14 septiembre 1998

Sánchez Junco gana en los tribunales pero la fragmentación del mercado daña a ambos productos

El intento de ¡HOLA! de penetrar en el mercado francés con OH LA! causa una guerra con, que crea una copia idéntica denominada ALLO!

Hechos

El lunes 14 de septiembre de 1998 salieron en los quioscos de París los primeros números de dos revistas similares:  ALLÔ! y OH LÀ!.

Lecturas

El 14 de septiembre de 1998 se publican dos nuevs revistas en Francia dirigidas por el mismo público: la revista Oh La! propiedad del editor español Eduardo Sánchez Junco (dueño del ¡Hola!) y Allo! revista propiedad del Grupo G+J dirigido por Axel Ganz.

En declaraciones recogidas por el periódico económico Cinco Días el propietario de ¡Hola! Eduardo Sánchez Junco el 24 de septiembre de 1998 este manifiesta que no desea que Oh La! gane la batalla a Allo! en los tribunales sino que desea ganarle en los quioscos.

LOS RIVALES:

D. Eduardo Sánchez Juncó, Director-Propietario de la revista ¡HOLA! en España, tras triunfar en el mercado español busca entrar en el mercado británico con HELLO y, ahora, en el mercado francés con OH LA!.

D. Axel Ganz, empresario alemán afincado en Francia, propietario del grupo G+J, a quien sus enemigos apodan ‘Axel Ganster’, no ha dudado en sacar una réplica de ¡HOLA! en Francia denominada ALLÒ y sacarla el mismo día que OH LA!.

Cuando tiene que intervenir la justicia

Juan Caño Díaz

1999 (Revistas, una historia de amor y un decálogo, pag. 43-44)

Leer

El lunes 14 de septiembre de 1998 salieron en los quioscos de París dos ¡HOLA!, uno con el nombre de ALLÔ!, editado por Prisma Presse, la filial francesa de Gruner & Jahr [G+J], y el otro, con el nombre de OH LÀ!, editado por Eduardo Sánchez Junco, propietario de ¡HOLA!

Dos meses antes, Eduardo Sánchez Junco, que tenía registrado en Francia el nombre de ALLÔ FRANCE!, quiso registrar ALLÔ! Sólo, pero se encontró que ya estaba registrado por otra persona, la cual solicitó la ridícula suma de 60.000 francos (millón y medio de pesetas, costo de una exclusiva de muy segunda fila) por vender la marca. Se fijó una cita ante el notario para el día siguiente con el fin de cerrar la operación.

Pero hete aquí que alguien se fue de la lengua la tarde anterior, reveló la operación en una tertulia de periodistas y… ante el notario no se presentó el vendedor a la hora acordada. Buscado en u domicilio reveló que alguien le visitó la noche anterior y le ofreció 100.000 francos por la marca, no pudo resistirse y la vendió.

Cuando fue presionado para que revelara el nombre del comprador, dijo: “Monsieur, un peu de dignité…”

Esa dignidad desapareció a la vista de diez mil francos, precio que el emisario de Eduardo Sánchez Junco tuvo que pagar para enterarse de que no había sido Hachette, por sed de venganza, la protagonista de la operación relámpago. ¡HOLA! había fichado a Chris Lafaille, antiguo redactor jefe de PARIS MATCH (del Grupo Hachette) como director del HOLA francés y temía que pudieran producirse represalias.

Pero no había sido Hachette. Había sido Axel Ganz, a quien se impuso circunstancialmente durante esos días el mote de Axel ‘Ganster’, el que dio el golpe de mano adquiriendo la marca ALLÔ! Para su empresa Prisma Presse, editora ya de dos semanarios del corazón, VOICI y GALA, que veían peligrar su territorio con la llegada de la prestigiosa ¡HOLA! a terreno francés.

Es verdad que Ganz había intentado lograr una alianza con ¡HOLA! cuando se enteró de sus planes de cruzar el Pirineo. Pero no lo consiguió y, por tanto, desenterró el hacha de la guerra y preparó una revista similar que debía salir al mismo tiempo que la española para crear confusión en el mercado y estorbar el despegue del ¡HOLA!, convertido en OH LÀ!,

“Defenderemos nuestro mercado con uñas y dientes”, declaró días Axel Ganz.

La lucha fue encarnizada durante nueve meses entre los dos títulos ALLO! Y OH LÀ! con ventas similares (poco más de 120.000 ejemplares cada uno), demasiado bajas para ese mercado. La sangría estaba servida.

Mientras Axel Ganz miraba por la ventana de su despacho de la rue Daru en París preguntándose cuándo iba a arrojar la toalla Eduardo Sánchez Junco, éste hacía lo propio asomado a la calle Miguel Ángel de Madrid, mientras por teléfono daba instrucciones precisas a sus abogados en Francia para que aligeraran la demanda interpuesta contra el editor alemán afincado en Paris.

Los Tribunales se dieron prisa y en abril de 1999 dictaron sentencia condenando a Prima Presse a que cambiara el título de su publicación, ALLÔ!, en un plazo máximo de cuatro meses, y a que pagara 1,5 millones de francos (unos 37 millones de pesetas) de indemnización. El juez estimó que Prisma Presse había cometido actos de imitación y de competencia desleal en perjuicio del Grupo Hola, el cual ya editaba la revista en España y en Inglaterra (HELLO!), copiada ahora por ALLÔ!

Siguiendo su proverbial elegancia, Eduardo Sánchez Junco inmediatamente donó el millón y medio de francos de indemnización a dos fundaciones benéficas. A la sede de OH LÂ! en los Campos Elíseos acudieron a dar las gracias personalmente las presidentas de las respectivas fundaciones, la viuda del Presidente Miterrand y la esposa del presidente Chirac.

Mientras tanto, Axel Ganz declaraba que en ningún caso suspendería la publicación de ALLÔ!, aunque, en cumplimiento de la sentencia, cambiaría su nombre. Tres meses después, sin embargo, cerraba la revista y OH LÂ!, que ya no podía cambiar de nombre, se quedaba sola y victoriosa, aunque en un mercado difícil y turbulento.