el lastre del intervencionismo franquista ha agravado la incidencia de la crisis en España.

Y decimos la mayoría, porque en círculos económicos muy diversos se asegura que Aguirre Gonzalo ha sido quien más se ha opuesto a la liberalización de los tipos de interés, a la entrada de la Banca extranjera en España o a la creación, en la Bolsa, del mercado de letras de cambio, medidas todas ellas auspiciadas y asumidas por las nuevas generaciones de banqueros, desde una concepción moderna del capitalismo.

Hace tiempo que en tales círuclos viene lamentándose la eternización de Aguirre Gonzalo en un cargo de tanta responsabilidad. DIARIO16 se ha limitado a decir en voz alta lo que muchos piensan y algunos cuchichean.