22 marzo 1988

Gala de los Goya 1988 – ‘El Bosque Animado’ producida por Eduardo Ducay gana con con cinco premios mientras que ‘El Lute (camina o revienta)’ se convierte en la gran perdedora

Hechos

La Gala de los Goya por las películas de 1987 se celebró el 22 de marzo de 1988.

Lecturas

Dña. Maribel Martín es la encargada de anunciar los nominados y entregar el premio al ganador de este Goya 1988 a la Mejor Película. El ganador resulta D. Eduardo Ducay, por su participación en calidad de productor junto a la productora Classic Films Producción en El bosque animado (D. José Luis Cuerda, 1987). Recogió el premio él mismo, alegando lo siguiente: “han sido dos años de gestación de un proyecto en el que verdaderamente he puesto una enorme ilusión. Sin embargo, este es un premio complejo, y si se premia al todo, se premia a las partes, y la verdad es que los que han hecho la película son los equipos técnicos y artísticos, los cuales yo debo expresar mi profundo reconocimientos; sin ellos El bosque animado no existiría. Tras ello, finaliza esta segunda edición de los Premios Goya, celebrada el 22 de marzo de 1988 en el Palacio de Congresos de Madrid, con todos los premiados de la noche unidos en el escenario.

 ‘El Bosque Animado’ logró los Goya a mejor película, mejor actor (D. Alfredo Landa), mejor guión (D. Rafael Azcona), mejor música (D. José Nieto) y mejor diseño de vestuario.

 ‘Divinas Palabaras’ de D. José Luis García Sánchez, obtuvo los Goya al mejor montaje (D. Pablo G. del Amo) y mejor actor de reparto (D. Juan Echanove), mejor fotografía (D. Fernando Arribas) y mejor sonido (D. M. A. Polo y E. Molinero).

‘Asignatura Aprobada’ de D. José Luis Garci, se llevó el premio a la mejor dirección.

Dña. Verónica Forqué obtuvo el premio a la mejor interpretación femenina por ‘La Vida Alegre’ de D. Fernando Colomo.

LOS DERROTADOS

Por contra la película ‘El Lute’ de D. Vicente Aranda, fue la gran perdedora de la entrega de los premios de la Academia del Cine. No consiguió ninguno de los premios para los que había sido nominada: Dirección (D. Vicente Aranda), Actor (D. Imanol Arias), actriz (Dña. Victoria Abril), ni mejor película.

LA FURIA DE PEDRO ALMODÓVAR: «PARA MÍ NO TIENE NINGÚN VALOR LO QUE SE DECIDA EN LA ACADEMIA DE CINE»

Decepcionado por el hecho de que su película ‘La Ley del deseo’ no fuera nominada para ningún Goya relevante el Sr. D. Pedro Almodóvar, que no asistió a la gala declaró: «Es evidente que a los profesionales del cine español no les debo gustar nada. Y a mí me gustaría que la Academia cambiara sus estatutos y que en ella pudieran estar representadas todas las personas que actualmente trabajan en este país. Hasta que eso no ocurra, para mí no tiene ningún valor lo que se decide en la Academia».

CRÍTICAS A LA GALA: LARGA Y CON AUSENCIAS

La gala fue objeto de críticas por su larga duración (3 horas para entregar 17 premios).

Los grandes perdedores no estuvieron presentes: ni asistió D. Vicente Aranda, ni D. Imanol Arias, ni Dña. Victoria Abril. Pero tampoco lo estuvieron algunos de los ganadores como D. José Luis Garci, Dña. Verónica Forqué o D. Fernando Colomo. Tampoco asistió D. Pedro Almodóvar.

24 Marzo 1988

Extrañas ausencias

Ángel Fernández-Santos

Leer

El mal vino de atrás, de un rincón con telarañas de la selección de películas y personas candidatas a los premios Goya correspondientes a 1987.En dicha selección hubo cuatro incomprensibles ausencias. Tan descabelladas eran, que pusieron en serios aprietos a la credibilidad del sistema de criba previa que estos galardones, al estar discernidos por votación libre y secreta entre los profesionales del cine afiliados a la Academia de Cine, requieren por fuerza. Y estas cuatro ausencias vician irremediablemente la fiabilidad del reparto final.

En efecto, la película La ley del deseo, dirigida por Pedro Almodovar e interpretada por Carmen Maura y Eusebio Poncela entraba por derecho en la liza. Pues bien, ni el título del filme, ni el nombre de las tres personas citadas que intervinieron en él, fue seleccionado en las candidaturas correspondientes.

¿Qué circuitos -o qué cortocircuitos- del gusto y de la mentalidad gremial han excluido de toda opción a una película como La ley del deseo, ciertamente irregular y por lo tanto discutible, pero que, con años luz de distancia respecto de las restantes, lleva dentro el mejor, el más audaz y el más original cine que se ha hecho en España el pasado año?

Hubiera sido discutible, pero de recibo, no premiarla, si se tiene en cuenta que la excepcionalidad de La ley del deseo lo es sólo a ráfagas. Pero de esto a ignorarla por completo, hay un paso difícil de tragar. Y otro tanto cabe decir de su director, Almodóvar, cuyo nombre -La ley del deseo es un trabajo personalísimo- va indisolublemente ligado al título del filme.

Pero si difícil de aceptar es la ausencia de tan notables filme y cineasta de las temas de aspirantes, mucho más lo es la ausencia de los dos protagonistas de La ley del deseo, donde no hay irregularidad alguna que colgar en forma de sambenito a sus respectivos trabajos, que son perfectos de arriba abajo, intensos donde los haya, difíciles como muy pocos y logrados como ninguno: dos formidables creaciones a cargo de Carmen Maura (justo Premio Nacional de Cine precisamente por esta creación) y Eusebio Poncela.

Verónica Forqué y Alfredo Landa merecen lo que han recibido y mucho más, pero cualquier cabeza en su sitio no puede dejar de imaginar que ellos no pueden estar del todo satisfechos, mientras buscan un rincón en su casa para hacer hueco al cabezón de Goya que les ha tocado en buena suerte, sabiendo que en su consecución no les pisaron los talones, porque no habían sido seleccionados para hacerles la competencia, los dos fastuosos ejercicios de actuación en carne viva, de funambulismo en la cuerda floja -es un orgullo verles atrapar e hipnotizar por ahí fuera a los públicos más dispares que hacen en La ley del deseo Eusebio Poncela y Carmen Maura.

Y si nuestras gentes del cine, en votación libre y secreta, no logran discernir esta abrumadora evidencia, será justo aceptar como lícitos los burlones adjetivos de incompetencia -en contrapunto con otros más fieros de discriminación- que sonaron para ellos en algunos rincones encogidos de hombros del Palacio de Congresos, la noche del martes, día de autos.

23 Marzo 1988

El bosque y el árbol

Pedro Crespo

Leer

Kilométrica, profusa, confusa, inacabable, la noche de los Goya, la noche de los galardones concedidos por la todavía balbuciente y para siempre rimbombante Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de España, fue también, como estaba cantado, la noche de ‘El Bosque Animado’. Su trofeo a la mejor película culminaba, a la una y media de la madrugada de hoy, una excelente carrera comercial y una calurosa acogida crítica. Ambas se vieron refrendadas por los premios al mejor guión, del siempre eficaz y en esta ocasión inspiradísimo Rafael Azcona que supo aprovechar mejor que nadie las calidades de la obra de Wenceslao Fernández Flórez; al mejor actor protagonista, en el trabajo y la persona de Alfredo Landa, impagable bandido Fendetestas; a la mejor música, pegadiza y oportuna, de José Nieto, y al vestuario sobrio y eficaz de Javier Artiñano.

A continuación por ‘goyas’ que no por méritos, la discutida adaptación que de ‘Divinas Palabras’ – entre gallegos anduvo le juego, de Fernández Flórez a Valle-Inclán – hizo José Luis García Sánchez, que alcanzó cuatro trofeos para su fotografía, actor de reparto, sonido y montaje. Y después, hasta seis películas más se partieron las otras testas en una extraña suerte ‘pedrea’ para que los miembros de la Academia cumplan con sus propios compromisos en las distintas especialidades más o menos técnicas.

Si la gran triunfadora de la noche – madrugada – fue la película de José Luis Cuerda producida por Eduardo Ducay, a títulos personal, la velada resultó ocasión de triunfo para Verónica Forqué, doblemente recompensada como mejor actriz de reparto por ‘Moros y Cristianos’ y como mejor actriz protagonista por la hilarante ‘La vida alegre’. Reverso de la medalla, la derrota de ‘El Lute’, camina o revienta, de Vicente Aranda, que no sacó ni una sola testa, pese a sus abundantes ‘nominaciones’. El Goya de honor, concedido a Rafaela Aparicio puso, de entrada una nota sentimental. Todo está calcaldo de Hollywood, donde ojalá pueda repetir triunfo José Luis Garci ‘Goya’ al mejor director, pero todo resulta encogido y pretencioso, aunque su exposición dure más que la propia ceremonia americana y desfilen por el escenario parte de las gentes representativas del cine español. El éxito de ‘El Bosque animado’ significa, con todo, un indiscutible crédito para la Academia.