1 noviembre 2001

La presentadora de ANTENA 3 TV se estrena con un entrevista a la presentadora de TELECINCO, María Teresa Campos

La presentadora Ana Rosa Quintana («Sabor a Ti») funda la revista AR editada por el grupo francés Hachette (Lagardere)

Hechos

El primer número de la revista AR salió el 1 de noviembre de 2001.

Lecturas

El Grupo Hachette Filipacchi, cuyo presidente es el Sr. Frank Ténot y sus directivos en España son D. Juan Caño (con rango de ‘Vicepresidente Editorial’) y D. Fausto González (con rango de ‘consejero director general’) ha decidido apostar por una revista femenina asociada a una presentadora de televisión en España imitando el éxito de la presentadora de Estados Unidos Oprah Winfrey con su exitosa revista revista.

D. Juan Caño y Dña. Ana Rosa Quintana (fundadores de la revista AR, en compañía del Sr. Paco Abad, publicitario de Hachette). 

 El grupo Hachette Filipacchí trató muy respetuosamente a Dña. Ana Rosa durante la crisis del libro plagiado ‘Sabor a Hiel’ tanto en TP como en DIEZ MINUTOS, ignorando ese tema y felicitando a  Dña. Ana Rosa Quintana por su 45 cumpleaños. 

A pesar de que la presentadora en Estrella en España es Dña. María Teresa Campos con ‘Día a Día’ en las mañanas de TELECINCO, cadena con la que el Grupo Hachette ya tuvo relación en publicaciones, la presentadora elegida ha sido Dña. Ana Rosa Quintana, presentadora del programa ‘Sabor a Ti’ por las tardes en ANTENA 3 TV. En opinión del Grupo Hachette, la Sra. Quintana encaja más con el perfil de una presentadora que pueda posar en las portadas y, además, ayuda el hecho de que ella sea conocida de D. Juan Caño, ambos entraron a formar parte de la última Junta Directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid donde eran compañeros hasta que el escándalo del libro ‘Sabor a Hiel’ obligó a dimitir a la Sra. Quintana.

El staff de la nueva revista AR está formada de la siguiente manera:

Editora – Dña. Ana Rosa Quintana.

Directora – Dña. Margie Igoa.

Directora de Arte – Dña. Rosa González-Capitel.

Redactora Jefe – Dña. María Jesús Arruti.

Redacción – Dña. Mar Cabanas (Reportajes), Dña. Leonor Hermoso (jefe de Salud), Dña. Gema Peral (Coordinadora de Moda y Belleza), Dña. Pilar Ponce de León (Jefe de Derecho y Trabajo), Dña. Charo Galán (Secretaria de Redacción) y D. Jacobo Delgado (Director Creativo).

El primer cambio relevante de la revista se produce en abril de 2001, después de seis números publicados, cuando, a propuesta de Ana Rosa Quintana Hortal, la periodista Virginia Drake Escribano se incorpora a la revista con el original cargo de ‘redactora jefe de sociedad’ (cargo paralelo al de ‘redactora jefe’ que seguía ocupando María Jesús Arruti).

«BELLEZA ALCANZABLE»

El objetivo de las imágenes de portada de la propia presentadora es mostrar una belleza ‘alcanzable’ para las lectores, el de una mujer cotidiana que puede ser imitada por ellas y no, por tanto, una modelo cuyo posado sea imposible de imitar por estas.

La propia Dña. Ana Rosa Quintana publicará en todos los números de la revista un artículo de reflexión sobre fórmulas para sentirse mejor y la vida más en positivo.

MARÍA TERESA CAMPOS (TELECINCO), ‘MADRINA’ DE LA REVISTA DE LA PRESENTADORA DE ANTENA 3.

El primer número de la revista AR ha decidido inaugurarse con una madrina de lujo: la presentadora de TELECINCO Dña. María Teresa Campos, que acepta así apadrinar el primer número de la revista de una presentadora de una cadena rival como lo es Dña. Ana Rosa Quintana de ANTENA 3 TV. Además pone fin a las especulaciones de una mala relación entre ambas después del choque mantenido entre sus respectivos programas, el matutino ‘Día a Día’ y el vespertino ‘Sabor a Ti’ por el uso de este segundo del tema de ‘Gran Hermano’ para sus coloquios.

 

19 Agosto 2001

Ana Rosa habla de su futura revista con Virginia Drake

Virginia Drake

EL SEMANAL TV

Leer

Virginia Drake: ¿Qué le lleva a ser editora de una revista: el dinero, la vanidad, la ambición?

Ana Rosa Quintana: Necesidad económica no tengo, y tampoco de meterme en más líos. No necesitaba nada de lo que he hecho últimamente, porque nunca he soñado con todo lo que tengo. Pero no sé decir que no: me proponen, me lían y me convencen; soy muy incauta y entro a todos los trapos. Para mí un buen proyecto es como un dulce, no me puedo resistir.

Virginia Drake: ¿Le tienta mucho que en el quiosco haya una revista con su nombre, con su imagen y con su personalidad?

Ana Rosa Quintana: Me parece un proyecto enormemente atractivo. Hace un año y medio que me lo propusieron y pensé que yo no pintaba nada en una revista así, no me consideraba reflejo de nadie. Pasó el tiempo y volvimos a hablar. Me empezó a picar que fuera la primera experiencia en España y que la quisieran hacer conmigo. Empecé a verlo como un reto y me pareció que la revista tenía más alma y menos estética, que la estaban diseñando a mi medida.

Virginia Drake: ¿Es consciente de que le pueden dar más que a una estera en cuanto asome la nariz otra vez?

Ana Rosa Quintana: Supongo que sí, pero tiene otra opción: meterte en tu casa y no salir de debajo de la cama. Cuando surgió la hecatombe del libro, definitivamente di el proyecto por zanjado, pero en plena crisis me volvieron a llamar y entonces me dio un ataque de pánico. Recuerdo que una noche, acostada, me pregunté: “¿Por qué no hago esto?”. La respuesta era clara: por miedo. Por la mañana la decisión estaba tomada: uno no puede pararse por miedo, el miedo te paraliza y eso es terrible. Antes equivocarte que quedarte paralizado.

Virginia Drake: Tiene que ser motivo de orgullo que la elijan para protagonizar un proyecto tan… ¿narcisista?

Ana Rosa Quintana: No voy a negar que me he ilusionado con el proyecto aunque me da un pudor que me muero. La revista no es narcisista, no habla de mí: yo escribo el editorial, hago una entrevista y procuro que los contenidos sean muy positivos; que no se critique, que no haya información del corazón… Pero no es que yo esté orgullosa de mi personalidad y de mi forma de ver la vida. La idea es de Hachette, no es mía. Yo no he pensado en este proyecto para mí: me han elegido ellos, me han convencido.

01 Noviembre 2001

El vértigo de emprender

Ana Rosa Quintana

Leer

Conseguir una dosis de felicidad razonable es una vieja aspiración que, en la práctica, resulta difícil lograr. Sin embargo tiene su truco: fuera el conformismo, la autocompasión, la absoluta entrega a la familia a costa de una misma. Sólo si  adquieres el hábito de quererte y de hacer lo que te gusta podrás alcanzar tus objetivos. Ésta es nuestra apuesta.

La revista que ves hoy por primera vez se puede definir con tres palabras: práctica, positiva y popular. Práctica, porque queremos ayudarte a resolver problemas cotidianos con soluciones imaginativas.

Positiva, porque tu vida puede mejorar con ligeros cambios de actitud como los que vamos a impulsar desde estas páginas. Y popular, porque pretendemos llegar a mujeres de carne y hueso, no a modelos inalcanzables que generan frustración. Todo alrededor de un tema monográfico cada mes… y nuestra primera propuesta no podía ser otra que emprender.

En cuanto a mí, deseo que mi experiencia vital de éxitos y fracasos, caídas y vueltas a empezar, junto a mi forma de ver la vida, puedan servir a otras mujeres. Te invito de corazón a que nos acompañes y nos utilices, que de eso se trata.

Ana Rosa Quintana

01 Noviembre 2001

María Teresa Campos: "He caído muchas veces, pero siempre me levanto"

Entrevista de Ana Rosa Quintana a María Teresa Campos

Leer

Son más de 40 años que lleva comunicando y tiene intención de seguir muchos más. Es madre, abuela y,  por encima de todo, una mujer que nunca se rinde ante las adversidades. Está enamorada de su trabajo pero, sobre todo, lo está de su vida.

Ana Rosa: Tu vida profesional es como un sueño, el de cualquier chica que ha terminado su carrera y empieza a trabajar en una radio pequeñita. ¿Sientes que has hecho realidad tu sueño?

Teresa Campos: Debo reconocer que a mí me resultó fácil. Nunca tuve grandes ambiciones, lo que en esta profesión es un defecto. Pero desde que me puse delante de un micrófono en la radio a los 15 años me he sentido reconocida.

Ana Rosa: ¿Cómo empezaste?

Teresa Campos: Fui a Radio Juventud a ver a mi hermano, que hacía un concurso en el que había que leer un poema con una sola vocal. Me animaron a salir, lo hice, leí como me indicaban – ahora con la a, ahora con la e – sin equivocarme. El jefe de emisiones se fijó en mí y me empezaron a ofrecer cosas en la radio.

Ana Rosa: Entraste en un mundo que por entonces era sólo de hombres…

Teresa Campos: Pero nunca he notado desventajas por el hecho de ser mujer. Siempre he tenido la consideración  y el respeto de mis compañeros de trabajo.

Ana Rosa: Y siempre has tenido mucho carácter…

Teresa Campos: No lo sé, en el fondo soy muy nerable y muy débil. No sé decir que no, se me puede convencer. Pero en el trabajo cuando saco ese carácter siempre estoy cargada de razón y lo pueden corroborar los que trabajan conmigo, lo que no me gusta es ser injusta. Siempre he luchado contra la injusticia porque he vivido situaciones difíciles.

Ana Rosa: Pero también te han visto llorar.

Teresa Campos: Sí, lloro mucho, soy muy sensible y necesito protección.

Ana Rosa: Sin embargo, no veo en tu biografía que hayas tenido demasiada protección.

Teresa Campos: Es que yo he vivido dos vida y sólo se conoce una. En la primera he tenido una madre súper protectora, he vivido entre varones; fui la única niña de la casa hasta los 12 años y era muy miedosa. Pero llegó un momento, a los 40 años, en que quise tomar las riendas de mi vida. Vine a Madrid sola, superé el miedo y me siento muy orgullosa.

Ana Rosa – ¿Qué te impulsó a cambiar?

Teresa Campos: Yo soy producto de una educación mental y sexual, moral y religiosa, que condicionó mucho mi vida y mi matrimonio. Me casé virgen, por la Iglesia y con mi novio de toda la vida. Mi marido me quería y yo a él, pero a veces no sabes nada y él tampoco… Aunque tenía la fortuna de trabajar porque me casé con un compañero de la radio, si no no me hubieran dejado, y en esto ya me distancié de mis amigas de colegio. Mi trabajo me llenó tanto la vida en mi juventud… Y luego mis hijas de dieron tanta felicidad, que no me di cuenta de lo que me faltaba hasta que, a través de mi trabajo y de la Universidad, donde entré con 32 años, comprobé que el mundo no era como me lo habían contado. Entonces decidí que no me iba a quedar como la mayoría de la gente que conocía.

Ana Rosa – O sea, venir a Madrid ¿fue más una aventura personal que profesional?

Teresa Campos – Fue profesional y personal, aunque antes también viví una etapa maravillosa. Por mi trabajo entré en contacto con gente de la música, entre ellos Serrat, que eran 10 y 15 años menores que yo. Yo iba a sus conciertos y salíamos corriendo con la bandera andaluza… Formé parte de la gente que luchó por la democracia, corrió delante de los grises, se enfrentó a los grupos de Fuerza Nueva en la facultad… Viví con 30, lo que los demás vivían con 20.

Ana Rosa – ¿Lo que más te gusta es la política?

Teresa Campos – Es que yo en esa etapa estaba muy politizada porque eso era estar a favor de la democracia, nada más. Jamás he tenido carnet de ningún partido político aunque tengo mis afinidades. Sí he hecho mucha información política, y cuando ocurrió el 23-F: Leí en Málaga un manifiesto por la democracia y la libertad, que fue uno de los momentos más hermosos de mi vida profesional.

Ana Rosa – Entonces, los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos debieron suponer un shock y un reto a la vez.

Teresa Campos – El horror de ver caer las torres es lo peor que ha pasado en el mundo desde que nací. Me da mucho miedo la rebelión de una parte del mundo, y al mismo tiempo siento cargo de conciencia por ver gente que sufre mientras nosotros vivimos tan bien. Nunca pensé que iba a ver lo que vi. Siempre me angustió el final de ‘El Planeta de los Simios’, cuando se ven unos retos de la Estatua de la Libertad, lo único que queda de una civilización destruida. Pensé, que tontería, nunca pasará. Pasado el miedo y el horror y que hemos visto, espero inteligencia y que se evite una confrontación. Eso debe servir para reflexionar, para comprometernos contra el terrorismo y concienciarnos de que tenemos que hacer un mundo más igualitario.

Ana Rosa – Realmente, tú eres una mujer especial. Llegaste a la televisión a los 43 años, cuando la moda era tener 20 años, medir 1,80 y tener piernas cañón…

Teresa Campos – Sí, porque entonces sólo había una televisión, el hombre era el inteligente y no importaba su aspecto físico. La mujer sólo tenía que ser guapísima. Mi gran fortuna fue la parición de las televisiones privadas., cuando hubo que tener en cuenta la audiencia. Aunque me pilló por los pelos, porque cuando sustituí a Hermida, porque él lo pidió, creo que lo hicieron con la intención de quitarme pronto. Pero no pudieron por la audiencia que logré.

Ana Rosa – ¿De dónde sacas la fuerza? Dicen que lo importante no es no caerse nunca, sino levantarse y seguir.

Teresa Campos – Sí, yo me he caído muchas veces, pero siempre me levanto.

Ana Rosa – ¿Y eso qué te hace sentir?

Teresa Campos – Yo soy muy vulnerable y me puedo hundir… pero un rato nada más. Luego renazco. Me pasa lo mismo en el amor. Por amor he sufrido mucho. He pensado ‘he puesto lo mejor de mí en una persona que ahora veo que no merecí ala pena’. Pero esas cosas me las llevo para ponerlas de nuevo en otra persona que sí lo merezca.

Ana Rosa – ¿Ha llegado el hombre de tu vida?

Teresa Campos – Sí ha llegado ha pasado de largo y no me he enterado (ja, ja, ja). No, no creo en ‘el hombre de tu vida’. Hay quien tiene un hombre toda la vida y es feliz, hay quien aguanta al lado de uno porque se acomoda. Y otras veces hay uno para un determinado momento.

Ana Rosa – Acabas de salir de una larga relación… ¿te apetece volver a enamorarte?

Teresa Campos – ¡Claro! Me ilusiona que me hables tanto de amor, porque significa que no me veis mayor. Hace 20 años a nadie se le ocurría pensar que una mujer de mi edad pudiera volver a ligar.

Ana Rosa – Eres un renacer constante. Rompes una etapa de tu vida y emprendes otra nueva… Una mujer como tú ¿nunca se llegó a plantear el divorcio?

Teresa Campos – Mi marido nunca quiso, pero eso pertenece a mi vida privada. Murió de una forma trágica.

Ana Rosa – La gente sabe que se suicidó.

Teresa Campos – Sí, no tengo nada que ocultar sobre ese tema. Nunca lo he hablado por respeto a él, a su familia y por mis hijas.

Ana Rosa – Pero supongo que asumir un hecho así debió ser terrible.

Teresa Campos – Fue como si, de pronto, escriben la página negra de tu vida. Pero tenía la conciencia tan tranquila, que horas después de que ocurriera pensé: voy a repasar mi vida, a ver si he hecho algo mal. Y a partir de ahí, al margen del horror y de la pena, le lloré como si hubiera muerto de un infarto. Creo que logré que mis hijas lo entendieran así.

Ana Rosa – ¿Te volverías a casar?

Teresa Campos – Sí, sería bonito. Pero he vivido muchos años con una persona que no quería hacerlo, y yo no voy a pedirle a un hombre que se case conmigo. Pero querer es compreterse.

Ana Rosa – ¿Qué valor le das al trabajo?

Teresa Campos – Disfruto de mi trabajo, me encanta mi programa. Pero mi vida son más cosas: mis amigos, mis viajes, comprar ropa… ¡Disfruto hasta de la comida!

Ana Rosa – Quizá haya mujeres que ahora lean esta entrevista y se encuentran insatisfechas con su vida, aunque estén en una etapa fabulosa, pero se han rendido…

Teresa Campos – Yo siempre digo que si uno quiere puede hacer cosas desde la peor de las situaciones. Si tienes inquietudes puedes aprender, leer comprar el periódico, ver la televisión, escuchar la radio, hacer algún cursillo y cultivarte a los 50, a los 60, a los 70…

AR

Juan Caño

Pasando Revista (Pag. 321-328)

Leer

Conocí a Ana Rosa Quintana en la Asociación de la Prensa de Madrid. Ambos formamos parte de la candidatura que ganó las elecciones para conformar la Junta Directiva en 1998. El presidente fue Alejandro Fernández Pombo, exdirector del mítico diario YA, y nosotros, junto a una docena de compañeros, fuimos vocales.

Hasta entonces nunca habíamos coincidido. Ana Rosa ya era famosa por aquel entonces, pues presentaba un programa vespertino de televisión, pero no alcanzaba los niveles de popularidad de los que goza actualmente, veinte años después. Trabajaba de forma incansable, en televisión y en todo lo que se le pusiera por delante, y por eso, se prestó a echar una mano a la Asociación de la Prensa, que es la institución que vela por la defensa de los derechos de los periodistas desde hace casi 150 años.

En los debates que celebraba mensualmente la Junta Directiva para aprobar diversas acciones, el punto de vista de Ana Rosa y el mío eran frecuentemente el mismo y pronto se estableció una buena sintonía entre los dos.

En la Feria de Abril de Sevilla, Hachette tenía una caseta llamada ‘Paco y sus amigos” (está prohibido poner nombres comerciales a las casetas). Esa caseta era utilizada por nuestros comerciales para hacer relaciones públicas con los clientes anunciantes de las revistas y todo el mundo se refería a ella como “Donde mejor se come y peor se baila de toda la Feria”.

Me marqué el farol de invitar a Ana Rosa a visitar la caseta sin saber que ella y Juan, su novio de entonces y hoy marido, poseían su propia caseta a cien metros de distancia. En la suya no corrían las cigalas entre ríos de rebujitos, pero las sevillanas no eran maltratadas.

Nuestra relación quedó reforzada durante la Feria y, unas semanas después, cité a Ana Rosa en un reservado del asador El Molino, en la carretera de Algete, para proponerle que hiciéramos una revista juntos.

Por entonces yo estaba ya entusiasmado con una revista americana que había alcanzado una venta superior al millón de ejemplares nada más salir al mercado con un concepto innovador. Se trataba de la revista O, de Oprah Winfrey, la periodista y presentadora de televisión norteamericana que levantaba verdaderas olas de pasión entre sus seguidores.

La revista O destacaba en el kiosko por su portada: una macheta roja con la sencilla y contundente letra O y una foto de Oprah, distinta cada mes, mostrando su lado más amable. Por dentro, entrevistas, reportajes y consejos, todos llenos de inspiración para ser más feliz en la vida. ¿Quién podría sustraerse a esos encantos?

Era evidente que podríamos fabricar una similitud con el personaje Ana Rosa y ella dijo sí desde el principio. Quedamos en que yo me pondría a perfilar el concepto, formar el cuerpo de la redacción y resolver los detalles técnicos, mientras que Luis Muñoz, por entonces su mano derecha para cuestiones fiscales, legales y de orden práctico, negociaría con Fausto González un contrato de prestación de servicios.

Ana Rosa se comprometia a prestar su imagen, acudiendo mensualmente a las sesiones fotográficas pertinentes, y ostentaba derecho de veto sobre el nombramiento de director/a de la revista. Además debía escribir mensualmente el editorial y hacer una entrevista larga con personajes de su elección.

Todo se puso en marcha con celeridad, pero cumpliendo estrictamente el protocolo de desarrollo de revistas que habíamos establecido y que nos obligaba a preparar números cero y testarlos en reuniones de grupo con potenciales lectoras. El proceso, por tanto, aunque no se perdiera un minuto, requería un trabajo concienzudo durante varios meses.

Además de presentar su programa diario de televisión, colaborar intensamente en lo preparativos de la revista y asistir a numerosos actos sociales, varios de ellos destinados a promocionar la revista entre anunciantes, que ansiaban la posibilidad de cenar con ella, Ana Rosa acababa de terminar una novela.

Se trataba de una historia sobre mujeres maltratadas, tema abordado por Ana Rosa en las diferentes plataformas en las que colaboraba. Su título: Sabor a hiel. Fue editada por Planeta, que vendió 100.000 ejemplares en tan solo un par de semanas, cosechando un éxito editorial con muy pocos precedentes para una primera novela que se presentaba sin el aval de un premio literario.

De repente, se desató la tormenta tras surgir denuncias de plagio. La revista INTERVIÚ publicó párrafos idénticos en la novela de Ana Rosa y en ‘Álbum de Familia’, de la popular escritora norteamericana Danielle Steel. El título del libro de Ana Rosa se convirtió en premonitorio, porque empezó a saberle a hiel.

Al principio, Ana Rosa torpemente atribuyó a un error informático las coincidencias, pero el escándalo continuó creciendo. Antes de que la Asociación de la Prensa solicitara su dimisión de la Junta, ella voluntariamente se dio de baja. Muchos compañeros y amigos comenzaron a darle la espalda.

Yo, no.

Yo comprendí su error. No era la primera persona que contrataba a un ghost writer, ocmo se dice en el mundo anglosajón, o a un negro, como decimos aquí, para escribir una novela. Tampoco iba a ser la última. El problema principal no era haber querido pasar gato por liebre, sino que del gato había sido copiado, había sido robado. Y no a cualquiera, sino a una escritora mundialmente conocida. O sea, chapuza total.

Ana Rosa no era culpable de plagio, sino de exceso de confianza. Por eso yo no le di la espalda. Y ese apoyo en momentos difíciles, ella me lo ha pagado con creces a lo largo de todos estos años.

Nuestro proyecto de revista peligraba. Había que extremar las precauciones para no ser acusado de plagiar la revista de Oprah Winfrey, lo que añadiría leña al fuego… Incluso dentro de la empresa había quien se inclinaba por abandonar el proyecto. Decían que iba a ser un fracaso rotundo.

Mi intuición me decía que no iba a ser así. Si los espectadores de su programa la habían perdonado y continuaban sintonizándola regularmente, ¿por qué no iba a ser igual con una revista que llevara su nombre?

El 17 de octubre de 2000 Planeta anuncia que retira del mercado los últimos ejemplares de Sabor a hiel, después de que Ana Rosa reconociera que había sido ayudaba por su excuñado David Rojo a escribir el libro. Y Ana Rosa hace público el siguiente comunicado:

“El libro está basado en una idea original mía, como mía es la trama, la construcción y el perfil de los personajes, así como la mayoría de los textos… al ser mi primera novela… tuve que recurrir a la ayuda y colaboración de una persona de mi entorno… después de lo ocurrido, y de acuerdo con la editorial hemos acordado retirarla del mercado”.

Nosotros teníamos todo listo para el lanzamiento de la revista: un equipo bien preparado bajo la dirección de Margie Igoa, una campaña de marketing contundente y un concepto de revista original y testado con buenos resultados.

Lanzar era invertir unos dos millones de euros. Ese era el máximo riesgo al que nos enfrentábamos. Un despegue abortado en ese momento limitaría las pérdidas a menos de cien mil euros. Lanzar significaba gastar hasta dos millones a la espera de saber si la revista podía consolidarse.

Cité a Ana Rosa nuevamente en un reservado del restaurante El Molino, de Algete, que era un lugar que le venía bien por su cercanía a Antena 3, donde se emitía su programa entonces. Y allí le anuncié que seguíamos adelante si ella estaba de acuerdo.

Poco después apareció el primer número. La revista se presentaba con un logo rojo y las letras AR. En portada, una pletórica Ana Rosa. Alcanzó un éxito rotundo. Cautivamos de golpe el corazón de casi 600.000 lectoras que encontraron en las páginas de la nueva revista el apoyo emocional ansiado para aplicar un chute de optimismo a sus vidas. Certificamos una venta de 557.214 ejemplares el primer mes. Nadie podía créerselo.

Una nueva apuesta que reforzara nuestra imagen de éxito. Todo iba sobre ruedas. Hachette Francia se frotaba las manos y me pidió que hiciera todo lo posible por llevar a Ana Rosa a un congreso de editores que el grupo celebrada en Deauville.

La revista pronto se convirtió en referente para un tipo de mujer que había abandonado las armas de juventud y deseaba sacar el mejor partido a su madurez.

11 Junio 2002

La televisión en papel: un negocio atractivo, aunque engañoso

VERTELE

Leer
Son cada vez más las editoriales que intentan capitalizar el éxito de programas en revistas. Pero, ojo, un share elevado no garantiza la conquista del quiosco. Sólo una simbiosis total entre un buen producto, una demanda en el mercado y un comunicador relevante puede convertirse en un fenómeno como el de Oprah Winfrey

ARAsí son las cosasMuy saludableGran HermanoJara y sedalMi cartera… Son publicaciones que pretenden, con más o menos fortuna, seguir la estela del éxito de programas de televisión. ¿Por qué no todas consiguen la misma acogida en el quiosco que sus programas homónimos en la pequeña pantalla? Después de analizar las principales “revistas de la tele” que compiten en el actual mercado editorial, hemos llegado a la siguiente conclusión. El mercado del lector no es el mismo del espectador. La televisión no es capaz, por sí sola, de vender un producto mediocre. Puede ser un buen vehículo para el éxito, pero nunca una garantía. Para que éste se de, han de cumplirse tres requisitos: un producto sólido, un hueco de mercado efectivo y un conductor con fuerte capacidad de prescripción sobre el tema que trate la publicación en cuestión. La editorial Hachette (Supertele, TP, Teleindiscreta…) ha demostrado tener una especial sensibilidad para el negocio de la “televisión en papel”. Debutó con Qué me dices, basada en el programa de corazón que presentaban Belinda Washington y Chapis en Telecino, y acertó de lleno, ya que esta publicación ha sobrevivido a la desaparición del programa y, hoy día, es una de las revistas de corazón de gama popular más emergentes, con ventas superiores a los 200.000 ejemplares. Tratando de imitar el fenómeno de Oprah Winfrey y su revista The O Magazine en EE.UU., Hachette y Ana Rosa Quintana lanzaron en octubre del año pasado AR, publicación mensual presentada como “una revista para mujeres, no una revista femenina”. Dirigida y personificada en la presentadora de Antena 3, AR ha sufrido una caída progresiva desde las ventas iniciales. El primer número vendió 400.000 ejemplares. En la actualidad, y a pesar de la fuerte promoción y marketing –por los que ha recibido un premio recientemente-, las ventas oscilan entre los 150.000 y 160.000 ejemplares, según fuentes de la distribución. Hachette se muestra satisfecha por estos resultados aunque en el ambiente publicitario se cree que no está cumpliendo las expectativas. Uno de los motivos argumentados es que el resultado conseguido con AR es una adaptación un tanto artificial de la revista de Oprah Winfrey. A la comunicadora afroamericana se la considera una gurú de la espiritualidad en Estados Unidos, mientras que Ana Rosa Quintana es famosa y conduce un programa de éxito en España, pero no es especialista en ninguna materia. A Hachette tampoco le están yendo las cosas demasiado bien con el reciente lanzamiento de Así son las cosas, publicación semanal sobre el mundo de sucesos basado en el programa de mismo nombre que presenta y dirige en TVE-1 Manuel Jiménez con una audiencia cercana al 21% de share y el millón de espectadores. Por el momento, las ventas oscilan entre los 70.000 y 90.000 ejemplares. Buen producto + hueco de mercado + conductor relevante = éxito Un claro ejemplo de simbiosis editorial-televisiva lo podemos encontrar en la revista Muy saludable, de la editorial Ediprem, S.L. Manuel Torreiglesias dirige esta publicación complementaria del programa de salud de TVE Saber vivir, también presentado y dirigido por él y seguido por una media diaria de 500.000 espectadores y 18% de cuota de pantalla. Un fenómeno curioso acompañó al lanzamiento de esta revista. Ediprem S.L. y Torreiglesias no pudieron bautizarla con el mismo nombre del programa de televisión porque ya existía en el mercado otra llamada Saber vivir los mejores años. Puesto que el registro de la propiedad está dividido en varias categorías, y la televisión y la prensa escrita entran en departamentos distintos, ésta es una situación perfectamente legal y podría darse el caso del surgimiento de revistas con nombres como Sabor a tiDía a día o A tu lado que no tengan nada que ver con los programas de televisión. Gracias a su fuerte capacidad de prescripción en asuntos de salud, así como a la agresiva promoción que lleva a cabo en su programa, Manuel Torreiglesias ha conseguido situar las ventas de su revista entre los 130.000 y 160.000 ejemplares mensuales, siguiendo de cerca a Saber vivir los mejores años, con 180.000 ejemplares (según datos de OJD), lo cual hace pensar que existe una fuerte demanda editorial por contenidos de salud y bienestar que hace posible su convivencia. No todas las “revistas de la tele” están asociadas, necesariamente, al conductor de un programa sino, simplemente, al contenido. Es el caso de Jara y sedal, de la editorial Revista Visión, dirigida a los amantes de la caza y la pesca. Según nuestras estimaciones con distribuidores, esta publicación vende entre 15.000 y 20.000 ejemplares, un resultado aceptable tratándose de una revista altamente especializada. Otro caso similar es el reciente lanzamiento de la revista Mi Cartera, editada por PubliEspaña y basada en el programa de economía homónimo que presenta Mariona Xuclá en Telecinco, cuyas ventas son algo menores, ya que no supera los 15.000 ejemplares mensuales.

La misma editorial de Jara y sedal lanzó la Revista Eurovisión en las semanas previas al Festival, con entrevistas a Rosa y otros chicos de OT, información de los otros candidatos y países participantes, y demás contenidos referentes al certamen. Sólo tuvo un número y una tirada inicial de 200.000 ejemplares. Según publicaba hace unos días el diario Mi Canoa, Revista Visión podría estar negociando ya con José Manuel Parada el próximo lanzamiento de la revista Cine de barrio. Otros programas de televisión que tienen desde hace tiempo su versión en papel son Gran Hermano y Club Disney en Telecinco, así como Megatrix en Antena 3. Según nuestras consultas a distribuidores regionales, la revista mensual del contenedor juvenil de Antena 3, que edita Grupo Zeta, vende entre 15.000 y 20.000 ejemplares. Dos fenómenos inigualables Las primeras y responsables en hacer creer al mundo que el negocio de la televisión en papel puede llegar a ser una mina fueron Martha Stewart y Oprah Winfrey. La cifra de negocio que mueve Martha Stewart con su compañía Omnimedia es multimillonaria. No fue ella quien lanzó la revista inicialmente. En un principio, era propiedad de Time Inc. No funcionaba demasiado bien hasta que ella decidió comprarla en 1997 por 2 millones de dólares. Martha Stewart se aplicó en cuerpo y alma a esta publicación hasta hacerla triunfar y convertirla en lo que es hoy, un negocio de 1.270 millones de dólares y 2.437.970 ejemplares mensuales. Además del programa de televisión sobre estilo en el hogar y la revista de la misma temática con su nombre, el imperio de esta comunicadora engloba una página web, un programa de radio diario, una editorial y una columna sindicada en varios periódico. Pero, sin duda, el paradigma del traslado con éxito de un programa de TV a otros medios, es el fenómeno social protagonizado en EE.UU. por Oprah Winfrey. La trayectoria de esta periodista de color nacida en Mississipi, cuyo nombre encabeza las listas de las mujeres más influyentes en EEUU, es sorprendente. Tras alcanzar la popularidad con The Oprah Winfrey Show -considerado como el talk show más visto en la historia de la TV- creó la productora audiovisual Harpo, responsable del programa y de varias producciones para cine y TV. Animada por el éxito de su productora, lanzó la revista, O, the Oprah magazine, cuyo lema es algo así como “Oprah te enseña a vivir”, considerada también como la publicación más exitosa de los últimos tiempos, con 2.530.712 ejemplares mensuales. Entre sus logros se cuenta también la creación del Club de Lectores Oprah -todos los libros que ella recomienda se convierten en best-sellers-, varias interpretaciones cinematográficas –entre ellas la de El color púrpura de Spielberg- y 2 páginas webs con 115 millones de visitas mensuales. Las revistas de la tele en el mundo El negocio de la “televisión en papel” encuentra su máximo exponente en Estados Unidos, sobre todo en lo que a prensa especializada se refiere, llegando incluso al mercado de los canales temáticos. Un ejemplo es Biografy, revista basada en el programa de televisión del mismo nombre que recoge las trayectorias de personajes famosos y personas influyentes de América. A pesar de tener un target muy definido, esta publicación está consiguiendo hacerse un hueco en el mercado editorial.

En Inglaterra, la BBC tiene desde hace ya muchos años una fuerte actividad editorial con revistas especializadas conectadas con sus programas de televisión, de temática diversa: jardinería (Your Garden), historia (History), gastronomía (Good Food), antigüedades y decoración (Homes and Antiques) y motor, entre otras. En Italia, la RAI intentó seguir los pasos de la cadena pública británica con peores resultados.

Un buen ejemplo de que una cadena de televisión no puede sostener por sí sola un producto editorial es el protagonizado por TVE y su fracasada revista Telerradio hace 20 años. A pesar de que la pública la apoyaba con cantidades ingentes de publicidad, no conseguía elevar sus ventas, que no superaban los ciento y pico mil ejemplares. Mientras, la revista privada TelePrograma, aunque no emitía un solo anuncio en televisión, vendía el máximo posible para la época, alrededor de 600.000 ejemplares. El hecho de que la vieja revista Telerradio, apoyada por TVE, con una mayor supuesta credibilidad, spots publicitarios cada minuto en televisión y acceso a la mejor información de sus programas, no consiguiera superar a la competencia, demuestra que ningún programa o cadena de televisión es capaz de levantar un proyecto editorial si éste no tenía ya una razón para existir. El fenómeno inverso: del quiosco a la pequeña pantalla En EE.UU también está ocurriendo el proceso inverso, es decir, las grandes revistas acaban teniendo programas especializados en canales de cable y televisiones de pago. Algunos ejemplos son la revista de salud Prevention, la de hogar y jardinería Best Homes and Gardens y la de naturaleza National Geographic, cuya versión televisiva goza de un éxito internacional indiscutible.