5 mayo 2009

Por primera vez durante una legislatura no gobernará el PNV la comunidad vasca

El socialista Patxi López investido lehendakari con los votos de PSE, PP y UPyD, Juan José Ibarretxe (PNV) anuncia su retirada política

Hechos

Fue noticia el 5.05.2009.

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Dña. Arantxa Quiroga (PP) ha sido elegida presidenta del Parlamento vasco con el apoyo del PSE-PSOE y UPyD.

04 Abril 2009

Comienza el cambio

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La nueva mayoría abre paso a situaciones y políticas inéditas en el País Vasco

Arantza Quiroga, vicesecretaria general del PP del País Vasco, fue elegida ayer presidenta del Parlamento de Euskadi. Obtuvo 38 votos frente a los 36 de Izaskun Bilbao, del PNV, presidenta saliente. La votación puso de relieve el cambio político que se está produciendo en esa comunidad como efecto del cambio de mayoría: que una diputada del PP presida la Cámara vasca con el apoyo de los socialistas habría sido inverosímil hace poco; y pronto se escenificará la consecuencia principal de ese cambio de mayoría: habrá un lehendakari socialista con apoyo del PP.

Por eso resulta desconcertante que el líder del PNV haya defendido la decisión de mantener la candidatura de Ibarretxe a la investidura con el argumento de que servirá para «hacer visible» que Patxi López cuenta con menos escaños que el candidato nacionalista. Lo que previsiblemente evidenciará la investidura es que Ibarretxe ha perdido la mayoría parlamentaria; y la investidura se otorga a quien demuestra disponer en la Cámara de apoyos suficientes para gobernar.

El acuerdo firmado esta semana por el PSE y el PP vasco no es propiamente un programa como los electorales de los partidos, sino un compromiso en torno a una serie de prioridades compartidas; pero no es casual que desde su título (Bases para un cambio democrático) proclame su voluntad de ser cauce para ese cambio político tras 30 años de dominio del PNV. Se ha pasado de la aspiración a influir o condicionar las decisiones de la mayoría nacionalista, a poder decidir democráticamente. Eso es el cambio. La pluralidad de la sociedad vasca puede expresarse en gobiernos transversales, como ocurrió entre 1986 y 1998; pero esa pluralidad se afirma también mediante la alternancia.

Tras 10 años de gobierno de frente nacionalista con programa soberanista, la alternancia era condición para que vuelvan a ser posibles en el futuro fórmulas transversales: del PNV con el PSE; o con el PP, tan interesado como el que más en un PNV de nuevo autonomista, con el que pueda alcanzar acuerdos de Gobierno tanto en Euskadi como en el ámbito español.

El acuerdo incluye el compromiso del PP de no dejar en minoría a Patxi López, a cambio de lo cual los populares obtienen el reconocimiento de que la alternativa a Ibarretxe es conjunta de ambos partidos, lo que se plasma en la existencia de esas bases programáticas compartidas. Sus ejes principales son las medidas contra la crisis y la política antiterrorista. Las propuestas económicas no difieren mucho de las contenidas en el programa del PNV, por lo que no parece imposible asociar a ese partido al necesario consenso en la materia.

Más difícil será lograrlos en materia de deslegitimación de ETA. A quien ayer deslegitimó el portavoz nacionalista Joseba Egibar fue al Parlamento salido de las urnas, considerándolo no representativo de la sociedad vasca por la ausencia de los sucesores de Batasuna; mal se les convencerá por esa vía de que sólo serán legales si hacen abandonar a ETA o se separan de ella.

06 Mayo 2009

La democracia es esto

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La investidura escenifica que Ibarretxe carece de la mayoría para gobernar que sí tiene Patxi López

La sesión de investidura de un lehendakari socialista, tras tres décadas de Gobiernos presididos por candidatos del PNV, transcurrió ayer con plena normalidad democrática: de acuerdo con los procedimientos establecidos y con respeto a las reglas del sistema parlamentario. Una jornada que fue histórica en un sentido no banal del término, fue también excepcional por esa normalidad. Sólo es de lamentar que el lehendakari saliente, Ibarretxe, no estuviera a la altura de su significación institucional en el que, según reveló luego, sería su último discurso antes de su retirada.

Su empeño en presentar su candidatura tuvo, sin embargo, la virtud de escenificar las razones por las que deberá desalojar Ajuria Enea: gobernará Patxi López porque el partido más votado, el PNV, fracasó en su intento de conformar una mayoría; mientras que el candidato socialista sí lo consiguió. Legitimado por esa mayoría, Patxi López hizo un discurso tranquilo basado en unas ideas sencillas y hasta obvias, pero que sonaron a agua fresca en comparación con la estancada del reiterativo discurso de Ibarretxe. Iniciativas que unan y no que dividan, mano tendida, especialmente al PNV, diálogo social, reconocimiento del otro sin asimilacionismos, pluralidad, gobernar para todos… Y tres prioridades: deslegitimar al terrorismo para acabar con ETA; crisis y empleo; igualdad de derechos de los ciudadanos.

El nuevo lehendakari expresó su reconocimiento a quienes le precedieron, incluyendo a Ramón Rubial, que presidió un Gobierno de concentración en la preautonomía, y a quien los nacionalistas omiten sistemáticamente; hizo también López una respetuosa mención a Ibarretxe, que sin embargo respondió acusando a los socialistas de «falta de consideración» hacia su persona, y que de nuevo olvidó referirse a la expresa amenaza de ETA al nuevo Gobierno.

Quien ha sido lehendakari desde 1999 presentó un relato en clave conspiratoria del proceso por el que ha dejado de serlo: los españolistas habrían utilizado la Ley de Partidos para intentar sacarle a él de Ajuria Enea: en 2005, dejando participar a EHAK para evitar que el tripartito más Aralar sumaran mayoría absoluta; y en 2009, evitando que participara, para que sí la alcanzaran PSE y PP. Con lo que, se haga una cosa o la contraria, siempre será por un interés político. Cuando lo que tuvo una motivación más claramente política fue mantener en la legalidad hasta 2003 a HB, pese a las evidencias de su dependencia de ETA, con la esperanza de que ello permitiera repetir un proceso de disolución como el de ETA (p-m) por influencia de Euskadiko Ezkerra.

Según Ibarretxe, la frase de Zapatero de que el acuerdo PSE-PP responde al «interés general de España» significa la «anulación de nuestra propia identidad nacional». Contraposición sumarísima que prescinde de la amplia mayoría, más del 60%, según cientos de encuestas, que considera compatible su identidad vasca y española. Tampoco fue afortunada la identificación que hizo de la mayoría que suman PSE y PP como «votos para destruir», con el argumento de que «no están de acuerdo en nada». ¿Acaso es menor la distancia entre el PP y el PNV, lo que no impidió al segundo ofrecer un pacto al primero para seguir gobernando?

La insistencia de Ibarretxe en contraponer a la mayoría parlamentaria una «mayoría sociológica abertzale» da por supuesta una homogeneidad inexistente. Pues es muy posible que muchos votantes del PNV se consideren más próximos del PSE (o del PP) que de Batasuna. Ahí reside una de las causas de la retirada anunciada ayer por Ibarretxe: condujo a su partido a tres victorias electorales pero también a un callejón sin salida: porque, en contra de lo que le dice Otegi, en Euskadi no hay una mayoría soberanista.