13 noviembre 1993
El tribunal asegura que será neutral a la hora de juzgar a 'criminales de guerra', pero encabezan su lista los líderes serbios Slobodan Milosevic y Radovan Karadzic
La ONU constituye en La Haya una Corte Penal Internacional para juzgar los crímenes de la Guerra Civil en Yugoslavia
Hechos
El 17.11.1993 se constituyó el Tribunal Penal Internacional en el Palacio de la Paz de La Haya (Holanda).
Lecturas
LOS PRINCIPALES ACUSADOS DE ‘CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD’:
El antiguo líder de la de los Comunistas de Yugoslavia en Serbia se había convertido en el ‘hombre fuerte’ de Yugoslavia y mantenía la aparente intención de, con el apoyo del ejército yugoslavo, conseguir una Yugoslavia ‘unida’ bajo la hegemonia serbia. El TPI le acusaba de apoyar tanto a las milicias serbias en las guerras contra croatas y eslovenos como, lo más importante, ayudar al ejército de la República Serbia de Bosnia, que era quien estaba cometiendo mayores crímenes.
Rakto Mladic y Radovan Karadzic, los líderes militar y político de la República Serbia de Bosnia estaban considerados como los principales responsables de la llamada ‘limpieza étnica’: destrucción sistemática de ciudades y el asesinato a sangre fría de miles de prisioneros y civiles en fuga.
Vojislav Seselj, líder del Partido Radical en Serbia, fue un aliado de Milosevic hasta septiembre de 1993 (cuando acusó a Milosevic de dejar tiradas a las tropas de la República Serbia de Bosnia para mejorar sus relaciones con la comunidad internacional. Estaba acusado de haberse pavoneado de ‘sacar los ojos a los croatas con cucharas oxidadas’. Logró convertir a su partido en el segundo en el parlamento serbio. Tras su ruptura con Milosevic, este le amenazó con ‘entregarle a La Haya’ por su radicalidad. Selsej respondió que ‘le divertiría un viaje a Holanda’, pero sólo si le acompañaba el propio Milosevic.
Franjo Tudjman, el presidente de Croacia, también fue acusado de crímenes de Guerra en su lucha contra los serbios. Junto con él estuvieron líderes croatas como su ministro Gojko Susak. el general Gotovina o el líder de los croatas de Bosnia, Mate Boban.
18 Noviembre 1993
Los criminales
Desde que hace más de un año, el entonces secretario de Estado norteamericano, Lawrence Eagleburger, calificara por primera vez como criminales de guerra al presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, y al líder serbio en Bosnia, Radovan Karadzic, son legión los que se han integrado por méritos propios en la larga lista que éstos encabezan. Mirko Jovic, jefe de los Águilas Blancas, y Zeljko Raznjatovic, alias Arkan, jefe de los Tigres, han presumido públicamente de sus matanzas de civiles en Bosnia y Croacia. Sus hombres han quemado vivos a centenares de musulmanes, violado y mantenido en burdeles para guerreros a miles de mujeres, decapitado o mutilado a niños para sacar a los padres la confesión sobre los escondites de sus ahorros. Ambos son hoy hombres ricos que hacen ostentación por Belgrado de sus riquezas.Vojislav Seselj, aliado de Milosevic hasta hace apenas dos meses, se pavonea de sacar los ojos a los croatas con cucharas oxidadas. Así convirtió su Partido Radical en el segundo del Parlamento serbio. Milosevic amenaza ahora a SeselJ con entregarlo al Tribunal Internacional de La Haya. Seselj respondió que le «divertiría un viaje a Holanda; pero sin la compañía de Milosevic, carecería de sentido».
Ratko MIadic, jefe del Ejército serbio en Bosnia, ya cometió las mayores atrocidades registradas en la guerra de Croacia. En Bosnia, nombrado por Milosevic como ejecutor del líder serbio Radovan Karadzic, dirigió lalimpieza étnica, la destrucción sistemática de ciudades y el asesinato a sangre fría de miles de prisioneros y civiles en fuga.
El líder croata Mate Boban y sus jefes militares en Bosnia, con la complicidad del ministro de Defensa de Croacia, Gojko Susak, son otros candidatos seguros al banquillo. Sin el apoyo del presidente croata, Franjo Tudjman, no habrían podido intentar emular la atroz efectividad demostrada por la parte serbia.
La pasividad de Occidente ante los crímenes contra su pueblo, el odio y la creciente certeza de la imposibilidad de la convivencia interétnica, han llevado a caudillos del Ejército bosnio a entrar también en el juego del crimen. Muchos son los que se han hecho culpables en esta guerra. Quizá hubieran sido menos de no haber dado la impresión el mundo de que al vencedor todo le estaba, permitido.