10 enero 2018

Intereconomía emite una entrevista de Gonzalo Bans a Rodrigo Rato presentando al expresidente de Bankia como víctima de una confabulación del Gobierno Rajoy

Rodrigo Rato Figaredo comparece en el Congreso para denunciar que su caída en Bankia y su detención fueron una conspiración del PP

Hechos

  • El 10 de enero de 2018 INTERECONOMÍA TV emite una entrevista a D. Rodrigo Rato.

Lecturas

El 9 de enero de 2018 D. Rodrigo Rato Figaredo comparece en el Congreso de los Diputados en una comisión de investigación para analizar la ruina de Bankia – BFA. En esa consparecencia el Sr. Rato Figaredo se epresenta como una víctima de miembros del Gobierno Rajoy entre los que cita expresamente a D. Rafael Catalá Polo, Dña. Fátima Báñez García y D. Cristomal Montoro Romero.

Asegura entre otras cosas:

Que dimitió como presidente de Bankia el 9 de mayo de 2012 porque tal dimisión le fue exigida por el ministro D. Luis de Guindos (aunque.

Su detención se produce el 16 de abril de 2016 después de que el día anterior D. Rafael Catalá Polo, adelante datos fiscales suyos en televisión, y de que el día 14 en el digital VozPopuli se filtrara que el Seplac (Servicio de Investigación del Blanqueo de Capitales, Sepblac, del ministerio de Economía) le investigaba. Y de que la ministra Dña. Fátima Báñez García recomendó a la secretaria del Sr. Rato que se alejara de él porque “iba a tener problemas con sus declaraciones a Hacienda”.

Esa misma noche D. Rodrigo Rato Figaredo concede una entrevista al programa ‘El Gato Al Agua’ de Intereconomía, realizada por el periodista D. Gonzalo Bans, en la que ratifica su versión de los hechos. El Sr. Rato Figaredo ha sido señalado como alguien que ayudó mucho económicamente a Intereconomía TV cuando estaba al frente de Bankia.

09 Enero 2019

Rato habla en el Congreso de la exclusiva de Vozpópuli sobre la amnistía fiscal

VozPopuli (Director: Miguel Alba)

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El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato ha asegurado este martes en el Congreso de los Diputados que varios miembros del Ejecutivo participaron en una campaña que acabó con su detención el 16 de abril de 2015 por fraude fiscal, después de que Vozpópuli publicara que Rato se había acogido a la amnistía fiscal y se le estaba investigando.

Rato relata que tres días antes de su detención este diario, a través de una exclusiva de su director, Miguel Alba, anunció lo que más tarde ocurriría; y acusa al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de hablar de este asunto en el Congreso de los Diputados un día después de dicha publicación.

Miguel Alba adelantaba, por primera vez, el 14 de abril que Rato formaba parte del grupo de 705 contribuyentes que estaban siendo investigados por la oficina antifraude por presentar indicios de haber podido cometer blanqueo de capitales.

10 Enero 2018

A Rato autocrítica le falta, soberbia le sobra

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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LEJOS DE ASUMIR los gravísimos errores que han ensuciado la imagen de quien estaba considerado como artífice del milagro económico español, Rodrigo Rato se presentó ayer en la comisión parlamentaria de investigación sobre la crisis financiera culpando a varios ministros del Gobierno de Mariano Rajoy –en especial, a Luis de Guindos– del escarnio del caso Bankia que ha costado a los españoles más de 22.000 millones de euros. El ex ministro de José María Aznar no es un investigado más, sino que ya está condenado por el caso de las tarjetas black y está pendiente de otras causas judiciales que no pintan bien para él. Debería haber hecho, así, un ejercicio de autocrítica y presentarse ante esa comisión que representa a la ciudadanía con menos soberbia y más humildad.

Pero optó por un discurso grandilocuente en el que aludió a su etapa en el Gobierno y el FMI para hablar de la crisis financiera. El hecho de que el arranque de su intervención fuera más propio de un ministro que de un investigado revela hasta qué punto el formato pactado por los grandes partidos para esta comisión, en la que también desfilarán otros ex ministros como Pedro Solbes o Elena Salgado, desvirtúa su cometido y aleja más aún a los ciudadanos de la política.

11 Enero 2018

Explicaciones debidas

EL PAÏS (Director: Antonio Caño)

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Los diputados, no los comparecientes, deben dirigir la Comisión de la Crisis

El conocimiento exacto de las causas políticas y económicas que provocaron el impacto devastador de la crisis financiera en la economía española (del que todavía no se ha recuperado por entero) es una deuda que los responsables de los Gobiernos al menos desde el año 2000 están obligados a pagar y los ciudadanos españoles tienen derecho a reclamar. La comisión parlamentaria de investigación de la crisis financiera es el método más democrático para ofrecer las explicaciones debidas. El Congreso representa a todos los españoles y es allí donde deben sustanciarse las dudas sobre la gestión política y económica de la crisis. La validez de las comisiones de investigación está fuera de duda; pero es obligado subrayar algunos errores de procedimiento, susceptibles de ser corregidos en el futuro, que la comparecencia de dos vicepresidentes económicos (Rodrigo Rato y Pedro Solbes) ha subrayado con notables contrastes.

Una comisión de investigación es, por su propia definición, un instrumento para conocer los hechos (en este caso la crisis financiera) y recopilar información para establecer un juicio político sobre la gestión de lo que se investiga. No es una conferencia ni una disertación académica ni un foro abierto al que se acude para exculparse de responsabilidades o cargarlas gratuitamente (esto es, sin demostración ni pruebas) a terceros.

El exvicepresidente Rodrigo Rato utilizó el martes pasado varias horas de su relato en el Congreso para defender sus políticas económicas, culpar al Banco de España y al ministro de Economía de la crisis de Bankia (entidad de la que él era presidente) y acusar a cinco ministros del Gobierno de urdir una conspiración para meterlo en la cárcel. Rato no aclaró nada sobre las causas del brutal impacto de la crisis —que destruyó tres millones de puestos de trabajo— ni mejoró la comprensión de los mecanismos de actuación pública que podrían haber limitado las consecuencias del crash. Pedro Solbes si acertó con el tono debido en su explicación. En primer lugar, por su detallada autocrítica (error en las previsiones económicas, fallo en el diagnóstico de la crisis, incapacidad para desacelerar la economía, confusión al no aplicar medidas fiscales correctoras del boom inmobiliario); y después porque aceptó de buen grado que su obligación era explicarse y no exculparse.

Con independencia del distinto talante personal de ambos, parece obligado reconsiderar los protocolos y escenografías de las comisiones de investigación. Resulta inaceptable que los comparecientes se explayen en largos monólogos (casi siempre para exaltar su gestión), sin límite de tiempo y, por tanto, con la iniciativa para manejar el debate. Ni Rato ni Solbes están allí para dictar una clase a alumnos díscolos. Al contrario, la iniciativa debe entregarse a los diputados que inquieren; son ellos los que deben tener la capacidad para preguntar y acotar las preguntas y los tiempos de la comparecencia. En calidad de investigadores, deben ocupar el estrado superior y el investigado tiene que quedar relegado al inferior; esa tendría que ser la expresión visual de una investigación política en el Parlamento.

12 Enero 2018

El dolor de Rato: ¡la mano en el cogote!

Ferrán Monegal

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Ha sido la semana de Rodrigo Rato. Su comparecencia en el Congreso, ante una comisión parlamentaria, en los Telediarios de TVE-1 ha tenido el reflejo, el tratamiento, la narrativa informativa que esperábamos. Han resaltado enormemente los pasajes en que atacaba a Zapatero, y los momentos que cargaba contra el Gobierno socialista. En cambio, han pasado de puntillas sobre sus declaraciones contra el ministro Guindos, y prácticamente han silenciado sus invectivas contra el actual ministro de Justicia (Rafael Catalá) y su indignación porque contó sus «datos fiscales en Los desayunos de TVE». O sea, ninguna sorpresa en el tratamiento y selección informativa de TVE: se han esforzado en dar visibilidad a los ataques de Rato al Gobierno socialista, y al mismo tiem po han minimizado, y hasta ocultado, las partes de su intervención en las que centraba sus dardos contra el PP. Una nueva gesta de TVE en su acreditada trayectoria como expertos en manipulaciones y otros trompe-l’oeil desinformativos. Segura mente, esta manera de alterar la realidad declarativa tampoco gustó a Rodrigo Rato, porque el martes por la noche apareció sentado en El gato al agua (Intereconomía TV) dispuesto a que Gonzalo Bans le practicase una entrevista. ¡Ah! Le hicieron un impagable trabajito. Le decía el entrevistador, enseñándole el día en que fue detenido en su domicilio: «¡Es la pena del telediario! ¡Ya le estaban condenando ante la opinión pública!». Y Rato, cobijado en ese papel de víctima que el programa le servía en bandeja, se quejaba: «Fue muy duro. Mi domicilio lleno de agentes aporreando, y no consuavi dad. No llamaron al timbre, ¡aporrearon la puerta! Abrieron mis armarios, y también los de mi mujer. ¡Terrible, terrible!», y añadió: «Fue Moncloa la que avisó a los medios de comunicación». Y expresó con dolor que lo que buscaban era esa foto con un policía metiéndole en el coche con la mano en el cogote. ¡Ahh! La mano en el cogote. Eso sí que a Rato le dolía. Tratarle como a un vulgar ladrón o quinqui, ¡a él!, que ha sido hasta vicepresidente del Gobierno y persona importantísimo, le parecía una canallada, ¡una injusticia! Hombre, después de esta entrevista, Rato debió quedar reconfortado. El problema es que, a estas alturas de la película, que una cadena de televisión intente transformarle en víctima, ya no cuela, amiguitos.

28 Enero 2018

Es el mercado, amigo

Juan José Millás

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ESTE HOMBRE QUE se arranca la bufanda con ademán torero, como si se desprendiera del capote con el que se dispone a torear a sus señorías, se llama Rodrigo Rato. Durante las cinco horas que compareció ante la comisión del Congreso que investigaba la crisis financiera, hizo chicuelinas, verónicas, gaoneras, navarras, delantales y serpentinas, entre otros lances del llamado arte de Cúchares. José Luis Sastre dijo en Los pasos perdidos de Hora 25 que permaneció todo el rato con el mentón erguido, como si aún le molestara en la nuca la mano del policía que, tras su detención, le ayudó a introducirse en el coche. Pero no solo trataba de desprenderse de esa mano fantasma, sino de llamarnos patanes desde su posición de señorito a quienes tuvimos el mal gusto y la paciencia de seguir su faena.

Pese a todo, valió la pena el tiempo invertido solo por escucharle aquella frase que resumía su existencia:

—Es el mercado, amigo.

La corrupción no fue la corrupción, fue el mercado. Del mismo modo que el Todo por la patria aparece sobre la puerta de los cuarteles de la Guardia Civil, la frase de Rato debería figurar a la entrada de todos los poblados chabolistas, de todas las viviendas de clase media en las que no se puede encender la calefacción, en todas las oficinas de empleo cuyas colas dan la vuelta a la manzana, en las tumbas de los ahogados en el Mediterráneo intentando llegar a Europa, en los comedores sociales, en los albergues para indigentes… Es el mercado, amigo. Incluso en las paredes de su celda, si finalmente va a prisión, debería usted garabatear esta máxima.