15 octubre 2006

Mariano Rodríguez Sánchez realizó el nombramiento por sugerencia de Luis María Anson

El periodista y ex presentador de televisión Julián Lago es nombrado director del periódico LA TRIBUNA DE SALAMANCA

Hechos

El 15.10.2006 LA TRIBUNA DE SALAMANCA anunció el nombramiento de D. Julián Lago como nuevo director del periódico.

Lecturas

D. Julián Lago se incorpora también a MRS como director general de Imagen Corporativa y Comunicación Externa de todo el Grupo Industrial.

 

Un hombre solo

Julián Lago

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…La dirección de TRIBUNA DE SALAMANCA, el diario propiedad de un nuevo rico hasta el que lo había conducido Luis María Anson.

Albañil devenido en promotor, el interfecto multimillonario creó su propio periódico al rechazar los accionistas de la tradicional GACETA REGIONAL DE SALAMANCA su incorporación a la sociedad. Por advenedizo y por ser poco de fiar en sus propósitos editoriales, tal cual luego se comproboó con su propio diario, que era un buzón publicitario para las empresas de su grupo.

  • -¿Y no quiso entrar en EL ADELANTO? – el payaso había inquirido, recién llegado a Salamanca, a un amigo del lugar.
  • -En EL ADELANTO, que era una familia de izquierdas de toda la vida no encajaba semejante histrión. Nadie quería tenerle de socio. Lo mismo que ocurrió con la Unión Deportiva Salamanca, club de fútbol que intentó comprar a golpe de talonario, pero tampoco se lo permitieron. Por lo que se montó un equipo de baloncesto que, en cuanto lo revalorizó en el mercado, lo vendió para obtener unas suculentas plusvalías, que era, que es, lo suyo.

LA TRIBUNA DE SALAMANCA era un matutino que se encontraba desnortado periodísticamente, plagado de fotitos de colorines, noticias de ancianas atropelladas por bicicletas, concursos de jamones y muchas bodas y bautizos. Bodas y bautizos todos ellos celebrados en el Hotel Doña Brígida, propiedad igualmente de el editor, que parecía encantado con que TRIBUNA DE SALAMANCA se asemejara al periódico de Carrefour o algo así. Por lo que el payaso no acababa de entender la razón por la cual el editor de un periódico de provincias tan zote como aquel había recurrido a sus servicios profesionales, salvo porque fuera famoso por su tránsito por televisión. En la falsa creencia, suponía el payaso, de que un famoso podría sacar adelante un diario en una provincia de sólo trescientos mil habitantes con tres periódicos compitiendo entre sí, y en la que el índice de la lectura de prensa era bajo, muy bajo.

Aún recordaba el payaso cuando, nada más llegar a Salamanca, visitó por primera vez al alcalde popular de la ciudad, Julián Lanzarote, acompañada por el editor. En el protocolo de presentación, el impulsivo editor se puso en pie, se subió los pantalones para demostrar que allí quien llevaba los calzones bien puestos era él, agudizó los decibelios de su vocecita chillona y afeminada y se encaró al edil Lanzarote en unos términos que al payaso le dejaron estupefacto. El motivo de la ira del hombrecillo no era otro que la exigencia a toda costa al alcalde Lanzarote de la concesión del Servicio Municipal de Limpieza a favor de sus empresas.

  • -La comisión está estudiando las condiciones de las empresas en concurso – intentó serenar Lanzarote al acice serrano, porque serrano erael editor, que eso en Salamanca imprimía carácter.
  • -¿Qué concurso ni que leches?… Eso tiene que ser para mí, y ya está… Hay que joderse…
  • -NO puedo saltarme a la torera un concurso que hay convocado, entiéndelo.

Furibundo, se levantó como un resorte del sillón que ocupaba en el despacho del alcalde sin despedirse del anfitrión, propinó un sonoro golpe sobre su mesa y, encolerizado como una hiena, farfulló frases ininteligibles mientras escaleras abajo abandonaba a toda prisa el ayuntamiento de Salamanca sin despedirse de nadie: el Servicio de Limpieza municipal de la ciudad continuaría bajo la gestión de FCC, la empresa de Esther Koplowitz, con quien precisamente el payaso mantuvo una estrechísima amistad cuando ella y su hermana Alicia, princesas destronadas en sus destronados corazones, se separaron de sus respectivos.

  • -Este hombre es insaciable – lamentó el alcalde Lanzarote al payaso cuando éste también se iba, pero él despidiéndose, tras la espantada de su editor.
  • -Coño, alcalde, si no le das el Servicio de Limpieza, hazle hijo predilecto de Salamanca, hijo adoptivo, hijo de lo que sea, a ver si se tranquiliza.
  • -Imploró casi el payaso.

Bueno, pues al final el alcalde concedió al arriscado editor, junto al también empresario salmantino Juan José Hidalgo, el de Viajes Halcón, serrano como él, la Medalla de Oro de la Ciudad. Pero el payaso siempre tuvo la impresión de que para el eidtor la medalla era pecata minuta, pero no así la concesión del Servicio de Limpieza de Salamanca capital. El editor emulaba en todos y cada uno de sus actos a Franco, cuya admiración no ocultaba y cuyos generales le duraban sólo en tanto se plegaban a sus órdenes, que es lo mismo que nuestro personaje hacía con sus directivos, los cuales registraban la estabilidad en el empleo más baja de toda la provincia de Salamanca.