10 octubre 1997

El empresario y su amigo, el periodista Pedro J. Ramírez, fueron sorprendidos viajando juntos a la boda de la infanta

Enfrentamiento entre el presidente de Telefónica, Juan Villalonga y los fotógrafos del Grupo PRISA: «¡A por ellos, sacadlos de aquí!»

Hechos

El 4.10.1997 el diario EL PAÍS relató un encuentro entre el Presidente de Telefónica, D. Juan Villalonga, D. Pedro J. Ramírez y los fotógrafos Sr. Santi Burgos y D. Claudio Álvarez, del diario EL PAÍS.

15 Octubre 1997

A por ellos

Javier Pérez Royo

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Los lectores jóvenes, y por jóvenes entiendo a los que están por debajo de los 40, no es probable que recuerden una anécdota de las elecciones de 1977 que no es fácil que olvide mos quienes las vivimos con algo más de edad. Me refiero a la reacción de Manuel Fraga en un mitin electoral, creo recordar que en Guadalajara, en el cual, ante el boicoteo al acto por un grupo de jóvenes de ex trema izquierda, arengó a los asistentes con un «A por ellos», iniciando él mismo la carga tras haberse despojado aparatosamente de la chaqueta. La foto de Fraga en esa actitud beligerante dio la vuelta a todo el país y suscitó no pocos comentarios en los diversos medios de comunicación.No creía que iba a tener oportunidad de acordarme de dicha anécdota porque pensaba que, tras 20 años de vigencia de la Constitución, el «A por ellos» había quedado definitivamente desterrado de nuestra vida pública.Y, sin embargo, es lo primero que se me vino a la cabeza cuando en El PAÍS del pasado día 4 apareció la foto del presidente de Telefónica ordenando con gesto descompuesto a sus guardaespaldas, devaluados en ese momento a la condición pura y simple de matones, que impidieran a los reporteros gráficos de este periódico el ejercicio del derecho a la información.No alcanzo a entender por qué a esta actuación del señor Villalonga no se le ha prestado la atención que merece. No nos encontramos ante un incidente sin importancia, sino ante un caso claro de utilización de la fuerza para obstaculizar o impedir el ejercicio de un derecho fundamental. Del derecho de los periodistas a transmitir información y del derecho de todos los ciudadanos a recibirla. Frente a estos derechos, el presidente de Telefónica no podía hacer valer ninguno. Pues el ejercicio de su derecho a viajar en un jet privado en compañía del director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez,. a la boda de la infanta Cristina, que nadie discute, no puede entrar en colisión en ningún caso con el derecho de los reporteros gráficos a informar de- las condiciones en que tal viaje se efectuaba.El aeropuerto es un lugar público, el presidente de Telefónica y el director de EL MUNDO son personas públicas y, en consecuencia, el ejercicio del derecho a la información sobre un viaje de tales personas a un acto público, como la boda de la Infanta, no resulta discutible. Aquí no hay que efectuar ningún tipo de ponderación entre el derecho a la intimidad y el derecho a la información y si prevalece uno u otro, porque el derecho a la intimidad en estas circunstancias no entra ni siquiera en juego.

No sé si los reporteros gráficos han ejercido algún tipo de acción penal Contra el señor Villalonga y sus guardaespaldas. Pero deberían hacerlo. A sujetos como éste hay que pararles los pies. La prepotencia y la chulería, si no se las frena, acaban haciendo escuela. Que tenga que dar explicaciones de su conducta ante un juez y se lo pensará dos veces antes de actuar de la forma en que lo hizo. ¿A ver qué dice el «testigo» Pedro J. Ramírez ante el juez respecto a la vulneración del derecho a la información perpetrada por su compañero de viaje?

Ya está bien. Que el presidente de la compañía Telefónica sea amigo personal del presidente del Gobierno, José María Aznar, no le autoriza a ir amenazando a los demás e impedir que otros ciudadanos ejerzan sus derechos fundamentales. Si le molesta que le fotografíen, que se aguante. Y si no es capaz de aguantar el calor, como habría dicho Truman, que se salga de la cocina. No hay resultado de unas elecciones generales que pueda justificar un comportamiento como éste.