Fue noticia el 12.02.2021.
El rotulista Bernat Barrachina (PSC) es despedido de TVE del programa ‘La Hora de la 1’ por un titular burlón contra la infanta Leonor, menor de edad
El «rotulista» (ex jefe de prensa del PSC en Badalona) siguió burlándose después de su despido desde las redes sociales.
–
D. Xabier Fortes defendió en redes que se sancionara al rotulista, aunque luego matizó que se refería a un expediente y no al despido.


Hace millones de rótulos
Xabier Fortes
– Cómo se apellida la senadora?– preguntó a toda prisa uno de los grafistas en el control.
– Labarbi– contestó un compañero.
Labarbi era como se conocía a modo de chanza a María Jesús Sainz, alto cargo del PP en Galicia y muy próxima a Rajoy. Un remedo de la muñeca Barbi Superstar por su parecido físico, su peinado y sus abalorios y complementos.
Así que instantes después de la pregunta, una declaración televisiva de la senadora gallega aparecía rotulada con un llamativo «María Jesús Labarbi». Minutos más tarde sonaba el teléfono del director del centro territorial de TVE en Galicia, Manuel Lombao. Era Rajoy.
– Mariano, no creerás ni por un momento que hay alguna intención….
– Si no es así corregidlo, que ha vuelto a salir por segunda vez– contestó molesto.
Lombao salió a la carrera desde su despacho hasta la sala de control para comprobar cómo sonaba la voz del realizador Julio de la Sierra.
– Dentro rótulo…
– Nooooooo. Fuera ese rotulo– gritó el director.
Sucesos como este, alguno con más gracia que otros, han ocurrido desde la noche de los tiempos en todas las televisiones del mundo. En TVE se emiten actualmente más de 2.000 rótulos al día, cerca de un millón al año, y en más de una ocasión los electroduendes nos han jugado una mala pasada, como el «Vota PSOE» del 86 sobre un gol de Butragueño a Dinamarca, que se interpretó desde la oposición como una maquiavélica manipulación inductiva del voto. En la última etapa de Zapatero al frente del Gobierno, ya en caída libre por la crisis iniciada en 2008, una resolución gráfica de un vídeo se fundía con otro de la siguiente información en La 2 Noticias provocando el efecto de un congelado en el que se unía una imagen del PP con un rótulo de la cárcel de Abu Graib. También ahí se montó una tormenta político mediática que sacudió a la radiotelevisión pública como ejemplo de manipulación. Eran los tiempos en los que se acusaba al Gobierno de dialogar con ETA y traicionar a los muertos. Apenas tres días después, Telemadrid emitía un vídeo sobre un comunicado de unos encapuchados de ETA y el rótulo que lo acompañaba era «Palacio de La Moncloa 12 del mediodía», que era el que debería aparecer en la siguiente información.
El famoso rótulo sobre la princesa Leonor no entra en esa categoría de simples errores ya que su construcción es tan intencionada como inaceptable. Comparar a una niña de 15 años, por mucha diadema principesca que luzca, con las supuestas fechorías y andanzas de su abuelo, el rey emérito, me parece tan zafio como grosero e injusto. No. Leonor no se va de España para supuestamente alejarse de una acción judicial y evitar perjudicar la imagen de la monarquía (como algunos sostienen sobre el emérito). Leonor se va a estudiar fuera porque así lo han decidido sus padres, sin que seguramente ella haya dado su opinión. Se podrá criticar o no la decisión, pero colocar en el foco a una niña con esa comparativa me parece inaceptable.
Igual de inaceptable que el despido sumarísimo que ha sufrido la persona que escribió ese desafortunado rótulo, contratado al parecer hace unos meses. Lo suyo hubiese sido una buena bronca (como a todos nos han caído de nuestros jefes en alguna ocasión) y quizás un expediente sancionador, pero nunca un despido. Eso también es en mi opinión inadmisible, por más que el trabajador en cuestión debiera haber hecho autocrítica de la situación en la que nos ha colocado con su inconsciencia, en vez de mofarse de lo sucedido cuando a esta empresa le estaban dando desde todos los medios más cera que a una estera.
Porque la cacería mediática por tierra mar y aire desplegada contra RTVE desde televisiones, radios y periódicos que han dedicado portadas y programas, conexiones y análisis, a un rótulo de TVE, tiene una intención dolosa y en este caso además miserable: acabar con el prestigio de la televisión pública y provocar su cierre, es decir, el despido de 6.500 trabajadores. Escuchar esa petición concreta en alguna televisión privada por parte de un Indacente individuo que habitualmente chapotea en las charcas fétidas de las cloacas sin que nadie le replique es ciertamente elocuente. Un diario que nos ha llegado a llamar en el pasado reciente «Aprendices de Goebbels» (el propagandista nazi) dibuja ahora nuestra imagen coorporativa con una hoz y un martillo. ¡Qué nivelazo!
A estos medios quizás habría que recordarles cómo el organismo encargado de velar por las buenas prácticas en la televisión pública (elegido por los profesionales de RTVE) ha constatado un descenso radical en los últimos años de los casos de manipulación. Pero eso desde luego no lo va a recoger nuestra competencia.
También ha sido desalentador comprobar cómo las ideologías (todos tenemos la nuestra) matizan hacia un lado o hacia otro la gravedad del rótulo de marras. He asistido alucinado a justificaciones equidistantes, como diciendo que no era para tanto, que a fin de cuentas lo que decía el rótulo era verdad, etc. Pues no, no era verdad, Leonor no se va de España como su abuelo, se va a estudiar el bachillerato. ¿Dirían algunos lo mismo si el rótulo fuese por ejemplo «Los hijos de Pablo Iglesias atuerkan a su niñera», o «Las hijas de Pedro Sánchez heredarán La Moncloa», o «Los hijos de Pablo Casado juegan con una Kitchen de juguete»? No, hay cosas que son inaceptables, y si hay menores por medio, mucho más.
A RTVE la pagan republicanos y monárquicos, progresistas y conservadores, fachas y rojos si ustedes lo prefieren, y nuestro papel es informar, interpretar y contextualizar la actualidad desde la independencia y la honestidad, no hacer gracietas de escaso gusto sobre una niña de 15 años.


El rotulista y la democracia
Antonio Maestre
Carlos Alsina hizo un emotivo discurso al recibir el premio al mejor periodista del año 2020. Lo hizo frente a Felipe VI en los premios de la Asociación de la Prensa de Madrid y advirtió de lo que ocurre cuando la prensa libre se calla; que se acaba la democracia. Fue un discurso impecable que cualquier periodista firmaría. El poder, económico, político o simbólico, siempre ha tenido en el punto de mira al periodismo. A veces lo controla, otras lo persigue, pero nunca lo respeta. Sobre todo, cuando no lo controla.
Un día después de ese discurso en la APM frente a Felipe VI se coló un rótulo desafortunado sobre el viaje de estudios de la Infanta Leonor a Gales. Un rótulo que no tenía un pase informativo, pero que en ningún caso tendría que haber pasado de una disculpa en directo por el error. La reacción política desmedida de Ciudadanos, Vox y Partido Popular dio el pistoletazo de salida a la purga. Comenzaron a pedir sangre y a exigir la depuración de responsabilidades. El PSOE, que controla TVE hasta cuando concede a Podemos mando en el ENTE, sucumbió a la presión por su alma cortesana y provocó el despido del guionista responsable del error. Los compañeros periodistas de medios que están inmersos en una campaña contra el gobierno alabaron el despido, algunos de ellos el día anterior ensalzaban el discurso de Alsina, y siguieron buscando carnaza contra los periodistas que trabajan en TVE con el desprecio de todos. La APM calló ante el despido de un compañero de TVE por presiones políticas. Nobleza obliga.
Ayer se informó de que el Secretario de Organización de VOX en Barcelona es un nazi que se iba de conciertos haciendo el saludo fascista y se iba a Beirut a establecer lazos con Hezbollah por su antisemitismo. El eurodiputado Herman Tertsch le escribió para decirle que no tiene que avergonzarse ni disculparse por haber sido radical de joven. Por ser nazi, hace solo un par de años. El silencio por el hecho de la normalización de que este domingo individuos abiertamente nazis, orgullosos de ello, entren en el Parlament de Cataluña ha sido ensordecedor. Ni medios, ni adversarios políticos han hecho de esta noticia el motivo principal de la agenda en la campaña. Han preferido un rótulo.
¿Cómo pudo pasar?, se preguntarán cuando tengamos nuestro asalto al Capitolio. Pasará porque cuando algunos estábamos mostrando cómo está pasando poco a poco, paso a paso, la mayoría de los compañeros periodistas están preocupados en asegurar los intereses económicos y políticos de sus medios, que tienen otras prioridades, e ignoran y silencia cómo se va conformando. La democracia española está en peligro, y lo hace porque los medios están pendientes de sus propios intereses, de alentar la purga de compañeros que hacen rótulos desafortunados e ignorando que un nazi dirija la organización que entrará en el Parlament. Pasará porque vosotros, compañeros, estáis haciendo que pase. Puede que queráis que pase.