8 mayo 2007

Julio Segura nombrado nuevo Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en sustitución del dimitido Manuel Conthe

Hechos

El 7 de mayo de 2007 D. Julio Segura asumió la Presidencia de la CNMV.

28 Abril 2007

Consenso en la CNMV

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), para cuya presidencia propuso ayer el Gobierno a Julio Segura, lleva sufriendo desde 1996 graves convulsiones que amenazan con arruinar la credibilidad y respeto que debe imponer a los inversores. La crisis más grave fue sin duda la del escándalo Gescartera, de infausta memoria por las connivencias de algunos de sus altos cargos con los acusados de montar el gigantesco timo. Por varias razones, la inestabilidad interna de la institución no ha acabado de corregirse después. La dimisión de Manuel Conthe, por peculiar que sea su figura y por infundadas que resulten las indemostradas acusaciones de sumisión del Consejo al Gobierno en el caso de Endesa, sugiere que la CNMV necesita una meditación a fondo del modelo de gestión que debe seguir para convertirse en un órgano respetado como la SEC estadounidense.

Muchas opiniones políticas y periodísticas insisten en que debe reforzarse su independencia. Pero hay que precisar cómo se cumple ese objetivo. La sugerencia de que pase a depender del Parlamento o de que su órgano de dirección sea pactado por los partidos, transformaría seguramente a la CNMV en una réplica de las mayorías parlamentarias. Se han comprobado las nefastas consecuencias de tal modelo en las trifulcas del Tribunal de Defensa de la Competencia o en la parálisis funcional del Consejo de Seguridad Nuclear. Sin embargo, sería útil que el presidente de la CNMV acudiese al Congreso a presentar su programa o líneas de actuación y a examinarse ante los diputados sobre su independencia y actitudes.

El problema real no es de dependencia orgánica, como sostuvo interesadamente Conthe, sino de mantener la autonomía de sus decisiones en un clima razonablemente tranquilo. Que se eviten la sombra de la corrupción y las tensiones políticas de la época de Pilar Valiente y Luis Ramallo o los sobresaltos metafísicos de la de Conthe. Pero para ello no son necesarias drásticas reformas legales. Conviene recordar que el Consejo de la CNMV es un órgano colegiado; y que el presidente es uno más de sus miembros. Por eso, la principal tarea de Segura será la de recuperar el hábito del consenso entre los consejeros. De forma que en todas las decisiones relevantes exista el acuerdo mayoritario.

Sin confianza interna no se puede transmitir seguridad a los inversores; y por esa razón, una reforma corporativa muy útil sería que el vicepresidente de la institución fuera propuesto por el presidente. Segura tiene una ingente tarea por delante.

08 Mayo 2007

Afán de revancha

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Manuel Conthe ofreció ayer una nueva muestra de su afán de notoriedad durante la toma de posesión de su sucesor, Julio Segura. Con un sentido de la oportunidad manifiestamente mejorable, informó a los periodistas de que, en diciembre de 2004, el vicepresidente de la Comisión, Carlos Arenillas, recibió de la Oficina Económica del presidente del Gobierno, entonces dirigida por Miguel Sebastián, un informe que documentaba irregularidades en la venta de FG Inversiones Bursátiles, controlada por el que hoy es presidente del BBVA, Francisco González, a la sociedad Merrill Lynch. Conthe revela ahora, según su propia explicación, la inapropiada visita de Arenillas a la Oficina de la Presidencia para salir al paso de quienes han puesto en duda su palabra sobre las presiones de ese órgano de La Moncloa

La memoria del ex presidente de la CNMV es selectiva. Se le ha olvidado detallar su muy dudoso comportamiento en aquel caso. Por ejemplo, que citó públicamente a un redactor de la cadena SER como denunciante de las irregularidades en la venta de FG Inversiones, a pesar de que el periodista solamente le expuso que disponía de una información que requería ser contrastada; que el documento fundamental del caso, una denuncia de un desfase contable de al menos 800 millones de pesetas en la venta de FG, desapareció de los archivos de la CNMV sin que Conthe pudiera explicar cómo o cuándo; y que la CNMV cerró en apenas 72 horas una investigación que podía haber afianzado entonces la credibilidad de la Comisión.

Conthe tendría que explicar cómo es que su acrisolada independencia le permitió ocultar entonces el origen espúreo de la denuncia presentada por Arenillas y no acudió presto al Congreso a denunciar la insoportable presión de la presidencia del Gobierno. También merece una explicación cómo es que con tantas y tan poderosas influencias exteriores, la CNMV cerrara la investigación sin más. Ya debería haber aprendido el ex presidente de la CNMV que la autonomía de una institución no se manifiesta en no recibir presiones, indicaciones o sugerencias, sino en el ejercicio diario de resistirlas con argumentos y criterios legales bien formados.

La torpeza de la Oficina Económica del presidente transmitiendo dosieres sobre operaciones dudosas es, sin duda, incalificable; la pobre gestión del Gobierno en la resolución de la crisis provocada por Conthe, también. Pero todo arranca con el nombramiento de Conthe, que nunca dispuso de las cualidades de discreción, mesura y análisis ecuánime de la realidad que debería tener el máximo responsable de un organismo regulador financiero.