6 julio 1992
La Audiencia absuelve a Pilar Miró pero dice que sus gastos no tuvieron «mesura ni ponderación»
Juicio a la ex Directora General de RTVE, Pilar Miró, por malversación de caudales públicos: la cineasta es absuelta de todos los cargos

Hechos
El 6 de julio de 1992 Dña. Pilar Miró Romero fue absuelta de malversación de caudales públicos en el juicio por el caso.


04 Agosto 1990
Delitos y faldas
LA EX directora general de RTVE Pilar Miró arriesga de 12 a 20 años de prisión por un presunto delito de malversación de fondos públicos. Determinadas circunstancias, algunas de ellas ajenas a los hechos mismos, contribuyeron en su día a otorgar una excepcional notoriedad al escándalo y provocaron una generalizada repulsa social no exenta, en ocasiones, de ensañamiento. Es altamente discutible, sin embargo, que la expresión jurídica de -esa reprobación social deba pasar por una pena tan rigurosa como la que se le solicita.Sencillamente, pugna contra el sentido común que Pilar Miró, probablemente la directora general más solvente que ha pasado por RTVE, pueda ir a la cárcel, y por un periodo tan dilatado, a causa del error cometido, por grave que éste fuera. El principio de proporcionalidad entre delito y sanción que debe inspirar el derecho penal se ve aquí seriamente vulnerado. Los jueces se encuentran, sin embargo, ante el dilema de tener que aplicar una ley que no establece otra gradación que la determinada por la cuantía monetaria de la presunta malversación. A partir de 2,5 millones de pesetas, la pena mínima es de 12 años. Sin embargo, no es lo mismo meterse en el bolsillo el dinero de la caja que darle un uso indebido, aunque sea mediante una utilización claramente abusiva del mismo.
Y en ese sentido sí que cabe hablar de agravio comparativo, especialmente a la vista de ciertos usos consagrados en determinadas esferas de la Administración pública, como la utilización para fines privados de los coches oficiales, las facturas por comidas oficiales -a veces cobradas por partida doble, según se ha denunciado recientemente-, el uso personal de toda clase de servicios y ventajas inicialmente destinados a otros fines. Por ello, tiene fundamento la sospecha de que Pilar Miró se haya convertido en el chivo expiatorio de pecados muy arraigados en la sociedad española que, sin embargo, gozan de una generalizada permisividad, al menos en determinados y muy influyentes ambientes. El hecho de que Miró ingresara a posteriori el importe de los gastos indebidamente cargados a los presupuestos de la empresa que dirigía no es suficiente para borrar lo sucedido, pero sí debería bastar para aplicar al caso una consideración diferente a la de malversación pura y dura. Una vez producida la devolución y la dimisión voluntaria de su cargo, la repulsa social de que fue objeto, próxima en ocasiones al linchamiento moral, es la principal condena aplicada a Pilar Miró, y ésa ya está cumplida.


17 Junio 1992
Pilar Miró
PILAR MIRó cometió un grave error, pero no fue el error mismo, sino su empecinamiento en no reconocerlo, lo que provocó la justificada irritación de mucha gente. Pero lo cierto es que acabó dimitiendo de su cargo y devolviendo el importe de los gastos de dudosa justificación por los que ha sido procesada. El contraste entre dicha actitud y la impasibilidad de los protagonistas de otros escándalos recientes es demasiado llamativo como para no otorgar el beneficio de la duda a sus alegaciones: que fue mal informada por el personal administrativo de RTVE sobre la forma de dar cobertura presupuestaria a sus gastos de vestuario y que, en todo caso, pudo haber enmascarado esos gastos a posterior¡ y se negó a hacerlo.De otro lado, la existencia de gastos destinados a regalos calificados de institucionales, y cuyo destino concreto se ha negado a desvelar, es más, un síntoma de la pervivencia de atávicas prácticas sociales que de un comportamiento específicamente culpable de la exdirectora general de RTVE, y resulta inverosímil la hipótesis de que eran regalos para ella misma. Por eso mismo, parece fuera de toda lógica la petición de 14 años de prisión por parte de la acusación particular, que considera a Pilar Miró responsable de una mal versación de fondos por importe de más de 11 millones de pesetas (el fiscal, por su parte, solicita tres meses de suspensión de cargo público). Las circunstancias no bastan, tal vez, para borrar el error cometido, pero sí para aplicarle una consideración diferente a la de la malversación en sentido estricto. No tenerlo en cuenta sería confundir la justicia con el ensañamiento.


22 Junio 1992
Sola y orgullosa ante el peligro
Después de la tempestad más tarde o más temprano viene la calma. Y nunca más adecuado este dicho para lo que está pasando en España. En los últimos diez años hemos asistido a tempestades con vientos de todas las fuerzas: marejadas, marejadillas, mar gruesa y temporal. Desde la expropiación y la reprivatización de Rumasa hasta los asuntos que ya pertenecen a la leyenda, como son los de Ibercorp, Renfe, Naseiro, Filesa o Juan Guerra, que han generado kilos de información, de denuncias y de pasiones desbordadas. Tempestades agitadas seguidas de calmas insoportables que sumergen a la opinión pública en la desesperanza y en la incredulidad del ‘nunca pasa nada’. Ahora, con media España pendiente del harakiri de Ramón Mendoza y la otra media del acuerdo alcanzado en Antena 3 Televisión que ha elevado a la presidencia de esta empresa a Antonio Asensio, están pasando bastante inadvertidas y en calma dos procesos que en su origen fueron un temporal de pasiones. Los juicios de Naseiro, Sanchís y Palop y el que tiene sentada en el banquillo a Pilar Miró. El primero se ha disuelto en el olvido de sus defectos procesales; el segundo sigue.
Aunque nadie pueda sostener que esto es así, con el juicio de Pilar Miró da toda la impresión de que nos quiere reducir a la condición de romanos, dotándonos de un espectáculo de circo para satisfacer las más bajas pasiones. Los ingredientes son dignos de un culebrón con el que jamás soñó la ex directora de televisión para sus programas favoritos. Es mujer, pero tiene fama de tigresa y a buen seguro que los machistas más puros gozarán con su linchamiento. Se salió de la horma de su partido y es castigada por heterodoxa. Osó contradecir a Alfonso Guerra, donde otros se ponían firmes cuando sonaba el teléfono rojo. Tuvo la ingenuidad de enfrentarse, poniéndose chula, al Parlamento, en donde la costumbre es soltar el rollo, poner cara de elegido y salir del paso. Con toda la leyenda de indomable que arrastra, se empecinó en cargar sus gastos de vestuario en vez de dejar sin relieve su American Express con cuenta a los gastos de representación extraordinarios. Y, para colmo, mujer sola en un universo de varones triunfadores. Y, encima, en lugar de ser sumisa, gatillo.
Todos nos empleamos a fondo contra esta mujer audaz, que sólo es simpática y agradable con quien le place y que se enteró de repelente de que la amistad, como el amor, no es una locura eterna. Pensaba que estaba arropada por sus amigos más fieles y ha conocido el cáliz de la soledad y del destierro. Apenas ha tenido en estos años quien la contratase para lo que sabe: hacer cine.
No deja de ser curioso que, inmersos en una vorágine de fraudes de IVA, de concesiones bancarias como la del BCCI, de compra de empresas de Rumasa a precio de salsa y de una financiación que pudre las entrañas de los partidos, hayamos elegidos a una mujer que se compró dos Chanel y unos gemelos de Cartier, para un linchamiento colectivo. La imagen de Pilar Miró en el banquillo nos humilla un pocos a todos, a pesar de ser tan orgullosa y tan soberbia de no querer poner cara de mujer indefensa. No entiendo cómo la feministas no se han echado a la calle para arropar a quien ha cometido el pecado de cargar al Estado un jersey de Loewe en este universo de Mercedes 600.
La crisis de la Justicia en España no sólo viene determinada por la incapacidad de resolver la elección del Tribunal Constitucional. No sólo por la lentitud con la que e despachan los legajos mortecinos por las secretarías de los juzgados de toda España. Ni siquiera por las sentencias reiteradamente contradictoras con las que tarde y mal se despachan los juzgados contra el veredicto de papel de los medios de comunicación. La crisis de la Justicia viene determinada por la imagen de una mujer que se puso terca, se equivocó y se plantó contra el mundo, y, sin embargo, a lo que parece tuvo la debilidad de reconocer su error, dimitir, pedir excusas y devolver lo que había gastado en vano. Y a pesar de todo es la única que ha ocupado el banquillo de los acusados. Quizá está allí, precisamente porque dimitió y pidió perdón.
El desfase evidente entre la letra de la ley y la opinión de la calle está poniendo en quiebra la confianza de los ciudadanos en la Justicia. La letra de la ley es inflexible sólo en lo que contempla. La ausencia de legislación sobre conductas éticamente reprobables, pero no penalmente punibles es la causa de que pueda pedir la acusación particular quince años de cárcel a Pilar Miró y n osean procesados Carlos Bustelo y Juan Antonio García Díez, que eran jueces y parte en la concesión de la licencia bancaria del Banco de Crédito y Comercio Internacional.
No quisiera que estas líneas se interpreten como la exculpación absoluta de Pilar Miró. Se equivocó – probablemente desconocía la ley – pero esa condición no la excusa de su cumplimiento. Pero cuando la letra de la ley excede al espíritu de mesura de la Justicia, cae inevitablemente en el despropósito. Una desproporción desbordada por el hecho de que sigan siendo honorables ciudadanos los que se han enriquecido sin mesura bordeando las leyes con buenos asesoramientos, mientras aparece humillada y proscrita una mujer que tuvo la osadía de enfrentarse al mundo y la debilidad de dimitir porque se había equivocado.


22 Junio 1992
La filtradora Ángeles López y el acusador particular José Molina Samos
Ángeles López Llorente, la secretario cesada por Pilar Miró a los dos meses de tomar posesión y a la que la exdirectora general acusa de haberle dicho que el presupuesto del Ente no tenía límites y que ella se encargaría de pagar todo lo que comprara. (…) El abogado de Pilar Miró, Gómez Bermúdez, inquirió a Ramallo: «Fue Ángeles López Llorente quien le remitió las facturas». El diputado, sin descartarlo, se escudó en la ausencia de remitente. «Desde luego, un amigo de la ex directora general no era». La misma Ángeles López de quien aseguraría Pilar Miró que se sintió tan dolida por su cese que le dijo: «No te molestes en mandarme flores». Unos sospechan que fue ella quien remitió las facturas de ropa y regalos al Partido Popular. José Antonio Maldonado [sindicato Unión de Técnicos y Cuadros] se atribuye la autoría. Fuentes de TVE no descartan la posibilidad de que, simplemente, ella se las hicieran llegar a él… Todos son conjeturas.
Miembros de UTC, José Santomé, exsecretario general de la UGT, donde posteriormente se le expedientó y José Molina Samos, independiente, hoy letrado que ejerce la acusación a título personal. Y los dos últimos, además, respectivamente, vicepresidente y presidente de la Mutualidad de Trabajadores de Radio Televisión Española. Ambos culpan a Pilar Miró de la desaparición de la mencionada mutualidad. Dicha previsión había surgido en un acuerdo en 1976: la dirección pidió ese año a la mutualidad que se hiciera cargo de un plan de jubilación que, en forma de plus, serviría en el futuro como un salario suplementario a la pensión. A cambio, la dirección del Ente pagaba una aportación anual de unos 120 millones de pesetas anuales. Hasta el año 85 no hubo problemas. Éstos surgen cuando la Ley de Presupuestos del Estado que entró en vigor el 1 de enero del 86 prohíbe pagar subvenciones y mutualidades.
Es en el año 88 cuando el equipo directivo de Pilar Miró decide coger ese toro por los cuernos y racionalizar lo que, según los miembros de este equipo, era ‘un banco pintado’. Proponen a los sindicatos en el convenio que para cubrir la cantidad de la mutualidad, había que detraer de la masa salarial la cantidad que pactasen los sindicatos. Se llegó a un acuerdo de unos 143 millones.
«Pilar Miró jamás se dignó a recibirnos – dice José Molina – Y eso que se lo pedimos desde el primer día. Creo que estaba mal asesorada, porque ella es una mujer sensible que hubiera entendido nuestro problema».
Sin embargo, las relaciones entre la directora general del Ente y los mutualistas cada vez estaban más deterioradas. Según fuentes de la propia Televisión hubo detalles incluso poco humanitarios por parte de la dirección, a lo largo de todo el año 88, en aras de una mayor racionalización. Como ejemplo, se rescindió el contrato con la mutualidad por el que la Orquesta de Radio Televisión ensayaba en una discoteca de San Blas en Madrid, que tenía arrendada la mutua. Además, debían trasladarse durante el fin de semana al Teatro Real. Por tanto, en octubre se instaló la orquesta en su nueva y permanente sede del Teatro Monumental, por cuarenta millones de pesetas. También en el mes de mayo, al Comité de Dirección tomó otra decisión que escoció a los mutualistas: Televisión tenía alquiladas al edificio de la mutualidad en la urbanización de Santa Clara unas oficinas y almacenes, pero como a su vez la mutua ocupaba espacio físico en el Ente, decidieron no sólo abandonar las oficinas en Santa Clara, sino instar a los empleados de la mutua a que abandonasen las oficinas en el Ente público. También se les reclamó el personal destinado en la mutua, en realidad de Televisión Española.
Asimismo, en junio, el entonces director de TVE, Jesús Martín [Director de TVE con Pilar Miró] decide prescindir de la docena de coches de la mutua tenía alquilados a Radio Televisión.
Todo ello minaba las ya deterioradas relaciones de los mutualistas con la Dirección General. «Nosotros nos encontramos con que el planteamiento de la dirección era yugular a la mutualidad. A mí me dijeron en la Dirección General de Seguros que Pilar MIró había pedido mi cabeza como presidente de la mutua», afirma José Molina.
Fue entonces cuando se produjo la denuncia del diputado Ramallo en las Cortes y los miembros de UTC y otros trabajadores de Radio Televisión Española comienzan a preparar la querella contra Pilar Miró que se presentó en diciembre. Su principal inspirador, según confesión propia, fue el presidente de la mutualidad, José Molina.
Por fin el día 13 de febrero de 1989, Felipe González acepta que una Pilar Miró acorralada deje el cargo
«A mí lo que me sorprende es el paralelismo que existe entre las diversas fases del proceso de Pilar Miró y lo que le ha sucedido a la mutualidad», denuncia José Molina. Según él, en ese mismo mes de febrero del año 89 se les aprueba el plan de viabilidad. Sin embargo, el 22 de junio, un escrito de la Dirección General de Seguros les anuncia una auditoría. «Cuando empezaron a pasar cosas extrañas con la mutualidad, gestionamos que en el despacho de Alberto Oliart, ex ministro de UCD y amigo de Solchaga, averiguaran qué estaba sucediendo. Sabemos que hubo un contacto a altísimo nivel, al que se le preguntó si existía alguna relación entre la querella judicial que interpusimos a la señora Miró y lo que ocurría con la mutualidad. En el despacho nos respondieron que parecía que no, pero que era inconveniente que lo dijéramos por ahí. Nos recomendaron prudencia. Da la impresión de que en ese momento el Sr. Solchaga o Felipe González cayeron en la cuenta de que podía existir alguna relación entre la querella y Alfonso Guerra. Incluso lo de Juan Guerra pudo surgir después como represalia: si se atan cabos, cronológicamente se enlazan muchas cosas. Está claro que desde ese momento el ‘rayo de Dios’ cayó sobre nosotros y también sobre Alfonso Guerra», confiesa José Molina.
Conflicto de intereses.
En el año 91, concretamente en marzo, la Dirección General de Seguros del Ministerio de Hacienda sanciona a los seis directivos de la mutualidad con inhabilitación por diez años. Y el 28 de junio de ese año se da orden de disolución de la mencionada entidad, que aparece en el BOE el 18 de julio. Según fuentes próximas al Ministerio de Hacienda, a 31 de diciembre del 91 la mutualidad presenta un agujero de 4.350 millones de pesetas. Fuentes de televisión aseguran que ese mismo año se citan José Molina y Jesús Martín, director de TVE en la etapa MIró, en presencia de una periodista de ABC. Las mismas fuentes aseguran que en esa entrevista Molina habla del treemendo agujero que tiene la mutualidad y le pide que Pilar Miró les eche una mano…
¿Venganza personal, política, afán de justicia?: «Se ha generalizado la imagen de que tras la querella de Pilar Miró podía estar el propio Alfonso Guerra. Yo no soy amigo de Guerra ero, humanamente, es mucho mejor que Felipe González, a mí el presidente me ha decepcionado. Yo fui una persona que creyó en el cambio del PSOE y, aunque jamás milité, si ayudé a que un día ganara las elecciones», dice con nostalgia mal disimulada José Molina. Sin embargo, le preocupa que se vincule el proceso a Pilar Miró con determinadas servidumbres políticas. ¿Qué personas próximas a Alfonso Guerra estaban interesadas en la presentación de la querella contra Pilar Miró? No le puedo decir. Lo que sí le aseguro es que ahora nos hemos quedado solos en el mantenimiento de esta querella, los políticos se han lavado las manos: los del PP han tirado la piedra y escondido la mano. Los guerristas han acabado mirando para otro lado, como diciendo ‘yo no tengo nada que ver con eso. Pero soy hombre leal a mis amigos, aunque mis amigos no lo sean conmigo. Da la impresión de que entre guerristas y felipistas comenzó la pelea, y nosotros hemos sido las víctimas porque para cargarse la mutualidad han sacrificado a cuatro mil quinientos trabajadores y dos mil pensionistas. Pero tomamos la iniciativa de actuar personalmente contra Pilar Miró porque había indicio penal. uede que la iniciativa favoreciera a los guerristas, pero ¿y al Partido Popular? ¿No le favoreció?», se pregunta José Molina.


07 Julio 1992
La absolución
LA SENTENCIA absolutoria de la ex directora general de RTVE Pilar Miró de los delitos de malversación de fondos por un total de 8,5 millones de pesetas da la razón a la inculpada, quien explicó que las irregularidades se debieron más a una mala información que a un deseo de malversar los fondos públicos.El que el fiscal del caso retirara la acusación en el transcurso de la vista fue ya un dato relevante. Todo indica que en la investigación sobre la inculpada, como señaló ayer el ponente de la sentencia, Carlos Ollero, «no se ha acreditado que ninguna de las facturas y desembolsos tuvieran como motivo la disposición de un gasto de naturaleza particular y privada».
Se cierra, pues, un asunto nada ejemplar por varios motivos: porque la inculpada cometió -sin pretenderlo- un error al utilizar un dinero público para fines no previstos o aceptados, enmendado posteriormente con su dimisión y la devolución del importe ‘de los gastos de discutible justificación. Porque el linchamiento moral y público al que fue sometida en los mes es previos a su juicio era, evidentemente, injusto y desmedido, por más que su obcecación inicial en no reconocer el error estimulara la irritación de la mayoría. Y, por último, porque la petición de la acusación particular ejercida por la Unión de Técnicos y Cuadros de RTVE -14 años de prisión basándose en un delito continuado de malversación- remite más a un deseo de revancha que a una lógica de los hechos. Un asunto lamentable resuelto con sentido común.


17 Junio 1992
La Miró
Felices, dorados e ingenuos tiempos aquéllos en que el mayor pecado, el único pecado de la democracia eran las bragas de la Miró, de Pilar Miró, compradas con cargo al Presupuesto. Hoy, la picardía de la Miró, a quien se vuelve a juzgar, es como la de una párvula que pispa una goma de borrar. Hoy, las picardías de las nuevas pícaras (Posadas/Preysler) son picardías de muchos miles de millones, y sin la coartada siempre sentimental de las braguitas. Dinero en crudo, sólo el color y el olor del dinero, o sea Filesa, Naseiro, Ibercorp, Juan Guerra y por ahí. Resultaba anacrónica, conmovedora, frágil, injusta, la imagen de Pilar Miró, ayer, viñeta de mujer fea y fuerte, ante los fiscales, los jueces, los abogados y el pelotón de fusilamiento de los fotógrafos, sentada sola en un banquillo que debiera estar populoso de agentes de Bolsa, gobernadores de Banco, ex superministros, la tribu urbana de los Guerra y garcíavalverdes, a más de algún que otro Naseiro. Ella, Pilar, dice que hay una venganza personal funcionando contra ella. Uno piensa que el ser mujer y sola, niña y libre, es lo que la ha perdido, porque la Ley es macho. Machista. Aquí escandalizan más unas bahamas con cargo al Presupuesto que un Banco fantasma cuyo cliente más significado es don Mariano Rubio, que se cobraba y pagaba a sí mismo, por lo que se va sabiendo. El trapicheo de miles de millones es cosa de hombres. Ya ven que Isabel Preysler se ha enterado de lo millonaria que era por los periódicos, como si jugase a la primitiva. La perfecta casada, la pierna quebrada y en casa. Esto es así desde fray Luis de León. Pero la Miró anda por libre, hoy aquí, mañana allí, y eso en España no se perdona. Las mujeres de nuestra política, como las de la Mafia, deben quedarse siempre en casa, andar por casa de mantilla y rezando, sin enterarse de nada. Pilar Miró no ha tenido la protección de centuriones y policías que los señores Rubio y Boyer cuando fueron a declarar. Pilar Miró, todavía con su aire del bachillerato, con algo de chico malo de las canteas, ha entrado y salido sola, indefensa, pueril, lapidada de flashes y preguntas como la mujer adúltera del Evangelio. Felices tiempos aquéllos, dorada época, ingenuos días en que el mayor escándalo nacional eran las bragas Loewe de la Miró. Hoy el incidente es puro minimalismo, minimal/art, en desproporción grandiosa con las estafas nacionales en que aparecen como suspectos los grandes políticos y banqueros. Aquello era la picaresca y esto es la corrupción, aquello era el pispe de una niña mala y esto es la deflagración organizada de las instituciones y el dinero, aquello sólo era un armario lleno de vestiditos para ese patito feo que es la Miró, y esto es toda una teoría de armarios, cada uno con su cadáver dentro. Fuimos los primeros en denunciar las vanidades vanilocas de la chica de la tele, pero entonces España era virgen, ya que no ella, la chica, y hoy España está emputecida por el complot, la conjura, la especulación, la corrupción y el escándalo de los teléfonos, las televisiones, las agresiones personales y el bingo bursátil de la china. La vuelta a los pecados veniales y colegiales de la Miró es la vuelta a la inocencia, a la infancia colectiva de un país que se creía nuevo, a una España ética y simple que se escandalizaba de todo y de nada. Hoy, cuando las mafias bancarias y las cintas ominosas andan por la calle como una invasión turística de serpientes pitón, mejor sería no volver a aquello de las bragas, que nos da por contraste la desmesura de nuestro empecatamiento, la dimensión de nuestra vergüenza. Pilar, amor, violaste nuestra virginidad democrática, pero éstos nos traen como puta por rastrojo.


17 Julio 1992
Pilar Miró: "Corleone alza la ceja y sus chicos disparan"
Pregunta. Cuando escuchó su absolución, ¿lloró?
Respuesta. En ese momento, no, la sentencia era muy larga. No por fuera.
P. Por dentro, lloró ¿de alegría? ¿Con ira?
R. No exactamente, por eso. Casi era el premio al esfuerzo. La sentencia es el resultado de un trabajo muy bien elaborado por la defensa, y del trabajo serio de la fiscal.. Aunque supongo que la decisión tiene también una vertiente política.
P. Pero ¿además de las consideraciones jurídicas, cree que el tribunal ha respondido al juicio político al que estaba sometida usted fuera de la sala?
R. Aunque se haya desarrollado un juicio penal, el fondo no era penal, era político. El presidente de la sala no quería que se celebrara un juicio político, que es el camino por el que iba la acusación. Pero en las sesiones se celebraba en cierta manera un juicio político. El más mezquino que una persona puede tener por lo que se prestaba a la vejación personal, para mí lo más hiriente.
P. El acoso contra usted ¿arranca de que tenía acceso directo, por amistad, a Felipe González y a que escapaba al control de quienes mandaban en el aparato del PSOE?
R. Sin duda. Para mí fue una trampa inesperada…
P. ¿Fue llevada a una trampa?
R. A muchas.
P. ¿Qué trampas?
R. Yo hice propuestas de gestión que el Consejo de Administración impidió que se realizasen con la normalidad. Simplemente para impedir que mejorase la gestión. ¡Alegar, como se hizo, que así no se defendían los intereses de RTVE, cuando en dos años se triplicaron los ingresos del Ente! Ese tipo de barbaridades solían decir los consejeros socialistas. ¿Dónde están hoy esos consejeros?
P. ¿Por qué el PSOE quería obstaculizar la labor de uno de sus principales cargos públicos?
R. La ejecutiva del partido no estaba de acuerdo con que se cambiara la gestión del Ente. Ni con que se cambiara a la persona que estaba antes que yo [José María Calviño]. No contaban con ese cambio y sí con el suficiente poder como para que eso estuviera atado y bien atado.
P. Tras esa experiencia ¿cree que se puede defender la independencia en un cargo público y sobrevivir a las luchas por el poder en un partido?
R. Se puede ser independiente militando en -un partido, pero se acaba mal. Se acaba teniendo que elegir entre tu independencia y el partido, si ejerces un cargo.
P. Después de haber abandonado la militancia en el PSOE, en 1989, ¿se siente huérfana o independizada políticamente?
R. Me siento libre.
P. ¿Qué ha ocupado el lugar de ese compromiso político: el escepticismo, la reclusión en la vida profesional y privada?
R. No. Sigo en la política. Siempre he peleado y seguiré peleando. Mi compromiso es. el mismo: ser una persona con una clara ideología de izquierdas.
P. ¿Qué es hoy ser de izquierdas?
R. Ser hoy de izquierdas es ser un perro verde. Yo creo que ser de izquierdas consiste, entre otras cosas, en que el interés común prime sobre el interés personal, fundamentalmente.
P. ¿Ha sentido cerca en todo este tiempo, durante el procesamiento, a su amigo González?
R. Sí, a su manera.
P. Hay interpretaciones de la cercanía que pueden acabar pareciéndose mucho a la lejanía.
R. Yo siempre lo he sentido cerca, quizá porque sé lo que piensa. Quizá porque yo, se lo pongo bastante fácil. No le pido que haga excepciones conmigo.
P. Porque no le pide que le proteja.
R. Sí. Además, pienso que no me tiene que proteger.
P. Pero podía haber evitado el acoso político..
R. Yo sólo digo que no lo ha hecho. Que podía haberlo hecho, y que no lo ha hecho.
P. Ha rehuido identificar al responsable político de que haya estado en el banquillo. Pero si se tiene en cuenta que el acusador fue persona de confianza de Calviño y éste de la plena confianza de Guerra…
R. No hable en pasado, hable en presente.
P. ¿Sigue ejecutando Calviño las instrucciones de Guerra?
R. Creo que sí. Cuando Corleone levanta la ceja, sus chicos disparan.
P. ¿En la política o en los negocios?
R. En los negocios de la política. Por ejemplo, Renfe. Y no le digo más y hay mucho más.
P. Le preguntaba que se puede deducir que el responsable político de que usted haya ido a los tribunales es Guerra. ¿No?
R. Uno de ellos.
P. ¿Los otros están también en la ejecutiva del PSOE?
R. La mayor parte.
P. ¿Quiere decir que en la dirección del PSOE hay quienes intentan condicionar al presidente del Gobierno?
R. Yo creo que lo condicionan de alguna forma cuando pueden, o cuando se deja y no suele. De ahí el difícil equilibrio mantenido sin acritud.
P. ¿Le consta si Calviño, usó dinero de RTVE para pagar gastos de representación irregulares?
R. Constan las auditorías de los años 1984 y 1985 realizadas por la misma persona que efectuó las de los años siguientes.
P. ¿También se compraba ropa interior con cargo a los presupuestos de RTVE?
R. No se sabe lo que se compraba, porque él no necesitaba justificar los gastos. Me remito a las auditorías que le he citado, que han estado secuestradas hasta la mitad del juicio.
P. ¿Quizá Calviño fue más listo, aunque no más austero?
R. No más listo, ni más austero. Más político, y con un equipo con muchas ramificaciones.
P. ¿Quiénes están en ese equipo?
R. Gente que tiene el poder del aparato. ¿Quiénes son?
P. El secretario de organización del PSOE se llama Txiki Benegas; el ex secretario de finanzas, Guillermo Galeote…
R. Alguno está ahora en la nevera ¿no?
P. En cierto momento dijo que el final de Guerra sería terrible. ¿Lo ve próximo?
R. No, no mucho.
P. Pero ¿no cree que mucha gente seguirá pensando que usted se pasó al cargar en los presupuestos ciertos gastos suyos?
R. Por eso peleo, por que la gente no siga pensando eso.
P. ¿Volverá a la política, a un cargo público?
R. No he me ido de la política. No me planteo lo del cargo.
P. El abandono del PSOE ¿ha conllevado el alejamiento de esa familia política…
R. Yo no tengo familia. Y política, menos. Yo conecto y trabajo con las personas con las que me entiendo. Ésa es mi tribu.
P. No ha sustituido un partido político por otro.
R. No creo que en el PSOE todos sean abominables, en absoluto. Hay muchos, pero no todos.
P. ¿Volverá a votarle?
R. No está muy claro a quién se puede votar para que arreglen un poco las cosas, no las del 97. Hay incógnitas, como qué va a pasar en Izquierda Unida, la opción que más me interesa: si ganan los realistas o los iluminados.
P. Lo suyo con el PSOE se llama desencanto.
R. Hombre, yo recuperaría al PSOE de la oposición. Si tengo alguna nostalgia del pasado es de ese PSOE. Pero aquello es irrepetible. El aire fresco podría estar en un grupo de izquierdas, sólido, en la oposición, y eso puede serlo IU.
P. El discurso político de su amigo Felipe González…
R. A mí no me interesa el discurso de González ahora mismo. Sé que él tiene bases suficientes para pensar que ese discurso, el de la convergencia con Europa y el de nuestro futuro, es el que tiene que meter al ciudadano en la cabeza. Y ante el exterior creo que es el adecuado. Pero aquí, su discurso me parece equivocado. El que cada año nos remita a los dos o tres años siguientes, no me interesa. Me preocupa más el mañana, el hoy.