19 enero 2006

Ante las cámaras de televisión el productor - que tiene en marcha una nuevo canal de televisión privada - reivindicó el catalán y pidió a Carmen calvo ayuda económica para la cultura

Gala de los Goya 2006 – Jaume Roures (Mediapro) aprovecha los Goya para elogiar al Gobierno Zapatero: «Cuando enfoca bien, va hasta el final»

Hechos

El 29.01.2006 se celebró XX Gala de los Premios Goya.

Lecturas

zap_Carmen_Calvo La ministra Dña. Carmen Calvo, del Gobierno Zapatero, escuchó complacida los elogios de la cabeza visible de la productora Mediapro Sr. Roures ante las cámaras de TVE. El Sr. Roures estaba poniendo en marcha un nuevo canal de televisión, LA SEXTA, que aún no había comenzado a emitir, un canal de televisión autorizado precisamente por el Gobierno Zapatero.

31 Enero 2006

Larga es la noche

Diego Galán

Leer

Siendo Fernando Méndez-Leite un hombre de cine que ha escrito con nostalgia del cine español más clásico, era lógico que una gala dirigida por él rindiera tributo al cine del ayer. Y siendo también un hombre de televisión, que ese homenaje se plasmara en numerosos vídeos recopilatorios. Puede que demasiados y, en más de un caso, demasiado largos, especialmente para los asistentes que estuvieran ubicados en las butacas laterales: la inmensa pantalla se les quedaba reducida a la mitad. Todo en la gala se prolongó en exceso, incluido el merecido pero misterioso homenaje a Fernando Fernán-Gómez, a pesar del encomiable esfuerzo por lograr que los discursos fueran breves. En cualquier caso, bienvenida sea esta cinefilia frente a las propuestas de otros años de basar los premios del cine en figuras populares de la televisión. Y un bravo por haber logrado imágenes de los candidatos a la mejor película extranjera, Woody Allen incluido.

No sorprendió que La vida secreta de las palabras fuera la triunfadora de la noche tras haber sido la preferida de los críticos en sus recientes votaciones. Pero sí y para bien que Agustín Almodóvar saliera a recoger el gran premio, superado el arrebato que a él y a su hermano les dio el pasado año en contra de la Academia. Pelillos a la mar, de los que, por cierto, no participa José Luis Garci. Lo más asombroso fue que Obaba se marchara tan escasamente galardonada. ¿No han decidido los académicos que sea ésta la película que concurra a los Oscar? ¿Sólo por su buen sonido, que es el único Goya que les dieron? Absurda paradoja.

Bien, como es habitual en ella, la presidenta Mercedes Sampietro. Sobria, elegante, hablando con seguridad… y sin lamentos. No los hubo en el guión aunque sí en algunas de las intervenciones espontáneas de los presentadores. La Pataky se quejó del tamaño de las escaleras, y Juan Luis Galiardo de que no le dejaran hablar cuanto él quisiera, y de lo mucho que se había extendido Tristán Bauer al recibir su premio por Iluminados por el fuego. Concha Velasco se atrevió a expresar su contento porque hubiesen premiado Tapas como mejor primera película, ante el justo desconcierto de los restantes candidatos. Es raro que los profesionales del espectáculo no se ciñan al guión y consideren que sus gracias son más graciosas, aunque la verdad es que la gracia o el humor brillaron por su ausencia, Corbacho y Santiago Segura aparte.

Todo fue largo y tardío, ¿por qué ese empeño en dar los premios gordos a altas horas de la madrugada? y en un domingo, para más inri. Ni los telespectadores ni los periódicos pueden aguantar tanto. Al parecer, tampoco muchos de los asistentes, que fueron abandonando el Palacio de Congresos según se eternizaba el acto. Seguramente, se perdieron lo mejor.

31 Enero 2006

Si Goya levantara el cabezón

Maruja Torres

Leer

Tal vez yo me encontraba algo espesa -había invertido parte de la tarde en explicarle a mi profesora de italiano que la duquesa de Alba habla así porque es así, y no porque haya sufrido un ictus, gracias al cielo-, pero me costó entrar en la ceremonia de los Goya, y eso que, gracias a Méndez-Leite, fue de las más sensibles a la hora de contentar a los cinéfilos, entre quienes me cuento. Los clips, o como se llamen que conmemoraron la historia del cine español en estos 20 años, y los de los Goya en sus dos decenios (por cierto: ¿no parecía que casi todas las películas las hubiera hecho Fernando Fernán-Gómez? Mejor para las películas), fueron de muy paladear. Pero largos y sin rótulos: endogámicos. Aquí estamos los del cine dirigiéndonos a los del cine y los demás, que se zurzan. Eso, en la era del zapeo y de las noticias por mensaje telefónico, quedó pelín jurásico.

Y luego está el hecho de que los Goya, como los Oscar, tienen un feroz enemigo: el D.F.T. Es decir: Democracia, Familia, TVE (concretamente, la nuestra). La falta de intención política reduce el espectáculo (por llamarlo algo) a un desfile sombrío, más que sobrio, y el exceso de premiados del sector «lo que no se ve», currantes unidos, etcétera, como en los Oscar, lastra mucho: quizá deberían dejar el reconocimiento para el Primero de Mayo. Porque quien ha pasado a la historia del cine ha sido Marlene Dietrich y, como mucho, su director de fotografía e iluminador, no su proveedor de pestañas.

Pasemos a la F. F de Familia, traducida en Farragoso Farfulleo. Cielos, aquello parecía organizado por el papa B-16; de tal modo que los telespectadores acabamos dando vueltas en torno a una M-30 jalonada por las madres, los hijos, las esposas y demás parientes; vivos o muertos, qué más da. Mención especial a los autores de cortos: ¿por qué son tantos? Si no me llega a pillar tan mayor, lo primero que habría hecho a la mañana siguiente hubiera sido ligarme las trompas.

Y llegamos a la T. Televisión Española seguramente detesta el cine (y eso que le sacaron dos veces el padre a la Caffarel, en los clips o como se llamen). Para enterarme de cómo eran los trajes he tenido que escuchar a Lola Carretero en el Hoy por hoy, de Carles Francino, y ver el Corazón de invierno de la Anne. Tal vez debería encargárseles a ellos la ceremonia. Y los gags (las «ocurrencias») a Corbacho, desde luego, lo mejor de la noche, junto con ese Carmelo Gómez tan sexy que venía, seguramente, del baño.

Hablando en serio, la única fórmula que funciona es la de los Globos de Oro: cenita entre colegas, cachondeo y buena cobertura televisiva de las celebridades en sus mesas, dado que hay que enfocar las libaciones con Moêt Chandon, el patrocinador.