24 febrero 1999

El Real Madrid fulmina a Guus Hiddink como entrenador y, tras tantear a Fabio Capello, termina designado a Toshack como nuevo responsable del club blanco

Hechos

El 23 de febrero de 2004 se hizo oficial el cambio de entrenador en el Real Madrid: Toshack

Lecturas

sanzcapello1 PIFIA DE LOS MEDIOS QUE ASEGURARON QUE EL SUSTITUTO DEL SR. HIDDINK IBA A A SER D. FABIO CABELLO

23 Febrero 1999

El muerto al hoyo y el vivo al bollo

Alfredo Relaño

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Ayer vivimos un espectáculo sumamente patético. Hiddink entrenando al equipo en la Ciudad Deportiva, agonizante e ignorado por todos, y Capello paseándose por Madrid con una colosal corte de periodistas. Que si Museo Thyssen, que si Lucio, que si INEF… Todo muy bien escogido para transmitir una imagen de hombre culto, buen gourmet, inteligente… Hasta piadoso, porque el domingo se apresró a ir a misa (se ve que por la mañana no había tenido tiempo) donde fue oportunamente retratado.

Lo que no es ningún caso es buen compañero. Tengo el compañerismo como una de las primeras manifestaciones de la ética, que empezamos a desarrollar en la Infancia. No chivarse, ser solidario con el igual… En ese sentido, el cuadro de ayer me desagrada profundamente. Ya me desagradó que Capello viniese al Bernabeu el año pasado a ver el partido del Bayer Leverkusen. Cuando Heynckes tenía el agua al cuello. Pero lo de este fin de semana mejora todas las marcas de buitreo que hasta ahora habíamos conocido. La situación a que ha sometido a Hiddink ha sido demasiado desagradable y hasta cruel. Eso no lo hace un hombre piadoso, ni culto, ni inteligente y creo que ni un buen gourmet.

Eso no le descalifica para entrenar en el Madrid. Muchos jugadores le quieren, Pirri le quiere, Trigo le quiere, Onieva le quiere, la afición le quiere. Pero su actitud ventajista de estos días sí puede explicar mucho de su salida. Porque explica su talante. El mismo talante que le llevó a trabajar para el Milán y a coquetear con el Barça cuando todavía estaba entrenando al Madrid.

23 Febrero 2004

Sin memoria, sin grandeza

Santiago Segurola

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Convertido en una trituradora de entrenadores, el Madrid busca su duodécimo técnico en nueve años, un síntoma de extrema inestabilidad que no se corresponde con la tradición de un club que había dispuesto de 18 entrenadores en los cuarenta años anteriores. Todo esto se relaciona con el vuelco sustancial que se ha producido durante esta década en el fútbol español. El Barcelona, aquejado históricamente de agonías sin cuento, se ha convertido en los años 90 en el principal referente. Lo ha conseguido por medio de sus éxitos ( cinco Ligas, tres Copas, una Copa de Europa y una Recopa) y por un sentido institucional del equilibrio traducido en la contratación de solo tres entrenadores en diez años.Parece que el Barça ha traspasado todas sus urgencias al Madrid, donde resulta imposible hablar de ciclos, proyectos, estilo. El club se ha caracterizado durante los últimos años por una insatisfacción galopante y por una tendencia cotidiana al dramatismo. Con la perspectiva que produce el tiempo, se puede hablar de una falta de rigor de la institución en varios capítulos, y especialmente en el relacionado con los entrenadores, asignatura imposible para el Madrid.

Hiddink será la próxima víctima de este arrollador proceso de fagocitación. Es cierto que el holandés ha dado síntomas de flaqueza en varios episodios, pero algo preocupante ocurre en un club que ha liquidado a Toshack (campeón de Liga), Valdano (campeón de Liga), Antic (campeón de Liga y Copa con el Atlético) o Heynckes (campeón de Europa). Por no hablar de dos glorias supremas del madridismo: Di Stéfano y Camacho. También ellos fueron víctimas del canibalismo feroz.

El retorno de Capello se da por descontado. Entrenador prestigioso, con un historial de primer orden, se caracterizó en su primera etapa en el Madrid por su desdén hacia el club. Criticó la política institucional, se quejó de la falta de diligencia de los directivos, rompió de forma unilateral un contrato de tres años, coqueteó con el Barça y tuvo con el Milan la fidelidad que no guardó al Madrid. Un rosario de afrentas que, por lo visto, le ayudó a ganar la admiración del madridismo. En términos freudianos se puede hablar de una respuesta masoquista que invierte la relación de poderes en el club, porque así la verdadera autoridad sólo corresponde a Capello.

El caso Capello vuelve a explicar el problema que supone la dejación de responsabilidades. Por lo que respecta a los jugadores se ha convertido en un nuevo signo de ventajismo y debilidad. Quieren a Capello porque eso les evita enfrentarse con el protagonismo que tienen en la crisis del equipo. Desde hace muchos años, la mayoría de ellos cumple un papel parasitario: pretenden la parte golosa del fútbol y desprecian cualquier responsabilidad en los errores. Algo parecido sucede en otras esferas del club. En la secretaría técnica y en gran parte de la directiva. Eligen a Capello como garantía de comodidad, por un sentido de supervivencia a plazo corto, por la sensación de verse protegidos de la ira de la hinchada. Así se escribe la historia en el Madrid: entre urgencias, sin grandeza, sin memoria. Y con una punta de masoquismo.

24 Febrero 1999

El galés

Michel

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Siempre dicen que hay una segunda oportunidad. Esta es la que se presenta al nuevo entrenador madridista J. B. Toshack en lo que queda para finalizar la temporada . Será una etapa muy diferente a la que vivió hace tiempo. Las circunstancias son distintas, aunque el reto será igual de apasionante. Viene para remediar una situación límite, algo que hasta este momento en su currículum de técnico no aparecía, porque la circunstancia se aprecia más si se trata de un equipo como el Real Madrid.

Su interés por el fútbol, al margen de ser profesional, y su conocimiento de los problemas que le sacaron antes de tiempo de su anterior etapa, le pondrán en celeridad en ruta que necesita el equipo para salvar tan preocupante estado. Otra cosa es que lo pueda conseguir.

Su método habrá evolucionado con el palo de las temporadas en las que ha seguido activo en diferentes clubes, pero, a buen seguro, su personalidad seguirá intacta, la misma que hizo que su trabajo al frente de los blancos acabase antes de concluir su contrato.

Ahora algunos le pedirán mano dura; otros cariño con los jugadores para no acrecentar el desconcierto. Pero estoy seguro que, al margen de las dosis que tenga que utilizar en cada momento, lo que hará, porque siempre le ha funcionado, es poner sus ideas sobre la mesa y dialogar si es preciso, pero no se apartará ni un centímetro de lo que Toshack piensa que es lo correcto y dejará un mensaje claro entre los que con él trabajan: “Este es mi vehículo para el éxito, el que quiera que se suba y el resto que no moleste”. Sin discusión, pero con firmeza; como ya hizo cuando empezaba en el mundo de los técnicos. Algunos recordarán que era entrenador del  Swansea en Tercera división y lo llevó a Primera y tenía críticas por la ‘insolencia’ de jugar de manera diferente a como lo hacían el resto de equipos ingleses en el orden táctico. No le importó, siguió su camino y llegó lejos en esto.

A partir de mañana será el antiguo-nuevo técnico del Real Madrid, tendrá ventajas por su forma de trabajo y personalidad, y tendrá dificultades, porque éstas aparecerán de la misma manera que en su etapa pasajera; pero hasta esto lo puede tener previsto, porque sabe de dónde le vendrán los tiros y sus intenciones. Por lo demás, que tenga suerte y que sea el último.

Michel

24 Febrero 1999

Capello no es un tipo de fiar

Alfredo Relaño

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Bueno, pues reuslta que no quería. Después de pasear su plumaje de pavo real por toda la ciudad, Capello le dijo no al Madrid. Quería venir, si acaso, en julio, y por tres temporadas, peor no hacerse cargo ahora. Para las cuestas arriba quiero mi burro, que las cuestas abajo bien me las subo, se ve que le dijo Sanz. En fin, que Capello ha utilizado el mal momento del Madrid para recolocarse en el mercado y en la opinión pública. El que hasta ayer era un entrenador sin equipo , cuya última labor había sido un fracaso mayúsculo en el Milán, ahora es un hombre con la frente alta que ha rechazado una oferta del Campeón de Europa, del Campeón intercontinental.

Eso es algo que Sanz tiene que agradecer ahora a toda la nube de consejeros que le han agobiado con el italiano, hasta el punto de hacerle olvidar su determinación de no volver a tomar contacto con él. A todos ellos se debe el desprestigio que ha sufrido el presidente del Madrid y la humillación cruel a la que se ha sometido a Hiddink para nada. A veces pienso si lo que tiene al lado Sanz son colaboradores o si son más bien saboteadores.

Ahora ya tienen repuesto: Toshack. Anoche estuvo en El Larguero, lo que por lo menos indica que está abriendo su círculo de amistades, cosa muy de agradecer. Allí explicó su polémica con Sanz cuando dijo que los árbitros ayudaban al Madrid y algún asuntillo más. Demos por buenas sus explicaciones. Si tiene que venir, que venga. Y que sea para bien.

24 Febrero 1999

La marea alcanza al presidente

Santiago Segurola

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Sin ninguna necesidad, el Madrid ha convertido su crisis en un asunto muy serio que alcanza inevitablemente al presidente Sanz. El enredo alrededor de Capello ha tenido las características de una comedia bufa, pero sus consecuencias son dramáticas para el club, envuelto en una situación caótica, con el presidente en jaque, con un entrenador de cuerpo presente, con Capello martirizando nuevamente a la institución, con una directiva inservible, con un secretario técnico inoperante, con unos jugadores escaqueados, con una masa social perpleja. Todo esto apenas nueve meses después de ganar la Copa de Europa y por una cuestión relativamente sencilla de tramitar: el despido y la sucesión de Hiddink.Sanz se ha metido en jaque de una forma absurda. Una crisis que apenas le afectaba ha desbordado todos los diques hasta alcanzar al presidente. La estrafalaria negociación con Capello se ha saldado sin acuerdo. Sanz se ha encontrado con un entrenador que no le gusta, con otro que le ha desairado y con la urgente necesidad de encontrar a un técnico que acepte la condición de segundo plato: una situación incomodísima que irrita a los aficionados y que tendrá que resolver en precario.

Para comprometer una posición que parecía sólida, Sanz ha dispuesto de la ayuda de una pandilla de colaboradores que ha actuado como el peor de sus enemigos. Si todo el entorno del presidente le exigía el regreso de Capello, podía pensarse en un acuerdo previo con el técnico italiano. En esas condiciones, la reunión con Sanz se habría convertido en una mera formalidad, y no en la desastrosa ceremonia que se cerró con otro portazo de Capello al club. En este punto, la responsabilidad de los valedores de Capello (casi todos los directivos y el secretario técnico) es abrumadora. Se movieron como lo que son: unos aficionados. Ninguno se paró a pensar en las consecuencias que tendría el fracaso para la credibilidad del club y del presidente.

Tampoco nadie, y en este capítulo el protagonismo de Sanz es incuestionable, trazó una estrategia de seguridad que permitiera una salida honorable a la crisis. Incluso desde el cinismo, el club debió proclamar su confianza en Hiddink, posición que no habría impedido negociar discretamente con otro entrenador. Con otro valor añadido, el efecto intimidatorio sobre los jugadores, que se han ensañado con el entrenador a la vista de su debílisima posición. En este sentido, el Barça le dio una lección al Madrid. Con fe o sin ella en Van Gaal, Núñez le apoyó inequívocamente. La junta le secundó y los jugadores entendieron el mensaje. Lo dijo Guardiola: «Los socios eligen al presidente, el presidente designa a un entrenador y nuestra obligación es colaborar con el técnico que nos dirige». Dicho lo cual, el Barcelona se puso a ganar partidos como quien lava.

Hace tres días el Madrid sólo tenía que manejar un conflicto normal. Ahora se encuentra en estado crítico.