1 marzo 2004
Los detenidos son Gorka Vidal e Irkuz Badillo, que fueron interceptados en Cuenca conduciendo las bombas que, aparentemente, pretendían hacer estallar en plena campaña
La Guardia Civil detiene a dos etarras que cargaban 536 kilos de explosivos para hacer volar la sede del diario LA RAZÓN
Hechos
El 1.03.2004 la prensa informó de la detención de Gorka Vidal e Irkuz Badillo.
Lecturas
Los detenidos son Gorka Vidal e Irkuz Badillo, que fueron interceptados en Cuenca conduciendo las bombas que, aparentemente, pretendían hacer estallar en plena campaña. Se especuló con que su objetivo era hacer volar la sede del periódico LA RAZÓN.
01 Marzo 2004
Vivos gracias a la Guardia Civil
No han cesado las llamadas telefónicas en toda la tarde. Escritores, académicos, intelectuales, políticos, sindicalistas, empresarios, deportistas, artistas, lectores anónimos y, sobre todo, compañeros de profesión, me han llamado para expresar su solidaridad con el periódico. ‘Estáis vivos de milagro’ ha sido la frase más repetida. A todos he contestado lo mismo: “Estamos vivos nosotros, tal vez otros destinatarios del atentado, gracias a la Guardia Civil”. Gracias a que unos agentes ejemplares han sabido detener a unos asesinos, interceptando la brutal carga explosiva que hubiera producido, quizá, centenares de víctimas. El objetivo según los propios etarras y según lo difundido por los canales de televisión, era LA RAZÓN. Yo no descarto que los terroristas hayan mentido para ocultar otros propósitos.
En todo caso, ahora se comprende bien la atrocidad del acuerdo de Carod-Rovira con Josu Ternera: ‘Asesinad en España, pero no en Cataluña y a cambio podéis contar con mi apoyo institucional’. Estaba claro que ETA iba a intentar y continuará intentando su gran atentado. Es su tarjeta de visita, rubricada por estas palabras: “a ver si aprendéis. Si os ponéis de rodillas como Carod-Rovira no habrá atentados. Pero para ello tenéis que ceder en todo”. A Ángel Acebes hay que ponerle un diez por la contundencia de sus declaraciones ayer.
Desde hace veintisiete años vivo custodiado por una eficacísima escolta, ante la eventualidad de un atentado etarra. He cumplido siempre con mi obligación profesional de informar a los lectores, a los oyentes, a los espectadores. Los equipos que han trabajado a mi lado nunca se pusieron nerviosos ni perdieron la serenidad ante las amenazas. Se limitaron a ejercer su derecho a la libertad de expresión y a su deber de trasladar la información a la ciudadanía. Nosotros, los periodistas, somos los administradores de un derecho ajeno: el que tienen los ciudadanos a estar informados. Tres paquetes bomba fueron enviados a este periódico tiempo atrás. Uno fue detectado en Correos, los otros dos en nuestras pantallas y se explosionaron aquí.
LA RAZÓN era en esta ocasión, muy probablemente, uno de los objetivos de los terroristas, como podían haberlo sido los demás periódicos, las emisoras de radio, los canales de televisión, las instalaciones que albergan a los partidos políticos, a los bancos, a los grandes almacenes, a los jueces, a los empresarios. Todos estamos en el punto de mira de ETA, porque todos luchamos contra la banda, cada uno desde su alfar, cumpliendo nuestro deber con la mayor eficacia posible.
Gracias, en fin, a los lectores de este periódico. Ellos con su apoyo hacen más fácil que sigamos informando cada día con la serenidad, la moderación, la liberalidad y el pluralismo con que siempre lo hemos hecho. Ayer, la Redacción de LA RAZÓN, con su director José Antonio Vera al frente, trabajó con absoluta normalidad, sin alteraciones ni aspavientos, como debe ser.
Luis María Anson
01 Marzo 2004
No era Cataluña
LA RAZÓN sale hoy con normalidad y todo parece indicar que aquellos que pactaron la tregua con Carod tenía intención de segar algunas vidas de este periódico. Felicidades a Carod y a sus amigos porque el atentado no era en Cataluña. Los que trafican con armas se llaman traficantes, y a los que negocian con la mafia se les llama mafiosos. Felicidades al PSOE por gobernar gracias a los mafiosos. Zapatero tiene muy difícil convencer a los ciudadanos de que pueda llegar al poder sin su ayuda. Él sabrá a qué carta juega. Él sabrá por qué ha puesto su vida en manos de un megalómano llamado Maragall. Él sabrá por qué no ejerció su liderazgo cuando toda España le estaba observando.
ETA mata; los que negocian con ETA negocian con la muerte; los que gobiernan con los que negocian con ETA tienen que admitir que se lo repitamos mil veces hasta que dejen de hacerlo. O hasta que los terroristas nos maten para que no lo digamos. Ayer ya lo planearon.
Miguel Ángel Rodríguez
01 Marzo 2004
ETA, a la desesperada
Al interceptar en Cuenca una furgoneta cargada con más de 500 kilos de explosivos que ETA planeaba utilizar en un atentado en Madrid, la Guardia Civil rindió ayer un doble servicio a los ciudadanos. El primero y más evidente fue impedir una espantosa carnicería; el segundo, frustrar este nuevo intento de la banda terrorista por perturbar la campaña electoral e imponer de forma totalitaria su propia agenda.
El atentado que planeaba ETA podría haber sido de una particular brutalidad. La explosión de la furgoneta bomba habría podido matar a muchas personas y causar enormes daños materiales. En claro declive político, rechazada por la gran mayoría de la población vasca, ETA pretendía conseguir una reaparición espectacular y sangrienta. Un atentado para compensar la evidencia de que su capacidad operativa está muy mermada, tras una larga y exitosa serie de acciones policiales y judiciales.
Hace unos días, todos los partidos catalanes, con excepción del PP, se congregaron en la barcelonesa plaza de Sant Jaume para escenificar su rechazo a ETA y a la tregua que ha anunciado tan sólo en el territorio catalán. Si los dirigentes y militantes de esta banda no fueran unos completos autistas políticos ensordecerían ante el mensaje que se les envía desde Euskadi, Cataluña y el resto de las comunidades del Estado español: hace ya muchos años que deberían haber renunciado para siempre a cualquier tipo de acción violenta. El fracaso de ETA es tan enorme como su brutalidad. Pero de la jornada de ayer cabe lamentar que todo lo que tuvo de meritoria, profesional y oportuna la actuación de la Guardia Civil, lo tuvo de torpe, demagógico y oportunista el ministro Acebes al informar de esta operación policial y añadirle un estrambote contra Carod Rovira.
Acebes, que hablaba en rueda de prensa institucional desde la sede del ministerio, tendría que haberse limitado a subrayar la unidad de los demócratas en el rechazo a ETA. Esto es lo que exige el Pacto Antiterrorista, uno de cuyos objetivos es impedir el uso partidista de las acciones de los pistoleros. Pero Acebes, sabiendo que estamos en plena campaña electoral, no pudo resistir la tentación de hacer unos comentarios que quiso sarcásticos y fueron grotescos sobre Carod Rovira, el dirigente de ERC que cometió un error y una deslealtad monumentales al reunirse con ETA. La intención electoralista de esos comentarios fue obscena, pero, por si quedaba alguna duda, otros dirigentes del PP -Michavila, Zaplana, Arenas- se hicieron eco de los mismos en sus mítines, extendiendo su ataque, además, a los socialistas. Es un ejemplo lamentable de sectarismo. El rechazo a ETA debe ser sin paliativos y sin apostillas miserables que sólo pretenden llevar el agua al propio molino electoral.
01 Marzo 2004
Dinamita y acusaciones
Es curioso comprobar cómo, en tiempo electoral, cualquier hecho – todos los hechos – tienden a reconvertirse en material de combate dialéctico a fin de asegurarse cada cual un mejor resultado en las urnas. Y así resulta que la detenciones de dos jóvenes vizcaínos que, al parecer, transportaban una importante cantidad de explosivos en dirección a Madrid, ha terminado por ser el argumento electoral de la jornada del domingo y el material apropiado para los columnistas de ayer.
Luis María Anson – el Ministerio de Interior filtró que LA RAZÓN podía ser el objetivo del explosivo incautado – dedicó su Canela Fina diaria a aplaudir la primera reacción del ministro Acebes: “A Ángel Acebes hay que ponerle un diez por la contundencia de sus declaraciones, ayer”. Y el editorialista, en consonancia con el Fundador, sentenciaba que “no hay electoralismo en decir las cosas como son, en recordar quiénes son los amigos de ETA, los cómplices, voluntarios o simplemente necios”.
No estaba mucho más lejos Miguel Ángel Rodríguez, columnista habitual y ex portavoz del Gobierno de Aznar: “Felicidades a Carod y a sus amigos porque el atentado no era en Cataluña”. Con un tono más moderado, pero también entre los que le hacen la ola a Acebes, EL CORREO ESPAÑOL y EL DIARIO VASCO aseguraban que ‘conviene recordar que, junto al diálogo propugnado desde la interesada temeridad de algunos sectores del nacionalismo, ETA contará con un balón de oxígeno si continúa acaparando la atención del debate público y provocando el enfrentamiento entre los demócratas”.
Será por eso que los de EL MUNDO aclaraban que ‘las palabras de Acebes constituyen un excesivo juicio de intenciones, pero se sustentan en la actitud mantenida por el líder de ERC hasta la fecha”. Cayetano González, también en el periódico de Pedro J. Ramírez alucinaba un poco y, después de aseverar que ‘ETA ha tratado a Carod como un auténtico pelele”, se preguntaba: “¿Quién es capaz de descartar que la primera filtración no saliera del entorno de la banda terrorista? Como la primera filtración correspondió al ABC de Zarzalejos, alguien debería recomendar a Cayetano que no abusara de lecturas excesivamente espirituosas. A los de EL PAÍS, la intervención de Acebes les pareció ‘torpe, demagógica y oportunista’. No cabía esperar otra cosa, ¿verdad?
Maite Soroa