26 febrero 2003

El presentador del polémico programa califica a presidente de los Estados Unidos, George W. Bush de ser un 'hijo de puta'

El programa ‘Crónicas Marcianas’ de Xavier Sardá (Gestmusic) en TELECINCO abandera el ‘¡No a la Guerra!’ en la televisión

Hechos

Varios medios de comunicación se hicieron eco de la actitud del programa ‘Crónicas Marcianas’ en contra de la guerra de Irak. Sobre ello escribieron figuras como D. Leopoldo Alas o D. Iñaki Ezquerra.

Lecturas

cm_bush «Bajo mi responsabilidad personal» – opinó el Sr. Sardá – «yo considero que George W. Bush es un hijo de puta ne el sentido literal».

15 Abril 2003

SARDÁ, EL CUTRE-PROGRE

Iñaki Ezkerra

Leer

Durante los días que ha durado esta vergonzosa guerra que nunca debió tener lugar, uno ha asistido con una mezcla de pasmo y fascinación al espectáculo de un fenómeno mediático y sociológico que no se puede pasar por alto porque supone toda una mutación en nuestra cultura que supera a sus propios actores: el nacimiento del cutre-progre. El cutre-progre es el que sale con la pegatina del ‘no a la guerra’ en una tertulia o simposio monográficos sobre la vida íntima y atroz de Dinio o el conde Lecquio. Es el espectador o el participante de los reality show y los programas de cotilleo, de las revistas rosáceas o amarillistas, o sea, el creador o ingeridor de telebausra que no se conforma con su conformismo moral yvital sino que pretende adoptar un discurso pacifista e invertirse de un halo de progresismo-kitsch que se da de hostias con el propio concepto tradicional de la izquierda desde el momento en que ésta ha denunciado siempre el kitsch como signo de la peor derecha y de una cultura tan consumista como reaccionaria.

Como en su día surgió el cutre-famoso, es decir, el tipo que ni canta ni baila, ni hace cine ni desfila en pasarelas, y que ocupa los espacios mediáticos por haberse acostado con alguien o por quedarse embarazado de alguien, por robar a su madre o cometer cualquier otra villanía, ahora surge el cutreprogre que ya se venía gestando desde hace años pero que ha sido dado a luz por la apoteosis catártica de la guerra de Iraq. El progre de siempre es el que salía con unas barbas marxistas y una pelambrera beethoveniana condenando la guerra en un extemporáneo programa de la 2 y rodeado de libracos. El progre de toda la vida era pseudointelectual, apocalíptico y nadie le oía. El cutre-progre es integrado y simplemente listillo, sale en las ‘Crónicas Marcianas’ de TELECINCO y recibe aplausos. Es un sincretismo del XXI. Es el pensamiento débil de Vattimo pero con modales fuertes, heavys y mesiánicos.

Sardá representa el arquetipo más acabado del cutre-progre con sus alegatos contra la guerra entre grito y grito de la bruja Lola y Pocholo Martínez Bordiú (eso sí que es neofranquismo, no librarnos en la vida de esa familia). Sardá pone cara de listo ante la corte de los milagros y la bronca permanete en que ha degenerado su circo. Pero la cara de listo no salva un programa de tontos. En realidad, el cutre-progre se empezó a gestar con la irrupción de reivindicaciones de izquierda (la homosexualidad, los malos tratos…) en los shows del corazón, en el rosamarillismo con conciencia social. Luego vendría la paliza a Carmina Ordoñez y ahora esto. Del rojerío hemos pasado al roserío, de la gauche divine a la gauche magazine.

Iñaki Ezkerra

El Análisis

SARDÁ vs AZNAR

JF Lamata

D. Javier Sardá nunca fue considerado precisamente un amigo del Sr. Aznar, pero en 2003 se convirtió en el principal referente del anti-aznarismo.

El principal enemigo mediático del Gobierno del PP, que contaba con EL PAÍS, la Cadena SER y los informativos de CNN+ que se emitían desde CANAL PLUS, pero no tenía ningún programa de autor que osara hacer piquete contra el aznarismo. Ni la TVE urdaciera, ni la ANTENA 3 buruaguista iban a enfrentarse al Gobierno.

Sólo quedaba TELECINCO para hacerlo: los informativos de D. Juan Pedro Valentín y Dña. Angels Barceló eran bastante críticos al Gobierno del PP, pero fue el programa ‘Crónicas Marcianas’ con Sardá el que más coreó el slogan ‘¡No a la Guerra!’, convertido en un símbolo para la mayoría absoluta pepera. Aunque, naturalmente, el poder pepero, no se iba a quedar callado ante aquella provocación.

J. F. Lamata