7 noviembre 1991
ETA asesina al niño Fabio Moreno, de 2 años de edad, en un atentado dirigido a su padre Guardia Civil, Antonio Moreno
Hechos
El 7 de noviembre de 1991 fue asesinado D. Fabio Moreno.
Lecturas
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EL ASESINO
Chouzas ‘Gadafi’ fue el asesino de ETA que colocó la bomba que asesino al pequeño niño de 2 años, e hirió a su hermano y a su padre, que era el objetivo del atentado.
09 Noviembre 1991
Causa criminal
UNA CAUSA cuya realización exige asesinatos como el del jueves en Erandio está condenada. Cualquiera que sea la motivación que se alegue, incluida la invocación a los miles de votantes que la respaldan, esa causa será la de criminales sin entrañas. Pues no es cierto que pueda separarse de los métodos con que se persigue, ni lo es que quienes sostienen y jalean a los asesinos ignoren que sus votos y sus gritos van a servir para justificar nuevas matanzas. Si pese a saberlo siguen alentando a los terroristas es por una sola razón: porque han elegido identificarse con los verdugos para no figurar entre las víctimas. Algún día lo negarán, incluso considerarán incomprensible haber estado tan ciegos. Pero no es disculpando su falsa conciencia como se les ayudará a abrir los ojos: los cerca de 200.000 ciudadanos que votan a los amigos de ETA están apoyando una causa que, como mínimo, no es incompatible con el asesinato de niños como los de Vic, Zaragoza o Erandio.Hace unos días, el activista José Antonio López Ruiz, más conocido por el alias de Kubati, declaró ante el tribunal que le juzgaba que a él personalmente «no le gustaba matar», pero que tuvo que hacerlo porque sus víctimas «oprimían al pueblo vasco». Y añadió: «Pedimos que las familias estén alejadas de nuestros objetivos», porque «nos duelen esas víctimas». Pero casi al mismo tiempo que el asesino de Yoyes, y de tantas otras personas, hacía esa declaración, la prensa difundía un escrito de la dirección de ETA en el que sus redactores, tras admitir que la presión del Pacto de Ajuria Enea había provocado un desgaste electoral en HB, concluían que esa tendencia había sido contenida mediante la última «ofensiva generalizada». El documento está fechado el 29 de junio pasado: 24 horas después del atentado que se había cobrado cuatro vidas en Sevilla, y cuando se cumplía un mes del que había sembrado de cadáveres de niños el patio del cuartel de Vic.
En un documento de ETA recientemente capturado por la Ertzaintza, el tal Kubati, al que el escrito otorga el grado de «militante cualificado», era propuesto como uno de los interlocutores para unas eventuales negociaciones con el Gobierno. El documento no desarrolla los criterios utilizados por la dirección de la banda para considerar la cualificación de sus miembros, pero la biografia de esa persona parece suficientemente explícita y ayuda a iluminar el sentido que otorga ETA a su campaña a favor de una negociación política: el de un mecanismo de legitimación política del recurso a la violencia.
La elección de sus pistoleros más sangrientos como representantes en un hipotético diálogo tendría por objeto demostrar a la sociedad que los crímenes que cometieron fueron inevitables y necesarios, pues condujeron a la mesa de negociación; lo que, a su vez, supondría un excelente ar gumento para seguir en la brecha: si asesinar a niños de dos años obliga a ceder a los poderes del Estado, ¿por qué no perseverar en esa vía hasta la victoria final? No es una especulación: así figura, con palabras más rebuscadas, en la circular interna de ETA sobre la negociación, recientemente difundida en las mismas páginas en que hace unos días se expresaba la admiración hacia una «organización armada» que había sido capaz de «hacer, explosionar tres bombas en una misma mañana y en una de las capitales de Europa más vigiladas por la policía».
08 Noviembre 1991
Otra ocasión para que HB pida justicia
A primera hora de la tarde de ayer la oficina de prensa de Herri Batasuna enviaba a todos los medios de comunicación de Euskadi un comunicado en el que pedía nuevas investigaciones sobre el asesinato de su compañero Santi Brouard. Cuatro horas más tarde, tenía lugar en Erandio un nuevo atentado de ETA. Una bomba hacía explosión en los bajos de un coche, produciendo la muerte de un niño de dos años, Fabio Moreno, y ocasionando heridas a su hermano gemelo y a su padre. En el comunicado de Herri Batasuna sobre el asesinato de Santi Brouard, se aplican muy duros calificativos a los asesinos y a los integrantes de los Grupos Antiterroristas de Liberación, a la vez que se utilizan los términos más condenatorios sobre este injustificable crimen. Herri Batasuna, en este comunicado, demuestra un especial interés en insistir en la necesidad de descubrir a las personas que amparan, protegen, ayudan o están cercanos a las personas que llevaron a cabo, de modo material, ese asesinato. Dentro de las palabras de Herri Batasuna, las condenas más severas se dirigen precisamente a quienes, con su silencio, defienden a los asesinos y a los miembros del GAL a la vez que impiden que se les identifique y se les aplique la ley. Las personas biennacidas pueden coincidir tanto con las exigencias de que llegue hasta descubrir a todos los culpables de este asesinato como en las valoraciones de condena aplicadas, en este caso por los máximos representantes de Herri Batasuna, a quienes protegen, amparan, defienden u ocultan a los que quitaron la vida a su compañero. También a toda persona biennacida, la muerte de este niño le tiene que parecer un crimen tan cruel y tan injustificable, por lo menos, como el que hace siete años se cometió contra el dirigente de Herri Batasuna. Entre las condenas que en la misma tarde ayer se hicieron públicas por el asesinato de Fabio Moreno en el nuevo atentado de ETA, no se encontraba ninguna de Herri Batasuna. A lo máximo que han llegado es a decir que «lamentan» la muerte de «esta víctima inocente». Es inútil esperar que los miembros de esta coalición abertzale vayan más allá. Ellos no dirán ni una sola palabra de condena de los crímenes de ETA. Tampoco pedirán que se busque a los asesinos que han matado a este niño o a cualquiera de sus muchísimas víctimas. Es, sin embargo, inconcebible que si los que escribieron o apoyaron el comunicado sobre el asesinato de Santi Brouard tienen sentimientos humanos, no se apliquen a sí mismos sus palabras. Es inconcebible que quienes cuatro horas antes habían denunciado las gravísimas responsabilidades de los que amparan, ocultan o se ponen de parte de los asesinos de Santi Brouard, no se vean reflejados ahora en esa misma denuncia.