23 marzo 1995

Los jueces de la Sección Tercera, Castro Meije, García Nicolás y Ángela Murillo vuelven a contradecir una instrucción del 'juez estrella'

La Audiencia Nacional absuelte a Al Kassar del secuestro del Achille Lauro: estrepitosa derrota del juez Garzón y el fiscal Fungairiño bajo la sombra del ‘Informe Veritas’

Hechos

La Sala Penal de la Audiencia Nacional dictó sentencia por el caso del secuestro del barco ‘Achille Lauro’ por el que se había acusado al vendedor de armas Monze Al Kassar. La sentencia de los jueces Sres. Castro Meije, García Nicolás y Ángela Murillo, fue ‘absolución’.

Lecturas

¿Qué papel jugaba Monzer Al Kassar en las cloacas españolas del periodo felipista? Nunca quedó demasiado claro. En principio era un traficante de armas sirio al que el juez Baltasar Garzón procesó por una posible vinculación indirecta con el secuestro del buque Achille Lauro. Garzón, que tras romper con el PSOE volvió a la Audiencia Nacional, lo mantuvo entre rejas hasta 14 meses con el objetivo de utilizar el caso Al Kassar como forma de promocionar su visión de ‘justicia internacional’. Garzón pretendía demostrar que aquel sirio había sido quien había vendido las armas que usaron los terroristas del Frente de Liberación de Palestina-Abou Abbas en su acción.

Lo llamativo de aquel caso fue que la cúpula del ministerio del Interior del PSOE (partido al que Garzón había estado aliado hasta su ruptura en mayo de 1994) se puso del lado de Al Kassar y trató de torpedear todo lo que pudo la instrucción de Garzón. Desde la prensa se señalaba la posibilidad de que Al Kassar hubiera sido un aliado del ministerio del Interior en la lucha contra ETA, lo cuál podía justificar esa actitud.

Las ‘cloacas’ de Interior trataron de desacreditar a Baltasar Garzón elaborando el llamado ‘Informe Véritas’, encargado al comisario Villarejo, con el objetivo de que reuniera información perjudicial contra aquel instructor que beneficiara a Al Kassar, atribuyendo a Garzón la condición de mujeriego y adicto a fiestas sexuales. (El informe Véritas le situaba en orgías con ciudadanas marroquíes). Rafael Vera escogió mal porque el comisario Villarejo, pese a redactar aquel informe, advirtió a Garzón y al diario El Mundo de la operación, convirtiéndose a partir de ese momento en una de las fuentes habituales tanto de aquel juez como de aquel periódico y enfrentado por tanto a la entonces cúpula de Interior a la que pertenecían Rafel Vera, su abogado Manuel Cobo del Rosal o Emilio Alonso Manglano.

Según los periodistas del comisario Villarejo Al Kassar, Manuel Cobo del Rosal y Rafael Vera componían un grupo organizado que hizo lo indecible por machacar y desacreditar al juez Garzón. Cobo del Rosal se dedicó a prestionar a los testigos contra Al Kassar como eran Mustafa Nasimi y Abu Siad. Además, durante aquel proceso a Al Kassar, Garzón sufrió incidentes como que le reboraan unas notas manuscritos de su mesa que luego aparecieron ligadas en un periódico entonces muy ligado a Vera y a Cobo, entraron en el despacho de su casa y le revolvieron los papeles y le fabricaron un montaje sexual similar al que luego padecería Pedro J. Ramírez en 1997, llamado tema Veritas.

En el informe Veritas se acusaba a Garzón de recibir caviar y champaña de Mustafa Nasimi. Durante el juicio el propio Al Kassar insistió en que Garzón era un juez corrupto asegurando que le había pedido 30 millones de dólares a cambio de dejarlo en libertad.

El propio Manuel Cobo del Rosal visitó a varios directores de periódico de aquella época como Pedro J. Ramírez para tratar de convencerle de que Garzón formaba parte de una banda de narcotraficantes. La misma afirmación le hizo a los periodistas Melchor Miralles, Pilar Urbano, Jordi Gordon y Rafael Gómez Parra.

Si lo que pretendía la cúpula de Interior socialista era la absolución de Al Kassar, consiguieron su objetivo. La Audiencia Nacional, Sección Tercera, declaró a Monzer Al Kassar inocente de todos los delitos de los que le había acusado Garzón en sentencia el 22 de marzo de 1995. Es probable que esta sentencia no fuera tanto fruto de presiones del PSOE como de posibles deficiencias en la instrucción de Garzón que en esa etapa se lleva tres rapapolvos seguidos por parte de sus compañeros del a Audiencia Nacional (los absueltos por narcotráfico en el ‘caso Nécora’ encabezados por Carlos Goyanes, Celso Barreiros o el mismo Laureano Oubiña, el absuelto por el caso Muguruza, Ricardo Sáenz de Ynestrillas y, ahora, la absolución de Al Kassar). Para El Mundo la absolución de Al Kassar fue un éxito de este y de sus ‘lazarillos’ como definía al socialista Vera y a su abogado Cobo del Rosal.

Lo que había servido el caso Al Kassar es que asumir el poder de un Estado daba también al partido que lo regentaba acceso a las estrategias que han venido a ser llamadas coloquialmente como estrategias de cloaca. El PSOE supo usarlas entonces y, más adelante, el PP también recurriría a ellas.

Al producirse la extraña muerte de uno de los testigos de aquel caso, Mustafa Nasimi, en 1998 los periodistas de Villarejo en el diario El Mundo publicarían un artículo en el que Manuel Cobo del Rosal entendió que estaban insinuando que Vera y él estaban implicados en aquella muerte, motivo por el cual se querelló contra aquellos periodistas por injurias. El pleito fue rechazado por considerarse que, en aquel texto, no había ningún dato inveraz.

LA SALA PENAL DE LA AUDIENCIA NACIONAL QUE JUZGÓ EL CASO AL KASSAR:

Al_Kassar_jueces Los jueces que juzgaron el caso Al Kasser fueron el juez D. Fernando García Nicolás, el juez D. Francisco Castro Meije (presidente de la Sala Penal de la Audiencia Nacional) y la juez Dña. Ángela Murillo. Los tres coincidieron en la absolución de Al Kassar.

EL ABOGADO DE AL KASSAR:

cobo_Del_rosal D. Manuel Cobo del Rosal fue el abogado de Al Kassar y acusó al juez Garzón de haber intentado chantajear a su cliente y haberle retenido en prisión preventiva durante más de un año.

LOS GRANDES DERROTADOS:

Garzon_joven2 El juez D. Baltasar Garzón, del juzgado de Instrucción Nº5 de la Audiencia Nacional concluyó su investigación convencido de que Al Kassar estaba detrás del secuestro del ‘Achille Lauro’. Pero sus indicios no convencieron a  la Sala Penal.

fungairino El fiscal D. Eduardo Fungairiño fue el que dirigió la principal acusación en el caso Al Kassar. Empleó por primera vez el principio de ‘justicia universal’ para defender la legitimidad de España para juzgar países cometidos fuera del país. Sus argumentos fueron rechazados por la Sala Penal.

28 Junio 1992

La actuación de la Audiencia Nacional

Eduardo Fungairiño

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El periodista José Yoldi publica en el diario de su digna dirección un artículo dedicado al presunto traficante de armas Monzer el Kassar y, entre otros asuntos, le entiende relacionado con el atentado contra el libanés Elías-Joussef Awad el 3 de noviembre de 1984 en Madrid, afirmando el señor Yoldi que «en este asunto fue inculpado inicialmente un palestino, que posteriormente fue puesto en libertad por la Audiencia Nacional en extrañas circunstancias».No creo que pueda hablarse en tales términos en cuanto entrañan rareza, anomalía o irregularidad por lo que respecta a la actuación de la Audiencia.

Permítame precisarle, al efecto, que fueron dos las personas procesadas por ese hecho criminal (su mario 74/84 del Juzgado Central número 1) por auto de 18 de enero de 1985, Karnal Abdul Gawad Ghazoul y Youssef Ahmed Saad.

La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia, en apelación y por auto de 20 de abril de 1985, alzó el procesamiento de Youssef Ahmed Saad, habida cuenta de la falta de indicios suficientes de su participación en el asesinato y por no poderse considerar los hechos como encuadrados en una actividad terrorista -con los datos existentes en aquel momento- En cuanto a Karnal-. Abdul Gawad Ghazoul, la misma resolución levantó también su inculpación por pertenencia a banda terrorista, pero mantuvo el procesamiento por el delito de asesinato frustrado. Con posterioridad, la Audiencia Nacional se inhibió en favor de la Audiencia Provincial de Madrid, por el citado motivo de no poderse encuadrar los hechos en un contexto terrorista. Pero hasta ese momento, 20 de mayo de 1985, siguió en prisión. Si se decretó la libertad de Karnal Abdul Gawad Ghazoul. (lo que no consta, ni puede constar en los archivos de esta fiscalía por ser competente otra jurisdicción), no fue por el Juzgado Central número 1 ni por la Sección Primera de la Sala de lo Pena].- E. Fungairiño Bringas.

23 Marzo 1995

Causa esfumada

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Monzer Al Kassar, notorio traficante de armas internacional residente en España desde 1983 y al -que se le ha relacionado en el pasado con el terrorismo árabe, ha logrado pasar sin romperse ni mancharse por el tamíz de la justicia española. No se ha podido probar su participación en el secuestro del transatlántico italiano Achille Lauro, cometido en octubre de 1985 por el grupo terrorista de Abu Nidal y en el que resultó muerto un ciudadano norteamericano de origen judío. Los 29 años de prisión solicitados por el niinisterio fiscal han quedado en nada. E incluso queda en entredicho, retrospectivamente, la decisión del juez Baltasar Garzón, instructor del caso, de haber mantenido a Al Kassar durante 14 meses en prisión preventiva con tan endebles indicios.La absolución de Al Kassar se produce por la insuficiencia de los testimonios aportados, a los que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional califica reiteradamente de vagos, confusos, incoherentes y, presumiblemente, facilitados a la justicia por motivos económicos y de venganza. La misma insuficiencia aprecia el tribunal respecto de la validez de las pruebas documentales.

Desde esos presupuestos nada hay que objetar al veredicto absolutorio. La justicia sólo puede castigar con . pruebas inequívocas de delito y, en caso de duda, siempre debe inclinar su balanza del lado del reo.

Pero ello no impide que la sentencia produzca perplejidad. Y por motivos que tienen que ver con el proceso mismo, instruido con no escasas dosis de espectacularidad y de aparente eficiencia investigadora a lo largo de los tres últimos años. ¿Cómo se explica que el ministerio fiscal haya mantenido hasta el último instante del juicio oral su petición de 29 años de cárcel por un delito de piratería con resultado de muerte si, a la postre, su acusación era pura farfolla? O el ministerio fiscal ha actuado temerariamente o los indicios de delito eran más fuertes de lo que la sentencia absolutoria establece. ¿Cómo se explica que. el juez instructor haya privado de libertad durante más de un año a alguien acusado de manera tan inconsistente? O el instructor ha hecho uso de manera harto ligera de la prisión preventiva o los indicios de criminalidad eran, en ese momento, más sólidos que lo que el tribunal sentenciador ha estimado después. Éste último afirma que no cabe oponer reparos esenciales a la instrucción del sumario, en razón, sobre todo, de que. en ningún momento se produjo indefensión para el encausado. Pero ¿cabría mayor indefensión que la de haberle mantenido en prisión preventiva durante 14 meses sin motivos suficientemente válidos y de la que pudo librarse mediante una fianza de 1.000 millones de pesetas?Son demasiadas contradicciones como para darse por satisfechos con el veredicto judicial. En todo caso, éste no las ha resuelto convincentemente. Y, por ello mismo, no puede ser el colofón capaz de despejar las dudas dejadas tras sí por un proceso tan atropellado e incoherente como el que ha resultado ser, a la postre, el que se ha seguido contra Monzer al Kassar. Dudas que ahora surgen con más vigor que nunca y de las que la sentencia dictada, con su fuerza de cosa juzgada, se erige en la más firme de las pruebas. Nada de lo realizado en el sumario ha, sido validado por el tribunal sentencia dor. ¿Cabe mayor demostración de la endeblez y de la futilidad de lo actuado en el proceso?,La absolución de Al Kasar no es cuestionable. Lo es, en cambio, esa disparidad absoluta entre una instrucción aparentemente plena de indicios incriminatorios, formalizados en una acusación clara y Contundente del ministerio fiscal, y una sentencia absolutoria que convierte en humo todas y cada una de las diligencias previas al juicio oral. Una justicia creíble exige un mínimo de coherencia a través de las distintas fases del proceso. Cuando no se da, como sucede en este caso, surge la duda de si el delito ha quedado impune, o si, por el contrario, la persona encausada ha sufrido un atropello en sus derechos. Y queda la perplejidad.

23 Marzo 1995

Al Kassar, absuelto

ABC (Director: Luis María Anson)

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La sentencia de la Audiencia Nacional que absuelve al sirio Monzer Al Kassar, que ha estado en prisión provisional catorce meses, de haber participado en el secuestro del buque Achille Lauro es el último de la larga serie de reveses procesales que viene sufriendo el juez Baltasar Garzón. Los errores cometidos en la instrucción del sumario han conducido a la absolución por falta de pruebas. Todo el acopio de testimonios de Garzón ha quedado reducido a la nada ya que las acusaciones del principal testigo de cargo están plagadas de inverosimilitudes y contradicciones. Si bien la sentencia no opone reparos formales a la instrucción y niega que se haya producido indefensión, lo cierto es que ha vuelto a quedar en evidencia la torpeza instructora del magistrado con frustrada vocación política. No se han disipado algunas sombras de sospecha pues la sentencia puntualiza que no es lógicamente imposible que Al Kassar trasladara las armas al comando palestino, pero sí se confirma que la actividad instructora del juez Garzón constituye el camino más directo hacia la absolución. Los abogados del empresario sirio estudian ahora querellarse contra el juez instructor al que podrían acusar de prevaricación. Catorce meses de prisión preventiva para luego quedar absuelto su cliente son muchos meses.

23 Marzo 1995

Al Kassar: así no hay manera

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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SERIA del género idiota tomarse en serio la pamema que ayer se montó Monzer Al Kassar a la salida de la Audiencia Nacional, dándose aires de compungida víctima maltratada por la Justicia. Ha logrado una sentencia favorable. Vale. La ha obtenido gracias a que las pruebas reunidas contra él en relación a su participación en el secuestro del Achille Lauro carecían de consistencia suficiente. De acuerdo. Un testigo se cayó desde un balcón -también es mala suerte- y se murió. Otro se desdijo y su palabra perdió la necesaria credibilidad. Las pruebas que aportó un agente de la DEA habían sido conseguidas de modo ilegal. Una rueda de reconocimiento organizada por el juez Garzón tuvo graves defectos de forma. Todo ello ha llevado al tribunal a dictar una sentencia absolutoria. Bien. Pero nadie se llama a engaño. La trayectoria de Al Kassar es inequívoca. Estados Unidos, Italia, Alemania, Gran Bretaña y Francia, sin ir más lejos, tienen sobre su persona historiales cuyo volumen rivalizada con el de las guías telefónicas. Su nombre está indisolublemente ligado no sólo a escándalos políticos: también a historias de comercio de coches de lujo robados, de compra-venta de joyas de más que dudosa procedencia y de entrada en Europa de partidas de droga salidas del Oriente Medio.

Esto lo conoce la opinión pública. Y es lógico que sienta una frustración cierta cuando ve que personajes así pueden salir absueltos. No faltarán los que decidirán rápidamente -y más de uno de modo interesado- que la culpa de que tal cosa haya sucedido la tienen los errores cometidos por Garzón en la instrucción del sumario.

El problema de fondo no es que el magistrado cometiera tal o cual yerro, por más que la sentencia hable de que «no cabe poner óbices formales al sumario». La clave está en las condiciones en que trabajan los jueces de la Audiencia Nacional.

Tomemos el caso del propio juez Garzón ahora mismo. Está instruyendo el sumario principal de los GAL, y también el sumario del «caso Marey», y el de los papeles falsos de Laos y, ya de paso, varios contra ETA y algunos de narcotráfico. Son todos sumarios importantes y delicados. Se supone que tiene que llevarlos adelante simultáneamente sin apenas medios, pero con diligencia y el más escrupuloso cuidado. ¿Es posible? En el caso de Al Kassar, Garzón, con su elemental tinglado de investigación, tuvo que enfrentarse a un personaje que no carece precisamente de medios económicos -con la cantidad de puertas que abre y de bocas que cierra el dinero- y que, además, como eficaz vendedor de armas, gozaba del apoyo de gentes muy influyentes en el aparato del Estado español.

Y como ese caso, tantos otros. Si se desea que la Audiencia Nacional pueda realizar su tarea con eficacia, está claro que hay que dotarla de muchos más medios. Claro que si lo que se desea es lo contrario -y a veces no faltan los motivos para sospecharlo-, entonces habrá que convenir que todo está haciéndose perfectamente.

El Análisis

JF Lamata

Al_Kassar