Arranca la tertulia sobre crónica social en Televisión Española. Es miércoles por la mañana en La hora de La 1 y, como siempre, la presentadora y directora del magacín, Mònica López, ha pasado el relevo a Cristina Fernández, periodista del corazón y rostro clásico de Antena 3. Hablan sobre la última noticia de la Casa Real: la Infanta Leonor, heredera al trono, estudiará el bachillerato en un colegio internacional de Gales.
La cadena conecta con un entrevistado, José Antonio Zarzalejos, que habla sobre su nuevo libro, Felipe VI. Un Rey en la adversidad. Y de repente sale un rótulo en la pantalla: Leonor se va de España, como su abuelo. Instantes después, un periodista de TVE da la voz de alarma desde la redacción del programa y avisa al equipo de control: «¿Pero estáis viendo el rótulo que estamos poniendo?». La frase permanecerá un minuto y siete segundos en pantalla.
En el relato coinciden tres fuentes internas de La hora de La 1. ¿Qué ocurrió para que ese rótulo apareciera en directo en la cadena pública? Al guionista que lo redactó, un periodista llamado Bernat Barrachina -contratado por la productora Tesseo, curtido en programas de entretenimiento y ex jefe de prensa del alcalde del PSC en Badalona-, le pareció gracioso. Las tres fuentes afirman que Barrachina se lo comentó a la presentadora, Cristina Fernández, y que ésta -que no ha atendido a Crónica- le dio el visto bueno.
Estos tres trabajadores también coinciden en que una concatenación de circunstancias y errores hizo que los filtros fallaran. Por un lado, faltaba el supervisor de guión, un redactor de TVE que dejó su puesto hace un par de semanas. Y por otro, la coordinadora del área social, Eva Hernández -periodista veterana de la casa, especializada en crónica rosa y partícipe de los viernes negros con los que parte de la plantilla pedía una RTVE independiente cuando gobernaba el PP-, tampoco supervisó el rótulo antes de que apareciera en pantalla.
La emisión de la frase sobre Leonor y el Rey emérito generó enseguida una inmensa polémica que la radioletevisión pública intentó cortar de raíz. Ese mismo día, la administradora única del ente, Rosa María Mateo, envió un comunicado en el que subrayaba «el compromiso inquebrantable de RTVE con la defensa de los valores constitucionales y de las instituciones del Estado y, sobre todas ellas, la Corona», y anunciaba el relevo de «los responsables» del «grave error». Fueron dos: el guionista fue despedido por su empresa por requerimiento de RTVE, mientras que la coordinadora de área fue cesada en sus funciones (sigue trabajando en el mismo programa pero como redactora rasa, según las fuentes consultadas).
Para el ente público el ya célebre rótulo es un asunto cerrado. Sin embargo, voces sindicales y otros miembros de la televisión críticos con la gestión de Rosa María Mateo denuncian que los dos cesados sólo son las «cabezas de turco» y este episodio, «la punta del iceberg» de una situación crítica en la que RTVE pierde audiencia y prestigio debido a una politización creciente. En el otro extremo, Unidas Podemos habla de «represaliados» y acusa a la Zarzuela de haber presionado a RTVE para despedirlos.
Este es el relato desde dentro, y con derivadas políticas, del último episodio en el que la radiotelevisión pública ha cuestionado a la Corona. El último, porque no es la primera vez.
«Un error en un rótulo puede ocurrir aun sin mala intención; no hace falta que un partido como Podemos haya dictado una frase de ese tipo», opina una periodista histórica de TVE. «El problema es el clima en el que se produce: el rótulo ha sido la nota más estridente de un mandato en el que el PSOE y en parte Podemos han formado equipos por ideología y no por méritos profesionales. Por eso una frase como esta ni siquiera hace que salten las alarmas ahí dentro», añade.
Contactadas por Crónica, fuentes oficiales de RTVE y de la productora no han querido aportar su versión.
15,3 MILLONES DE PRESUPUESTO
La hora de La 1 es el programa que, junto a Las cosas claras que encabeza el periodista Jesús Cintora, ha sustituido al clásico La mañana de La 1. Los sindicatos del ente público -salvo CCOO, que suele coincidir con la línea de la cúpula directiva- han denunciado que para espacios como estos se contrate a productoras ajenas a RTVE, pues argumentan que la ley obliga a que los programas informativos se realicen con personal propio. Sin embargo, Rosa María Mateo defiende que son productos de un género que denomina «infoentretenimiento» y que, por tanto, pueden contar con producción externa.
En el caso de La hora, el equipo es mixto. Según fuentes sindicales, el equipo en toda España está formado por 85 trabajadores públicos -redactores y técnicos- y 15 empleados procedentes de la productora Tesseo, entre ellos, seis guionistas. Mateo ha asegurado que su presupuesto para 254 programas es de 15.291.0000 euros. El cálculo arroja un coste de 60.200 euros por programa.
Según ha contado a su entorno el autor del rótulo, su despido se produjo el mismo miércoles de forma muy rápida y sin que pudiera explicarse. A Barrachina, que ha trabajado en programas como El hormiguero o Tonterías las justas, se le ha situado entre los elegidos a dedo por el director de Información y Actualidad, Enric Hernàndez, ex director de El Periódico de Catalunya, hombre fuerte de Rosa María Mateo y próximo al Gobierno de Pedro Sánchez. El guionista ha defendido ante su entorno que ni siquiera conoce al directivo, pero su protagonismo en esta polémica, sumado a su antigua vinculación con el PSC -fue asesor de prensa de Àlex Pastor, entonces alcalde de su pueblo, Badalona-, ha aumentado las sospechas sobre lo que en los pasillos del ente se denomina «el clan catalán» de Enric Hernàndez.
Me han despedido, como al abuelo de Leonor, tuiteó Barrachina tras su despido. En el programa del jueves, su directora y presentadora, Mònica López -licenciada en Física de la Tierra y el Cosmos y rostro habitual de la información meteorológica en la cadena-, pidió disculpas por el «error» e insistió en que los responsables ya habían sido «relevados».
«UNA GUERRA POLÍTICA SOTERRADA»
«En RTVE hay una guerra soterrada entre PSOE y Podemos para controlar la televisión», dice una fuente sindical que pide que su nombre no aparezca publicado. «Están moviendo peones, copando las jefaturas antes de que al fin se nombre un consejo de administración», añade. El grupo público vive inmerso en una anomalía evidente: la administradora única que con carácter «provisional» iba a dirigir la casa, Rosa María Mateo, lleva casi dos años y medio presidiéndola sin tener que rendir cuentas más allá del Congreso de los Diputados.
A la pérdida constante de audiencia -sus telediarios son la tercera opción de los espectadores y La 1 acaba de registrar el peor enero de su historia- se suma un desprestigio profesional que ya no sólo denuncian las voces más críticas del grupo -en muchos casos, vinculadas a los equipos directivos de la etapa del Gobierno de Mariano Rajoy-, sino también los sindicatos.
UGT, central hermana del PSOE y mayoritaria en el ente, está siendo muy dura. Hace dos semanas denunció el «despotismo y nepotismo» de Enric Hernàndez, «impuesto por Iván Redondo», y Fran Llorente, director de Proyectos y Estrategia. Y añadió una afirmación contundente: «Por duro que resulte decirlo, en algunos aspectos [la situación] es mucho peor que en los tiempos en los que nos manifestábamos contra la gestión del Gobierno del PP».
No es la primera vez que la RTVE de Rosa María Mateo está inmersa en una polémica relacionada con la Corona. La denominada Plataforma TVE Libre difunde en su cuenta de Twitter numerosos casos. TVE, por ejemplo, decidió no emitir el discurso del Rey Felipe en la última Pascua Militar -lo relegó al Canal 24 Horas-, emitió un controvertido reportaje en Informe semanal bajo el título Monarquía en estado de alarma, o informó de que «Zarzuela y Moncloa no descartan retirar el título de Rey a Juan Carlos», cosa que ambas instituciones desmintieron.
La oposición al Gobierno ha denunciado también el amplio espacio que el programa de Jesús Cintora suele dedicar a diario al emérito y a las investigaciones sobre sus presuntas irregularidades fiscales. Y la propia Mateo tuvo que disculparse por un tuit «inadmisible» de la plataforma digital Playz, dependiente de RTVE, en el que aparece un vídeo de Leonor en su primer discurso público diciendo: «La forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria», y después sale otro vídeo de Barack Obama tirando un micrófono al suelo. En Nochevieja, además, dio que hablar el programa humorístico Cachitos, que contenía chistes como: «Este año, en la Zarzuela ha sonado más la [canción] de Se fue» o «Deben de usar el mismo blanqueante que utiliza Ferreras con Inda».
UNA «REDACCIÓN PARALELA»
El episodio del rótulo ha intensificado en RTVE el debate en torno a un concepto: el de «redacción paralela». Los sindicatos se refieren con él a los fichajes externos que a su juicio no están justificados en una empresa en la que ya trabajan 6.694 profesionales. El sindicato USO ha denunciado, por ejemplo, la contratación de Cintora, «descaradamente alineado con el actual Gobierno», y de otra veintena de empleados para Las cosas claras. Por su parte, UGT lamentó hace unos días que «el modelo de asalto y secuestro ideológico en la empresa creado por el PP también le sirve a Enric para montar su particular redacción paralela», y subrayó que en TVE «se manipula con total impunidad».
La redacción paralela fue un término utilizado por los sindicatos durante el Gobierno de Rajoy para denunciar la contratación en RTVE de 11 periodistas externos. Ahora las fuentes consultadas hablan de «entre 100 y 200 contratos a dedo». Un centenar, según estima una fuente sindical, serían empleados de productoras. «Son personas que a la larga podrán demostrar ante un tribunal su vínculo con la casa y acabarán siendo indefinidos no fijos de RTVE», indica esta fuente.
«El clima es malo. La gente tiene miedo a represalias y reina el silencio porque la dirección tiene a la redacción agarrada», dice una profesional con larga experiencia en la pública. Otro veterano: «Los que se vestían de negro contra la manipulación del PP -algunos, porque se veían presionados- son ahora en muchos casos los jefes. Algunos ven que se está dañando a la casa, pero callan».