20 septiembre 2005
Gas Natural – controlada por La Caixa – presenta una OPA hostil para hacerse con el control de Endesa
Hechos
El 6.09.2005 la empresa Gas Natural presentó una Oferta Pública de Adquisición del 100% de las acciones de Endesa.
Lecturas
– La OPA
El 5.09.2005 se presentó oficialmente la OPA por parte de Gas Natural a la totalidad de acciones de Endesa. Gas Natural tenía como accionista de referencia a La Caixa (35%) y a Repsol (30%, donde también era accionista La Caixa). Por su parte en Endesa el accionariado estaba más repartido, puesto que el mayoritario era Caja Madrid con apenas un 9%).
– Pizarro se moviliza en contra de la operación
El consejo de Administración de Endesa presidido por D. Manuel Pizarro rechazó oficialmente la operación el 6.09.2005.
– Entrevista Polémica
El 9.09.2005 el presidente de La Caixa, D. Ricardo Fornesa, concedió una entrevista a LA VANGUARDIA donde defendió la bondad económica de que Gas Natural se hiciera con el control de Endesa. «Algunos fuera de Cataluña, adoptan actitudes excluyentes, como si no fuéramos españoles». La entrevista era polémica porque el Sr. Fornesa estaba reconociendo lo que era un hecho: que era una operación de La Caixa para hacerse con Endesa, y no presentarlo como que era una cosa de Gas Natural. En esa misma entrevista reconocía que antes de presentar la OPA fue informado el ministro de Industria, D. José Montilla (líder del PSC).
– La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) apoya la OPA y Endesa les demanda
D. Manuel Conthe, presidente de la CNMV
El 12.09.2005 el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), D. Manuel Conthe, envió una carta pidiendo al presidente de Endesa, D. Manuel Pizarro que ‘no pertubara’ la OPA de Gas Natural. El día 16.09.2005 el presidente de Endesa, D. Manuel Pizarro, anunció que demandarían a la CNMV por considerar que al mandar esa carta «había conculcado cinco derechos fundamentales recogidos en la Constitución».
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El Consejo del Tribunal de Defensa de la Competencia votó en contra de la OPA en una votación en la que se posicionaron a favor de D. Luis Berenguer (Presidente), Dña. Pilar Sánchez, D. Antonio Castañeda y el voto en contra D. Miguel Cuerdo, D. Emilio Conde, D. Fernando Torremocha, D. Miguel Comenge, D. Javier Huerta y D. Antonio del Cacho.
Fue polémico el voto de D. Miguel Comenge, que a pesar de ser un consejero nombrado a propuesta del PSOE, votó en contra de la OPA al contrario que los otros socialistas que votaron a favor, por lo que fue considerado ‘trásnfuga’. El Sr. Comenge fue ‘cesado’ el 17 de marzo de 2006 al no ser renovado por el Gobierno.
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EL MUNDO Y LA COPE SE MOVILIZAN CONTRA LA OPA
15 Septiembre 2005
El papel de la electricidad, de La Caixa y de la Opa de Gas Natural (I)
Un nuevo sector eléctrico, acoplado a nuevas naciones, con precios diferentes para proteger determinadas industrias de esas nuevas naciones. En el contexto de un estado confederal español, porque España ya no será una nación pues, como dice Zapatero, ese es un concepto muy difuso y él no acaba de entenderlo, por más que su socio y mentor Maragall no pare de hablar de la nación catalana.
07 Septiembre 2005
La gran OPA eléctrica
La oferta pública de adquisición (OPA) de Gas Natural sobre Endesa, lanzada el lunes, exhibe un enorme calado. Financieramente, es la de mayor envergadura en la historia de España. Y empresarialmente, la resultante sería una compañía con 30 millones de clientes en 11 países, la cuarta de Europa por tamaño, lo que multiplicaría su competitividad en un medio globalizado. Implicaría una reordenación del mapa energético español, incluyendo el acuerdo inicial de su principal competidora, Iberdrola, para adquirir los activos de los que deba desprenderse la nueva sociedad por razones de competencia. Y se produce, aparentemente, sin un indebido intervencionismo público, pues el Gobierno (a diferencia del anterior Ejecutivo del PP, que ejerció diversos vetos políticos sobre proyectos similares) ha mostrado ante ella una imparcialidad benevolente, independientemente de la sintonía de fondo que pueda existir entre sus promotores y los ministerios competentes.
Con esta ambiciosa apuesta, el mapa energético español debería mejorar: la adquisición de activos reforzaría a Iberdrola, le permitiría entrar más a fondo en el gas y posibilitaría su proyección internacional; a Endesa le brindaría un horizonte claro, tras varios ejercicios en que le cuesta dibujar un futuro a largo plazo, como empresa radicada en una ciudad en la que carece de mercado; y, por supuesto, consolidaría la añeja ambición de Gas Natural de convertirse en un gran operador en todos los escalones energéticos.
Pero se trata de una operación cuya complejidad corre pareja con su envergadura. Empresas e instituciones deben hilar fino para que el resultado sea de una mayor, y nunca inferior, competencia en el mercado energético, en favor de los consumidores, a través de un mayor acceso al gas de todos los actores. Algunos de los modestos (Hidrocantábrico) deben también poder crecer. Y sería saludable que la «OPA no solicitada» se trocase en «amistosa», no en «hostil».
Pero un baile pacífico necesita de dos. La respuesta negativa formulada ayer por el consejo de Endesa, que calificó de «hostil» la operación, se basa en argumentos que suenan a una defensa corporativista de su cúpula. Así, la supuesta insuficiencia de la oferta contrasta con una prima alta comparativamente con otras operaciones; el inédito acuerdo previo con Iberdrola cortocircuita las alegaciones sin exhibir contraindicaciones. El pequeño accionista ya es bastante mayor para decidir sobre sus intereses. Más parece un envite de tanteo que una respuesta en toda regla.
06 Septiembre 2005
OPA Hostil del Lobby Catalán
Hace pocos días, denunciábamos en estas páginas la existencia de un lobby catalán que, encabezado por el ministro de Industria y primer secretario del PSC, José Montilla, había bloqueado la concesión de un segundo canal en analógico a TELEMADRID para favorecer precisamente a un grupo de comunicación afín a su partido. Lo que no podíamos imaginar era que ese mismo lobby tenía preparado ya el asalto a la primera eléctrica española. La OPA hostil que Gas Natural pretende lanzar sobre el 100% de Endesa podrá ser bien recibida por los fondos americanos y los accionistas minoritarios. Pero, a diferencia de otras fusiones y adquisiciones, esta operación tiene un claro trasfondo político y consecuencias que van mucho más allá de lo meramente empresarial. Gas Natural está controlada por La Caixa, mientras que en Endesa domina Caja Madrid. La operación urdida por Antoni Brufau – cuya sintonía con el PSC no es ningún secreto – favorece claramente , por tanto, los intereses del tripartido catalán, frente a los de la Comunidad que gobierna Esperanza Aguirre.
Lo más inquietante, sin embargo, es la actitud del Gobierno central. En primer lugar de Montilla, quien se comporta como el delegado del PSC en Madrid en lugar de como el ministro de Industria de todos los españoles. Pero también de Zapatero, que al paracer pretende compensar el posible fracaso de la reforma del Estatuto catalán, otorgando a Maragall el control del sector energético español. Lo cual es una extraordinaria irresponabilidad. Máxime cuando el Libro Blanco para la reforma eléctrica encargado por el propio Gobierno advertía ya acerca de la gran concentración del mercado energético en nuestro país. Es la misma advertencia que planteó el presidente de la Comisión Nacional de la Energía, Pedro Meroño, cuando hace unos meses se desataron los primeros rumores de una OPA de Gas Natural sobre Endesa, lo cual le valió su sustitución, como no, por una ex diputada del PSC.
Pero, además, Zapatero se equivoca radicalmente si piensa que los empresarios catalanes están al margen del debate político. Se han convertido en peones activos de quien pretenden alumbrar una nueva nación a costa de la Constitución y de la unidad de España. Hace unos días, una veintena de destacados empresarios catalanes – entre ellos el propio director general de La Caixa, Isidre Fainé – remitieron una carta a Maragall pidiendo una nuevo Estatuto ‘cuanto antes’. Esta forma frívola de entender un proceso que afecta nada menos que a nuestro marco de convivencia es también la de la directiva del Barça que ha anunciado que su equipo defenderá la aprobación de un nuevo texto el próximo domingo en el terreno de juego.
Estamos, pues, ante una auténtica OPA hostil del lobby catalán vinculado al PSC sobre los intereses del conjunto de los españoles. Esperemos que todos los implicados sepan responder en los términos que la ocasión lo merece.
08 Septiembre 2005
La regulación energética
La nueva batalla eléctrica generada a raíz de la OPA presentada por Gas Natural sobre Endesa constituye un episodio que, no por repetido, deja de sorprender en las actividades corporativas de las grandes entidades españolas y, sobre todo, dentro del sector energético. Otras ofertas análogas y anteriores corrieron con escasa suerte en el entramado empresarial español, donde hasta el momento nunca ha prosperado una OPA que el destinatario haya definido con el calificativo de hostil. Éste es el caso de la propuesta realizada por la empresa gasista sobre la primera compañía eléctrica, un intento del pez chico por comerse al pez más grande del mercado, lo que ha suscitado una viva polémica política y está dejando en segundo plano otros aspectos no menos importantes.
El gran debate de la regulación energética reside en determinar si la apertura y liberalización del mercado permite el impulso de nuevas unidades de negocio más fuertes y capaces de atacar los mercados internacionales, pero también más peligrosos para el desarrollo de la libre competencia en el mercado doméstico. Éste es el debate secular que todavía no han resuelto los poderes públicos y que ahora debe implicar al Gobierno para desvelar de una vez por todas las reglas del juego, de modo y manera que todos los agentes del sector sepan a qué atenerse. De lo contrario, las sempitemas batallas de intereses encontrados se prolongarán en la travesía de un desierto de normativas ineficaces y que tan sólo sirven para inducir guerras intestinas en sectores estratégicos. La situación del mercado energético español, abocado a un nuevo paradigma como consecuencia de la crisis del petroleo, exige una rápida toma de decisión del Mercado de Industria. La regulación del mercado eléctrico, con o sin Libro Blanco, es una asignatura pendiente que la OPA de Gas Natural sobre Endesa ha desvelado en toda su crudeza. Aprobarla se ha convertido en una tarea acuciante.
08 Septiembre 2005
Acoso político a Endesa
Mientras Piqué se dedicaba a pastelear como Maragall manda, Eduardo Zaplana, una vez más, explicaba a la opinión pública la verdad sobre la OPA de Gas Natural contra Endesa. Como ocurrió con Repsol y no ocurrió con el BBVA por la firmeza de FG el Gobierno Zapatero quiere liquidar de Endesa a Manuel Pizarro, considerado como uno de los empresarios más serios y prestigiosos de España, al que siempre acompañó el éxito, un hombre, en fin, que es ejemplo de equilibrio y moderación. Pero el puesto en el que ha hecho una ingente labor positiva lo ocupó en tiempos de Aznar. Eso resulta abominable para algunos socialistas. Así es que hay que escabecharse a toda cosa. Montilla en la penumbra, maneja los hilos con esta idea nodriza: “Todo el poder para la Caixa”.
Zaplana ha denunciado la operación como ‘tremendamente sospechosa’. Ha asegurado el Gobierno está pagando una nueva factura al tripartito y que los intereses de un diminuto grupo independentista se imponen sobre la conveniencia general. No quiero entrar en el fondo de la cuestión, que expertos hay para decidir si resultará positiva la fusión entre las dos grandes empresas que se alzaría como un gigante mundial. Asusta tanta concentración de poder. Pero eso es otro problema. La OPA de Gas Natural a Endesa no se puede simplificar. Hay varias causas que la han generado. Pero la principal y la que hoy yo denuncio es la operación política que subyace tras ella y la alarma creciente de la ciudadanía por un Zapatero genuflexo ante Carod Rovira y el tripartido.
Luis María Anson
17 Septiembre 2005
La cruzada de Endesa
Una operación tan compleja como la OPA de Gas Natural sobre Endesa requiere, para llegar a un desenlace razonable, que los directivos de las compañías implicadas acepten sin reservas las normas del mercado, que los reguladores apliquen con rapidez las de competencia y transparencia bursátil, y que unos y otros eviten la extravagancia y las guerras personales.
Las reacciones públicas de los protagonistas se están precipitando, sin embargo, hacia el despropósito. Tras el pintoresco símil del semen y el embarazo empresarial empleado por el presidente de Gas Natural, el presidente de la CNMV, Manuel Conthe, ha enviado al de Endesa una carta en la que le recuerda la obligación de no articular posiciones accionariales defensivas contra la OPA; más tarde, el presidente de Endesa, Manuel Pizarro, y Conthe se han enredado en una disparatada pugna verbal: el primero anunció la presentación de un recurso ante la Audiencia Nacional para exigir una actuación imparcial de la CNMV; el segundo respondió afirmando que «cualquier jurista se ríe de ese recurso» y dejándose arrastrar a una polémica chocarrera impropia de un regulador financiero.
La trifulca, alentada por quienes tildaron de política una operación que se explica perfectamente por razones económicas, revela inquietantes sombras de desconocimiento y visceralidad en sectores empresariales cobijados hasta el año pasado bajo la protección del Gobierno del PP. En una compañía con un accionariado tan diversificado como Endesa, Pizarro debería ser más prudente a la hora de invocar el interés de los inversores. Por definición, una OPA es una oferta que una empresa hace a los accionistas de otra; el papel del Consejo de Administración de la empresa opada es convocar un Consejo que decida si la oferta es aceptable o no, informar a los accionistas y permitir que éstos decidan. Invocar la adhesión del paisanaje aragonés en contra del comprador y escudarse detrás de la Constitución para explotar el grosero malentendido entre la libertad de expresión, que nadie le ha negado, y su obligación de mantenerse neutral ante sus accionistas son astracanadas de mal gusto.
El presidente de la CNMV, por su parte, no ha estado muy oportuno. El regulador financiero tiene la obligación de velar por el cumplimiento escrupuloso de las leyes que protegen a los accionistas, perseguir cualquier acción punible e investigar eventuales maniobras ilegales contra cualquier transacción en el mercado. Sus cartas a Endesa, Iberdrola y Gas Natural se han convertido en munición para los directivos de Endesa que se niegan a ser neutrales ante la OPA y para los abanderados de la tesis política de la oferta.
Es una lástima que torpezas y salidas de tono dificulten el análisis reposado de las ventajas e inconvenientes de la operación. Entre las primeras cabe destacar la oportunidad que se abre para romper la estructura actual del mercado eléctrico, dominado por empresas en régimen casi de monocultivo (Endesa, con carbón y nucleares; Iberdrola, con agua) y organizarlo con grupos empresariales que compitan vendiendo gas y electricidad de generación mixta. Entre los problemas destaca el carácter dudoso del pacto previo para la venta de activos de Endesa y Gas Natural a Iberdrola, pensada paradójicamente para disminuir la concentración de mercado resultante de la OPA, o el riesgo de monopolios regionales. Las autoridades de la competencia deberán velar contra esos y otros riesgos para el consumidor, pero deberían poder hacerlo con serenidad y objetividad. Justamente lo que no sobra en estos momentos ni en Endesa ni en la CNMV.
04 Enero 2006
Obediencia política
La tramitación legal de la OPA de Gas Natural sobre Endesa está revelando la determinación del Partido Popular de convertir una operación que debería moverse en el ámbito estrictamente financiero en un circo político de dudosa honorabilidad. Sirva como ejemplo el espectáculo organizado el lunes por el Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC), que decidió recomendar al Gobierno el rechazo de la operación. Los seis consejeros nombrados por el PP en el Tribunal durante su etapa de Gobierno hicieron honor a su obediencia al partido que los designó y votaron en contra del informe elaborado por los técnicos de la institución, que proponía razonablemente aprobar la OPA con severas condiciones para mantener la competencia. Resulta evidente que el primer partido de la oposición se ha propuesto abortar la integración de Endesa en Gas Natural por encima de cualquier otra consideración, sea ésta un criterio de estricta competencia en el mercado -ninguna propuesta de compraventa o concentración debe ser vetada o impedida si mediante otro tipo de restricciones se garantiza la competencia en su mercado-, sea el respeto debido a la independencia de los organismos reguladores que garantizan el buen funcionamiento de los mercados.
A la espera de conocer el dictamen razonado de la dudosa votación del lunes, los hechos apuntan a que el PP ha convertido su oposición a la OPA de Gas Natural en una obsesión que amenaza con socavar la credibilidad de los organismos reguladores españoles. Fue una conducta indigna convertirse en grupo de presión ante las autoridades comunitarias para que la OPA fuese tramitada en Bruselas, con la esperanza de que la dureza de las condiciones europeas impidiera su aprobación, sin cuidarse de las sospechas de parcialidad que tal empeño arrojaba sobre la Comisión de la Energía, el TDC, y la propia Comisión Europea. Ahora, parece haberse propuesto utilizar todos los resortes creados durante sus años de Gobierno en forma de consejeros de las instituciones reguladoras para impedir una OPA que consideran una operación política de agresión, presumiblemente de Cataluña contra España, y un intento de desalojar a los responsables de la compañía que nombró el PP durante su etapa de Gobierno.
Esta práctica indeseable, apoyada desde ciertos medios de comunicación que se dedican a distribuir infamias personalizadas, socava la credibilidad de los árbitros económicos; es el precio que el PP parece dispuesto a pagar a cambio de incomodar al Gobierno. Los inversores nacionales e internacionales acabarán por no confiar en instituciones que simplemente votan al dictado de los partidos políticos, en contra de la racionalidad económica que les proponen los informes técnicos. Desdichadamente es lo que ha sucedido en el TDC. Es más, sus consejeros han decidido no hacer público el informe técnico que aprobaba la fusión; tal vez porque temen quedar en evidencia.
El informe del TDC no es vinculante; por tanto, el Gobierno puede muy bien decidir lo contrario. Sobre todo si cuenta con informes, como el de la CNE, que compaginan razonablemente la creación de un grupo integrado de gas y electricidad con las exigencias para garantizar que el mercado energético español no se convierte en un jardín oligopolístico. Al margen de la incomodidad, quizá sea el momento de preguntarse si el método de poblar los organismos reguladores con consejeros directamente recomendados por los partidos políticos no lleva a clausurarlos por inutilidad manifiesta.
07 Enero 2006
Dictamen infundado
La lectura detallada del dictamen del Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) que recoge el rechazo de la OPA de Gas Natural sobre Endesa ratifica sobradamente la impresión de que los seis consejeros que se opusieron a la operación se guiaron más por el criterio de obediencia debida al Partido Popular que los nombró que por la invocada defensa de los consumidores o por supuestos criterios de economía competitiva. El dictamen de la mayoría, del que discrepan los votos particulares del presidente Luis Berenguer y los consejeros Pilar Sánchez y Antonio Castañeda, es una apoteosis de vaguedades y retórica desde el momento en que, tras declarar que los efectos de la OPA «alteran gravemente la dinámica competitiva existente en los mercados de gas y electricidad», descarta de un plumazo, sin exponerlas o criticarlas, las medidas que podían haber sugerido para restaurar esa dinámica. Primero se vota con el criterio de obediencia debida y después se buscan deprisa y corriendo los fundamentos del voto.
El dictamen de la mayoría llega a la conclusión tremendista de que la compra de Endesa por Gas Natural ocasionaría «daños irreversibles» al mercado energético imposibles de restaurar con medidas «razonables, realistas y proporcionales». Resulta difícil concebir una concentración empresarial en un mercado maduro, como el del gas y electricidad, con tan letales consecuencias. De hecho, la fusión de Endesa e Iberdrola -obedientemente aprobada por varios de los consejeros del TDC que ahora se han pronunciado en contra- recortaba la competencia en el mercado eléctrico de forma mucho más severa que la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Por tanto, la declaración de irreversibilidad no pasa de ser retórica de baja calidad. La suposición de que la compañía resultante podría establecer una especie de dictadura sobre los precios del gas debido a que se anula la competencia de Endesa con Gas Natural es un argumento pueril. Puesto que la presencia de Endesa en el mercado del gas no ha contribuido a reducir los precios para el consumidor -su cuota de mercado es irrelevante en relación a la de Gas Natural-, la presunción de que su desaparición contribuirá a elevarlos carece de sentido.
El fondo de la cuestión de competencia en esta OPA es que las condiciones que recomendó la Comisión Nacional de la Energía y las que adicionalmente sugirió la ponencia del TDC -la venta de Carboex, la empresa que transporta el gas de Endesa- bastan para garantizar un mercado energético competitivo; y que en la decisión del Gobierno deben pesar más los informes fundamentados -como los de la CNE- que la desmayada retórica del dictamen del TDC. Quienes desde el PP o Endesa insisten enfáticamente en que si el Gobierno aprueba la OPA debería hacerlo de forma «argumentada» olvidan que la recomendación con menos argumentos es precisamente la que ellos patrocinan.