22 diciembre 1959
Los americanos acreditan a España como 'país amigo' y aliado frente al comunismo
La visita del presidente de EEUU, General Eisenhower, a España simboliza el fin al aislamiento de la dictadura del general Franco
Hechos
En diciembre de 1959 el presidente de los EEUU, General Eisenhower, visitó España y fue recibido por el General Francisco Franco, dictador de ese país.
Lecturas
España forma parte de la ONU desde 1955.
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El presidente de Estados Unidos, General Dwight D. Eisenhower, ha llegado a España, a la base militar de Torrejón de Ardoz, donde le ha recibido el Dictador español, General Francisco Franco. Tras un intercambio de alocuciones entre ambos mandatarios se dirigieron a Madrid, donde se ha tributado un multitudinario recibimiento a Ike. Desde mañana, Franco y Eisenhower tratarán de cuestiones internacionales de interés para sus respectivos países, y de los acuerdos económicos y de defensa, firmados en 1953.
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El Análisis
La visita del presidente de los Estados Unidos, el general Dwight D. Eisenhower, a la España de Francisco Franco supone la consagración definitiva de la dictadura franquista como actor plenamente integrado en el concierto de las naciones. El recibimiento multitudinario en Madrid, las alocuciones oficiales y el tono protocolario sin fisuras evidencian que el aislamiento diplomático que pesó sobre el régimen durante la posguerra ha quedado definitivamente superado. Desde su entrada en la ONU en 1955 —lograda en gran parte gracias al patrocinio norteamericano— hasta los pactos económicos y de defensa de 1953, el franquismo ha recorrido un camino que lo ha llevado de ser un paria internacional a presentarse hoy como un firme bastión del anticomunismo en el flanco sur de Europa. Y Franco, el mismo que en Hendaya ofrecía su brazo a Hitler, se exhibe hoy como aliado de Washington en la cruzada global contra Moscú.
La visita de «Ike» refleja también, con crudeza, las contradicciones de la política exterior estadounidense. Mientras en sus discursos se invoca la defensa de la libertad y la democracia, la realidad de la Guerra Fría ha conducido a la Casa Blanca a cerrar filas con dictaduras cuando estas sirven sus intereses estratégicos. Ya ocurrió con la Portugal de Salazar, admitida como miembro fundador de la OTAN, y se repite ahora con la España de Franco, país clave para el control militar del Mediterráneo y puente hacia África. La supervivencia del régimen franquista, más de una década después del colapso de los fascismos europeos, es una amarga constatación para los exiliados republicanos, hoy doblemente derrotados: en las armas y en el tablero diplomático. Ni la URSS, que ha reconocido de facto al régimen, ni las fuerzas clandestinas del interior pueden ya negar que el franquismo ha logrado no solo resistir, sino normalizarse internacionalmente.
J. F. Lamata