El programa ‘Más Madera’ de TELECINCO se despide con Boris Izaguirre pidiendo «un maricómetro, que mida el nivel de mariconeo en los platós de televisión»

La madrugada del viernes emitieron el último ‘Más Madera’ (TELECINCO) de la temporada. Fue un despido desbocado, un desmadre difícil de olvidar. El peso del disparate recayó en buena medida sobre ese pimpollo de exasperante voz de pito que atiende por Boris Izaguirre. Alguna vez les he hablado de él. Se trata de un pajarito que llegó de Venezuela son sandalias y, una vez aquí, anidando por los huecos de la fábrica de programas Gestmusic-Endemol, se ha ido poniendo las botitas. Es éste que ilustra la videofotografía. Tal cual, aunque parezca mentira.

Para festejar esta última edición de ‘Más Madera’ se presentó ataviado con pareo, tipo masajista de sauna indonesia, y al ver que sus capulladas encabritaban muy particularmente a otro pajarillo que florecía entre el público, gritó sorprendido: «¡Ay, ése es aún más mariquita que yo!». Y dirigiéndose al presentador Juan y Medio, le dijo: «En el próximo programa que hagamos, Juan, exijo que pongan un maricómetro», y danzaba por el plató perdiendo aceite como un descosido.

Bien, deseo que ustedes entiendan bien lo que seguidamente voy a decir. Siento un gran respeto por la homosexualidad, así como por el lesbianismo. La libre opción del ser humano frente a la sexualidad es un derecho que sólo los enfermos fanáticos discuten. Pero viendo el desbarre del programa, creo que conviene aclarar y distinguir. Un homosexual no es un maricón, ni una lesbiana, una mariquita. El mundo está lleno de tipos que jamás han mantenido una relación homosexual y no obstante son unos mariconazos absolutos. Por eso apoyo la petición de Boris Izaguirre: el maricómetro se lo ha ganado a pulso.