3 noviembre 1948

Elecciones EEUU 1948 – Harry Truman (Demócrata) es reelegido por sorpresa cuando los pronósticos daban la victoria a Thomas Dewey

Hechos

El 3.11.1948 se celebraron elecciones a la presidencia de los Estados Unidos de América que dieron la victoria al candidato del Partido Demócrata, Harry Truman.

Lecturas

Las anteriores elecciones presidenciales de EEUU fueron las de 1944. 

Contra todo pronóstico, Harry Truman, del Partido Demócrata, presidente de 1945 ha sido reelegido, dado que obtuvo la mayoría en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Ha conseguido 304 electores, contra 189 de su más directo rival, el candidato del Partido Republicano, Thomas Dewey. Mientras los demócratas recibieron el 50% de los votos, los republicanos se quedaron con el 45,5%. 

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Thomas Dewey, candidato del Partido Republicano a la presidencia de los Estados Unidos ha sido derrotado por segunda vez. Pero esta derrota fue mucho más dolorosa que la de 1944 por ser en esta ocasión el favorito.

Henry A. Wallace, que fuera Vicepresidente con Roosevelt en el periodo 1940-1944, se arriesgó a presentar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos por Partido Progresista con un ideario pacifista contrario a la Guerra Fría. Sistemáticamente acusado de simpatías izquierdistas, su candidatura ha obtenido una derrota humillante, con menos de un 4% de los votos, quedando en cuarto lugar, por detrás de Truman, Dewey y del segregacionista sureño Strom Thurmond.

Las siguientes elecciones en EEUU serán en 1952.

04 Noviembre 1948

La sorpresa

ABC (Director: Ramón Pastor)

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La sorpresa, casi podríamos decir el asombro, ha sido unánime. El famoso Instituto Gallup no se ha equivocado menos que el The New York Times y la inmensa mayoría de los periódicos y publicistas norteamericanos. Y sí, en general, ‘errare humanum est’, en el presente caso el cálculo desfavorable para Truman parecía lógico. Pocas veces había entrado en fin un candidato con circunstancias menos propicias. Doble escisión en su partido, dieciséis años de régimen democrático, la juventud de su contrincante… todo parecía favorecer a Dewey y nada a Truman. Ni siquiera los propios demócratas esperaban triunfo tan brillante; y no sólo hablamos de las elecciones presidenciales, sino de las legislativas. Las apuestas se hacían a quince contra uno, lo que indica buen negocio para los que no habían perdido la fe en su ‘leader’. En el mapa editado por los republicanos: Ohio, Illinois y California, como dudosos. En los pronósticos del The New York Times, tradicionalmente demócrata hasta hace pocas semanas, sólo nuevo Estados son enumerados como partidarios de Truman, y dos, Nuevo México y Texas, como probables. El gran diario, uno de los más importantes del mundo, adjudica a Truman de 90 a 117 compromisarios, y a Dewey, de 333 a 345. Donde nadie se ha equivocado es en el dominio de Thurmond, que se ha llevado los 38 compromisarios de los cuatro Estados donde el problema negro es agudo. Al juzgar el triunfo de Truman no se debe olvidar que sin su valor cívico predicando la emancipación social de los negros, los 38 compromisarios en cuestión – en el Sur inquebrantablemente democrático – se añadirían hoy a los que ha conseguido. Como se ve, se han equivocado casi todos, y entre ellos destacados demócratas, como el hijo mayor de Roosevelt, Ickes, Bullit, etc. que buscaban un candidato para el partido que no fuera Truman (por ejemplo, el General Eisenhower), afirmando que con ‘el hombre de Missouri’ el partido estaba perdido. Pero ni la comparación con Roosevelt ni la herencia de éste, ni la escisión, ni el dinero de los republicanos han conseguido impedir el triunfo de Truman.

El Análisis

Truman gana contra todo pronóstico y Wallace se desvanece

JF Lamata

Las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1948 pasarán a la historia como uno de los mayores errores de cálculo político de la prensa y las encuestadoras del siglo XX. Todo apuntaba a una segura derrota del presidente demócrata Harry S. Truman frente al aparentemente imbatible republicano Thomas E. Dewey. Los grandes medios ya escribían epitafios para la era demócrata iniciada en 1932 con Roosevelt. El “Chicago Daily Tribune” incluso se anticipó a los resultados con su ya legendaria primera plana “Dewey Defeats Truman”, mientras el verdadero vencedor, radiante y desafiante, sostenía el diario en alto al día siguiente con una sonrisa que encapsulaba la revancha política. Frente a un país exhausto tras la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial y el incipiente conflicto de la Guerra Fría, Truman logró lo impensable: renovar el mandato demócrata contra viento, marea y encuestas.

La victoria de Truman, más que una adhesión entusiasta a su figura, reflejó la eficacia de su campaña de cercanía —el “whistle-stop tour” en tren— y su hábil capacidad para colocar a los republicanos como una amenaza al New Deal y a las conquistas sociales de la era Roosevelt. Dewey, por su parte, pecó de exceso de confianza, ofreciendo un discurso demasiado comedido, casi sin contenido, convencido de que la derrota de Truman era inevitable. Pero en la política estadounidense, como se vio esta vez, no basta con parecer presidenciable: hay que conquistar el voto popular con una narrativa creíble y energía real. Incluso el sur segregacionista, donde el demócrata disidente Strom Thurmond robó parte del electorado a Truman, no impidió su victoria. La base obrera, sindical y urbana siguió fiel al Partido Demócrata, y eso bastó.

Uno de los derrotados más notables fue Henry Wallace, el ex vicepresidente de Roosevelt, que había roto con el Partido Demócrata para liderar una candidatura progresista basada en el pacifismo y la oposición a la Guerra Fría. Wallace, que aspiraba a ser la conciencia moral del país, terminó siendo un espectador marginal del proceso electoral: obtuvo menos del 4% de los votos, quedando detrás incluso del reaccionario Thurmond. Su mensaje de distensión con la URSS y crítica al capitalismo no solo fue ignorado por el electorado, sino que resultó contraproducente en un clima dominado por el temor al comunismo y el inicio del conflicto bipolar. La realidad es que Truman ha conseguido lo que parecía imposible: mantener a los demócratas en el poder por quinto mandato consecutivo, a pesar de las divisiones internas y el descrédito generalizado. Una lección para los analistas, y un recordatorio de que en democracia, el único sondeo válido es el de las urnas.

JF Lamata