30 abril 1946
"Fui torturado por los norteamericanos"
Juicio de Nüremberg, declaración del nazi Julius Streicher: «No creo técnicamente posible que se haya asesinado a 5 millones de judíos»
Hechos
El 29 de abril se produjo la declaración del acusado Julius Streicher en el juicio de Nuremberg.
Lecturas
LAS FRASES DEL ACUSADO:
«No creo que hayan muerto cinco millones de judíos porque, entre otras razones, lo considero técnicamente imposible. Sólo me merece crédito el testamento de Hitler. Creo que no hubo ejecuciones en masa como se ha pretendido en el proceso. Las muertes no fueron resultado de un plan premeditado, sino de los últimos actos de hombres desesperados, porque se les acorraló y amenazó con la muerte».
«Nunca quise provocar odio o irritación contra los judíos. En el partido nazi Martin Luther sí era un antisemita y si las circunstancias y el momento hubiesen sido diferentes, probablemente Martin Luther se sentaría aquí, en mi lugar».
«Hitler siempre nos decía que Stalin era un hombre que él admiraba, un hombre de acción pero que estaba rodeado de judíos».
«Es cierto que ordené la sinagoga judía de Nüremberg, pero no era por ningún sentimiento anti-judío, sino porque su arquitectura oriental no armonizaba con el estilo de la vieja ciudad medieval».
«Mantengo, como publicamos en ‘Der Sturme’ que los judíos cometieron asesinatos rituales y religiosos y lamento que mi propio abogado defensor se haya negado a presentar el caso de un tribunal checo que juzga uno de estos asesinatos llevados a cabo por judíos».
«Sólo he estado una vez en un campo de concentración, fue en el de Dachau y acudí para pedir que los internados políticos pudieran pasar la Nochebuena en un campamento».
«He perdido el 40% de mi oído por las torturas de que fui víctima en Freising, donde los norteamericanos me apalearon y me dejaron sin ropa durante cuatro días».
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El Análisis
Entre los mariscales, ministros y jerarcas del Tercer Reich juzgados en Núremberg, la presencia de Julius Streicher parecía anacrónica, casi grotesca. No fue general, ni ministro, ni mando de las S. S., ni diseñador de invasiones, ni arquitecto del exterminio logístico. No asistió a Wannsee ni firmó órdenes de deportación. Pero su papel fue esencial: Streicher era el rostro mediático del odio racial, el profeta del antisemitismo más virulento del régimen nazi. A nivel político no pasó de ser Gauleiter de Franconia Media, pero a nivel mediático como editor del semanario Der Stürmer, difundió durante años la más visceral propaganda antijudía. Afirmaba que los judíos realizaban rituales con sangre humana y eran una amenaza para la supervivencia del pueblo alemán. Su periódico fue, para muchos, la puerta de entrada al antisemitismo nazi, una herramienta decisiva en la deshumanización que precedió al Holocausto. Sin Himmler, ni Hitler, ni Goebbels en el banquillo, la presencia de Streicher ayudaba a que el antisemitismo también fuera juzgado en este proceso.
La justicia internacional no ignoró esa influencia. Su inclusión entre los principales acusados del Juicio de Núremberg fue una decisión simbólica y necesaria: demostrar que el genocidio no se construyó solo con armas, sino también con palabras. Streicher negó ser antisemita, culpó a Martin Luther (ya fallecido) de ser el verdadero ideólogo del odio dentro del gobierno, y jamás mostró remordimiento por lo que había publicado o fomentado. Fue condenado, no por crímenes de guerra ni por conspiración, sino por crímenes contra la humanidad, por haber preparado moralmente a un pueblo para la masacre. Su ejecución, culminada con un último grito de «¡Heil Hitler!», cerró el juicio con una lección inquietante: las ideas, cuando son de odio, también matan.
JF Lamata