15 marzo 1993

La revista PANORAMA del Grupo Zeta logró una entrevista en exclusiva a la pareja durante su fuga

La polémica fuga de ‘los amantes de Ayamonte’: El profesor de 34 años, Arturo Romero, que se fue con su alumna Nuria Socorro, de 12

Hechos

  • El 24.02.1993 Nuria Socorro (12 años) abandonaba su casa de Ayamonte (Huelva) declarando estar ‘enamorado’ de su profesor D. Arturo Romero.
  • El día 4.03.1993 la pareja retornó a Huelva. El Sr. Romero quedó en libertad sin cargos al retirar los padres la demanda por secuestro.
  • El día 7.08.1995 la agencia Servidemia informó que la pareja había puesto fin a su relación.

Lecturas

«Antes muerta que sin él»

Al conocer que sus padres no aprobaban su noviazgo con su profesor D. Arturo Romero, Nuria Socorro abandonó su casa y junto al Sr. Romero huyeron de la ciudad.  La familia Romero presentó una demanda por secuestro. El 2 de marzo Nuria se puso en contacto con sus padres y se mostró dispuesta a volver si estos retiraban la demanda y aceptaban su noviazgo con su profesor, cosa que se produjo el día 4. Los análisis acreditaron que entre la pareja nunca se produjeron relaciones sexuales.

¿Negocio con los medios?

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Durante los días que la pareja permaneció oculta (estaban en Ibiza) se especuló con que lo que en realidad planeaban D. Arturo Romero y Nuria Socorro era un negocio para vender entrevistas a medios de comunicación, concretamente se señalaba al Grupo Zeta y al programa ‘Quién Sabe Dónde’ de dirigía el Sr. Paco Lobatón para TVE como los medios que mantenían contactos con la pareja ‘fugada’. Poco después de la detención de la pareja una revista del Grupo Zeta, PANORAMA que diría D. Carlos Carnicero, publicó una entrevista a la pareja realizada durante su ‘fuga’.

D. Carlos Carnicero (director de PANORAMA) habla con J. F. Lamata sobre ‘Los amantes de Ayamonte’:

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08 Marzo 1993

EL ÉXITO BAJO SOSPECHA

Carlos Carnicero

Leer
La honorabilidad y el acierto con el que estos periodistas de PANORAMA han conducido sus responsabilidades profesionales y de ciudadanos no es lo único que me impulsa a proclamar a los cuatro vientos que aquí, en esta historia, nada ha tenido que ver el ruido del dinero.

¿A quién se permite, en medio de este desastre tan minuciosamente descrito por políticos y periodistas, la osadía del éxito? Nadie puede triunfar en la catástrofe. Si alguien tiene la desfachatez de sobresalir a la media, el estado de sospecha determinará un interés bastardo o un método maldito en la superestructura del éxito. En PANORAMA tenemos el ejemplo calentido, como dicen en Madrid los castizos. Tres periodistas de raza, los redactores Juan Luis Álvarez y Francisco Santander y el fotógrafo Carlos Marchante, con la colaboración de Lucía Huélamo y Victoria Iglesias, fueron capaces de localizar en Ibiza al profesor que se había fugado con su alumna. Sin otro ama que una impecable investigación no sólo consiguieron conectar con esta extraña pareja de fugados, sino que organizaron la rápida vuelta de la menor para devolverla a la patria potestad de sus padres. Su labor impecable de periodistas y su gesto de responsabilidad ciudadana no fue respondido por la felicitación de todos. Inmediatamente, el triunfo fue decapitado por la sospecha, el rumor y la insidia. Y apareció un alma caritativa, seguida de una corte de caníbales, que determinó que su presencia en el lugar de los hechos no podía estar originada por el éxito de un trabajo honrado, sino por el peso del dinero. Síndrome enfermo de una sociedad en la que se termina por establecer que lo que no se consigue a golpe de talonario es imposible.

La honorabilidad y el acierto con el que estos periodistas de PANORAMA han conducido sus responsabilidades profesionales y de ciudadanos no es lo único que me impulsa a proclamar a los cuatro vientos que aquí, en esta historia, nada ha tenido que ver el ruido del dinero. Además, está el honor de la familia de Nuria Socorro, a quienes insultan con cualquier insinuación de haber intentado sacar otro provecho de este suceso que no sea la vuelta de su hija a casa. España  sigue siendo el paraíso de antropófagos de nuestras propias desgracias, pero personalmente estoy comprometido en combatir a quienes quieren meter a mi patria cada mañana en la picadora.

Carlos Carnicero