Ferocidad entre el presidente de Madrid Joaquín Leguina y Pedro J. Ramírez (director de EL MUNDO): «Usted es un inquisidor, sin norma, moral, ni código»

En estas noches que transitan del otoño, estación húmeda, al invierno, estación fría, se asoman figuras. Manuel Vázquez Montalbán ha domado el músculo, se ha presentado en La 2, y nos ha dicho que Roldán no está en ningún sitio, o sea, en el limbo: “Va a ser un misterio muy bonito, como el de la Santísima Trinidad, o el del rey Arturo, que tampoco se sabe a ciencia cierta si está enterrado en algún sitio”. En el coloquio subsiguiente, Estadella planteaba otra cuestión que también nos inquieta: ¿por qué solo los sanos tienen derecho a crédito? Teresa Gimpera se ponía tremenda: “Me niego a enseñarles hasta el grano del culo cuando voy a pedir una hipoteca”. Y Pepe Rubianes, alarmado en su cabreo por esta situación, exclamaba: “Es una locura. Me exigen que sea normal para que un anormal me conceda un crédito”. En otro canal (Antena 3 TV) Pedro Piqueras sentaba a su vera a monseñor Yanes, y el obispo explicaba que sus últimas declaraciones no habían sido entendidas. Oído al fru-frú de la púrpura, ese suave sonido, a la vez mayúsculo. En Tele 5, debate a mordiscos. El periodista Pedro J. Ramírez y el político Joaquín Leguina se encendían. Tocábanse entrambos las narices: “Usted es un inquisidor –decía el político– sin norma, ni moral, ni código”. El periodista respondía: “Usted habla siempre de boquilla y no tiene las narices que hay que tener. Yo solo tengo un periódico. Usted Telemadrid, es decir, Tele-Leguina”. En estas noches que transitan del otoño al invierno, algunas figuras nos ciegan de tanto que alumbran.