José Luis de Vilallonga rompe con Begoña Aranguren y concede una entrevista pagada a ANTENA 3 TV para rajar contra ella: «No sabía ni freír un huevo»

Salió el martes José Luis de Vilallonga en el programa de Jordi González (Abierto al anochecer, Antena 3). Avanzó por el plató apoyado en un bastón. Se sentó. Y evacuó un rosario de miserias de perfil bajo. «De Begoña me he separado porque no sabe hacer ni un par de huevos fritos. Para la casa es un desastre (…) Me he casado tres veces: primero con una inglesa, luego con una francesa, pero la tercera, Begoña, es la más extranjera de todas. Es vasca. A los vascos hay que darles de comer aparte (…) A esta chica le he hecho mucho bien: no la conocía nadie y la estoy haciendo famosa (…) Syliane, la francesa, no ha leído un libro en su puñetera vida. Me separé de ella porque me ponía cuernos. Aunque los cuernos son como los dientes: duelen cuando salen pero luego comes con ellos como si nada». Y así mucho rato, lavando en palangana televisada la herrumbre de su título de Grande de España.

Triste barca ésta en la que pesca ahora el marqués. De la altiva chispa e ingenio de antaño ha pasado al vulgar coti lleo sobre su doméstico marquesa do. Lo más meditable fue cuando habló de su hijo Fabrizio. Dijo: «Cuando iba a la universidad me preguntó cuánto podía ganar, al mes, el profesor que le enseñaba Economía. Yo le respondí que unas 80.000 pesetas. Dejó inmediatamente de ir a clase. Dijo que no le podía enseñar Economía, porque con este sueldo era señal de que no sabía». Y añadió el marqués, ufano: «Ahora mi hijo tiene una gran fortuna. Es riquísimo». Interesante: Vilallonga ha llegado al invierno de su vida y cree que el calor se encuentra en el gélido metal monetario. Debe de pasar un frío de campeonato. Al final, cuando ya se había marchado del plató, Jimmy Giménez-Arnau advirtió: «La persona que ahora le firmará el cheque es vasca». Tremendo. Esa noche le dio de comer, precisamente, uno de a los que dice que hay que dar de comer aparte