7 febrero 1987

Fue condenado a 4 meses de prisión y su novia a 2 por enrollarse a las puertas de un bar

Escándalo en Azuaga ante el suicidio de un joven condenado por el juez Antonio Navarro Castillo por «conducta erótica» en público

Hechos

El 7 de febrero de 1987 se suicidó D. Diego Sánchez en el pueblo de Azuaga.

13 Febrero 1987

Justicia o inquisición

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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ANTONIO NAVARRO, el juez que denunció a una pareja de jóvenes porque se acariciaban en público en el pueblo de Azuaga, era hasta el pasado 2 de febrero juez de provisión temporal del pueblo de Azuaga, en Badajoz. Ahora es probable que jamás vuelva a esa localidad extremeña, donde ayer todos los habitantes mostraron su absoluta repulsa por las consecuencias que ha tenido su actitud inquisitorial. Su denuncia, y la posterior condena de la pareja (cinco meses de arresto mayor para él, dos meses para ella, una muchacha de 17 años), fue duramente criticada dentro y fuera de la localidad extremeña, pero alcanzó caracteres de drama cuando el joven incriminado cometió suicidio el pasado 7 de febrero. La reacción popular ante la condena y frente a los sucesos posteriores ha sido manifestada mediante una huelga general que se produjo ayer mismo.Cierto que en el ánimo del juez Antonio Navarro no estaba prevista la sucesión de hechos que provocó con su acción y eso puede ser, sin duda, un grave error de algunos de aquellos que juzgan o procesan. Si nadie se lo demanda legalmente, la sociedad sí puede hacerlo.

Un noticiario salpicado de justicieras redadas de prostitutas o persecución de analfabetas que no miden sus palabras ante la autoridad cuando son arrancadas por desahucio de sus viviendas conforma un espectáculo que recuerda antes los modos de la Inquisición que de la justicia moderna. Cuando, en ocasiones, se pide que se modernice la justicia se está hablando, generalmente, de informatización, de aceleración de trámites, de limpieza en el funcionamiento en los juzgados. Pero hay una modernización de otra índole, y es la que exige una puesta al día en las mentalidades de las personas en cuyas manos está la facultad de juzgar.

Los jueces tienen la independencia que todos hemos deseado siempre para desempeñar esa facultad y la suficiente capacidad de interpretación, dentro de los códigos, como para ejercer lo que justamente da nombre a su profesión y cargo: el juicio. Pueden y deben ser independientes de los otros poderes, pero hay uno que puede parecerles invisible, o quizá inestimable, del que son representantes: el de la sociedad que delega en ellos su defensa.

La sociedad española ha evolucionado muy profundamente en los últimos años quizá con más velocidad que algunos estamentos. Muy probablemente, la existencia de la institución del jurado tantas veces prometida por el Ejecutivo y sucesivamente aplazada habría evitado en este caso y en otros de semejantes características esa clamorosa escisión que se viene produciendo entre el sentido común y la decisión de algunos jueces. Su necesidad y las consecuencias dramáticas de su ausencia saltan a la vista.

12 Febrero 1987

"Para los niños es más escandaloso el erotismo que la violencia", afirma el ex juez de Azuaga

Bonifacio de la Cuadra

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Antonio Navarro Castillo, granadino, de 52 años, casado y con tres hijos, el juez que ordenó la detención de upa pareja que realizaba «efusiones eróticas» en un bar de Azuaga (Badajoz), no se considera «ni moral ni jurídicamente responsable» del suicidio de Diego Sánchez, condenado a cinco meses de cárcel por aquellos hechos. El ex juez, que aparece humilde, pero crispado, afirma que «para los menores es más escandaloso el erotismo que la violencia».Nervioso y »muy afectado» por lo que se ha dicho de él, Navarro protesta ele que río se le haya re novado el contrato como juez de distrito de Azuaga. Y lo que le importa es que el presidente de la Audiencia Territorial de Cáceres, Jesús González Jubet, «ha cometido una arbitrariedad excluyéndome sin una razón de peso», dice. Y denuncia irregularidades como que la secreta ría del juzgado vive en Badajoz, 11 a 150 kilómetros de Azuaga, a donde va una o dos veces por se mana, o ninguna, con el conocimiento del presidente, por ser hija de quién es» (se niega a precisar más), mientras que él ha sido siempre muy cumplidor, hasta el punto de que una vez muestra la denuncia- requirió a la policía municipal para que sancionara a sus propios hijos, por jugar con una pelota en el parque municipal,- «estando prohibido». Le molesta que digan que estaba en paradero desconocido, porque se encontraba localizable en Madrid.

Navarro asegura que, después de la sentencia que impuso a la pareja de novios la Audiencia Provincial de Badajoz, tomó café Muchas veces con el joven condenado, y que ‘incluso «hace 12 días estuvimos él y yo de bromas». Cree que todo esto lo han manipulado los burgueses -«mi mejor amigo en el pueblo es el gitano Castañuelo», dice- y que «seguramente las mismas señoras que murmuraban contra mí», afirma, «por»que dejaba a la pareja acariciarse, me han llamado después asesino».

El hasta hace unos días Juez de distrito de Azuaga asegura que ordenó detener a los jóvenes porque cuando hizo que le llamarán la atención los policías municipales, Diego le dijo a él: «Tú me chupas los huevos». «Si se hubieran disculpado, yo no les hubiera mandado detener. Lo hice mayormente», dice, «por el insulto, por el principio de autoridad». Tal vez por eso, lo único que lamenta de la condena es que «la Audiencia Provincial les absolvió de desacato».

Para Navarro, si las caricias («oiga, estaban con la bragueta abierta y con eso así», señala llevándose las manos al pantalón) se hubieran producido en un pub o en una discoteca, «en la penumbra, sin niños, la cosa no hubiera tenido tanta relevancia jurídica». Preguntado por qué da tanta importancia a la presencia de niños, balbucea: «Yo… hombre, yo, eran niños de 6 o 7 años». Sobre si ha actuado alguna vez de igual modo ante una pelea a puñetazos dice que no y sobre el impacto que la violencia física puede causar en los niños, lo tiene claro: «creo que el erotismo les escandaliza más psíquicamente, aunque quizás habría que estudiar la mentalidad de cada niño. Aquel día no dio tiempo.