11 febrero 2021

En el programa 'La Hora de la 1'

El rotulista Bernat Barrachina Hernández (PSC) es despedido de TVE por colar un titular burlón contra la infanta Leonor, menor de edad: «Se va de España como su abuelo»

Hechos

Fue noticia el 12.02.2021.

Lecturas

Durante la emisión del programa informativo de la mañana de TVE ‘La Hora de La 1’, cuando el programa informaba de la marcha al extranjero de la Infanta Heredera al trono Dña. Leonor, para estudiar inglés, el rotulista D. Bernat Barrachina Hernández (que fue fue jefe de prensa del PSC en Badalona) coló el titular «Se va de España, como su abuelo», para vincular a la heredera, una menor de edad, con las investigaciones en torno al rey emérito.

El programa ‘La Hora de la 1’ está presentado por Dña. Mónica López Moyano y dirigido por Dña. Iolanda Mármol y ha mantenido una línea editorial afín al Gobierno y dedicado parte del programa a arremeter contra la Monarquía y contra el partido polítio Vox. ‘La Hora de la 1’ responsabilizó del rótulo directamente al rotulista D. Bernat Barrachina. Ante eso la dirección de RTVE encabezada por Dña. Rosa María Mateo Isasi optó por despedir al rotulista.

El Sr. Barrachina Hernández siguió burlándose después de su despido desde las redes sociales.

D. Xabier Fortes López, cabeza visible del Consejo de Informativos de TVE durante años defendió en redes que se sancionara al rotulista, aunque luego, tras conocerse el despido, matizó que se refería a un expediente juzgando ‘desproporcionada’ la solución dictaminada.

11 Febrero 2021

Rotula, que algo queda

Sergio del Molino

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El rótulo es el refugio del cobarde, de quien no se atreve a decir según qué cosas en antena, pero las cuela como quien pintarrajea la puerta del baño del instituto

Una confesión previa: detesto los rótulos. Si alguna vez Rosa María Mateo deja de ser la administradora provisional vitalicia de RTVE y consigo hacerme con su puesto tras muchas y muy sucias maniobras políticas, mi primera medida sería prohibir los rótulos, salvo en Cachitos. Los rótulos son basura visual, abaratan la estética del programa, premastican la información y orientan la mirada del espectador de forma groserísima. Pero, sobre todo, son feos. Suelen ir en mayúsculas, lo que siempre es una ordinariez, y se proyectan con colores chillones de alto contraste, lo que convierte la pantalla en un tenderete. Me da lo mismo que la manía tituladora tenga orígenes nobles en la CNN y en Bloomberg, yo quiero una tele que respete al espectador y no le tome por un bebé distraído que necesita sonajeros.

El rótulo es también el refugio del cobarde, de quien no se atreve a decir según qué cosas en antena, pero las cuela como quien pintarrajea la puerta del baño del instituto. Son un instrumento perfecto para lanzar piedras y esconder las manos. El rotulista es el chivo expiatorio definitivo.

No sé cómo se gestó aquello de la princesa y el abuelo. Una redacción es un caos con apariencia de orden donde abundan los malentendidos y alguien puede interpretar como una orden un chiste dicho en una reunión. Puede ser, pero los miembros de una redacción no son agentes autónomos. Todos comprenden el tono, el carácter y los límites del producto en el que trabajan. Es muy difícil que se cuelen ocurrencias a contrapelo. Ahí está el problema: no tenían claro que hacían un programa informativo y no estaban en Cachitos. O tal vez el rotulista hacía méritos para que le fichasen en el programa de La 2. Ahora sabe que quien juega con rótulos se acaba quemando los ojos.

13 Febrero 2021

Hace millones de rótulos

Xabier Fortes

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– Cómo se apellida la senadora?– preguntó a toda prisa uno de los grafistas en el control.

– Labarbi– contestó un compañero.

Labarbi era como se conocía a modo de chanza a María Jesús Sainz, alto cargo del PP en Galicia y muy próxima a Rajoy. Un remedo de la muñeca Barbi Superstar por su parecido físico, su peinado y sus abalorios y complementos.

Así que instantes después de la pregunta, una declaración televisiva de la senadora gallega aparecía rotulada con un llamativo «María Jesús Labarbi». Minutos más tarde sonaba el teléfono del director del centro territorial de TVE en Galicia, Manuel Lombao. Era Rajoy.

– Mariano, no creerás ni por un momento que hay alguna intención….

– Si no es así corregidlo, que ha vuelto a salir por segunda vez– contestó molesto.

Lombao salió a la carrera desde su despacho hasta la sala de control para comprobar cómo sonaba la voz del realizador Julio de la Sierra.

– Dentro rótulo…

– Nooooooo. Fuera ese rotulo– gritó el director.

Sucesos como este, alguno con más gracia que otros, han ocurrido desde la noche de los tiempos en todas las televisiones del mundo. En TVE se emiten actualmente más de 2.000 rótulos al día, cerca de un millón al año, y en más de una ocasión los electroduendes nos han jugado una mala pasada, como el «Vota PSOE» del 86 sobre un gol de Butragueño a Dinamarca, que se interpretó desde la oposición como una maquiavélica manipulación inductiva del voto. En la última etapa de Zapatero al frente del Gobierno, ya en caída libre por la crisis iniciada en 2008, una resolución gráfica de un vídeo se fundía con otro de la siguiente información en La 2 Noticias provocando el efecto de un congelado en el que se unía una imagen del PP con un rótulo de la cárcel de Abu Graib. También ahí se montó una tormenta político mediática que sacudió a la radiotelevisión pública como ejemplo de manipulación. Eran los tiempos en los que se acusaba al Gobierno de dialogar con ETA y traicionar a los muertos. Apenas tres días después, Telemadrid emitía un vídeo sobre un comunicado de unos encapuchados de ETA y el rótulo que lo acompañaba era «Palacio de La Moncloa 12 del mediodía», que era el que debería aparecer en la siguiente información.

El famoso rótulo sobre la princesa Leonor no entra en esa categoría de simples errores ya que su construcción es tan intencionada como inaceptable. Comparar a una niña de 15 años, por mucha diadema principesca que luzca, con las supuestas fechorías y andanzas de su abuelo, el rey emérito, me parece tan zafio como grosero e injusto. No. Leonor no se va de España para supuestamente alejarse de una acción judicial y evitar perjudicar la imagen de la monarquía (como algunos sostienen sobre el emérito). Leonor se va a estudiar fuera porque así lo han decidido sus padres, sin que seguramente ella haya dado su opinión. Se podrá criticar o no la decisión, pero colocar en el foco a una niña con esa comparativa me parece inaceptable.

Igual de inaceptable que el despido sumarísimo que ha sufrido la persona que escribió ese desafortunado rótulo, contratado al parecer hace unos meses. Lo suyo hubiese sido una buena bronca (como a todos nos han caído de nuestros jefes en alguna ocasión) y quizás un expediente sancionador, pero nunca un despido. Eso también es en mi opinión inadmisible, por más que el trabajador en cuestión debiera haber hecho autocrítica de la situación en la que nos ha colocado con su inconsciencia, en vez de mofarse de lo sucedido cuando a esta empresa le estaban dando desde todos los medios más cera que a una estera.

Porque la cacería mediática por tierra mar y aire desplegada contra RTVE desde televisiones, radios y periódicos que han dedicado portadas y programas, conexiones y análisis, a un rótulo de TVE, tiene una intención dolosa y en este caso además miserable: acabar con el prestigio de la televisión pública y provocar su cierre, es decir, el despido de 6.500 trabajadores. Escuchar esa petición concreta en alguna televisión privada por parte de un Indacente individuo que habitualmente chapotea en las charcas fétidas de las cloacas sin que nadie le replique es ciertamente elocuente. Un diario que nos ha llegado a llamar en el pasado reciente «Aprendices de Goebbels» (el propagandista nazi) dibuja ahora nuestra imagen coorporativa con una hoz y un martillo. ¡Qué nivelazo!

A estos medios quizás habría que recordarles cómo el organismo encargado de velar por las buenas prácticas en la televisión pública (elegido por los profesionales de RTVE) ha constatado un descenso radical en los últimos años de los casos de manipulación. Pero eso desde luego no lo va a recoger nuestra competencia.

También ha sido desalentador comprobar cómo las ideologías (todos tenemos la nuestra) matizan hacia un lado o hacia otro la gravedad del rótulo de marras. He asistido alucinado a justificaciones equidistantes, como diciendo que no era para tanto, que a fin de cuentas lo que decía el rótulo era verdad, etc. Pues no, no era verdad, Leonor no se va de España como su abuelo, se va a estudiar el bachillerato. ¿Dirían algunos lo mismo si el rótulo fuese por ejemplo «Los hijos de Pablo Iglesias atuerkan a su niñera», o «Las hijas de Pedro Sánchez heredarán La Moncloa», o «Los hijos de Pablo Casado juegan con una Kitchen de juguete»? No, hay cosas que son inaceptables, y si hay menores por medio, mucho más.

A RTVE la pagan republicanos y monárquicos, progresistas y conservadores, fachas y rojos si ustedes lo prefieren, y nuestro papel es informar, interpretar y contextualizar la actualidad desde la independencia y la honestidad, no hacer gracietas de escaso gusto sobre una niña de 15 años.

12 Febrero 2021

El rotulista y la democracia

Antonio Maestre

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"La democracia española está en peligro, y lo hace porque los medios están pendientes de sus propios intereses, de alentar la purga de compañeros que hacen rótulos desafortunados e ignorando que un nazi dirija la organización que entrará en el Parlament".

Carlos Alsina hizo un emotivo discurso al recibir el premio al mejor periodista del año 2020. Lo hizo frente a Felipe VI en los premios de la Asociación de la Prensa de Madrid y advirtió de lo que ocurre cuando la prensa libre se calla; que se acaba la democracia. Fue un discurso impecable que cualquier periodista firmaría. El poder, económico, político o simbólico, siempre ha tenido en el punto de mira al periodismo. A veces lo controla, otras lo persigue, pero nunca lo respeta. Sobre todo, cuando no lo controla.

Un día después de ese discurso en la APM frente a Felipe VI se coló un rótulo desafortunado sobre el viaje de estudios de la Infanta Leonor a Gales. Un rótulo que no tenía un pase informativo, pero que en ningún caso tendría que haber pasado de una disculpa en directo por el error. La reacción política desmedida de Ciudadanos, Vox y Partido Popular dio el pistoletazo de salida a la purga. Comenzaron a pedir sangre y a exigir la depuración de responsabilidades. El PSOE, que controla TVE hasta cuando concede a Podemos mando en el ENTE, sucumbió a la presión por su alma cortesana y provocó el despido del guionista responsable del error. Los compañeros periodistas de medios que están inmersos en una campaña contra el gobierno alabaron el despido, algunos de ellos el día anterior ensalzaban el discurso de Alsina, y siguieron buscando carnaza contra los periodistas que trabajan en TVE con el desprecio de todos. La APM calló ante el despido de un compañero de TVE por presiones políticas. Nobleza obliga.

Ayer se informó de que el Secretario de Organización de VOX en Barcelona es un nazi que se iba de conciertos haciendo el saludo fascista y se iba a Beirut a establecer lazos con Hezbollah por su antisemitismo. El eurodiputado Herman Tertsch le escribió para decirle que no tiene que avergonzarse ni disculparse por haber sido radical de joven. Por ser nazi, hace solo un par de años. El silencio por el hecho de la normalización de que este domingo individuos abiertamente nazis, orgullosos de ello, entren en el Parlament de Cataluña ha sido ensordecedor. Ni medios, ni adversarios políticos han hecho de esta noticia el motivo principal de la agenda en la campaña. Han preferido un rótulo.

¿Cómo pudo pasar?, se preguntarán cuando tengamos nuestro asalto al Capitolio. Pasará porque cuando algunos estábamos mostrando cómo está pasando poco a poco, paso a paso, la mayoría de los compañeros periodistas están preocupados en asegurar los intereses económicos y políticos de sus medios, que tienen otras prioridades, e ignoran y silencia cómo se va conformando. La democracia española está en peligro, y lo hace porque los medios están pendientes de sus propios intereses, de alentar la purga de compañeros que hacen rótulos desafortunados e ignorando que un nazi dirija la organización que entrará en el Parlament. Pasará porque vosotros, compañeros, estáis haciendo que pase. Puede que queráis que pase.

14 Febrero 2021

Rotulistas de escándalo en TVE

Leyre Iglesias

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Arranca la tertulia sobre crónica social en Televisión Española. Es miércoles por la mañana en La hora de La 1 y, como siempre, la presentadora y directora del magacín, Mònica López, ha pasado el relevo a Cristina Fernández, periodista del corazón y rostro clásico de Antena 3. Hablan sobre la última noticia de la Casa Real: la Infanta Leonor, heredera al trono, estudiará el bachillerato en un colegio internacional de Gales.

La cadena conecta con un entrevistado, José Antonio Zarzalejos, que habla sobre su nuevo libro, Felipe VI. Un Rey en la adversidad. Y de repente sale un rótulo en la pantalla: Leonor se va de España, como su abuelo. Instantes después, un periodista de TVE da la voz de alarma desde la redacción del programa y avisa al equipo de control: «¿Pero estáis viendo el rótulo que estamos poniendo?». La frase permanecerá un minuto y siete segundos en pantalla.

En el relato coinciden tres fuentes internas de La hora de La 1. ¿Qué ocurrió para que ese rótulo apareciera en directo en la cadena pública? Al guionista que lo redactó, un periodista llamado Bernat Barrachina -contratado por la productora Tesseo, curtido en programas de entretenimiento y ex jefe de prensa del alcalde del PSC en Badalona-, le pareció gracioso. Las tres fuentes afirman que Barrachina se lo comentó a la presentadora, Cristina Fernández, y que ésta -que no ha atendido a Crónica- le dio el visto bueno.

Estos tres trabajadores también coinciden en que una concatenación de circunstancias y errores hizo que los filtros fallaran. Por un lado, faltaba el supervisor de guión, un redactor de TVE que dejó su puesto hace un par de semanas. Y por otro, la coordinadora del área social, Eva Hernández -periodista veterana de la casa, especializada en crónica rosa y partícipe de los viernes negros con los que parte de la plantilla pedía una RTVE independiente cuando gobernaba el PP-, tampoco supervisó el rótulo antes de que apareciera en pantalla.

La emisión de la frase sobre Leonor y el Rey emérito generó enseguida una inmensa polémica que la radioletevisión pública intentó cortar de raíz. Ese mismo día, la administradora única del ente, Rosa María Mateo, envió un comunicado en el que subrayaba «el compromiso inquebrantable de RTVE con la defensa de los valores constitucionales y de las instituciones del Estado y, sobre todas ellas, la Corona», y anunciaba el relevo de «los responsables» del «grave error». Fueron dos: el guionista fue despedido por su empresa por requerimiento de RTVE, mientras que la coordinadora de área fue cesada en sus funciones (sigue trabajando en el mismo programa pero como redactora rasa, según las fuentes consultadas).

Para el ente público el ya célebre rótulo es un asunto cerrado. Sin embargo, voces sindicales y otros miembros de la televisión críticos con la gestión de Rosa María Mateo denuncian que los dos cesados sólo son las «cabezas de turco» y este episodio, «la punta del iceberg» de una situación crítica en la que RTVE pierde audiencia y prestigio debido a una politización creciente. En el otro extremo, Unidas Podemos habla de «represaliados» y acusa a la Zarzuela de haber presionado a RTVE para despedirlos.

Este es el relato desde dentro, y con derivadas políticas, del último episodio en el que la radiotelevisión pública ha cuestionado a la Corona. El último, porque no es la primera vez.

«Un error en un rótulo puede ocurrir aun sin mala intención; no hace falta que un partido como Podemos haya dictado una frase de ese tipo», opina una periodista histórica de TVE. «El problema es el clima en el que se produce: el rótulo ha sido la nota más estridente de un mandato en el que el PSOE y en parte Podemos han formado equipos por ideología y no por méritos profesionales. Por eso una frase como esta ni siquiera hace que salten las alarmas ahí dentro», añade.

Contactadas por Crónica, fuentes oficiales de RTVE y de la productora no han querido aportar su versión.

15,3 MILLONES DE PRESUPUESTO

La hora de La 1 es el programa que, junto a Las cosas claras que encabeza el periodista Jesús Cintora, ha sustituido al clásico La mañana de La 1. Los sindicatos del ente público -salvo CCOO, que suele coincidir con la línea de la cúpula directiva- han denunciado que para espacios como estos se contrate a productoras ajenas a RTVE, pues argumentan que la ley obliga a que los programas informativos se realicen con personal propio. Sin embargo, Rosa María Mateo defiende que son productos de un género que denomina «infoentretenimiento» y que, por tanto, pueden contar con producción externa.

En el caso de La hora, el equipo es mixto. Según fuentes sindicales, el equipo en toda España está formado por 85 trabajadores públicos -redactores y técnicos- y 15 empleados procedentes de la productora Tesseo, entre ellos, seis guionistas. Mateo ha asegurado que su presupuesto para 254 programas es de 15.291.0000 euros. El cálculo arroja un coste de 60.200 euros por programa.

Según ha contado a su entorno el autor del rótulo, su despido se produjo el mismo miércoles de forma muy rápida y sin que pudiera explicarse. A Barrachina, que ha trabajado en programas como El hormiguero o Tonterías las justas, se le ha situado entre los elegidos a dedo por el director de Información y Actualidad, Enric Hernàndez, ex director de El Periódico de Catalunya, hombre fuerte de Rosa María Mateo y próximo al Gobierno de Pedro Sánchez. El guionista ha defendido ante su entorno que ni siquiera conoce al directivo, pero su protagonismo en esta polémica, sumado a su antigua vinculación con el PSC -fue asesor de prensa de Àlex Pastor, entonces alcalde de su pueblo, Badalona-, ha aumentado las sospechas sobre lo que en los pasillos del ente se denomina «el clan catalán» de Enric Hernàndez.

Me han despedido, como al abuelo de Leonor, tuiteó Barrachina tras su despido. En el programa del jueves, su directora y presentadora, Mònica López -licenciada en Física de la Tierra y el Cosmos y rostro habitual de la información meteorológica en la cadena-, pidió disculpas por el «error» e insistió en que los responsables ya habían sido «relevados».

«UNA GUERRA POLÍTICA SOTERRADA»

«En RTVE hay una guerra soterrada entre PSOE y Podemos para controlar la televisión», dice una fuente sindical que pide que su nombre no aparezca publicado. «Están moviendo peones, copando las jefaturas antes de que al fin se nombre un consejo de administración», añade. El grupo público vive inmerso en una anomalía evidente: la administradora única que con carácter «provisional» iba a dirigir la casa, Rosa María Mateo, lleva casi dos años y medio presidiéndola sin tener que rendir cuentas más allá del Congreso de los Diputados.

A la pérdida constante de audiencia -sus telediarios son la tercera opción de los espectadores y La 1 acaba de registrar el peor enero de su historia- se suma un desprestigio profesional que ya no sólo denuncian las voces más críticas del grupo -en muchos casos, vinculadas a los equipos directivos de la etapa del Gobierno de Mariano Rajoy-, sino también los sindicatos.

UGT, central hermana del PSOE y mayoritaria en el ente, está siendo muy dura. Hace dos semanas denunció el «despotismo y nepotismo» de Enric Hernàndez, «impuesto por Iván Redondo», y Fran Llorente, director de Proyectos y Estrategia. Y añadió una afirmación contundente: «Por duro que resulte decirlo, en algunos aspectos [la situación] es mucho peor que en los tiempos en los que nos manifestábamos contra la gestión del Gobierno del PP».

No es la primera vez que la RTVE de Rosa María Mateo está inmersa en una polémica relacionada con la Corona. La denominada Plataforma TVE Libre difunde en su cuenta de Twitter numerosos casos. TVE, por ejemplo, decidió no emitir el discurso del Rey Felipe en la última Pascua Militar -lo relegó al Canal 24 Horas-, emitió un controvertido reportaje en Informe semanal bajo el título Monarquía en estado de alarma, o informó de que «Zarzuela y Moncloa no descartan retirar el título de Rey a Juan Carlos», cosa que ambas instituciones desmintieron.

La oposición al Gobierno ha denunciado también el amplio espacio que el programa de Jesús Cintora suele dedicar a diario al emérito y a las investigaciones sobre sus presuntas irregularidades fiscales. Y la propia Mateo tuvo que disculparse por un tuit «inadmisible» de la plataforma digital Playz, dependiente de RTVE, en el que aparece un vídeo de Leonor en su primer discurso público diciendo: «La forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria», y después sale otro vídeo de Barack Obama tirando un micrófono al suelo. En Nochevieja, además, dio que hablar el programa humorístico Cachitos, que contenía chistes como: «Este año, en la Zarzuela ha sonado más la [canción] de Se fue» o «Deben de usar el mismo blanqueante que utiliza Ferreras con Inda».

UNA «REDACCIÓN PARALELA»

El episodio del rótulo ha intensificado en RTVE el debate en torno a un concepto: el de «redacción paralela». Los sindicatos se refieren con él a los fichajes externos que a su juicio no están justificados en una empresa en la que ya trabajan 6.694 profesionales. El sindicato USO ha denunciado, por ejemplo, la contratación de Cintora, «descaradamente alineado con el actual Gobierno», y de otra veintena de empleados para Las cosas claras. Por su parte, UGT lamentó hace unos días que «el modelo de asalto y secuestro ideológico en la empresa creado por el PP también le sirve a Enric para montar su particular redacción paralela», y subrayó que en TVE «se manipula con total impunidad».

La redacción paralela fue un término utilizado por los sindicatos durante el Gobierno de Rajoy para denunciar la contratación en RTVE de 11 periodistas externos. Ahora las fuentes consultadas hablan de «entre 100 y 200 contratos a dedo». Un centenar, según estima una fuente sindical, serían empleados de productoras. «Son personas que a la larga podrán demostrar ante un tribunal su vínculo con la casa y acabarán siendo indefinidos no fijos de RTVE», indica esta fuente.

«El clima es malo. La gente tiene miedo a represalias y reina el silencio porque la dirección tiene a la redacción agarrada», dice una profesional con larga experiencia en la pública. Otro veterano: «Los que se vestían de negro contra la manipulación del PP -algunos, porque se veían presionados- son ahora en muchos casos los jefes. Algunos ven que se está dañando a la casa, pero callan».