20 enero 1996

Los etarras han elegido a un funcionario de prisiones afiliado al Partido Popular para someter al Estado a chantaje

ETA secuestra a Ortega Lara y amenaza con matarlo si el Gobierno no reagrupa a todos los asesinos etarras en el País Vasco

Hechos

El 20.01.1996 fue secuestrado el funcionario de prisiones D. José Antonio Ortega Lara por terroristas, que amenazaban con matarlo si el Gobierno no atendía a sus peticiones.

Lecturas

¿INMINENTE ASESINATO?

Ortega_Lara_1996 En esta ocasión ETA no pide dinero a cambio de liberar al Sr. Ortega Lara, sino un objetivo político, una concesión política del Estado hacia los presos de su organización. La última vez que ETA actuó de manera similar fue con el secuestro del Sr. Alberto Martín Barrios, secuestrado en 1983 y que murió asesinado por considerar el Estado que no podían hacerse concesiones a los criminales.

21 Enero 1996

Otro secuestro

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Cerca 80 secuestros ha realizado ETA en su ya larga trayectoria delictiva. Pero nunca antes tuvo a dos personas en su poder al mismo tiempo, y desde hace muchos años había limitado su práctica a objetivos recaudatorios. Ésta es justamente la novedad que introduce el secuestro de José Antonio Ortega Lara, funcionario de la prisión de Logroño, cuya desaparición se ha atribuido la organización terrorista mediante una llamada telefónica al diario EGIN. Hay que retrotraerse al otoño de 1983 para encontrar el precedente del capitán farmacéutico Martín Barrios, secuestrado y posteriormente asesinado. Cuando José María Aldaya ha batido ya todos los tristes récords de permanencia como rehén de la banda, ésta realiza un segundo secuestro como prueba de que se considera con fuerza y operatividad para mantener capturadas a dos víctimas simultáneamente y de que está plenamente decidida a desplegar toda la actividad criminal de que sea capaz.

Los funcionarios de prisiones han sido frecuentemente objetivos de ETA. A alguno le ha costado la vida. Pero el secuestro de uno de ellos supone un salto cualitativo. Excluido el móvil económico, la acción no pretende sino extorsionar al Gobierno y a los propios funcionarios de prisiones para reforzar la nueva ofensiva de Herri Batasuna contra la política penitenciaria. El hecho de que se trate de un militante del Partido Popular multiplica la capacidad de chantaje de los secuestradores. El reagrupamiento de los presos etarras en cárceles en Euskadi y el fin de la dispersión son un objetivo antiguo de la banda terrorista. En esa situación sería extremadamente difícil para cualquier preso distanciarse de la banda. ETA reimplantaría la disciplina del terror y la intimidación a los presos, para complementar desde las cárceles su estrategia.

Acercar a los presos etarras a prisiones cercanas a Euskadi puede ser un gesto de buena voluntad del Gobierno para evitar a los familiares largos viajes y costos en sus visitas. Pero es un cinismo cruel de ETA hablar de la dispersión como de una violación de los derechos de los presos. Porque si es onerosa una visita a un familiar que cumple condena por un crimen en algún punto de España, mucho más costoso resulta para muchos familiares de víctimas inocentes de ETA visitar sus tumbas, aunque estén tan cerca de su casa como el cementerio de Polloe en San Sebastián.

Aldaya sigue secuestrado, y ahora se une a su suerte Ortega Lara. La solidaridad ciudadana que ha despertado Aldaya debe movilizarse también en torno a Ortega. No puede haber distinciones ni fisuras. Porque todo hace suponer que es el comienzo de la particular campaña que ETA ha diseñado ante las elecciones. Razón de más para que las fuerzas políticas no se llamen a engaño y refuercen su compromiso de demostrar su firme unidad frente al terrorismo.

21 Enero 1996

Otro «rehén» para coaccionar al Estado

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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ETA opera con lógica. Con la lógica del terror. Con la lógica de quien cree que el fin justifica los medios. Con la lógica, en suma, de las pistolas frente a la razón.

La banda terrorista reivindicó anteanoche el secuestro del funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara, desaparecido el pasado miércoles en Burgos. Dos circunstancias sin precedentes concurren en esta acción de ETA: que se trata de la primera vez que la organización «captura» a un funcionario de prisiones y que nunca la banda había realizado dos secuestros al mismo tiempo.

Desde 1983, ETA ha cometido numerosos atentados contra personal penitenciario, que han costado la vida a una decena de personas. Desde con el tiro en la nuca hasta con la carta bomba, este colectivo ha sido especialmente castigado por los terroristas, muy interesados en amedrentar a los funcionarios que custodian a sus presos.

Esta vez, ETA ha optado por el secuestro, puesto que no persigue tanto el terror o la venganza como el puro chantaje. La captura de Ortega, coordinador de servicios en la cárcel de Logroño, se produce en el contexto de la fuerte polémica sobre el traslado de los presos de ETA al País Vasco o sus alrededores, que ha enfrentado al PSOE y al PP con el PNV, EA e IU.

El 28 de diciembre, la Cámara vasca aprobó «el acercamiento» de los presos de ETA a Euskadi, apostando por la política de reinserción. El pasado jueves, el Parlamento Europeo dio luz verde a una resolución en el mismo sentido, con los votos en contra de PP y PSOE. Dos mociones que coinciden con diversas huelgas de hambre de los etarras encarcelados y con una campaña de sus familiares y amigos, que reivindican el final de «la dispersión».

EL MUNDO ya se ha pronunciado en varias ocasiones a favor del traslado de los presos de ETA al País Vasco o sus cercanías, argumentando que no deben ser un arma de negociación o una moneda de cambio en la lucha contra la banda terrorista.

Pero una cosa es estar a favor de una solución racional a este asunto y otra aceptar la extorsión como método dialéctico. ETA pretende hacer al Estado un puro chantaje con el secuestro de este funcionario de prisiones -militante, por cierto, del PP-, lo cual es sencillamente inaceptable.

Mientras tanto, la banda mantiene en largo y penosísimo cautiverio al empresario José Maria Aldaya, ocho meses privado de libertad. Una operación más rentable política que económicamente para ETA pese a que el germen de la división entre las fuerzas democráticas ha sido superado en las últimas reuniones de Ajuria Enea y Madrid.

Tras el duro golpe sufrido en Bidart, todo indica que la organización ha logrado reconstruir buena parte de su infraestructura, a la vez que su entorno se iba apoderando de la calle y amedrentando a los partidos democráticos y a las organizaciones pacifistas. ETA está hoy más fuerte que hace un par de años desde el punto de vista de su capacidad operativa pero más débil que nunca desde el punto de vista de la legitimidad moral y democrática. Este es su talón de Aquiles y la fortaleza del Estado, que no puede entablar una negociación con quien juega con la vida humana como chantaje.