1 octubre 1971

José C. Vallana pone los cambios de línea editorial en EL IMPARCIAL de 1917 y en LE MONDE en 1951 como ejemplo de ‘intromisiones en la prensa’

Hechos

El 1 de octubre de 1971 se publicó el artículo de ‘Intromisiones en la Prensa’.

Lecturas

INTROMISIONES EN LA PRENSA

La manipulación de las informaciones es un hecho desgraciadamente repetido y hasta evidente en nuestros días. Tras los grandes – e incluso pequeños – medios de expresión se esconden en ocasiones los intereses de aquellos que en uso de sus atribuciones ajenas al terreno profesional del periodismo, pretenden desvirtuar la neutralidad de los hechos con miras egoístas, personales o de grupo. De ahí la dificultad en el logro de actitudes realmente independientes en la información.

No es extraño, por otra parte, que ante manifestaciones en que se reafirma una decidida voluntad de independencia, determinados sectores – aquí y ahora – sientan una extraña celotipia y traten de encontrar pretendidas vinculaciones en aras de no se sabe qué ocultos interiores. Es evidente, sin embargo, que las meras palabras no prueban nada, sí, en cambio, los hechos, y éstos son siempre, en uno y otro caso, suficientemente elocuentes. Jacques Schwoebel, redactor-jefe de LE MONDE, en un libro reciente traducido en nuestro país y que sin duda ha circulado en abundancia entre nuestros medios profesionales, afirma rotundamente que la independencia de los órganos de expresión se define en razón de dos parámetros fundamentales su desvinculación con las injerencias foráneas del poder y del dinero. Indudablemente los medios de información, dada su importancia conformadora de opciones, son un manjar excesivamente apetitoso para quienes intentan mantener a toda costa situaciones de privilegio en el contexto social.

Antecedente significativo

El fenómeno es muy antiguo. Sin embargo, sin perjuicio de referirnos en su día a casos mucho más inmediatos en el espacio y en el tiempo, la historia del periodismo registra dos intentos tipificadores, aunque fallidos de la situación que venimos describiendo. Se trata, en concreto  de lo sucedido con EL IMPARCIAL en nuestro país, allá por el verano de 1917, y al ejemplo de la honradez profesional puesto de manifiesto por la Redacción de LE MONDE en las mismas fechas de 1951.

El caso del diario español presenta aspectos de notable interés y actualidad. Así, EL IMPARCIAL, que desde sus orígenes en 1867, hasta ya entrado nuestro siglo, trató en todo momento de hacer honor a su título, se vio arrastrado en la década comprendida desde 1906 a 1916 de la mano de Ricardo Gasset a la aventura política que supuso el convertirse en el portavoz, junto con EL HERALDO DE MADRID y EL LIBERAL, del bloque de izquierdas, contra la política de don Antonio Maura. Esta tarea minó, de un lado, el prestigio indudable del periódico – anteriormente había llegado a alcanzar la cifra de 130.000 ejemplares – y, de otro motivó serias dificultades económicas en la empresa, dificultades que se agravaron en el año siguiente – 1917 – por lo que Ricardo Gasset – gerente entonces – se vio en la necesidad de negociar con Nicolás María de Urgoiti, el potente financiero vasco que por entonces planeaba ya la creación de un órgano de Prensa, a fin de remozar el capital. Las conversaciones se tradujeron en la asociación  del financiero con los herederos del fundador de EL IMPARCIAL, Urgoiti llegó a controlar 2.700 acciones de la empresa, sobre un total de 5.000, en tanto que Ricardo Gasset quedaba como ejemplo con plenos poderes en la nueva sociedad.

La presión del dinero.

En estas circunstancias la alianza fue poco duradera. El 1 de junio de 1917 las Juntas de Defensa extendidas por todo el territorio nacional, plantean de hecho la crisis de todo un sistema. Los Gasset intentan mantener su línea moderada, libertad y dinástico del periódico; Urgoiti, por su parte, más oposicionista, quiere despegarse de todo comportamiento político concreto. Y en este momento cuando José Ortega y Gasset, de acuerdo con Urgoiti, quien lo usó como estandarte político, defiende, con asombro de los habituales lectores del periódico

Cuatro meses dramáticos duró el tira y afloja entre ambas posturas. Finalmente, la cuestión se resolvió de un modo material: los Gasset pagaron a Urgoiti las acciones que éste delentaba y la empresa retornaba al control e inspiración de los antiguos propietarios y fundadores. De este modo EL IMPARCIAL se convertía en el primer ejemplo de fidelidad a unos planteamientos informativos a pesar de las presiones ejercidas por el poder económico, en connivencia como en frecuencia con interés políticos oportunistas.

José C. Vallana