17 junio 1940
París pasa a ser parte de Alemania, la nueva Francia pro-nazi tendrá su capital en Vichy
Francia se rinde ante la Alemania de Hitler. El país pasará a estar regido por Petain al frente de una dictadura pro-alemana

Hechos
El 17.06.1940 el mariscal Petain tomó el poder en Francia y anunció la rendición de Francia en su guerra contra Alemania. El 25.06.1940 ambos países firmaron la paz aceptando las condiciones del Gobierno de Hitler.
Lecturas
Alemania ya había ocupado Holanda, Bélgica y Luxemburgo.
Tras negarse a negociar un armisticio con el Reich, el presidente Paul Reynaud presentó hoy su dimisión; esta misma noche, el mariscal Philippe Pétain constituyó un gabinete, integrado por el radicalsocialista Camille Chautemps, el general Paul Weygand, Ybarnegaray y los socialistas Riviére y Février, y pidió un armisticio, que entrará en vigor el 25 próximo. De hecho, la resistencia del ejército francés era ya inexistente: hace cinco días, Reynaud se había dirigido por radio a sus compatriotas y les había dicho: «Con el corazón en un puño, me veo hoy obligado a pediros que cesen los combates».
Se conocen ya los términos del armisticio firmado entre Pétain y las tropas invasoras. Las fuerzas francesas deben ser desarmadas y desmovilizadas; los gastos que origine el mantenimiento de las fuerzas de ocupación ser sufragados por Francia; los refugiados políticos alemanes deben ser entregados al Reich. LA firma del acuerdo se llevó a cabo de un vagón ferroviario estacionado en Compiegne, el documento, firmado por Pétain en representación de Francia, y por Hitler, Keitel y goering, por parte alemana, deja claro que la mitad norte de la costa atlántica francesa será ocupada por Alemania. Pétain ya se había mostrado partidario de preservar la independencia de Francia a través de una colaboración con la dictadura nazi.
En oposición a la actitud de Petain, el general Charles de Gaulle ha fundado desde el exilio de Londres el Comité Nacional de la Francia Libre, que se propone combatir a los alemanes tanto en las colonias como en el propio territorio francés ocupado ahora por la Wehrmacht.
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Revuelo en la Segunda Guerra Mundial
DE NUEVO EN COMPIEGNES
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FIN DE LA III REPÚBLICA EN FRANCIA: NACE RÉGIMEN DE VICHY
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EL GENERAL DE GAULLE LIDERA LA RESISTENCIA
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El Análisis
Europa ha cambiado de dueño. La rendición de Francia ante la Alemania de Adolf Hitler marca un punto de no retorno en esta guerra que ya no es solo militar, sino simbólica. Alemania ha logrado lo que no consiguió en 1914-1918: humillar a Francia, tomar París sin condiciones y hacerse con el corazón político y moral de Europa Occidental. Pero más allá de las trincheras y los frentes, lo que acaba de ocurrir es un acto cargado de significado histórico. La rendición francesa se ha firmado en el bosque de Compiègne, en el mismo vagón donde Alemania aceptó la derrota en la Primera Guerra Mundial. Esta vez, en lugar de mariscales alemanes derrotados, estaban Hitler, Keitel y el conde Ciano como testigos del desquite. El Führer ha ejecutado un guion minucioso de revancha histórica, e incluso posó ante la Torre Eiffel como un emperador moderno, encarnando el triunfo de una Alemania resucitada.
Alemania ha decidido dividir el territorio francés en dos: una zona ocupada, que pasa al control directo del Reich —incluyendo París—, y una zona “libre” con capital en Vichy, presidida por el viejo mariscal Philippe Pétain, héroe de Verdún, ahora reconvertido en jefe del llamado «Estado francés». Junto a él, Pierre Laval, mucho menos ambiguo en sus simpatías hacia el fascismo, asume como verdadero hombre fuerte del nuevo régimen. Petain ha aceptado negociar la rendición con mediación española, en nombre de evitar más derramamiento de sangre. Pero en muchos rincones de Francia ya se murmura una palabra peligrosa: traición. La colaboración con el invasor, aunque se disfrace de “realismo”, tendrá un coste moral duradero.
Francia cae, Europa se pliega y Reino Unido queda solo. Aunque algunos británicos, temiendo por sus islas, contemplan la posibilidad de rendirse o pactar, otros como Winston Churchill insisten en resistir. En España, donde la propaganda exaltaba a Hitler como el azote del comunismo, crece la confusión: el Führer no marcha contra Moscú, sino que reconstruye y expande un viejo imperio germano, mientras intensifica su política racial antisemita. Lo que parecía una cruzada ideológica, revela ahora su verdadera naturaleza: una hegemonía absoluta sobre Europa, en la que Hitler marca los compases. El Viejo Continente despierta a una nueva era: la era del Reich.
J. F. Lamata