LA VANGUARDIA considera que Eduardo Inda es el tertuliano que más ha hecho por la credibilidad del líder de Podemos, Pablo Iglesias

Créanme si les digo que me sabe realmente mal lo de tener que llevarle la contraria a mi idolatrado Gil Scott-Heron (que en paz descanse), pero es que me da a mí en la nariz que la revolución, al final, sí que será televisada. Me equivoque o no, por el momento lo que sí está resultando es tremendamente televisiva. Y a los datos más recientes me remito.

¿Saben ustedes cuántos espectadores siguieron el pasado viernes por la noche el especial que La Sexta Columna dedicó íntegramente al meteórico ascenso de Pablo Iglesias y Podemos? Alrededor de dos millones y medio, unos cien mil y pico más de los que esa misma noche vieron el Sálvame Deluxe dedicado a la Pantoja. Me cuentan algo así hace tan sólo un año y ya estaría pensando que los de El Mundo Today nos la habían vuelto a colar.

Poca o ninguna mella parecen haber hecho en la icónica imagen de Iglesias los muchos meses que llevan los de la caverna y alrededores tachándolo obsesivamente de friki chiruquero, de populista horroris causa, de oportunista interino, de comunista trasnochado, de maoísta nostálgico, de bolivariano a cobro pervertido, de chavista paniaguado, de filoetarra de tapadillo, de mercenario proiraní, de telepredicador desgarbado, de maquiavélico antidemócrata, de Pablusconi, de aprendiz de Fu Manchú, de aspirante a Gran Satán, de alumno aventajado del Dr. Maligno y hasta de hijo ilegítimo del mismísimo Sauron. Pese a tan vehem(i)ente campaña de acoso y derribo mediático, Pablo Iglesias y los suyos continúan ganando adeptos para su causa cada día que pasa, creciendo exponencialmente en intención de voto según la última encuesta del CIS (¡en toda la boca!) copando todos los informativos debates y tertulias sin mover una ceja, y poniendo cada vez más nerviosines a todos aquellos que se dan por aludidos y les sube la tensión en cuanto escuchan eso de que la casta, el bipartidismo y las puertas giratorias tienen los días contados en este país.

Visto lo visto, lo que uno no acaba de entender es la quasi patológica determinación con la que algunos periodistas continúan cargando contra el líder de Podemos venga a cuento o no. Especialmente paradójico es el caso del inasequible al desaliento Eduardo Inda, en opinión de muchos, el tertuliano que con su chulería torera más ha hecho por la credibilidad de Pablo Iglesias. Puestos a aguantarlo, yo que él lo fichaba como asesor de imagen en la sombra.

Fernando de Felipe.