26 mayo 2006

Logró 543 votos de las formaciones de centro y de izquierda frente al voto en blanco en bloque de toda la derecha

La izquierda logra colocar al ex comunista Giorgio Napolitano como Jefe de Estado de Italia en sustitución de Ciampi

Hechos

El 10.05.2006 Giorgio Napolitano de 80 años, fue elegido Presidente de la República de Italia por el Parlamento.

Lecturas

TRIUNFO PARA PRODI

Romano_Prodi_ El primer ministro de Italia, Romano Prodi, líder del centro-izquierda, consideró que la elección del candidato propuesto por su grupo para la presidencia de la República era un triunfo personal para su grupo parlamentario que reforzaba así su gobierno.

DISTANCIA DE BERLUSCONI

Silvio_Berlusconi_Cavaliere Silvio Berlusconi, líder de la derecha italiana, no se opuso a la elección de Napolitano, pero tampoco la apoyó. Il Cavaliere solicitó a Napolitano que cumpliera su papel institucional de ser neutral e imparcial como presidente de ‘todos los italianos’.

EL GRAN DERROTADO

umbertobossi_1992 La Liga del Norte no ocultó su deseo de que su líder, Umberto Bossi, fuera elevado a la presidencia de la República de Italia en lugar de Napolitano. Ante la falta de apoyo retiraron tal candidatura, pero anunciaron que no reconocerían a Giorgio Napolitano como su presidente.

11 Mayo 2006

EL ‘REY HUMBERTO‘ DE LOS COMUNISTAS

Roma. Corresponsal

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El undécimo presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, elegido ayer por el Parlamento tras tres convulsas jornadas repletas de votos en blanco, concentra en su persona todo un hito político para su país: por primera vez, un ex comunista accede a la jefatura del Estado, y está por tanto llamado a representar a todos los ciudadanos italianos. Giorgio Napolitano (Nápoles, 1’25), veterano del antifascismo, miembro del Partido Comunista Italiano (PCI) y artífice del viaje de los ex comunistas hacia la socialdemocracia – en unos tiempos en que socialdemócrata sonaba aquí casi como una palabrota–, tendrá ahora la ardua tarea de reconciliar a las dos Italias que emergieron de las urnas en las elecciones de inicios de abril.

Apodado rey Humberto – por su parecido físico con el último rey de Italia y por sus modos mesurados y hasta cierto punto aristocráticos–, el nuevo inquilino del Quirinal entró jovencísimo en política. En junio cumplirá 81 ańos, y su mandato como jefe del Estado se prolongará un septenio, pero cuenta con una precoz hoja de servicios. A los 17 ańos fundó un grupo antifascista que participó en acciones contra los nazis y, una vez licenciado en Derecho, ingresó en 1’45 en el PCI, del que fue miembro activo durante decenios, aunque siempre en el ala más moderada y reformista. Esta actitud le causó sinsabores e incomprensión dentro de su propio partido, e hizo que se le bautizara como il migliorista (elmejorista),en sentido despectivo.

En aquel momento – sobre todo entre los ańos setenta y ochenta– se consideraba migliorista a aquel comunista que había renunciado a la revolución y que optaba por mejorar la sociedad, sin cambiarla radicalmente y sin pretender la eliminación del capitalismo, con quien creía preciso pactar para reformarlo, corregirlo y hacerlo más humano. Su principal opositor en el partido era Pietro Ingrao, partidario de la línea dura. Este perfil hizo que, durante la guerra fría, Napolitano fuera el único dirigente comunista italiano que viajó a Washington a participar en debates, y que recibía invitaciones de universidades estadounidenses. «Él vio antes que nosotros hacia dónde debíamos ir, y hay que reconocerle el mérito de haber sido el primero en indicar esa vía necesaria», admitió hace pocas semanas Massimo D´Alema, presidente de Demócratas de Izquierda, el partido fundado por los ex comunistas tras la caída del muro de Berlín. «Cuando me acerqué, y luego me inscribí en el PCI (…), me sentí más empujado por un sentimiento de una rebelión moral que por elección ideológica», ha confesado recientemente Napolitano.

El nuevo presidente de la República fue elegido parlamentario para la Cámara de los Diputados siendo muy joven, en 1’53, y desde entonces ha pasado cincuenta ańos en las instituciones, con dos puestos culminantes. Fue presidente de la Cámara – tuvo que dejar por ello su apenas conquistado escańo de eurodiputado– entre 1»2 y 1»4, ańos borrascosos en que los magistrados de Manos Limpias rastreaban la corrupción de políticos y gobernantes.

En 1»6, se convirtió en ministro del Interior del primer gobierno de Romano Prodi. Fue también un hito entonces que un ex comunista asumiera la cartera de Interior, pero no suscitó especial resquemor, pues ya era figura estimada por sus adversarios. En 1»’ Napolitano volvió a ser elegido eurodiputado, y ahí se mantuvo hasta el 2004. Su predecesor en el Quirinal, Carlo Azeglio Ciampi, le nombró el ańo pasado senador vitalicio, y en ese puesto se hallaba, tranquilo y confiado, mientras la coalición de centroizquierda de Prodi fraguaba su candidatura a la jefatura del Estado.

Casado desde hace 47 ańos con Clio Bittoni, licenciada en Derecho como él, Napolitano es poeta ocasional – sobre todo en dialecto napolitano–; ayudó a financiar la primera edición de Los versos del capitán,de su amigo Pablo Neruda, y fue actor teatral de comedia en su juventud. Su afecto a las letras le ha llevado a escribir también para prensa extranjera como LaVanguardia,de cuya sección de Opinión fue colaborador entre los ańos 2000 y 2002.