4 septiembre 2019

La llegada de Hernández inicialmente como un supervisor de los Informativos causó la renuncia de Begoña Alegría

El PSOE impone a Enric Hernández Llorente al frente de los Informativos de RTVE con el rango de ‘Director de Información y Actualidad’ causando una crisis en la Dirección de Informativos: renuncian Begoña Alegría y Almudena Ariza

Hechos

  • El 4 de septiembre de 2019 la administradora de RTVE Dña. Rosa María Mateo Isasi designa a D. Enric Hernández Llorente [exdirector de El Periódico de Catalunya] como director de Información y Actualidad de RTVE.
  • El 17 de diciembre de 2019 D. Enric Hernández Llorente asumió, además, el cargo de Director de Informativos de TVE en funciones.

Lecturas

El 4  de septiembre de 2019 la administradora de RTVE Dña. Rosa María Mateo Isasi designa a D. Enric Hernández Llorente [exdirector de El Periódico de Catalunya] como director de Información y Actualidad de RTVE, un cargo de nueva creación situado por encima del escalafón del de directora de informativos Dña. Begoña Alegría Ezquerra.

Esta situación aguanta hasta el 2 de diciembre de 2019 cuando Dña. Begoña Alegría Ezquerra presenta su dimisión en desacuerdo con el nuevo reparto de competencias en el que ella quedaba supervisada por el Sr. Hernández Llorente.

El 4 de diciembre de 2019 D. Enric Hernández Llorente propone a Dña. Almudena Ariza Núñez, hasta ese momento corresponsal en París, como nueva directora de informativos. Su nombramiento es anunciado por el propio telediario de TVE.

El 16 de diciembre de 2019 Dña. Almudena Ariza Núñez renuncia a dirigir los informativos de TVE por no haber logrado apoyo suficiente en la redacción de la televisión pública – en la votación de la redacción no participa ni el 10% de la plantilla – lo que llevará al propio D. Enric Hernández Llorente, aunque en esta ocasión el nombramiento ya no será informado por los telediarios de TVE.

24 Septiembre 2019

Compañero Enric

Jenaro Castro

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RTVE TAMBIÉN ES más que un club y menos que una radiotelevisión pública de todos. RTVE es la prolongación de la batalla política, el objeto de todos los deseos, la madre de todas las teles, el medio que debe vertebrar España pese a que en poco más de un año ha sido abandonada a la suerte de su deriva. Aunque siento tentación, no escribo estas líneas para defender de la jauría al compañero Enric, que también supo resistir al acoso totalitario separatista. Pero me asalta cierta vergüenza por cómo le mandan al matadero algunos que le han recibido con palmadas en la espalda porque les proporciona la coartada perfecta para seguir manejando en la sombra los hilos de Radio Televisión Española. Escribo para defender la que ha sido mi casa en los últimos 30 años, y para compartir conocimiento de causa desde el purgatorio de la libertad que me asiste como periodista y como español.

En RTVE siempre ha habido fichajes externos, lo cual no se debe tomar como una ofensa a los trabajadores, sino como la suma de talento salvo claros ejemplos en la mente de todos. Lo que debemos denunciar es que se aplique el doble rasero en función de intereses políticos, que se considere «redacción paralela» a once contratados por la anterior dirección y no a los cien de esta etapa, que se practique con radical beligerancia o suave tacto moderado el luto del negro según quién gobierne, que lo de antes se catalogara como intolerable manipulación informativa y lo de ahora se ensalce como la fuerza del verdadero periodismo. Al fin y al cabo todos somos compañeros en busca de la verdad, principio moral y ético de la profesión periodística tan fundamental como la política para preservar una democracia plena y justa.

La reciente incorporación a RTVE no es ni mejor ni peor que las anteriores; simplemente parece inoportuna por el momento y las formas. La ejecuta una Administradora que, bajo el disfraz digital del decreto gubernamental, se presentó como provisional y única con la suma parlamentaria de la moción cuya mayoría ya no sirve ahora para la gobernabilidad. Le nombra esa eternidad provisional y única cuyo objetivo verdadero siempre fue perpetuarse pese a ocasionar la mayor crisis de la historia de RTVE con el episodio de los debates del 28-A al demostrarse órdenes directas de Moncloa. Se hace retorciendo el organigrama para sortear las reticencias del Consejo de Informativos, que ha montado con delicadeza, mimo y pocas prisas un referéndum telemático para el compañero Enric.

Se consuma generando un nuevo puesto directivo que usurpa y solapa las funciones de las direcciones de informativos de radio, televisión y web, plan rechazado por la anterior Dirección al igual que el traslado de Torrespaña a Prado del Rey. Se procede en el preámbulo de otros comicios, sin Consejo de Administración ni control parlamentario, con un concurso público moribundo que perecerá en el frío tanatorio de los tribunales.

Se crea el cargo de Director de Información y Actualidad, pues ciertos ceses hubieran ocasionado ahora otro incendio de proporciones bíblicas ante el 10 de noviembre. Y forma parte de una guerra por el control de los informativos que incluye la destitución del director de Televisión Española, el mantenimiento de la segregación de cientos de profesionales líderes de audiencia y la prematura oferta de debates electorales en plena ronda de contactos del Rey y antes de la disolución de las Cortes que ahora acontece.

Todos sentimos respeto por una trayectoria relevante en la prensa escrita. Pero es una falta de respeto hacia los 6400 trabajadores de RTVE presentar el fichaje del compañero Enric como la salvación digital de la radio y la televisión públicas dada su experiencia audiovisual. Cierto que eso no le inhabilita, porque parece un tipo dialogante que se deja aconsejar y que seguro transforma en suma de desagravio la llamada purga, en pluralidad objetiva los vídeos de insulto a Casado y Rivera difundidos en la precampaña anterior por el Canal 24 horas, en proporcionalidad el reparto de tiempos electorales, y en igualdad de tratamiento informativo lo que desde el cambio ha sido calificado por la mayoría de los medios como «sesgo escandaloso». No le inhabilita que todos los partidos de la oposición, incluido Podemos, le señalen como un nombramiento político, ubicándole en un despectivo espectro tan legítimo como otros porque todos sabemos que los ángeles no tienen sexo. No le inhabilitan chismes ni truenos, porque todo profesional debe ser juzgado por su obra y no por las presunciones del descrédito partidista.

SIN EMBARGO, me quiero sincerar públicamente al preguntar con atormentadas dudas y temores si es verdad lo publicado, si es cierto que fuiste tú, compañero Enric, el directivo que remitió a Moncloa al líder de la tercera fuerza política para protestar por haber sido excluido de los cara a cara con Sánchez en la oferta hecha por RTVE ante las próximas elecciones generales. De verdad digo que me cuesta creerlo, pero he aquí un ejemplo más que sirve para comprender que en el tablero de Radio Televisión Española se juega parte importante de la partida política española sin compasión alguna.

Termino ya para decir que Radio Televisión Española necesita una oportunidad. Se entiende que el Parlamento replanteará tras las elecciones un concurso público limpio y seguro, que tardará tiempo, para nombrar la nueva cúpula de RTVE con baremos iguales para todos desde el principio. Se adivina quién puede ser el elegido para reemplazar a Rosa María Mateo, pero antes procede la vía parlamentaria por verdadero consenso mediante un proyecto común de conjunto con reparto transversal de responsabilidades. Y se espera que RTVE vuelva a ser de todos los españoles y de todos sus profesionales para que la audiencia y el prestigio regresen a la radio y la televisión públicas, sin entrevistas malditas como la de Otegui y sin mentir sobre el fusilamiento de 14 monjas en 1936 que no desaparecieron por arte de magia.

Al margen del resultado del referéndum de idoneidad, estoy seguro del compromiso colectivo para sacar adelante el reto de una RTVE viable. Y te prevengo, compañero Enric, contra esos que suelen crucificar al abajo firmante pues en verdad son más enemigos tuyos que míos, tan enemigos de RTVE como la furia revanchista que confunde trinchera política con desleal competencia mediática.

 

Jenaro Castro es periodista de Televisión Española (TVE).

05 Diciembre 2019

CACICADA DEL PSOE Y DE MATEO

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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LA SUSTITUCIÓN de Begoña Alegría por Almudena Ariza al frente de los Informativos de TVE es la enésima cacicada de Rosa María Mateo y un movimiento del PSOE para marcar posición en la radiotelevisión pública antes de que materialice su coalición con Podemos. La administradora única provisional, que llegó al cargo en julio de 2018, sigue comportándose como una comisaria política al servicio de Sánchez. Aprovecha la ausencia de un consejo de administración para tomar decisiones sin someterse a la fiscalización oportuna, lo que resulta un escándalo mayúsculo. En lugar de dilatar la interinidad por interés partidista, el deber del PSOE –y del resto de fuerzas– pasa por garantizar una RTVE independiente, plural y acorde con su vocación de servicio público.

11 Diciembre 2019

Almudena Ariza, de reportera de calle a directora

Rosario García Gómez

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Periodista polivalente, se pone al frente de los siempre peliagudos informativos de TVE

Dirigir los informativos de una televisión pública es lo más parecido a un potro de tortura. Pocos cargos están sometidos a tantas presiones desde el poder político y son vigilados con tanto ahínco desde la oposición. El mérito está en eludirlas. Defender la independencia profesional y el criterio periodístico es lo que se espera de un medio público.Eso es lo que ha intentado hacer durante 15 meses la periodista Begoña Alegría, que ahora cede el testigo a Almudena Ariza como responsable de los informativos de TVE.

Ariza aterriza de nuevo en Torrespaña tras una década alejada de la sede central de la gran factoría de noticias. En estos años ha ido encadenando corresponsalías en el extranjero: primero en Pekín, más tarde en Nueva York y recientemente en París. Pero la lejanía física no le ha impedido involucrarse a fondo en la defensa de un modelo de televisión en el que prime la credibilidad, el pluralismo y la independencia. Desde Nueva York apoyó los viernes negros y se comprometió con el movimiento Mujeresrtve, una decidida apuesta por construir una radio y una televisión estatal con perspectiva de género y de calidad.

Defensora de la verdadera meritocracia, Ariza ha sostenido que TVE es una empresa llena de talento pero mal gestionada, donde la valía profesional ha sido arrinconada a mayor gloria de gente gris, gregaria y mediocre. Este modus operandi dio un vuelco con el equipo liderado por Alegría, que desde el primer día optó por situar en los puestos más relevantes a trabajadores de la casa con amplio bagaje profesional. “En los últimos 15 meses se ha producido un cambio brutal: se ha sustituido la maquinaria de manipulación y de información sesgada” y “se ha recuperado el pluralismo”, sostienen periodistas de TVE, que confían plenamente en que Ariza mantendrá el ritmo marcado por su antecesora. “No es una persona domesticada”, dicen sus compañeros de Torrespaña.

Nacida en Madrid en 1963, Ariza comenzó su andadura profesional en Radio Algeciras. Tenía 17 años pero se añadió uno para poder trabajar. En realidad, lo suyo era la música. Antes de verse atrapada por el periodismo estudió guitarra flamenca y clásica en el conservatorio. Ya en Madrid, aterrizó en Los 40 Principales y más tarde en los informativos de la cadena SER, donde compartió tareas con el actual secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver. El salto a la televisión lo dio de la mano de Jesús Hermida. “Hice una prueba en TVE para un informativo de autor”, contaba este verano en La Ventana. Hermida, el examinador, le pidió que se sentara en una silla y le contara una historia. Y a Hermida le gustó. Vio “algo” en ella y en 1990 comenzaron a presentar Diario noche al alimón y sin telepromter de por medio. Al principio, confesaba la periodista, le temblaban las piernas. Hasta que se sintió cómoda tuvo que transcurrir mucho tiempo.

Y así ha ido cumpliendo años en TVE. Durante cinco lustros ha hecho de todo: reportera, editora y presentadora del telediario, conductora de Informe semanal, enviada especial y corresponsal internacional. Ariza se ha sentido siempre más reportera que editora. No es una profesional acostumbrada a los despachos. Lo suyo es seguir la noticia en la calle, como está haciendo estos días para contar las masivas manifestaciones de los franceses contra la reforma de las pensiones planeada por el presidente Emmanuel Macron. Y como hizo antes en otras coberturas de acontecimientos de gran impacto como los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, la guerra de Irak y Afganistán o el tsunami del sureste asiático. “Es una periodista de acción y muy comprometida”, asegura una colega de TVE. Que advierte: “Sobre ella van a caer todos los males”.

Ahora, esta periodista polivalente, corredora de maratones y aficionada al baile, regresa a Torrespaña en un momento en el que la televisión está inmersa en un nebuloso proceso de transformación. Los contenidos ya no se consumen solo en la pantalla tradicional. Las televisiones distribuyen vídeos, piezas de audio y textos en sus páginas web. La transformación digital está cambiando la forma de trabajar, de empaquetar los contenidos y de digerirlos. Ese es el gran desafío tecnológico, un territorio en que Ariza ha explorado durante su etapa en Nueva York con trabajos innovadores como el podcast interactivo Soñadores, que narra las historias de cinco españoles, con sus ilusiones y empeños, asentados en la Gran Manzana.

Además de avanzar en el uso de las nuevas herramientas narrativas, los informativos de TVE tienen ante sí el reto de ganar peso en la emisión tradicional. Han perdido la hegemonía de otros tiempos y actualmente están por detrás de los noticieros de Telecinco y Antena 3, que se han hecho fuertes en uno de los territorios más encarnizados de televisión. Una vez desgubernamentalizado, el siguiente paso es que los espectadores se reenganchen al Telediario.

16 Diciembre 2019

Tarea urgente de las Cortes y del nuevo Gobierno: acabar con la ‘provisionalidad’ de RTVE

Enrique Bustamante & Pedro Soler

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Ante la inminente posibilidad de formación de un nuevo Gobierno, es preciso recordar una tarea urgente, heredada de la antepasada legislatura y desgraciadamente olvidada en medio de la prolongada crisis política: la elección de una directiva estable para RTVE con la culminación del concurso público iniciado con el Comité de Expertos en 2018, clave de bóveda para la regeneración y el reforzamiento del servicio público y de la democracia española. Porque el papel de RTVE resulta vital como gozne para una reforma legal del audiovisual y plataforma para una auténtica Agenda Digital democrática para nuestro país en los próximos años.

La prolongada crisis política mantenida desde 2016 y agudizada desde el 28 de abril pasado, han sacado del debate público la insoportable provisionalidad mantenida en RTVE desde hace dieciséis meses, gestionada por vez primera en democracia por una “administradora única” y carente, también de forma inédita desde 1980, de todo consejo de administración de control.

Se olvidaba así que esta dirección provisional –inicialmente designada en Julio de 2018 para unos pocos meses- no podía, por su propia naturaleza, enfocar los enormes retos presentes del servicio público: la competencia con dos grupos privados reforzados, la transición a un servicio multimedia y multiplataforma, la emergencia potente de la televisión on line y especialmente de las TV Over The Top (como Netflix y otras cadenas transnacionales). Y ello, además, en la estela de la herencia de un Gobierno de Rajoy que alteró de nuevo la reforma de 2006 para volver a controlar y manipular al servicio público, hundiendo su reputación, reduciendo sus presupuestos a niveles insoportables para la competencia (poco más de 900 millones de euros en 2018 y 2019 frente a los 1.200 fijados en 2010 sin contar la inflación acumulada).

Las audiencias de la primera cadena de TVE han caído así en los últimos meses a menos del 10 por 100 del share, el conjunto de la corporación televisiva a poco más del 15 %, la tasa histórica más baja de su historia, y los informativos diarios –a pesar de los loables esfuerzos de sus profesionales- se han situado en tercer lugar tras las dos grandes cadenas privadas. Unos niveles enormemente peligrosos que amenazan el equilibrio del espacio público español y la misma calidad de la democracia española, y que permiten ya a avizorar la cercana ruina de la radiotelevisión pública o su total irrelevancia social.

Es preciso por ello recuperar la ilusión que produjo la apuesta casi unánime del Parlamento por una nueva regeneración del servicio público con la ley 5/2017 de 29 de septiembre (BOE de 20-9-2017) titulada precisamente “para recuperar la independencia de la corporación RTVE y el pluralismo en la elección parlamentaria de sus órganos”, y su continuación natural en la convocatoria del concurso público a Presidente y consejeros evaluado por el Comité de Expertos durante cinco meses de 2018. Una culminación del proceso “heredado” ahora por la XIV Legislatura, que debe realizar urgentemente la correspondiente comisión mixta Congreso-Senado en cuanto se constituya. De lo contrario, RTVE se situaría “a los pies de los caballos” de la oposición, habría que cambiar de nuevo las leyes y negar sus propósitos, negociar una vez más complejas cuotas partidistas de los grupos parlamentarios para el Consejo de Administración y designar a un presidente de difícil consenso, todo ello arrastrando nuevos deterioros de la imagen del servicio público que, probablemente se escoraría ya al último precipicio de la ruina de su imagen de marca pública.

Ciertamente, el nombramiento de presidente y consejeros de la corporación a partir de los 20 aspirantes seleccionados solo es el primer paso de una serie de acciones inmediatas imprescindibles, como la restauración de un presupuesto suficiente y sostenido para el servicio público, la aprobación de un mandato marco actualizado y un contrato programa todavía inédito o el lanzamiento de un plan estratégico para la transformación en un servicio público multiplataforma y multimedia. A medio plazo, se hace evidente la necesidad de un consejo con participación intensiva de la sociedad civil, que reflexione y construya toda una reforma integral del servicio público para la Era Digital.

La perentoria urgencia de estas acciones se inserta además en un contexto audiovisual complejo, nacional e internacional. En el primer marco, es preciso completar las numerosas vacantes de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia) de la que depende el control y la regulación del audiovisual español, incluyendo especialmente expertos independientes en el audiovisual, a cuya escasez en el pasado reciente puede achacarse que en seis años haya realizado un solo informe sobre el cumplimiento del servicio público por RTVE (2014), o que haya tardado otros tantos en sancionar un duopolio privado que amenazaba ya con controlar el 100 por cien del mercado publicitario televisivo. Por ello a medio plazo, hay que volver a plantearse la creación de un Consejo Español del Audiovisual independiente y especializado, previsto ya en la Ley de reforma de 2006, resguardado de la mano de los Gobiernos y de toda tentación de “captura” por los lobbies privados.

En el área internacional tenemos que declinar a la regulación española, con plazos oficiales también perentorios, las directivas europeas de servicios de comunicación audiovisual y la de derechos de autor, para abarcar a las nuevas formas de televisión en red y sus deberes y contribuciones obligadas al audiovisual español y al propio servicio público.

Más trascendental aun, como muestran informes internacionales recientes, la agenda digital iberoamericana (ver Guillermo Orozco, Coord. Gedisa. Barcelona, 2019), la reforma y reforzamiento del servicio público podría y debería ser la piedra angular de una auténtica y ambiciosa Agenda Digital del nuevo Gobierno, un plan de acceso universal no solo a la banda ancha sino a los contenidos comunicativos y culturales de calidad que transitan por ella, inclusivo y participativo. Una bandera novedosa que trasciende a los programas socialdemócratas del pasado para conformarse como locomotora al mismo tiempo de la innovación (económica pero también social) y de la lucha contra la desigualdad y por la democracia.

Enrique Bustamante y Pedro Soler son miembros fundadores de Teledetodos.

18 Diciembre 2019

SI SE VA TVE, POCA PÉRDIDA

Víctor de la Serna Arenillas

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se pone a votación el nombramiento de Almudena Ariza como jefa de informativos… y vota el 10% de la plantilla. Se comprende la digna renuncia de Ariza.

LO HA DICHO muy bien en estas páginas nuestro compañero Eduardo Álvarez, pero es oportuno volver sobre ello en este largo y triste episodio del declive y, quizá, muerte de TVE, aquella televisión que pese a nacer bajo la égida miope y rácana de la dictadura franquista, tanto obró en sus tiempos por abrir los ojos de los españoles al mundo.

Ahora se les ha ocurrido a los sindicatos presentes en el Ente amenazar con huelgas en la retransmisión del sorteo de Navidad y de las campanadas del día 31 porque, tras una decisión judicial, se les ha restablecido una semana laboral de 37,5 horas en vez de la de 35 actualmente aplicada.

Pues nada, qué decir: adelante, compañeros. Sólo les queda a ustedes un par de jugadas como ésas y la tenue, ya casi inexistente, relación entre el público español y RTVE se habrá disuelto. La teoría –inscrita en la Ley– de que el Ente es un servicio público quedará definitivamente obsoleta a la vista de que, si nadie la ve pero el país sigue mal que bien su vida normal, eso no es un servicio público. Muchos lo pensábamos desde hace años, pero a la vista de que sus propios trabajadores están de acuerdo, ¿por qué mantener con vida una ficción que no supone sino un gravamen más en los bolsillos de los contribuyentes, que somos todos?

La tenue teoría del servicio público lleva años derrumbándose por sí sola: porque los dirigentes de TVE, hoy encabezados por la indescriptible Rosa María Mateo, demuestran desde tiempos inmemoriales que no sirven al público sino al Gobierno del momento, porque la ínfima credibilidad de sus informativos –y mira si los de la competencia privada tienen debilidades y sesgos– los ha hundido en las estadísticas de audiencia, y porque cunde la impresión de que RTVE es un conjunto de burócratas aburridos: se pone a votación el nombramiento de Almudena Ariza como jefa de informativos… y bota el 10% de la plantilla. Se comprende la digna renuncia de Ariza.

Las televisiones, públicas y privadas, están –mucho más que los demás medios de comunicación– en el corazón de lo que estamos viviendo, de una sociedad desinformada y dividida, que confunde los talk shows escandalosamente partidistas con las emisiones informativas que deberían aclararle los retos a los que se enfrenta el país. Pero siempre serán más culpables las públicas, teóricamente ajenas a las feroces competencias de intereses comerciales. Este cronista no siente particular conexión con ninguna, pero si unas deben caer primero, francamente, que sea las públicas, es decir, las aherrojadas al poder político local o nacional.