5 septiembre 2008

Japón: El primer ministro Yasuo Fukuda cede su puesto a Tarō Asō, también del conservador Partido Liberal Democrático

Hechos

Fue noticia el 5 de septiembre de 2008.

05 Septiembre 2008

Japón: otro año, otro líder

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La historia contemporánea japonesa está repleta de nombres de gobernantes de efímera vida. Eso sí, con el denominador común de ser parientes de otros líderes y pertenecer al conservador Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado ininterrumpidamente el país durante el pasado medio siglo salvo un paréntesis de 10 meses. Japón es la segunda potencia económica mundial, pero con una clase política de tercera categoría. Lo que prima es la simbiosis de las grandes corporaciones con la burocracia del Estado.

Ahora le ha tocado el turno a Yasuo Fukuda. Presentó el lunes de improviso la dimisión, por no contar con el apoyo necesario para aprobar un paquete de estímulo de la economía nipona, al borde de la recesión. El PIB ha descendido un 0,6% en el segundo trimestre y los precios subieron 2,3% el pasado julio, todo un récord tras un periodo de deflación. Fukuda ha durado un año. Su antecesor, Shinzo Abe, más o menos igual. Abandonó al no aguantar más la presión, sumergido como estaba su gabinete en las corruptelas que condujeron incluso al suicidio a uno de sus componentes. En los dos últimos años el país del Sol Naciente ha tenido dos primeros ministros y 11 desde 1990. Sólo uno de ellos, Junichiro Koizumi (2001-2006), se distanció de la medianía gris de los políticos y logró revitalizar la economía. Aunque tuvo un borrón: empeoraron las relaciones con China.

Fukuda nunca ha tenido popularidad y pese a todo hay que reconocerle méritos. En este tiempo ha logrado reconducir los contactos con Pekín (el presidente Hu Jintao visitó Tokio la pasada primavera) y consiguió finalmente renovar las medidas que permiten a la flota japonesa reabastecer de combustible en el Índico a los buques que participan en las operaciones militares que EE UU desarrolla en Afganistán. Y todo con la Dieta (Parlamento) dividida: la Cámara alta en manos de la oposición de centro y la Cámara baja, en las del PLD.

25 Septiembre 2008

Gobernantes efímeros

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Con Taro Aso, un Japón estancado estrena su cuarto primer ministro en dos años. ¿Durará?

Japón quema primeros ministros a velocidad de vértigo. Taro Aso, como nuevo líder del partido gobernante, se convirtió ayer en el tercero en dos años no elegido en las urnas. Su antecesor, Yashuo Fukuda, ha dimitido súbitamente este mes, tras menos de un año en el cargo, por la paralización gubernamental que provoca el control por la oposición de la Cámara alta del Parlamento. Fukuda había reemplazado al también brevísimo Shinzo Abe, que sustituyó en septiembre de 2006 a Junichiro Koizumi, el último jefe del Gobierno nipón escogido por los ciudadanos y realmente popular. Todo apunta a que, de no cambiar mucho el panorama en las próximas semanas, Aso, antiguo ministro de Exteriores, rico, católico y apasionado de los tebeos manga, podría seguir camino parecido al de sus predecesores.

Los japoneses son gobernados desde casi siempre por el Partido Liberal Democrático (PLD), aliado ahora con el Nuevo Komeito, en general con poca o ninguna imaginación política. La tarea se ha complicado mucho desde el año pasado, tras la mayoría del opositor Partido Democrático en la Cámara alta de la Dieta, lo que ha contribuido decisivamente a llevarse por delante a Fukuda y Abe, con la ayuda de la incompetencia demostrada por el partido mayoritario en temas relevantes y los escándalos de corrupción que salpican a sus sucesivos Gobiernos.

Es poco probable que el acreditado nacionalismo del flamante primer ministro, que ayer delineó un Gabinete con varios correligionarios en esa órbita, haga peligrar las incipientemente buenas relaciones con China y Corea del Sur. En este terreno delicado, Tokio está aprendiendo a separar lo que dicen sus dirigentes, en general excesivamente locuaces, de lo que ponen en práctica una vez en el poder. El primer desafío real de Taro Aso será la discusión y aprobación parlamentarias de un presupuesto adicional con el que se pretende estimular la segunda economía del mundo, sacudida por el vendaval global y en el precipicio de la recesión.

Esa prueba de fuego, junto con los sondeos de opinión, determinará la celebración de unas elecciones anticipadas a la Cámara baja que parecen casi inevitables, y en las que no está nada claro que el PLD pueda renovar su usufructo permanente del poder. Eso sí sería, por primera vez en muchísimos años, un revulsivo para la estancada política nipona.